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A final de cuentas; llegó la noche. Y mi familia había adoptado la tradición de coronar al cumpleañero una noche antes con una corona de flores en la cabeza y hacer un mini convivio.
Y así fue.
La abuela y mamá se encargaron de hacerme una corona de rosas rojas muy bellas mientras Dem y Eros me entretuvieron en la televisión.
Jack y el abuelo salieron discretamente a comprar bebidas y pizza para celebrar.

-¡Todavía no es mi cumpleaños!-dije entre risas luego de haber recibido una oleada de abrazos.
-La tradición que adoptamos-mamá me hizo el favor de recordarmelo.

Comimos y bebimos hasta reventar.
Incluso llegué a pensar que llegaría hasta mi habitación rodando en vez de caminando.

-¿Puedo invitar de una vez a Wes y a Mauro para mi fiesta de mañana?-pregunté,  a nadie en particular. De hecho estaba esperando la respuesta vaga para deslizar el dedo en la opción "enviar" a los dos mensajes dirigidos a ellos.
-Claro. Invitalos de una vez-contestó Jack del otro lado del sofá. Demian asintió y me besó la frente con ternura.
-¿Podrían darme la dirección?
-Te voy a enviar la ubicación y se los reenvias, ¿vale? Nunca me he podido ubicar por calles-repuso él, avergonzado.

Asentí y envié los mensajes.

Una hora más tarde, de que la pizza se asentó en mi estómago, decidí que ya era hora de dormir. Eran pasadas las once de la noche y tenía que tener fuerzas suficientes para afrontar mi cumpleaños número veintiuno.

Demian y yo nos despedimos de todos, quiénes miraban alegremente la televisión. Mamá nos envió una mirada discreta mientras se acurrucaba en los brazos de Eros en el sofá.
A decir verdad, Eros había limpiado la habitación extra que estaba en el ático para que mis abuelos pudieran instalarse mejor en donde mi tía y Jack tenían planeado pasar la noche, es decir, en la habitación de huéspedes.
Jack subió tranquilamente las cosas al ático y mi tía siguió viendo la televisión a petición de él.

Y una vez estando dentro de mi habitación, Demian cerró la puerta y la aseguró.
Para ese entonces yo ya me había quitado parte de la ropa y lo vi sonreír de oreja a oreja.

-Por fin... completamente solos-le oí decir con voz ronca. Estaba muy excitado, como yo. Podía sentir claramente como trataba de controlar su respiración al verme frente a él en ropa interior.
-Sí, completamente solos-repetí y entonces sentí un calor punzante en mi interior y entre los muslos. Mi cuerpo estaba deseando ser amado por él.

Acto seguido, Demian se abalanzó sobre mí, tumbandome en la cama. Él arriba y yo; abajo.
Comenzó a besarme el cuello, yendo poco a poco abajo, buscando la manera de hacerme sentir mejor de lo que ya me sentía.

Tomó posesión de mis labios en un instante y ahogó un gemido de excitación cuando le mordí el labio inferior con picardía y deseo.
Su breve barba acarició mis mejillas y pecho mientras besaba mi piel con ansiedad.
-Ya es...-jadee y revisé la hora en el móvil-veinticinco de julio...
-Ya eres legal en San Francisco y en todo el mundo-susurró en mi oreja.
-Sí, supongo que si-gemí, en el momento que me regaló una mordida en el cuello.
-¿No quieres saber qué te daré de regalo?-preguntó sin dejar de besarme.
-Estar conmigo es lo mejor que has podido darme, Dem, lo digo en serio-lo besé en los labios y conduje una de sus manos al tirante de mi sostén.
-En verdad, quisiera entregarte en este instante tu regalo de cumpleaños-insistió y dejamos de besarnos para mirarnos fijamente a los ojos.
¿Qué rayos le ocurría a Demian? ¿Acaso su obsequio era más importante que nuestro momento íntimo?

Me rasqué una ceja al verlo deslizarse fuera de la cama con mucha emoción.
Abracé las sábanas y fruncí el ceño.

