67
El olor a sudor, lágrimas y otros fluidos corporales azotó las fosas nasales de Eros cuando regresó a su celda después de hablar con Daisy Touré en el área de visitas.
Había olvidado por unos minutos que aquel lugar era una semejante porquería.
Había mandado por un tubo la sugerencia tentadora de la fémina para no meterla en problemas y también a su sobrino Michael.
Estar encarcelado era su castigo. Él pertenecía estar ahí metido.
Y cómo no había nada más hacer dentro de la celda, se hizo un ovillo sobre la angosta "cama" y se quedó dormido hasta el amanecer; pensando en nada.
-Oh, allá vamos de nuevo. ¡Despiertate, joder!
Eros abrió los ojos con dificultad y se encontró con los mezquinos ojos de su carcelero muy cerca de su cara. Saltó del susto y se puso a la defensiva, no obstante, se dio cuenta que ya tenía los grilletes puestos.
Salió a tropezones rumbo al mismo sitio donde se había visto con Daysi.
Y se horrorizó al divisar la celda de Bob King vacía, al igual que las de sus otros dos socios.
Tragó saliva y continuó andando.
No era posible que esos miserables imbéciles hubiesen salido de ahí, ya que tenían más cargos que él mismo para tener reservado un lugar en ese lugar.
Le resultaba doloroso pensar en la idea de que tal vez ellos pudiesen quedar en libertad y él no, poniendo nuevamente en peligro a Skyler y a Clark.
El golpe en la columna que recibió por parte del guardia lo hizo volver al presente y se sentó en la silla disponible, frente a un hombre. Y no cualquier hombre, sino su mejor amigo de toda la vida.
Jack Malí lo miró de manera dolida y acto seguido, se levantó de la silla y rodeando la mesa, le echó los brazos encima y le susurró al oído "Eres un idiota, ¿lo sabías? Pero eres mi mejor amigo y te voy a ayudar".
Eros curvó las comisuras de los labios hacia arriba y sacudió la cabeza cuando Jack volvió a su asiento con aspecto huraño.
-¿Qué haces aquí?-le preguntó Eros.
-Ya te lo he dicho-colocó las manos sobre la mesa y el anillo de oro blanco que portaba en el dedo pulgar brillo a causa de la bombilla del techo-en la tarde va a venir el abogado que te defenderá, ¿okey? Su nombre es Zachary Wesley, él te asesorará sobre todo lo que necesitas saber y las posibilidades de sacarte de aquí o al menos reducir tu condena antes de que lleguen a una conclusión cuando el juicio finalice.
Eros lo escuchaba con atención y con el corazón latiendole a mil por segundo.
-No creo poder salir de aquí-confesó a su amigo-ni con el mejor abogado. Lo mejor será dejar las cosas como están, ¿Sí? Estoy pagando por mis delitos. Además, aquí hay soledad y es lo que necesito-le tembló la voz y Jack alzó las cejas. Eros desvió la mirada para que no se le notara la mentira.
-Oh, nunca has mentido bien y se nota claramente que no estás hablando con la verdad. Pero no te estoy preguntando si quieres un abogado, te lo estoy informando para que estés consciente que no estás solo y que lo más rápido posible saldrás.
(.........)
Skyler tenía suerte que en esos días la Universidad estuviera en estado de alerta por los desastres de las tormentas y así no se preocuparía por perder clases y estuviera más centrada en la situación de Eros.
Al día siguiente de dormir en la casa de Demian, él la despertó con un beso húmedo en la mejilla y con el desayuno listo.
Le sorprendió verlo bien duchado, peinado, vestido y perfumado; y con la mirada brillante.
-Anda, desayuna-le instó el chico.
-Necesito usar el baño primero, dame un minuto.
Él asintió, observandola deslizarse fuera de la cama y agarrando la mochila que había llevado.
Minutos más tarde, Skyler regresó y desayunó, siendo contemplada por ese chico tan dulce que tenía como novio.
