Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

71

La conversación que tuve con Jack antes de volver a casa con Demian, se trató de Eros, mi relación con Demian, con Clark e incluso con Aiden. ¡Con Aiden!

Al principio me rehusé a conversar con él, pero al final de al cabo terminé hablando de todas esas inquietudes.
Y para variar, rompí en llanto al final de la plática como una niña pequeña, sintiéndome demasiado culpable como para protestar.
Le conté acerca de la idea de regresar a mi ciudad para alejarme un poco de los problemas y para mí sorpresa, me apoyó.

-Estás en todo tu derecho de querer aclarar los malos entendidos y poner en orden tu joven vida, cariño; y yo te apoyo sin dudarlo. Pero si quieres cerrar los ciclos a medias de tu vida, tienes que cerrar primero este-extendió los brazos y los movió de arriba abajo-termina lo que comenzaste aquí, con nosotros y no huyas, porque tarde o temprano tendrás que afrontarlo.
-¿Y cuándo sabré que he terminado el ciclo aquí?-sollocé.
-En el momento que, sientas una paz y tranquilidad, donde, al instante de tomar decisiones y no dudes al realizarlas, sabrás que has concluido otro ciclo de tu vida, y estás preparada para abrir otro mucho mejor.

Asentí. Había muchísima verdad en sus palabras, las cuales tenía que almacenar perfectamente bien dentro de mi cabeza si quería enmendar los errores.
El dolor que albergaba mi pecho no solo era por mí misma, sino por todos aquellos a los que decepcioné con mis acciones.

-Y en cuanto a Demian, Clark y Aiden, debo advertirte que, literalmente estás jugando con fuego tóxico, pequeña. Ellos darían todo por ti, así que inicia el proceso de concluir tus ciclos.
-Lo haré, pero te equivocas en un detalle.
-¿En cuál?
-Metiste a Aiden en la charla. Él no forma parte de ninguno de mis círculos, además, es solo mi amigo y no lo veo ni veré como algo más-refunfuñé.
Jack esbozó una sonrisa suave y revolvió mi cabello ligeramente.
-Él también, te guste o no, está incluido en tu ciclo.

Llevé ambas manos a mi cara y negué con la cabeza.

-Entonces tengo mucho que hacer-me puse en pie, con la enorme intención de hacerle saber que ya quería ir a casa.
Jack entendió la indirecta y se disculpó en ir por su chaqueta y llaves a su habitación.

Me llevó a la casa de Demian, no sin antes invitarme un café de Starbuck's para que mis nervios se calmaran.
Ayudó un poco a mí paz interior y lo bebí afuera de la acera de la casa de mi novio en compañía de él.
-Vas a hacerlo bien en la sesión-le escuché decir con certeza-y si quieres asistir conmigo a la audiencia, tendrás que esforzarte al máximo.
-Haré mi mayor esfuerzo-prometí-y gracias por hablar conmigo ese rato. Me hizo sentir muy bien y pensar detenidamente las cosas.

Acarició divertidamente mi cabeza y aproveché a abrazarlo.

-Gracias por confiar en mí sin conocerme-murmuré, aún abrazandolo.

Jack intensificó el abrazo y presionó el botón del timbre.

-Nos vemos en dos días, ¿de acuerdo?

No quería que se fuera. Deseaba que se quedara a dormir con nosotros para sentirme segura, pero lo que únicamente hice fue abrazarlo una vez más antes de dejarlo marchar en su coche.

La noche era fría y húmeda, por lo que al momento de voltear hacia la puerta, con la intención de tocar el timbre, los fuertes y cálidos brazos de Demian me envolvieron por completo.
-Te eché tanto de menos-besó mis labios con soltura y le eché los brazos al cuello, besandolo con más ansiedad.

Al día siguiente, luego de haber hecho el amor con Demian toda la noche, desperté con una sonrisa en el rostro, pero cuya expresión se congeló al darme cuenta que él no se hallaba en la cama y mucho menos en la casa.
Había dejado una nota sobre su almohada, la cual leí inmediatamente, donde recitaba:

"Lamento no haber podido despertarte con el beso de buenos días, pero recibí una llamada de Anthony. Tal vez vuelva para la noche o lo más probable mañana. Por favor, discúlpame por no decírtelo antes, pero su llamada era urgente. Te amo. Quedas en tu casa."