-¡Aguarda un segundo!-pidió y desapareció en la puerta del baño.

Estuve tentada a ponerme nuevamente la ropa e irme a dormir al sofá cuando reapareció en el umbral de la puerta y quedé atónita al mirarlo detenidamente.

-¡Sorpresa!-exclamó con ímpetu.

Alcé la vista al techo y contemplé el enorme globo de helio que estaba suspendido en el aire y sujetado por la mano de él. El globo era color celeste pero transparente, adentro había papelitos de colores con diamantina; y sin duda, lo que tenía escrito el globo en si, en letras lo suficientemente centradas, me encantó.
Salté de la cama, sentí los ojos llorosos, corrí hacia él y le eché los brazos al cuello con mucha emoción.

"SKYLER NEWTON, EN UN FUTURO, NO MUY LEJANO, ¿QUISIERAS SER MI ESPOSA?"

-¡Sí!-chillé, sin dejar de asentir frenéticamente.
Entonces vi como él deslizaba una caja del tamaño de un puño y la sostenía frente a mis ojos.
-Abrela-susurró.

Obedecí.
Abrí la caja y fue tanta la sorpresa que me desmayé. O al menos eso pensé al momento de ver todo negro y perderme en la conciencia.
Un anillo con una joya azul rey mezclada con oro en el centro.

~~~~

-Vaya, nunca antes había visto algo como esto en toda mi vida.

Arrugué la nariz al escuchar la voz divertida de Jack en la lejanía.

-¡Cállate, Jack!-era Demian. Y estaba furioso con él, pero su voz estaba teñida de preocupación.
-Ella está bien, sufrió un desmayo, aparentemente por la emoción-interpuso...el doctor Robert Carrowl con voz juguetona. ¿Qué hacía él ahí?
-¿Y por qué no despierta?-insistió Demian.

Entonces abrí los ojos de golpe.

Miré en torno y palidecí. Me hallaba en la sala del departamento, y varios pares de ojos centraron su atención en mí. Mi familia, Eros, Jack, el doctor Robert y por supuesto, Demian. Él parecía el más preocupado.
En cuanto vio que desperté, se abalanzó a agarrarme la mano con ternura.
-Por fin, Dios, estaba tan asustado-dejó escapar un suspiro de alivio.

Fijé la vista en él, quién estaba con la ropa sensual de salir y luego miré la mía. También estaba bien vestida. Demian se encargó de ponerme ropa. Fue un alivio.

Ayudó a que me sentara y apreté los labios.
-¿Qué pasó? Lo último que recuerdo fue...

Y de pronto el recuerdo asaltó a mi cabeza y me ruboricé.

-¡Oh Dios mío!-grité y abracé a Demian-¡Sí, acepto!

Y todos se echaron a reír.

Demian besó mi cuello y sentí que deslizaba algo en mi dedo anular. Alcancé a ver un destello azul.
El anillo.

-¿Estás seguro que fue por la reacción de la propuesta del chico?-preguntó Eros al médico a nuestras espaldas, cortando aquel momento romántico.
-Asumo que ella reaccionó así por la emoción y es comprensible; pero si quieren salir de dudas, les sugiero un análisis sanguíneo. Podría ser algo de debilidad por el retiro que realizó o bien, agotamiento, anemia. Hay muchos factores, pero un chequeo general no está de más-respondió con profesionalismo y guardó su estetoscopio en el maletín-me retiro entonces. Si se pone mal, no duden en llamarme. Volveré en un santiamén.

El doctor Robert se despidió con la mano y Eros lo acompañó a la puerta cuando se marchó.

-El anillo es hermoso, Demian-dijo mi madre, acercándose a nosotros junto con mis abuelos, mi tía y Jack.
Noté brevemente el rubor de Dem y lo besé en la mejilla mientras admiraban el bellísimo anillo que posaba en mi dedo con delicadeza.
-Me da mucho gusto que tengas planes de boda con mi nieta, muchacho-agregó el abuelo, dándole golpecitos en el hombro a Demian. Él asintió y sonrió sin saber que decir al respecto.