-¿Es posible que, incluso recién despertada, luzcas tan bonita?
-Tal vez te entró jabón en los ojos, Dem, y es por eso que ves un espejismo-bromeó ella.
-Dem-repitió él, curioso-¿a qué se debe esa manera de acortar mi nombre?
-¿No te gusta?-ladeó la cabeza mientras le daba un sorbo a la taza de café.
-No, no es eso. Me gusta, de hecho; es solo que es repentino.
-¿O prefieres que te llame Zac?-se burló.
Demian rio y la besó de sorpresa.
-No, Dem está bien. Dejo que me llamen Zac porque es una máscara, y no voy a mostrarles quién soy realmente.
-Tienes razón. Y de todos modos me niego a compartirte con ellos.
-¿Ah sí? ¿por qué?-inquirió.
No le dio tiempo a que contestara porque un instante después, ya se hallaba besandola deliberadamente.
La estadía de ella en aquella vivienda duró solo unas horas más hasta que Demian la llevó al departamento de Eros.
Pero, al ver que en el departamento seguiría sola como un nabo, aceptó la oferta de Demian: Pasar unos días en su casa en lo que Eros volvía.
Para eso, preparó una maleta y así evitar ir y venir muchas veces.
A decir verdad, le molestaba que Jack no la había dejado ir a ver a Eros. Ella ya no era una chiquilla, dentro de poco cumpliría los 21 años y era muy injusto.
-Si vas a estar conmigo unos días, tenemos que ir de compras para tener lo necesario para alimentarnos-dijo él cuando ella acomodaba su ropa en algunos cajones de la habitación.
-¿Cada cuándo compras la despensa?-le preguntó con la ceja elevada, irguiendose.
-Amm...-Demian torció el gesto y después rio-no suelo comprar despensa.
-¿Y cómo comes?-Skyler se alteró un poco.
-Verás, como solo yo vivo aquí, se me hace innecesario comprar despensa. Así que solo compro comida a domicilio cuando me da hambre y ya-se encogió de hombros.
Ella se cruzó de brazos y le envió una mirada de desaprobación.
-Bien, andando-le dijo.
-¿Qué?
-Iremos a comprar despensa-le informó.
El chico frunció el ceño cuando ella lo tomó del brazo y lo llevó hasta la sala.
-Vamos a tener que ir andando para regresar en un taxi.
-¿Por qué?
-En tu motocicleta no podremos traer las cosas.
Demian, al verla centrada y preocupada por él, no pudo evitar sentir una ternura inmesa hacia ella. Se miraba tan hermosa de pie, frente a él, con la mirada perdida y pose pensativa que mandó al carajo cualquier tipo de abstinencia y se acercó rápidamente para besarla de sorpresa.
Skyler rio en medio del beso y lo miró con ojos curiosos.
-¿Qué?-le preguntó.
-Nada. Simplemente quería besarte, ¿eso es malo?-respondió él, sonriendo.
Tiempo después, Skyler se quedó perpleja y anonadada al enterarse que Demian había traído su coche desde San Francisco y que lo había mantenido guardado en el garaje.
-¿Y por qué no lo usabas? Te has mojado demasidado bajo la lluvia-lo reprendió.
-Me encanta la motocicleta, me hace sentir libre-vaciló.
Ambos se hallaban adentro del vehículo, listos para ir de compras.
-Podría haberte dado un resfriado, Demian-insistió ella con incertidumbre.
-Discúlpame, bonita, prometo usarlo más en esta temporada y dejar guardada la motocicleta.
-Me parece bien-aceptó ella con una sonrisa.
Llegaron al supermercado, notando que el clima estaba templado y que en cualquier momento se desataria otra tormenta, por lo que apresuraron el paso.
Skyler recordaba aquel súper con nostalgia. Era al que Eros los había llevado días antes de Navidad, donde ella había visto a Clark Ravel y a Joanna Boston por primera vez. Y el solo recuerdo le provocó escalofríos.