Técnicamente me hallé sola en aquella inmesa casa y país.
Ni si quiera Demian estaba. Se había marchado a San Francisco sin mí.
No me dolía en absoluto su partida, sino el hecho de que, puedo haberme llevado también.
Pero mentalicé una disculpa a mi arrogancia y afronté el día.
Cómo no tenía hambre a causa de la soledad inmensa, quedé en ropa de dormir casi todo el día hasta que recibí una visita inesperada, y cuando digo inesperada, es porque literalmente lo fue.
Apenas había comido algo y me preparaba para mirar un maratón de películas en Netflix cuando el timbre de la puerta sonó.
Salté presa del pánico y a hurtadillas me deslicé hacia la mirilla de la puerta y palidecí.
¿Qué demonios hacía ahí Aiden Carrowl?

Me mordí el pulgar con exasperación. ¿Qué debía hacer? ¿Mantenerme en silencio y así él se aburriria y se marcharia?
Sin embargo, al segundo que decidí regresar al sofá, coloqué el pie; sin fijarme, sobre una pieza de lego. Sí, una maldita pieza de lego. Y no tenía idea de donde había salido pero el dolor que me provocó fue espantoso y no logré evitar soltar un gritito.

-¿Skyler? ¿Skyler, estás bien? ¿puedes oirme y abrirme?

Jadeando, y sin otra opción, fui cojeando hasta la puerta y la abrí.

En cuanto el rubio observó mi rostro contraído de dolor, entró sin preguntar y me cargó en sus brazos, pateando a su paso la pieza del demonio a alguna parte lejos de mí.

-Estoy bien, puedo caminar-gruñí.

Aiden, ante mi protesta, optó por situarme delicadamente en el sofá.
El chico se acomodó junto a mí y yo tuve que decir algo al respecto, puesto que el ambiente se tornó frío y el silencio fúnebre me causó dolor de cabeza.

-¿A qué has venido?-le pregunté de hito en hito.
-A verte, por supuesto-contestó sonriendo.

Rodé los ojos con una sonrisa.
-No, ya, en serio, dime a qué has venido.
-Ya te lo he dicho, a verte.
-Pues Demian no tarda en venir-sentencié-y no le hará gracia encontrarte aquí.
-Sé perfectamente que él no está aquí-replicó con su típica sonrisa tranquila, la cual me causó escalofrío-¿quieres saber a dónde fue?
-Él mismo dijo que volvería rápido-mentí. ¿Cómo es que sabía eso?
-Sí, pero, ¿te dijo a donde fue?-repitió con la misma calma.
-¡Sí! Sí, me dijo a donde fue-exclamé.

Aiden se quedó mirándome unos segundos antes de volver a hablar.

-Ah, pensé que no sabías que él y Clark últimamente se han estado frecuentando-se encogió de hombros.

Parpadee y abrí los ojos como platos.

-¿Que ellos qué?-titubee.

Y algo en su rostro cambió. Se quedó livido y sonrió falsamente antes de ponerse de pie.

-Creo que mejor me marcho de aquí antes de seguir empeorando las cosas-dijo atropelladamente, con la fiel intención de largarse.

En contra de mi voluntad, me vi obligada a detenerlo, agarrandolo de la muñeca con fuerza.

-No te irás de aquí a menos que me expliques de qué estás hablando.

Me disgustaba tener que hablarle de esa manera, pero él había encendido el gusano de mi curiosidad y no iba a dejarlo marchar tan fácilmente después de intrigarme.

-Si hubiera un trasfondo romántico y pícaro en tus palabras, me quedaría sin protestar, pero ese no es el caso-dijo, estuve tentada a soltarlo, pero no lo hice-así que me tengo que ir. No debí venir en primer lugar, aunque pensé que sabías.
-Por favor, Aiden, dime lo que sepas.