-Es el mejor regalo de cumpleaños que te han hecho, eh-canturreó mi tía, acariciando el anillo con vehemencia.
-¡Feliz cumpleaños!-gritó mi madre y todos se me fueron encima.
-¡Con todo lo que pasó ni nos estábamos dando cuenta que ya es veinticinco de julio!-dijo Jack entre risas.
-Son la una de la madrugada-puntualizó Eros con incertidumbre-y creo que es mejor ir a descansar, ¿no lo creen? En especial, tú, cariño-me miró-es espectacular que se hayan comprometido, pero más al rato celebraremos. Ahora todos a la cama, ahora.

Asintiendo; Demian me cargó en sus brazos y me llevó a la habitación. Apenas y pude despedirme de mi familia.

Demian me recostó con cuidado en la cama como si yo fuera de cristal y luego salió un segundo al pasillo.
La puerta quedó abierta y aguducé los oídos para escuchar lo que Eros y Jack le decían a Demian en susurros.

-Chico, de que pase la fiesta, voy a programarles una cita con otro médico-dijo Jack con seriedad-Robert es de fiar, pero no está especializado en los análisis clínicos de sangre.
-¿Piensan que Skyler está mal?-la voz de Demian se tiñó de horror.
-No-terció Eros con rigidez-pero Jack tiene que contarte algunas cosas. Pero eso será después. Ahora vuelve con ella a la cama.

Fingí tener los ojos cerrados cuando él hizo acto de presencia en la habitación.
Me sentía livida y pálida. ¿Qué era lo que Jack tenía que contarle a Demian? ¿Acaso mi encuentro con Aiden?
Respiré profundo, guardando la calma y esperé a que Demian se acostara junto a mí.

Y cavilé varias cosas que aprendí en el retiro.
Tenía que ser honesta con él.
Además; había aceptado a casarme con Demian en un futuro y él tenía que estar enterado de todo.

-Por esta vez me abstendré a solamente abrazarte bajo las sábanas-me dijo con una sonrisa, pero percibí un dejo de preocupación en sus palabras.
Observé como se desvestía con lentitud y le eché un vistazo al globo y al anillo que tenía en el dedo. Rocé ligeramente la joya con mis labios e hice lo mismo que él: prepararme para dormir.

Ya con ropa adecuada, me acurruqué entre sus brazos y sintiendo su calidez, arribé a la inconsciencia en pocos minutos para sumirme en un sueño hueco, sin pies ni cabeza; que me hizo despertar antes de lo planeado.
Probablemente si hubiese estado a solas, hubiera intentado volver a conciliar el sueño, en cambio, me dediqué a observar dormir a Dem.
Dormido era más tierno que cuando estaba despierto.
Y a pesar de que su nuevo aspecto le daba un toque más maduro, rudo y masculino, seguía siendo angelical.

Definitivamente mi cumpleaños número veintiuno estaba comenzando bien.

-Horas después, 9:45am-

Haberme quedado contemplando la belleza masculina de Demian trajo consecuencias a las pocas horas.
Ni si quiera quería abrir los ojos, ansiaba dormir. Y por más que balbucee que era mi cumpleaños, todos, y si digo todos, es que son todos, me sacaron de la cama a la fuerza para cantarme la canción de feliz cumpleaños. Y como toda persona que le cantan esa canción, no supe que cara poner; así que me dediqué a sonreír a más no poder.
Eros había comprado un pequeño pastel con una vela de 21 años encendida en el centro; y no podía darme el lujo de rechazar aquel detalle, teniendo en cuenta que apenas había salido de prisión por mí culpa.

Ensaché la sonrisa cuando me gritaron al unísono: ¡Pide un deseo!

Cerré los ojos y soplé la vela, susurrando mi deseo en mi mente.

"DESEO QUE LA FELICIDAD PERSISTA EN MI VIDA PARA SIEMPRE"

Se apagó la vela y sentí el brazo de Dem sobre mis hombros.