-Vamos-le oyó decir a él y se agarraron de las manos.
Llevaron el carrito de compras y comenzaron a deambular por los pasillos, cogiendo esto y aquello, llenandolo al tope en poco tiempo.
Mientras elegían los productos, Skyler se encargó de ir al área de lácteos por leche y alguna delicia.
Revisó los estantes y eligió tres botes de leche y golosinas de chocolate, sumando un bote grande de la famosa Nutella.
Sin embargo, en el momento que se disponía a buscar a Demian, se encontró con Aiden Carrolw.
El rubio de ojos color del Jade le sonrió llanamente y ella sonrió con nerviosismo.
¿Acaso ese chico la estaba acechando?
Las cosas estuvieron a punto de caersele de los brazos cuando él se apresuró a evitarlo.
-Hola, Skyler.
-Hola, Aiden, ¿Qué... qué haces aquí?
-Vine a acompañar a mi padre a comprar algunas cosas, ¿y tú?-le devolvió las leches y se acomodó un mechón de cabello debajo del gorro negro tejido que llevaba en la cabeza, haciéndole resaltar más el color rubio de su cabello y su piel demasiada blanca para ser real.
-También vengo a acompañando a alguien-arribó con una leve risita-a Demian.
-Oh, ya veo-asintió y estiró un brazo hacia ella y lo colocó a un costado de su cabeza, sobre la estantería-¿y has sabido algo de Eros?
-La verdad no. Jack fue hoy a verlo, pero no me ha dicho nada-se encogió de hombros.
-A mí me gustaría ir a visitarlo sin que Jack lo sepa, ya sabes, a hurtadillas para saber cómo está.
-¡A mí también!-exclamó-pero tengo los ojos de Demian, Clark y Jack sobre mí y no podré ir por mi cuenta.
-¿Por qué no vamos juntos tú y yo mañana?
-No sé, Demian...
-¿Qué tiene de malo con qué vayas sin él?-frunció el ceño-puedes decirle que vas a salir un rato conmigo. Demian sabe que soy inofensivo, si no no te hubiera dejado ir conmigo al cine-rio.
-Eh... sería cuestión de hablarlo seriamente con él y asegurarle que todo está bien.
-¡Hola, Aiden!
Skyler y el chico rubio dieron un respingo y él de inmediato apartó el brazo de la estantería para darse la vuelta y ver a Demian detrás de ellos con una sonrisa que anunciaba y prometía problemas futuros.
-¡Hola, Demian!-lo saludó efusivamente, dándole un abrazo que lo dejó perplejo.
Demian, apartandolo con desdén, cogió a Skyler de la cintura y le quitó los productos de encima para después agarrarla de la mano.
-Es una sorpresa encontrarte en todas partes-añadió Demian entre dientes.
-Lo mismo digo, es como si el destino así lo deseara-les guiñó el ojo y suspiró-en fin, los veo luego.
Y antes de darse la vuelta, le dirigió una mirada persistente y penetrante a Skyler, dándole a entender que le daría tiempo para pensar en su propuesta de ir a ver a Eros a escondidas.
Una vez el rubio estuvo muy lejos, Demian gruñó.
-Ese tipo comienza a incomodarme bastante, incluso más que Ravel.
-¿Acaso no te das cuenta?
-¿De qué?
-Es como un niño.
-Más bien un niño precoz-bufó su novio, tirando de ella para continuar con las compras.
A decir verdad, a Skyler no le preocupaba en absoluto Aiden, puesto que el interés extraño que él tenía hacia a ella era simplemente un capricho. Como cuando llega alguien nuevo al salón de clases y quieres saber sobre esa persona y tener su atención.
Algo similar le había ocurrido a Clark Ravel y ella cayó redondita a sus pies, cuando Demian siempre estuvo a su lado incondicionalmente.
Se mordió el interior de las mejillas y guardaron las cosas en los asientos traseros de vehículo antes de abordarlo.