El chico se debatió en darme información mientras se mordía los labios y movía los ojos de un lado a otro. Evitaba mirarme a toda costa.

-Tómate el tiempo necesario para decírmelo, no tengo prisa-añadí para que no sintiera que lo estaba presionando-me voy a cambiar de ropa, y cuando regrese, espero tener una respuesta de tu parte, ¿Sí?-supliqué.

Los ojos color del Jade que poseía Aiden me observaron con remordimiento y al cabo de varios segundos, asintió.

-Está bien, te contaré de que regreses de cambiarte.

Entré a cambiarme lo más rápido que pude para que Aiden no se aburriera y tampoco desistiera de hablar conmigo.
Dando traspiés llegué a la sala, dándole un susto de muerte.

-¡Discúlpame! Traté de no tardar-me lancé al sofá y él parpadeó varias veces-ahora si, cuéntame todo lo que sepas.
-¿Estás bien?-me observó con extrañeza.
-Sí, ¿por?-fruncí el ceño.
-Escucha, Skyler, lo único que debes saber es que Demian y Clark se han visto varias veces a escondidas; no sé bien por qué razón, pero así es. Y bueno, hoy los vi muy temprano en una cafetería cerca del centro.

Si mi mandíbula inferior no hubiese estado anclada a mi cara, esta ya hubiera rodado por el suelo en ese momento ante aquella impresión.

-¿Y qué se supone que hacen cuándo se reúnen?-le pregunté al salir del ensimismamiento.
-No tengo idea-se encogió de hombros-pero asumo que nada agradable. Tal vez estén planeando perjudicarme o algo por el estilo, porque saben que Eros confía en mí para cuidarte...

Aiden cerró la boca e hizo una mueca de fastidio.

-Ignora lo que dije al último-masculló, molesto-que idiota soy, maldita sea-maldijo entre dientes.
-¿Eros confía en ti para cuidarme?
-Olvidalo, por favor-insistió y se encaminó a la puerta. Corrí tras él-ahora me voy. No quiero más problemas.

Lo dejé marchar para que no me viera como una loca, aunque me había dejado pensando en sus palabras.
¿Acaso Eros había depositado su confianza en él para tenerme protegida y era por eso que Aiden sabía todo mis movimientos?

Me asomé a la ventana con el afán de verlo partir, pero ya se había ido.
Regresé a la sala y apagué la TV.
Si Demian estaba viéndose con Clark a hurtadillas con fines desagradables, yo tenía que detenerlo.

Tomé la ducha más rápida del mundo y vestida como para ir a correr, salí de la casa de Demian en su búsqueda. Había dejado las llaves de la casa, así que las llevé conmigo.
El único detalle que me impedía buscarlo era que no sabía con exactitud donde se hallaba y mucho menos me sabía la dirección de Clark.

Quedé un enorme rato de pie en medio de la calle, pensando en qué hacer.
No obstante, un coche aparcó en la acera y fruncí el ceño.

-Ven, te llevaré a verlos.

Alcé las cejas al ver a Aiden de nuevo. Él conducía e iba solo en el coche.

Dudé en subirme o no, pero lo hice porque necesitaba saber si lo que había dicho era verdad o solo estaba molestandome.

-Espero que sea cierto lo que dijiste, Aiden, o me enfadaré de verdad contigo-mascullé.
-Hagamos un trato-añadió, mientras ponía en marcha el coche. Se miraba divertido.
-¿Qué tipo de trato?-inquirí.
-Si yo tengo razón, me darás un beso y si no la tengo, me das una bofetada-me guiñó el ojo.
-De ninguna manera acepto el trato-sonreí.
-Puede que yo no tenga razón, eh, no pierdas la oportunidad de golpearme-bromeó.
-¿Qué ganaría yo golpeandote?
-No lo sé, tal vez quitarte un poco el estrés.
-No estoy estresada.
-Pero tensa sí.