-Tienes que darle una mordida-canturreó entre risas.
-No. Ustedes me van a embarrar en el pastel...

Y sin más, Jack agarró el pastel y me lo arrojó a la cara, llenandome de betún hasta las pestañas.
Aturdida, cogí un trozo del mismo y lo lancé al azar y escuché le gritito de mi tía.
Entonces, minutos después, ninguno de nosotros salimos ilesos ante la guerra de pastel.
Estallamos en risas cuando la abuela se dio por vencida ante mamá que la había perseguido por la habitación entera.

-Tendré que llamar a la señora de la limpieza. Tiene mucho que ya no viene a hacer aseo-dijo Eros bajo capas y capas de betún en algún punto de la estancia.

Y ciertamente mi habitación en ese momento no era digna de ser vista como un sitio donde pasar el rato. Había pastel incluso en las paredes y ventanas; ni que decir de la cama y otros muebles.

Eros se encargó de sacar las sábanas y Jack de las almohadas antes de que el betún se deslizara al colchón.
Y tanto Demian, mi familia y yo, salimos de ahí riéndonos.

-Es una suerte que Eros tuviera la brillante idea de comprar dos pasteles. Uno para la mordida y otro para compartir-dijo el abuelo mientras sacaba un segundo pastel idéntico al otro.

Reí ante el comentario. ¿Cómo era posible que habían previsto el desastre?

Y tiempo después, nos hallamos en el comedor degustando aquel manjar.
Tenía un sabor exquisito.

-Es una lástima que el otro pastel diera su vida-bromeó mamá y Eros le sonrió tiernamente.
-Este pastel también dio su vida-puntualicé, señalando lo que quedaba con la cuchara.

Era, sin duda, el mejor cumpleaños de mi vida.
Me sentía feliz, emocionada y tranquila.
En todos mis años, nunca creí que sentiría aquello.
Y esperaba que la alegría y tranquilidad de ese día fuera eterna, y no efímera.

Horas después, luego de que la señora de la limpieza hiciera aseo a consciencia en todo el departamento, Eros me entregó una tarjeta de cumpleaños cuando pudimos estar solos un momento. Yo acababa de vestirme luego de ducharme y él encontró el instante perfecto para acercarse.

-Ve con Demian al centro comercial y enseñenle esto a la dependiente Ken Ushio y él se hará cargo de todo-me dijo.
-Espera, ¿qué? ¿qué es esto?
-No cuestiones. Solo ve-ordenó con seriedad y luego sonrió-Demian te está esperando en el Jaguar.

Fruncí el ceño.

-Pensé que estaba vistiendose.
-Te está esperando afuera. Anda, ¡Ve!

Perpleja, asentí.
Regresé por mis cosas y salí corriendo a la calle.
Y sí, Demian estaba esperándome en el Jaguar negro de Eros con una leve sonrisa en el rostro.
La perplejidad seguía conmigo incluso cuando abordé el vehículo en el asiento de adelante.

-No entiendo qué se traen todos-murmuré, recordando que mi familia también estuvo algo ausente luego de comer pastel. Se suponía que era mi cumpleaños y yo ya sabía lo de mi fiesta; y no comprendía por qué tanto misterio.
-Todos debemos estar guapos para este día-replicó Demian.
-¿Y no deberíamos ir a arreglar el lugar de mi fiesta?
-Amor, ¿crees que nosotros personalmente lo tenemos que hacer?-me sonrió picaramente mientras ponía en marcha el Jaguar-para eso existe el dinero.
-Oh, de acuerdo-me encogí de hombros-¿y qué tengo que hacer con esta tarjeta?-le mostré aquel peculiar rectángulo con adornos llamativos que Eros me había dado.
-Ya lo verás-fue todo lo que dijo para zanjar el tema con delicadeza.

Mantuve la mirada fija en el cristal de la ventana, era mi cumpleaños, y estaba muy feliz; demasiado para ser sincera.
En mi dedo anular descansaba el hermoso anillo con una piedra preciosa color azul que Dem me dio para pactar nuestro compromiso futuro.

Era como un sueño.

Y enseguida recordé aquellos sueños llenos de fantasía e irreales que solía tener un año atrás, cuando no me atrevía a dirigirle la palabra a Demian cuando él lo único que trataba era enamorarme.

En mi cabeza albergaba siempre la ilusión de tener a alguien especial en mi vida que estuviera dispuesto a dar todo por mí sin dudarlo y lo había hallado; era Demian, pero por razones dementes lo desprecié, cegada por mi nueva vida y las nuevas puertas que se habían abierto para mí.

Y gracias al retiro espiritual; provocó que todas las dudas o telarañas mentales se fueran en un abrir y cerrar de ojos.

Sin embargo, tenía que hablar con Demian acerca de mi encuentro con Aiden y de los otros encuentros con Clark si quería que nuestra relación funcionara de maravilla. Ya no quería más secretos. Estaba cansada de todo.
Así que me preparé mentalmente para decírselo todo en la noche, cuando todo hubiese terminado.

Y de tanto estar pensando en mis telarañas mentales, no me percaté de que habíamos llegado al centro comercial de no ser por Dem.

-¿Me dirás a qué hemos venido?-inquirí por sexta vez. Él me llevaba de la mano por todo el centro comercial y las miraditas de centenares de chicas no fueron de esperarse.
-Bien. Te lo diré-puso los ojos en blanco y tiró de mí mano para ir más aprisa-Eros te pagó una sesión de maquillaje y ropa exclusiva para este día. Ken Ushio es el que se hará cargo de todo.

Estuve a punto de preguntar quién rayos era ese tipo cuando de pronto Dem se detuvo frente a un joven de rasgos asiáticos. Era bellisimo, algo sumamente extraño a decir verdad, puesto que la mayoría de asiáticos son pocos agraciados. El chico constaba de una piel blanca como la porcelana, cabello café muy claro, dándole a miel con toques rojizos y rubios a la vez que le cubría la frente de manera adorable, ojos cafés oscuros con un poco de sombras negras alrededor, las cejas bien definidas, labios rojos, en cada una de sus orejas, las cuales eran un poco grandes, llevaba pendientes, en la derecha una argolla y en la otra un simple diamante te fantasía o quizá real. Y andaba vestido de manera espectacular. Un saco de cuadros color café, con los pantalones a juego, debajo del saco una camisa blanca y para adornarla al frente; en vez de una corbata normal, llevaba una en forma de moño azul con cuadros.
Sus ojos rasgados se postraron en mí con rapidez y sonrió, examinandome de arriba abajo.
Una blanca dentadura asomó entre sus rojos labios, y noté que tenía algunos dientes en desproporción, pero aquello le daba un toque más exótico y curioso.
Era, en resume, hermoso. Un muñeco de porcelana.

-Ken Ushio, a tus órdenes-se presentó y alargó la mano derecha hacia a mí. Se la estreché y percibí su fuerza.
-Skyler...
-Skyler Newton. Estoy al tanto de quién eres, amor-me cortó cuando abrí la boca y Demian se aclaró la garganta con incomodidad-ah, y tú debes ser el novio, ¿no?
-Eros nos presentó hace un par de días-gruñó Dem-deberías recordarme.
-Lo siento, guapo, solo recuerdo a personas importantes-rio y yo me puse rígida. Y entonces aplaudió y miré a Demian, quien estaba rojo de coraje-¡Bien! Esta hermosura se queda conmigo las próximas tres horas. Así que ve a dar una vuelta y déjanos a solas.

Corrió a Demian de la manera más descabellada y me tomó de la mano, llevandome consigo al interior de aquel sitio de ropa y productos de belleza de alta calidad. Le dije a Dem adiós con la mano y me mandó un beso de despedida.

El tal Ken-muñeco de porcelana exótico-se negó a soltarme la mano en todo el trayecto. Me condujo por varias hileras de ropa asombrosa hasta que me señaló una silla giratoria de estética que estaba frente a un espejo enorme.

Nuestras miradas se encontraron en el reflejo. Y no pude evitar dejar de mirarlo con asombro. Era hermoso. Me provocaba ganas de abrazarlo y pellizcarle los mofletes y me pregunté que edad tendría.

-Sí, sí, lo sé. Me veo muy lindo, ¿no?-se echó a reír, leyendo mis pensamientos y me agarró los hombros por detrás sin dejar de mirarme en el espejo-soy japonés, ¿qué esperabas, amor? Los chicos asiáticos somos tiernos y pequeños. A cualquiera le causamos ternura-se encogió de hombros-y algunas personas piensan que todos somos homosexuales solo por ser un poco delicados-rodó los ojos.

Abrí los ojos como platos y negué con la cabeza.
-A mí me pareces adorable, así como un niño pequeño-confesé-y no he pensado en ningún momento que eres gay.
-Pues te aclaro que no lo soy-me guiñó el ojo y acarició mi mejilla con suavidad-de hecho tengo novia-su caricia se detuvo por debajo de mi mandíbula y luego se dio a la tarea de acariciar mi cabello-pero por motivos personales ella se quedó en Tokio, y nos veremos pronto.

No sabía bien por qué me estaba diciendo todo aquello, pero intenté parecer interesada.

Luego de que Ken se quedara pensativo, la alegría volvió a él y comenzó a explicarme acerca de el mejor look que iba conmigo para la celebración de mi vigésimo primer cumpleaños.

-Yo digo que lacio en su totalidad y teñirlo de color rojo Borgoña, ¿te parece? Tienes que verte más hermosa de lo habitual-me guiñó el ojo y me pregunté si eso lo hacía siempre con todo el mundo-y tu maquillaje será al estilo asiático, ¿qué opinas?
-¿Qué significa eso?-pregunté 
-Que va a ser más natural. Vas a quedar preciosa.
-¿Tú vas a hacerme todo el look?
-No. Tengo mis ayudantes-contestó y chasqueó los dedos. Y en un segundo aparecieron un par de chicas asiáticas como él con una gran sonrisa.

Entonces Ken les habló en su lengua natal y las chicas asintieron, listas para ponerse manos a la obra.

Permanecí quieta todo el tiempo en el que aquellas dos chicas estuvieron maniobrando con mi cabello, mientras que Ken supervisaba con aire superior el trabajo. De vez en cuando me guiñaba el ojo a través del espejo y yo bajaba la mirada ruborizada.

Y una de tantas, me hizo plática.

-No eres canadiense, ¿verdad?-dijo.
Alcé la barbilla para verlo detrás de mí por medio del reflejo.
-No. Soy norteamericana.
-Ya veo. Eros me contó todo de ti en solo una hora-dijo con diversión-me contó que te ve como a su propia hija.
-¿Y tú cómo conoces a Eros?
-Su novia solía venir conmigo a hacerse cambios de looks, pero lamentablemente falleció y nunca más supe de él hasta hace un par de días.
-Oh, ya veo...

Nos quedamos en silencio hasta que Ken volvió a hablar.

-También conozco a Clark Ravel y a Aiden Carrowl.

Alcé las cejas sin dejar de mirarlo a los ojos.

-¿Cómo los conoces?-quise saber.
-Verás, yo no soy lo que soy por suerte, sino por empeño y dedicación a lo que hago. Fui traído de Japón gracias a mi buen gusto y excelente labor por una agencia vinculada a la del fotógrafo Jack Malí y tras recomendación de ambos socios, esta empresa solicitó mis servicios y heme aquí. Llevo cerca de tres años laborando en este centro comercial y conozco a todos los modelos que hay en la ciudad porque me encargo de prepararlos antes de que caigan a manos de otros estilistas.
-Oh, ya veo-asentí, procesando aquella información-¿y no deseas volver con tu novia? Asumo que debes tener algo de dinero ahorrado.

Una de las chicas me agarró la mano derecha y comenzó a limarme las uñas mientras que su compañera secaba mi cabello rojo fuego con la secadora, alistandolo para el alaciado.

-Por supuesto que si, pero mis posibilidades me lo impiden. Tal vez dentro de dos años logre traerla o ir a verla-se encogió de hombros y sentí que deseaba abandonar ese tema en particular-¡hey!

Reprendió a las dos en japonés y luego se fue a sentar en otra silla giratoria a un costado mío para revisar su teléfono. Se había cruzado de piernas como una chica y no aguanté más con aquella sensación de pellizcarle la cara.

-Ken-dije, mordiendome los labios. Él volvió su dulce rostro hacia a mi-¿me permites tocar tus mejillas?

Aquello lo desconcertó y parpadeó perplejo.
-¡Lo siento! Es que te ves tan lindo y apapachable-balbucee y acto seguido, rompió a reír.
-Eres la primera chica a la que dejaré que lo haga-dijo y se acercó lo suficiente a donde yo estaba.
Alargué ambas manos y las coloqué sobre sus mofletes de bebé.
Su piel era tan suave y tersa que aluciné. Era como acariciar la piel tersa de un bebé.

-¿Cómo es posible que tu piel sea así? ¿Qué edad tienes?-titubee en cuanto me pasó los nervios y él retiró la cara con una leve sonrisa.
-Tengo veintitrés-añadió con vanidad-y no uso nada fuera del otro mundo, solo mascarillas antienvejecimiento todas las noches, se llama Jalea Real. Deberías probarlo. Es eficiente.
-¡Tienes que darme los datos de esa crema!-exclamé.

Era gracioso que aquel chico japonés fuera tan divertido, teniendo en cuenta que siempre había creído que los asiáticos carecían de emociones por ser tan serios y frívolos, pero tal vez era una fachada.

-Bien, tu cabello ha quedado alucinante-dijo Ken y era cierto. Era tan lacio que parecía natural-mis chicas han hecho un gran trabajo. Ahora es mi turno.
-¿Turno?-fruncí el ceño.
-Te voy a maquillar yo, en lo que ellas buscan el vestuario adecuado para ti.

Me eché a temblar de los nervios y Ken lo percibió.
-Sé lo que hago, amor. No te preocupes-aseguró y asentí.

Ken se quitó el saco y verlo con solo la camisa me dieron ganas de apretujarlo hasta el cansancio. Era tan tierno como un oso de felpa.
Sus manos extremadamentes blancas cogieron un estuche de elegantes marcas de maquillaje y esfolió mi piel con una maquinita.

El arduo trabajo comenzó y yo solo me dediqué a observarle sus facciones detenidamente, en busca de alguna imperfección que no fueran sus dientes sin proporción, pero no hallé ninguno.
Ken Ushio parecía ser perfecto, como todos los japoneses y asiáticos en general. Si Ken hubiese sido coreano, estoy segura que lo hubiera besado a pesar de saber bien que estaba mal. ¡Los coreanos eran muy adorables también, más los actores de los dramas!

No obstante, cuando él se disponía a aplicarme delineador, la silueta de una persona detrás de mí, con su rosteo reflejado en el espejo, captó nuestra atención.

-Oh, hola Clark, ¿y ese enorme milagro que te veo por acá?-Ken lo saludó divertidamente, algo contrario a Demian.

Palidecí de inmediato cuando nos miramos a los ojos en el espejo.







Y AQUÍ LES DEJÓ FOTITOS DE KEN USHIO (TAKADA KENTA, UN BELLO CANTANTE JAPONÉS QUE AMO♡)


[FALTAN SOLO TRES CAPÍTULOS O DOS PARA QUE ESTA HISTORIA CONCLUYA. NO OLVIDEN VOTAR Y COMENTAR. Y GRACIAS POR LEER:)]

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