Eran cerca de las cuatro de la tarde y no había ningún indicio del sol, sino de lluvia.
Regresaron pronto a la casa de él y bajaron la despensa a toda prisa ya que habían comenzado a caer gotas furiosas del cielo, amenazando con hacer un desastre.
A las siete de la noche, Skyler recibió un mensaje por parte de Aiden, donde le recordaba hablar con Demian acerca del asunto de la visita prohibida de Eros.
Sulfurada; volteó a ver a Demian, él miraba la pantalla de la TV como un niño pequeño y no quería arruinarle el momento y hacerlo enfadar.
Decidió ignorar el mensaje de Aiden y presionarle a Jack acerca de la visita con Eros.
Jack Malí ni si quiera se había atrevido a contestarle a ninguno de sus mensajes y eso la tenía molesta de sobre manera.
Embarrando un poco de Nutella sobre el pan tostado, tomó asiento junto a Demian quién devoraba una bolsa de papas. Y al verla, le sonrió.
-En el mejor momento te has acercado-dijo eufórico.
-¿Por qué?
-Porque tenía ganas de besarte.
Horas después, justamente a la hora que ambos se habían acomodado para dormir en la cama, Jack llamó a Skyler por teléfono.
La chica tiró el móvil al suelo del susto y contestó rápidamente bajo el escrutinio de Demian.
-¡Vaya! Hasta que te dignas a hablar conmigo-le riñó ella.
A través de la bocina, Jack carraspeó.
-Escucha, preciosa, estuve haciendo lo posible para que Eros no se refundiera de por vida en ese puñetero lugar-dijo él con molestia-y te llamé para informarte de lo que ha pasado.
-¿Qué pasó?-se inquietó.
Jack tomó aire para contestar de la manera más tranquila del mundo.
-El caso de Eros se llevará a juicio.
Hubo un silencio por parte de ella, donde Jack le permitió tener tiempo suficiente para asimilar la situación.
-¿Quieres decir que Eros va a continuar metido ahí hasta que el juicio se lleve a cabo?-preguntó en un hilo de voz.
-Me temo que sí.
-¿Y cuándo será el juicio?
-Dentro de tres semanas más o menos. Aún no están seguros-se aclaró la garganta-además, puede que haya una salida-bajó la voz. Ella presionó el aparato más a su oreja.
-¿A qué te refieres?
-Daisy Touré, ¿la recuerdas?
-Oh, vaya que sí la recuerdo-bufó-¿qué hay con ella?
-Esa mujer tiene de conocido y familiar al juez que va a llevar a cabo el juicio de Eros. Él dictará su sentencia si queda con una pena o lo liberará con arresto domiciliario bajo muchas condiciones.
-Ay, ¿es eso posible?
-Todo depende de la situación.
-¿Puedo ir a verlo mañana?
-No.
-¿Por qué no?-musitó encolerizada.
-Porque ese sitio no es apto para ti-arribó él con irritación.
-Me parece injusto que me prives de mis derechos, Jacob Malí.
-Lo lamento, Skyler Pearl Newton Brown, pero es por tu bien-siseó, no obstante, en medio de aquel siseo, soltó una risita nasala que provocó que la chica estallara en carcajadas con él-no podría enfadarme contigo ni aunque quisiera.
-Pues deberías enfadarte porque quieras o no, visitaré a Eros-añadió con suavidad.
-Clark se encargará de no dejarte ir-zanjó la conversación, pero no colgó.
-¿Clark?-repuso ella, incrédula y Demian gruñó.
-Le llamaré justo ahora para que vigile el Amate y así no pongas un pie dentro.
-No lo harías-masculló ella.
-Oh, sí, sí lo haré.
Y esta vez colgó precipitadamente.
Skyler miró con furia el teléfono y lo lanzó a la alfombra. Se cruzó de brazos y se metió bajo las sábanas.
-¿Qué te dijo Jack?-le preguntó Demian, besandole el hombro.
-Estupideces-farfulló molesta.
-Oh, claro. Dijo algo de Clark.
-Exacto. Dijo que lo pondría afuera del Amate para que yo no trate de ir a ver a Eros.
-¿Tanto quieres ver a Eros?
-Pues sí. Lo echo de menos-hizo pucheros y suspiró mirándolo a los ojos-es lo más cercano que he tenido de un padre.
Dio un respingo al sentir los dedos de él recorrerle el contorno de su rostro con suavidad.
-¿Por qué Jack piensa que Clark podrá detenerte?
-No lo sé-se encogió de hombros.
-Yo te llevaré a ver a Eros-sentenció el chico. Skyler lo miró con regocijo.
-¿En serio?
-Claro. Mañana por la mañana iremos-le sonrió-aunque realmente no sé donde queda el Amate en primer lugar.
-¡Podemos pedirle ayuda a Aiden!-exclamó con alegría.
-Ese rubio...-dijo él con desgana y ella lo besó en los labios.
-Anda, es nuestra única salida. Además vas a estar conmigo. No habrá de que preocuparse.
-Uhmm... está bien. Mándale mensaje para que vayamos a buscarlo y nos indique el camino-dijo a regañadientes mientras ella lo mimaba-si este es el precio que tengo que pagar para que me des caricias, creo que lo haré más seguido.
-¡Ay! No digas eso. Yo te acariciaré siempre que desees-besó su cuello y Demian se estremeció.
-No quiero que me acaricies cuando yo lo desee, sino que lo hagas por cuenta propia.
-Me estoy deteniendo ahora mismo, Dem-dijo ella con frialdad-estoy en esos días donde la naturaleza me recuerda con más fervor que soy una chica y no puedo hacer nada para complacerte.
Aquello lo hizo reír y sentir ternura por esa chica.
-Nena, estoy bromeando. No tienes por qué hacerme caso a todo lo que digo.
En eso, Skyler le mordió ligeramente el cuello y desplazó su mano en el sitio íntimo de Demian. Cuando este sintió la mano femenina, dejó escapar un gemido ronco y se le dilataron las pupilas.
Lo curioso de todo, es que al día siguiente el que se encargó de llamarle a Aiden fue Demian.
El hijo del doctor no esperaba que fuese el novio de Skyler quien lo llamara, por lo que su voz sonó seductora, coqueta y profunda, como si tuviera la intención de seducirla por teléfono.
-Hola, Skyler.
-Lamento desilucionarte, chico, pero habla Demian-replicó este con los puños apretados, mirando a Skyler maquillarse frente al espejo. Ella le había otorgado su teléfono para que le llamara él mismo.
-Ah, sí-Aiden carraspeó y adoptó un tono serio y casual-¿qué ocurre?
-Envíanos la dirección de tu casa para que vayamos a buscarte.
-Seguro, pero, ¿por qué?
-Queremos que nos indiques donde es el Amate. Skyler quiere hacerle una visita a Eros a espaldas de Jack y voy a llevarla.
Treinta minutos luego de la llamada, Demian y Skyler se hallaban rumbo a la casa de Aiden.
Iban en el coche, puesto que Skyler protestó acerca de llevarlo por la lluvia y él obedeció como niño pequeño.
Siguieron la dirección por medio del gps y llegaron en tan solo unos minutos.
Aiden los esperaba en la acera, jugando con su Spinner, pero este era color negro con plata y al verlos llegar, sonrió.
A Demian no le hizo mucha gracia observar a su novia brindarle un fuerte abrazo a ese rubio, pero contuvo sus celos para no tener una pelea con ella, ya que después de todo habían ido a buscar a ese sujeto por ayuda.
-¿Nos vamos?-inquirió Aiden con una sonrisa.
Skyler asintió mientras jugaba con el Spinner del rubio.
Demian le indicó al chico que abriera la puerta trasera y enseguida ayudó a su novia a subirse al copiloto.
El camino hacia el Amate duró cerca de 45 minutos, porque ese sitio se hallaba en lo recóndito de la ciudad, por lo que tuvieron que atravesarla para poder llegar.
Aiden se encargó de hablar cuando entraron. Los revisaron de pies a cabeza y los fueron dejando entrar uno a uno.
-Venimos a visitar a Eros Rabanne.
-Solo una persona puede pasar a verlo-les dijo el encargado de ahí con cara de pocos amigos.
-Yo pasaré-interpuso Skyler con determinación.
-De acuerdo, sigame por aquí.
Demian no quería dejarla entrar sola, pero aquel era el protocolo, así que tuvo que esperar afuera con Aiden, quién siempre estaba listo para sonreír.
Skyler, por su parte entró a ver a Eros, siendo consiente de que estaba en una prisión de verdad, tal y como la protagonista de su historia, solo que realmente no había ningún homicida sensual ahí esperandola.
El ambiente se iba tornando cada vez más fúnebre y asfixiante. El olor a sudor, lágrimas y soledad revoloteaba en el aire y a ella le entraron ganas de vomitar.
-Entre ahí, señorita. Y espere un momento-le indicó el sujeto.
Skyler dio un paso dentro de ese cubículo y se sentó en una silla frente a una mesa pequeña a esperar.
No tuvo que esperar mucho, porque la puerta por donde había entrado se abrió y dos guardias se abrieron paso al interior con Eros Rabanne.
Ella, al verlo, se levantó alarmada pero la mirada hostil que le enviaron hicieron sentarse nuevamente con la boca abierta y la mirada llena de horror.
Los sujetos sentaron a Eros a la fuerza y le aseguraron los grilletes antes de colocarse en la puerta a vigilarlos.
-Eros...-susurró su nombre y este bajó la mirada, dispuesto a no mirarla a la cara.
Su masculino y atractivo rostro estaba magullado de golpes recientes y tenía el cabello desordenado y algunos de la cabeza le faltaba puñados de mechones, como si se los hubieran arrancado a la fuerza.
-Eros, por favor, mirame. No había podido venir a verte porque Jack me lo impedía. Pero estoy aquí-balbuceó, a punto de llorar.
Entonces él alzó la mirada y la miró a los ojos. Sus aterciopelados ojos verdes irradiaban incertidumbre y angustia.
-No debiste venir aquí-le dijo con la voz rasposa-hice esto para que estuvieras a salvo. Vete.
-¿Cómo puedes pedirme que me vaya, si yo te necesito y no soporto verte encerrado aquí?-el llanto comenzó a fluir, pero no le importó. Deslizó su mano sobre la mesa para colocarla sobre las de él que estaban inmovilizadas por los grilletes y sintió el estremecimiento de Eros bajo su tacto.
-¿No lo entiendes? Bob King planeaba hacerte daño porque le gustaste para sus cosas retorcidas y es más que obvio que yo no iba a permitirlo-le gritó, molesto, pero ella no retiró la mano.
-Estoy agradecida por lo que hiciste y es por eso que no voy a dejarte solo aquí. Vamos a encontrar la manera de sacarte.
-Ay, cariño-él la miró con ternura y sonrió tristemente-yo jamás saldré de aquí. Soy muy culpable para que me den libertad. Lo mejor será que me olvides y sigas tu camino hacia el éxito. Yo estaré apoyandote desde este sitio.
Tras escuchar sus palabras, ella lo soltó y lo miró herida.
-¡Eres, técnicamente, mi papá!-vociferó con ira y a pesar de que los guardias le enviaron una mirada de advertencia, no le importó-eres la única figura paterna que tengo y no te abandonaré.
Los ojos de Eros se abrieron como platos y le tembló el labio inferior. Tenía tiempo que ya no lloraba porque había logrado superar a Annie, pero ahora había comenzado a llorar por esa chiquilla que tenía enfrente, a quién miraba como una hija y ella lo miraba como padre y se sintió devastado. Meses atrás ni la conocía y ahora incluso estaba en prisión para que ella estuviera a salvo.
-Aunque quisieras ayudarme, no puedes hacer nada-sollozó y entonces ella rodeó la estúpida mesa para abrazarlo con fuerza.
-Encontraré la manera, lo prometo.
-Jack también me lo prometió y agradezco el gesto...
-¡Vas a salir de aquí!-lo agarró de las mejillas y besó su frente-tenlo por seguro y sé positivo.
Entre lágrimas, aquel hombre sonrió por la determinación de su hija adoptiva.
-Voy a modelar lo mejor posible y estarás ahí para verme, ¡Te doy mi palabra!
-Mejo intenta tener la mente despejada, ¿Sí? Y no duermas sola en el departamento.
-Me estoy quedando en la nueva casa de Demian-le informó, sentándose de nuevo en el asiento.
Eros arqueó una ceja en su dirección y resopló.
-Bien, me alegro que tengas compañía.
-¿Quieres que te traiga algo mañana?
-¿Mañana?-los ojos de él se abrieron como platos.
-Sí, voy a estar viniendo todos los días a verte hasta que salgas de aquí.
-No. Claro que no-se negó.
-¿Por qué no?
-Tienes clases. Debes ir.
-Recuerda que la Universidad sufrió daños graves por las tormentas y no asistiré hasta nuevo aviso.
-De todas maneras no quiero que frecuentes este lugar, ¿acaso no te das cuenta donde estamos? En la maldita cárcel, cariño. Aquí no es un sitio para jovencitas.
-Aiden y Demian vinieron conmigo-le dijo con una sonrisita.
-Tampoco es lugar para ellos. Para nadie-gruñó.
-Lo sé y es por eso que quise venir a verte. No soporto tenerte lejos-añadió ella con incertidumbre-y quiero que mantengas en secreto esta visita, ¿Sí?
-Lo mantendré en secreto si juras por tu vida que ya no vendrás a verme.
-No lo haré, ¿estás loco?-exclamó, alarmada.
-Entonces se lo contaré a Jack y de todas maneras ya no vendrás.
-¡De acuerdo! Pero si hay un juicio, yo estaré presente aunque tú no quieras.
Diciendo eso, se levantó de la silla y no le dio tiempo a Eros de replicar. La chica lo abrazó con fuerza y salió de ahí lo antes posible.
Y mientras salía, llegó hasta donde había dejado sus pertenencias y antes de que se reuniera con los chicos, buscó su teléfono para llamarle a Jack y decirle unas cuántas cosas, no obstante, un mensaje por parte de Clark la detuvo.
Abrió el texto y lo leyó lentamente.
"Jack me mandó a vigilarte y sé que fuiste a ver a Eros. No le diré nada si vienes conmigo a dar una vuelta"
Frunciendo el ceño, le contestó.
"Vine con Aiden y Demian. No puedo dejarlos aquí"
A lo que Clark contestó.
"Aiden recibió una llamada por parte de Jack y Demian al parecer de su abogado, el que está viendo lo de su herencia, me parece"
Skyler se recargó en la pared.
"¿Y tú cómo sabes eso?"
"Jack me lo contó."
"De todas maneras, ¿Qué te hace pensar que Demian se marchó sin mí? "
"Le pedí favor a Dexter que fuera de casualidad al Amate y se ofreciera casualmente a llevarte a casa"
"Tu manera de tener todo calculado me asusta"
"Te dije que mi objetivo es que seas mía, ¿lo recuerdas? Haré lo que esté a mi alcance para que eso ocurra, lindura".
Lamento haberlas abandonado tantos días, pero como verán, ya estoy casi en la recta final de mi carrera universitaria y estoy haciendo mi servicio social desde ahora que ando en vacaciones de verano, así que pido disculpas. Estaré actualizando cada que pueda ♡ las amo y voten mucho!
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