Elevé los ojos al techo del coche y me dispuse a mirar por la ventana.
Aquel vehículo era muy cómodo y suave, lo cual hizo que me arrullara y me durmiera unos minutos.
Abrí los ojos exaltada, dándome cuenta que ya no estábamos en movimiento.
Volví la cara a Aiden y lo vi entretenido en su teléfono.
Estábamos estacionados en alguna parte.

-¿Por qué no me despertaste?-espeté.
-No conozco como eres si te despiertan los demás, así que decidí dejarte dormir-contestó sin verme.
-¿Y qué hay de los chicos? ¿estamos cerca?-miré a mi alrededor y enseguida noté que nos hallabamos en el vecindario de Clark.
-Estamos a dos casas de Clark y desde aquí podemos ver el coche de Demian aparcado afuera de su casa-señaló al frente y seguí la dirección que apuntaba su dedo.
Era cierto. El coche de Demian estaba ahí y algo dentro de mí se rompió. No porque estuviera viéndose con Clark, sino por mentirme.
Pero de todas maneras yo también le había mentido tantas veces y no tenía derecho de quejarme.

En vez de bajar del auto de Aiden como había planeado, me quedé inmóvil en el asiento, observando fijamente las placas del coche de Demian a lo lejos.

-¿Qué pasa?-preguntó el rubio con cierta incertidumbre.
-No sé si quiero ocasionar más problemas con Demian. Hemos estado bien estos días y me niego a pelear con él-suspiré.
-No estás obligada a hacer nada-comenzó a decir-simplemente tenías que saber que Demian te mintió.
-¿Y tú cómo sabes todo lo que hago o dejo de hacer? ¿Acaso me espías o algo así?-lo enfrenté con determinación.
-No te espío, únicamente te cuido, tal y como Eros me indicó-confesó por fin, con mucha inseguridad en sus palabras.
-¿Qué te indicó? ¿y de qué me tenías que cuidar?
-Como él no puede estar al pendiente de ti, me pidió de favor que te cuidara en lo que salía de prisión, ya que no confiaba del todo en Clark o Demian para hacerlo.
-¿Y por qué recurrió a ti?
-Porque me conoce mejor que a ellos-dijo con orgullo.
-Ah, ya veo. Entonces por eso has estado encima de mí todo este tiempo-murmuré con alivio.
-No es solo por órdenes de Eros, puesto que no me dio nada a cambio de cuidarte-agregó con un breve temblor en su voz.

El brillo en sus ojos alertó mis sentidos y decidí ponerle un freno antes de fuese demasiado tarde.

-Sé a dónde quieres llegar con tus palabras, Aiden-interpuse. Él miró a otra parte-somos amigos y eso me encanta; y me gustaría que siguieramos estando así.
-Lo comprendo-sonrió, y lentamente volteó a verme-llegué después a tu vida, eso lo sé, pero no del todo tarde. Somos jóvenes y quieras o no, el destino puede cambiar.

No le respondí absolutamente nada y puse de excusa el coche de Demian para evitar mirar a Aiden.
Estuvimos largo rato ahí, en espera de que alguno de los dos saliera; pero eso nunca ocurrió; o al menos no de la manera en la que nosotros pensamos.

Demian salió apresuradamente de la casa de Clark con él detrás. Ambos se subieron a sus respectivos coches y emprendieron la marcha muy rápido.
A Aiden casi no le dio tiempo de encender el coche a tiempo y seguirlos, pero lo logró.

-¿A dónde demonios van tan rápido?-increpé, aferrandome al asiento y al cinturón de seguridad a causa del horrible movimiento del coche.
-Tengo un mal presentimiento-acotó Aiden con los puños apretados en torno al volante-si no estoy mal, este camino va rumbo a mí casa.
-¿A tu casa?-fruncí el ceño y luego postré nuevamente mi vista al frente.
-Sí. Ahora quiero que te escondas en los asientos traseros, ¿okey?
-¿Qué vas a hacer?-pregunté con inquietud.
-Hablar con ellos. Y es por eso que debes ocultarte para que no te vean.
-Lo haré si prometes no pelear-sentencié.
-Lo prometo, ahora hazlo.

Desabroché el cinturón de seguridad y en lo que él disminuía un poco la velocidad, salté a los asientos traseros. Le subió los cristales polarizados y arrancó.
Aiden giró en una esquina y los interceptó en alguna calle, porque se escucharon los rechinidos de neumáticos en el asfalto, seguido de varias maldiciones provenientes de los labios de Demian y Clark.

-No te muevas-susurró Aiden y bajó del coche.

Mi corazón latía a mil por hora, moría de ganas de asomarme pero no era lo correcto. Y lo único que pude hacer fue agudizar los oídos y escuchar la conversación.

-Hey, ¿Qué hacen acechando mi vecindario? ¿Acaso quieren invitarme a salir?

Aiden, para estar molesto, logró sonar tranquilo y divertido.

-Estamos aquí porque queremos ver al doctor Robert-contestó Clark y retuve el aliento.
-¿Por qué?-preguntó Aiden, todavía con un buen humor disfrazado.
-El asunto no es contigo, rubito.

Escuchar la voz de Demian me provocó vértigo y ganas de vomitar por la desesperación.

-Lo es, ya que se trata de mi señor progenitor-añadió Aiden, perdiendo un poco el buen humor-así que sean buenos chicos y díganme lo que quieran decirle a mi padre y yo mismo le hablo.
-Ya te dije que no es un asunto que te incumba-repitió Demian con exasperación.
-Y yo ya te dije que si se trata de mi padre, si me incumbe-siseó Aiden, perdiendo todo su encanto.
-No nos importa lo que digas-eludió Clark con desenfado-vamos a hablar con el señor Robert a solas, te guste o no.
-Él no está en casa-masculló Aiden con voz tensa.
-Entonces debe estar en el hospital-dijo Demian.
-Vamos, tal vez podamos hablar con él-corroboró Clark.

Escuché unos pasos apresurados y a continuación sentí movimiento en el coche de Aiden.
Él se había subido de inmediato, con el afán de seguirlos, pero antes de que lo hiciera, lo abracé por detrás, dejándolo perplejo.

-No caigas en su juego-le dije con sutileza-mejor llamale a tu padre y dile que no hable con ellos.
Aiden suspiró y asintió, sin embargo, yo no me di cuenta que lo había abrazado de una manera tan provocadora.
Agarré su cabeza sin pensarlo y la estreché entre mi busto. Intentó hablar y sólo porque su voz salió ahogada, lo empujé con el rostro sonrojado de vergüenza. Él también se había ruborizado, pero lo disimuló.

-Tienes razón. Le llamaré, dame un momento. Iré por mi teléfono a la casa-dijo y me miró-¿quieres venir?
-¿A dónde?
-A mi casa. La única que está es mi madre.
-No creo que sea buena idea-musité.
-Tal vez tarde un poco y no quiero que te aburras aquí. Ven, no temas, a ella le encantará conocerte.

Hice una mueca de desasosiego y resoplando, deposité mi mano sobre la suya, ya que había extendido el brazo hacia a mí para ayudarme a bajar.

El vecindario era muy elegante, las casas enormes con bellos jardines y me pregunté si aquello estaba bien.

Él le puso alarma al vehículo y como quién no quiere la cosa, colocó su mano izquierda sobre mi cintura mientras caminábamos hacia su vivienda.
Se me erizó un poco la piel al sentir el roce de su brazo en mi espalda y me obligué a mantener la calma. Aiden Carrowl era un chico simpático, al cual consideraba como un amigo. Nada más.

Abrió la cerca de la entrada y cuidadosamente nos deslizamos sobre el camino de piedras que daba al porche de la gigantesca casa. Había plantas por doquier con flores de todo tipo.

-A mamá le encanta la jardinería-explicó al llegar a la puerta, la cual se abrió de repente y un señor con vestimenta típica de un mayordomo abordó la entrada con una amplia sonrisa-hola, Charles, ¿está mi madre en casa, no?
-Hola, joven Carrowl, por supuesto que sí. La señora está en el jardín trasero regando las rosas-le informó y postró su oscura mirada en mí.
-Oh, mira Charles, te presento a mi amiga Skyler Newton, es de San Francisco y modelará conmigo mañana en la agencia de Jack Mali.
-Mucho gusto en conocerla, señorita Newton-hizo una tonta reverencia y sonrió-soy Charles, el mayordomo de esta casa.

Ruborizada por tanta hospitalidad, le devolví el gesto y luego fui jalada por la suave mano de Aiden hacia el interior de la casa.

Me quedé boquiabierta al contemplar la elegancia, hermosura y calidez de aquel sitio.
¿Cómo era posible que ese tipo de casas pudieran existir en la vida real?

-Tranquila, es solo una casa-vaciló él.
-¡Es impresionante! Demasiado elegante y lujosa...-me quedé anonadada viendo una pintura de Aiden colgada en la pared, justo encima de la chimenea. Sí, esa casa también tenía chimenea.
-Ay, esa pintura la odio. Me veo horrible-murmuró Aiden, con pena. En la pintura debía tener unos quince años más o menos.
-Tonterías. Es fabuloso-dije con voz soñadora.

Me condujo hasta la sala de estar donde tomé asiento en uno de los sillones en lo que él buscaba a su madre y su teléfono.
Mientras tanto, quedé acompañada del mayordomo Charles, quién se portó muy amable conmigo, llevandome un vaso con jugo de arándano en lo que esperaba.

-Mira, te presento a Skyler Newton-di un salto cuando Aiden apareció de alguna parte. Voltee a verlo y hallé a una mujer rubia muy hermosa junto a él. Tenía el mismo color de ojos que Aiden y sonreía muy amable. Llevaba puesta ropa de jardinería-Skyler, te presento a mi madre...

Me levanté rápidamente para estrecharle la mano, pero ella sonrió con pena al enviarme una mirada suplicante.

-No puedo ensuciarte, querida. Estoy hecha un desastre-dijo, y para corroborarlo, se sacudió un poco y minúsculos monticulos de tierra se formaron a su alrededor-estoy llena de suciedad. Pero es un gusto conocerte, chica. Me presentaré ante ti con mi nombre artístico-argumentó y sonreí sin saber por qué-Romina Arno, a tus órdenes.
-¿Nombre artístico?-pregunté con timidez.
-Sí, querida-esbozó una sonrisa aún más grande y Aiden rodó los ojos.
-Ella es pintora e hizo el cuadro de la chimenea-explicó él, señalando la pintura y quedé el doble de asombrada.
-¡Es alucinante! Señora Romina, usted tiene mucho talento.
-Ay, claro que no. Es un hobbie nada más-replicó con modestia y asentí un poco ruborizada.

Y con toda elegancia, se volvió hacia el mayordomo y sonrió.

-Charles, envía a alguna chica de limpieza que asee este desastre-señaló el suelo donde había tierra-y probablemente formaré un caminito hasta mi habitación.
-Por supuesto, mi señora-añadió el mayordomo y haciendo una reverencia, se alejó rápidamente.

-Quedas en tu casa, querida-se dirigió a mí con dulzura y se fue andando hasta que la perdí de vista en una esquina de aquella enorme casa.

Asentí tardíamente, siendo consciente que ya no me veía y Aiden soltó una risotada, asustandome.

-Hey, tranquila. Es sólo mi madre-dijo.
-Dios, es una mujer tan...-titubee, recuperando el aliento.
-¿Loca?-terminó la frase por mí entre risas y yo negué con la cabeza.
-¡No! Ella es tan impresionante-logré decir.
-Nah-vaciló y luego se acomodó el cabello hacia atrás y sacó su teléfono del bolsillo-voy a hablarle a mi padre.

Estuve muy de acuerdo con esa decisión y me hice la promesa de no perdonar a Demian y a Clark, si en caso estuviesen planeando hacer algo en contra de Aiden solo por la mera estupidez de alejarlo de mí.
Por desgracia, si resultaba ser cierta mi sospecha, tendría que hablar seriamente con Demian acerca de su obsesión por mi persona, ya que no podía entender su extraña locura que sentía hacia a mí, siendo que yo solo era una patética chica, nada agraciada.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro