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[NARRATIVA POR PARTE DE SKYLER NEWTON]

-Creo que...-la voz me salió aguda y temblorosa. No tenía las agallas de mirar a Clark a los ojos, por lo que continué ocultando el rostro detrás de mis palmas-esto deberíamos hablarlo en otro momento.

De pronto, la expresión de Clark, que había sido tierna y alegre, se tornó sombría en cuanto me animé a mirarlo.
Incluso retiró su mano y la colocó sobre su costado sin dejar de mirarme.

-¿Quién te entiende, Skyler? Me gustaría que me explicaras que es lo que tienes en mente. Actuas de una manera sumamente impredecible y es estresante-dijo con voz tajante-dices cosas y sorprendentemente haces otras. ¿Me ves como un tonto, al que puedes utilizar y luego desechar?
-No, Clark, yo...
-Dímelo claramente, ¿te gusto?-asentí rápidamente y alcancé a notar el fantasma de una sonrisa en sus labios-¿me amas?-volví a asentir, sintiendo el calor punzante del rubor en mis mejillas-si es cierto lo que te pregunté, ¿por qué te niegas a aceptarme?
-No quiero que ocurra lo mismo contigo así como con Demian...
-De acuerdo-bufó-¿me ves parecido a él?
-Para nada-articulé enseguida, sin saber a donde quería llevar el rumbo de la conversación.
-Entonces déjame estar contigo-alzó las palmas de sus manos-prometo que me portaré bien. No haré nada que te incomode, ¿qué opinas?

Me mordí el labio y quedé mirándolo varios segundos. ¿Qué podía decirle? Mi mente estaba dividad.
Una parte me gritaba que lo aceptara y la otra me suplicaba lo contrario, poniéndome la imagen de Demian ante mis ojos.

-No estoy segura de aceptar, Clark, y no porque no me gustes y no te ame, sino todo lo contrario. No quisiera lastimarte, así que desearía que me dieras tiempo.
-Te lo otorgo-dijo de inmediato-solo con una condición.
-¿Cuál?
-Que me dejes hacer esto cada que yo quiera.
-¿Qué cosa?

Fruncí el ceño con perplejidad y no preví lo que Clark tenía en mente hasta que sentí sus labios sobre los míos.
Debí haberme echado hacia atrás, pero la parte loca de mi mente gritó de felicidad y le correspondí; después de todo, Demian me detestaba y yo no podía hacer nada para remediar ese hecho.
Si me quedaba estancada, iba a resultarme más doloroso.
Tal vez, solo tal vez, estar de lleno con Clark me haría entrar en razón, desearle buena suerte y éxito a Demian en todo y centrarme en lo que la vida estaba dándome.
La situación era esta: Mis sentimientos estaban divididos por dos chicos, algo normal en la vida. A uno lo amaba desde hacía tiempo, gracias al fanatismo y apenas unas semanas me di cuenta que lo amaba de verdad.
Y al otro... lo odié por diez años por ser tan arrogante conmigo, pero resultó que estaba secretamente enamorado de mi y comenzamos a salir. Luego de esos momentos juntos, me enamoré y comencé a amarlo. Pero lo nuestro acabó tan efimeramente que recordarlo era doloroso.

Y lo que deseaba realmente era hacer lo correcto. Dejar de actuar por instinto y usar la lógica.
Estaba consciente que comenzar una relación con Clark Ravel, mi Supermodelo favorito no era la mejor opción, pero, ¿acaso no me serviría para cerrar mi ciclo con Demian y conocer nuevas cosas y horizontes?
¿Era tan difícil ser feliz al hacer las cosas que pienso correcto sin herir a alguien?

En ese momento del beso no quise pensar más y cuando nos apartamos, terminé por pronunciar unas cuantas palabras entrecortadas por mi respiración.

-Está bien. Salgamos.

El rostro de Clark se iluminó por completo y acto seguido, me echó los brazos encima y dejé que lo hiciera porque necesitaba sentirme protegida. Hundí mi nariz en el hueco de su cuello y me estremecí cuando él acarició mi espalda levemente.
Francamente me sentía una zorra en ese instante, puesto que acababa de terminar con Demian y ya estaba saliendo con alguien más. Tenía dos semanas de haber roto y ahora tenía a Clark.
Mentalmente me reprendí y cerré los ojos.
Estúpida. Estúpida. Estúpida.

-¡Hey!

Ambos volteamos a ver a Dexter y este, con toda la confianza del mundo, nos abrazó cariñosamente. Escuché el gruñido de Clark, pero el chico no se apartó.
-¿Saben? A pesar de ser el primer día del semestre, nos acaban de dejar un proyecto en equipo, ¿y adivinen qué?-nos miró con una sonrisa-somos un equipo.

Clark se las ingenió para deshacerse de su abrazo y me apartó de Dexter a la fuerza.

-Gracias-le agradecí a su amigo.
-No agradezcan, de todas maneras no pensaba hacer el proyecto solo o con alguien más. El equipo es de cuatro personas, así que les corresponde a ustedes buscar al cuarto-nos informó y ahogó un bostezo, provocando que sus ojos lagrimearan.
-Gracias-musitó Clark-has sido muy considerado.
-Obvio-le guiñó el ojo y acomodó las correas de su mochila como niño pequeño-en fin, ya me voy. Los primeros días siempre son aburridos, por lo que tengo programadas varias partidas de videojuegos con mis primos. ¡Nos vemos!

Lo observamos echarse a correr hacia su propio coche y no me di cuenta en qué momento fue que Clark se acercó los suficiente a mi para robarme un beso en los labios al voltear a él.
-¿Qué haces?-murmuré, llevandome los dedos a la boca, justo donde me había besado.
-Demandando tu atención-sonrió y volvió a besarme con total confianza.

Aquello era nuevo para mí.
Clark definitivamente era diferente a Demian en todos los aspectos.
Con Demian, yo lograba adivinar sus movimientos, pero con Clark no. Ni si quiera sabía lo que haría a continuación y se me erizó los vellos del cuello de solo pensarlo.
¿Y si me besaba de repente en frente de Eros o de Jack?

-¿Te gusta besar desprevenidamente, no es así?-lo acusé de manera divertida.
-Esa siempre ha sido la táctica que me identifica-contestó, orgulloso de sí mismo. Rodé los ojos y él rio-y no sabes cuanto tiempo he estado esperando para robarte besos...

No obstante, a pesar de que me lo estaba advirtiendo, no volví a prever sus movimientos y me besó otra vez.

-Eres rápido-asumí, cubriendo mis labios con la mano-pero sabré cuando lo quieres hacer de nuevo sin mi consentimiento.
-¿Me estás retando?-estrechó los ojos, emocionado.
-Sí.
-Pero si los besos robados son los más excitantes.
-A mí me gustan los besos dulces-le informé.

Clark se llevó unos dedos a la barbilla y se quedó pensativo.

-Puedo darte los besos más dulces que quieras, pero también me encantaría que te animaras a probar a menudo los que son mi especialidad.
-Estamos comenzando, hay que darle tiempo al tiempo-dije y caminé hacia la puerta del copiloto para darle el avión-¿me llevas a casa?
-Por supuesto.

Nos deslizamos al interior y coloqué mi mochila sobre las rodillas, y desvié la mirada hacia las instalaciones de la Universidad.
Salimos del estacionamiento y nos dirigimos aparentemente al departamento de Eros.

-Quiero pasar a comprar una maletada, ¿quieres acompañarme?
-Sí, claro-acepté. Había algo de calor y la idea de beber algo refrescante me tentó.

Llegamos a una heladería y bajamos corriendo a comprar nuestras bebidas.
A decir verdad, en ese sitio no solo vendían helados y malteadas, sino también comida rápida, y no estaba tan lejos de la Universidad.
Conversamos de todo, excepto de nosotros hasta que recibí un mensaje por parte de Eros, exigiendo que le dijera donde estaba.

-Hay que irnos. Eros está preocupado por mí.
-Es demasiado aguafiestas-eludió Clark.

Al final de cuentas, salimos de ahí y nos subimos al Jeep.

-¿Le contaremos a Eros y a Jack sobre nosotros?-aventuré a cuestionar.
-¿Crees que lo tomarán bien?-elevó una ceja en mi dirección mientras se ponía el cinturón.
-Creo que nos matarán.
-Entonces lo mantendremos en secreto, ¿te parece?
-Por mí no hay problema. El que debe reprimir el impulso de besarme a cada segundo eres tú.
-Sabré contenerme, te lo aseguro.

Le contesté a Eros de vuelta y me coloqué el cinturón también.
Había sido un buen inicio de semestre al lado de mi Supermodelo y sus colegas atractivos.
No había nada de qué preocuparse. Nada podría salir mal.

Así que Clark encendió el motor y cuando se disponía a arrancar, un Matiz último modelo, al parecer, le bloqueó el paso, atravesandose frente a nosotros.
Agudicé la vista y reconocí al conductor.
Era Christopher, el novio de la hermana de Clark.
Rápidamente volví el rostro hacia él y percibí cólera y salvajismo en su mirada. Tenía apretadas las mandíbulas y los puños apretando el volante con fuerza.

-Cálmate, no caigas en su juego-le aconsejé-vete en reversa.
-Atrás también hay otro coche y le pertenece a uno de sus amigos-contestó con las palabras arrastrando.

Miré hacia atrás y sí, tenía razón. Otro coche nos bloqueaba el paso.

-¿Qué vas a hacer?-pregunté en un hilo de voz al verlo quitarse el cinturon y abrir su puerta.
-A exigirle que me diga cual es su problema ahora.

Bajó rudamente y cerró la puerta de golpe. Lo vi voltear hacia a mi y oprimir un botón. El Jeep emitió un sonido y tardíamente comprendí que había asegurado las puertas para que yo no bajara y nadie subiera.
Intenté por todos los medios abrir las puertas pero fue imposible.
Lo único que podía hacer era llamar a la Policía o a Eros mientras observaba como Clark era rodeado por varios chicos, incluido ese rubio.

Con las manos temblorosas, comencé a marcar el número de Eros, pero el ruido de golpes y forcejeos captó mi atención.
Ahogué un grito y mandé a segundo plano la llamada. Forcé la puerta, pero esta no cedió.

No esperaba algún tipo de milagro, pero sorpresivamente ocurrió.
Un coche ajeno a todos, irrumpió a mitad del conflicto y amenazó con arrollarlos si no se detenían, y acto seguido, tocó las bocinas, desorientandolos, excepto a Clark. Este aprovechó la oportunidad y corrió al Jeep.
Subió de la manera más drástica y mirándome, me ordenó:

-Agárrate bien.

No sabiendo a qué se refería, me sujeté bien del asiento y vi como mandaba al carajo cualquier tipo de cuidado y echaba reversa, colisionando con el coche de atrás y abriéndose paso a la calle.

El coche que nos había, aparentemente ayudado, se dio a la fuga y Clark lo siguió a toda prisa, impulsando el Jeep a una velocidad excesiva.

-¿Qué querían ellos?-pregunté con desdén. Él aún continuaba conduciendo muy rápido.
-Lo de siempre, intimidarme-respondió en un siseo-iba a caer en su juego, pero gracias a Dexter no ocurrió.
-¿Dexter?-junté las cejas.
-Fue él quién intervino con su coche, pero es tan estúpido que tal vez se le ocurra distraerlos más-dijo-mira-señaló el coche de adelante y lo observamos girar en una esquina-¡Idiota!

A tientas, Clark buscó su teléfono y me dijo que lo llamara.
Busqué el número y le marqué.
Dexter contestó al instante.

-No es buena idea que me llames ahora...
-Deja de ser un idiota y regresa. Me haré cargo de ellos-le ladró Clark.
-Estás con Skyler. Si te haces cargo, también la van a molestar.
-Esto no es una película, idiota.
-Da igual. De todos modos mis primos me cancelaron la partida de videojuegos, así que estoy libre...

En eso, los mismos coches que nos habían bloqueado el paso, se adelantaron y siguieron a Dexter.

-Llamaré a la Policía-añadí en voz demasiado alta para que Dexter estuviera al tanto.
-Van detrás de ti-le informó Clark.
-Los perderé. Ustedes larguense-nos dijo y a continuación colgó.

Se me erizó la piel y apreté los puños sobre mi regazo.

-¿Por qué sigue empeñado ese chico a molestarlos?-mascullé.
-Porque son unos imbéciles. A Christopher no le basta con estar con Jodi para joderme más.

Elevé los ojos al techo y resoplé.
-Si quieres puedo hablar con esos tontos para que dejen de estar jugando.
-¿Quieres que te persigan el resto de tu vida?-inquirió con una mueca de burla.
-Bueno, pero al menos lo habré intentado y además, ¿no me están molestando de todas maneras ahora?
-Lo sé, pero...
-Ya, no haré nada. Pero debes parar todo esto.

Hizo caso omiso a mi protestar y se frotó la mandíbula distraidamente con una mano. La parte donde le incomodaba estaba roja e inflamada.

-¿Te duele?-le pregunté lo más lo obvio del mundo y pensé que quizá me contestaria con ironía, pero no fue así. Estaba demasiado concentrado conduciendo como para reparar en mis tontas palabras.
-¿El qué?-murmuró vagamente.
-Tu rostro.
-Ah-frunció el entrecejo-la verdad no. Estoy molesto.

Cambió de velocidad y aceleró.
Reconocí el camino hacia el departamento de Eros.

Recibió una llamada de Dexter, la cual no contestó al instante, sino que esperó un poco para disminuir la velocidad y atender la llamada sin altavoz.

-¿Dónde estás?-espetó Clark, y aguardó varios segundos-¿estás demente? Quédate ahí. Iré a dejar a Skyler y te alcanzo.

Colgó y percibí angustia en su mirada.
¿Qué estaba pasando?

-Ni se ocurra dejarme y luego irte-farfullé.
-Creo que Christopher quiere terminar varios asuntos y le haré el favor...
-¿De verdad quieres intentar algo serio conmigo?

Él volvió le rostro rápidamente a mí con confusión.
-Sí.
-Entonces llama a Dexter y dile que se vaya de ahí porque no vas a ir.

Clark soltó una risa divertida.

-¿Qué es lo gracioso?-inquirí.
-Es que me tratas como si fueses mi mamá o algo así.
-No soy tu mamá, pero tampoco voy a dejar que vayas a buscar pelea con esos tipos.
-No voy a pelear-sentenció sin mirarme.
-Sé que mientes.
-En serio, Skyler, este problema se hará más grande si no lo detengo ahora.
-¿Y es tan necesario que lo resuelvan a golpes?

Se encogió de hombros y continuó conduciendo con la vista al frente.

-¿Te das cuenta que esto no es algún juego divertido? Si de verdad quieres zanjar el problema, hablalo seriamente-insistí.

Me incliné hacia adelante con violencia gracias a que Clark frenó de golpe al pasar un tope.

-De acuerdo-bufó al cabo de varios segundos. Detuvo por completo el Jeep y me di cuenta que estábamos en el departamento de Eros.
-Háblale a Dexter.
-Le enviaré un mensaje de texto.
-No, no. Háblale.

La mirada furtiva que Clark me envió hizo que yo cerrara la boca.

-Skyler, creo que estás...
-¡Vaya! Y yo preocupandome por ti-grazné, molesta-lárgate a pelear con esos imbéciles y no te atrevas a buscarme o hablarme.

Abrí la puerta y salté fuera del Jeep con rabia.
Sin embargo, él bajó corriendo y me agarró del brazo, deteniendo mi caminata hacia el porche de Eros.

-Dexter, no iré a encontrarme contigo. Decidí quedarme con Skyler, vete a casa-le oí decir y giré la cara para verlo. Clark sostenía el teléfono en su oreja con las cejas arqueadas-no, no estoy loco, es solo que ahora no estoy de humor.

Colgó y guardó el móvil en su pantalón.

-¿Ya estás feliz?
-No.
-¿Qué?

Mi respuesta lo tomó desprevenido.

-Aunque hayas evitado una pelea, no quiere decir que hayas desechado la idea de continuar en conflicto con esos chicos.
-¿Qué más quieres que haga?-se mostró desesperado.
-Habla con Jodi y dile que su novio no ha dejado de molestarte y que ya estás cansado.

Las comisuras de los labios de Clark se curvaron hacia arriba y luego bajó la cabeza, ocultando una sonrisa.

-¿Qué?-increpé.
-Te ves tan linda enfadada que no puedo resistirme a besarte.

Me agarró de las mejillas y me besó deliberadamente, dejándome aturdida.
Había sido besada por Clark Ravel alrededor de seis veces o más en el día y aún no sabía como reaccionar.
Y de no ser porque alguien se plantó detrás de nosotros, él hubiese continuado besandome sin miramientos.

-Tal parece que nuestra conversación entró por uno de tus oídos y salió rápidamente por el otro-gruñó Eros lo suficientemente cerca de mi oreja para que yo diera un respingo.

Lo miré con los ojos entornados y me resguardé atrás de la espalda de Clark y él plantó cara a Eros.

-Sé perfectamente bien lo que hablamos-agregó con suspicacia-pero no voy a dejar pasar la oportunidad de intentar algo serio con ella. Además, Skyler decidió aceptarme, ¿no es así, linda?

Por encima de su hombro, estiré el cuello y me crucé con la verde mirada de Eros, que detallaba decepción. Y en contra de mi voluntad, asentí. Después él alzó las cejas y suspiró contrariado.

-Ni modo-dijo secamente-métete al departamento, Skyler. Hablaré un segundo con Clark.
Obedientemente, afiancé mi mochila y me abrí paso hacia el porche bajo la mirada oscura de Clark.
Le dije "adiós" con la mano antes de entrar al departamento.

Traté de asomarme a la ventana para presenciar y escuchar la plática, pero resultó imposible, ya que Eros llevó a Clark detrás del Jeep donde mi campo visual no entraba.
Sulfurada, deseché el interés de intentar indagar y fui a mi habitación.
Esperé a que Eros volviera, pero al cabo de media hora decidí darme una ducha.

Cuando me hallaba cambiandome, escuché los pasos de Eros en el pasillo y me apresuré para encararlo.

-¡Eros!-exclamé, saliendo.
-¿Sí?-esbozó una dulce sonrisa al darse la vuelta.
-¿De qué hablaron Clark y tú?-fui al grano.
-Uhmm...de muchas cosas-dijo, sin dejar de sonreír-pero nada que pueda preocuparte-se acercó a mí y me acarició la cabeza suavemente.

Besó ligeramente mi frente y entró a su estudio.

Aquel día fue el primero de muchos en los que iba a ser lo mismo.
En la Universidad me la pasaba con Clark y algunas veces, en las que él no podía estar, Dexter se quedaba conmigo, ya que Clark solía ir a clases extraescolares con un profesor, quien le enseñaba a tocar el piano y tanto Dex y yo, aguardabamos afuera del aula o íbamos a comer algo a la cafetería, pero nunca me hallaba sola.
La mayoría de compañeros de clase optaban por ignorarme, ya que sabían que Clark y Dexter eran mis amigos o "guardaespaldas" como bromeaban algunos.
Me sentía cómoda a decir verdad. ¿Qué chica no se sentiría bien si dos chicos súper lindos y sexys cuidaban de ella en todo momento?

Así fue el primer mes.
El tal Christopher continuó queriendo buscarle pelea a los chicos, pero ellos hacían caso omiso, ya que mis platicas constantes acerca de la violencia los había hartado y me hicieron caso solo para cerrarme la boca.

Mi entrenamiento en el gimnasio siguió estando a manos de Eros. Él, a final de cuentas, resultó de mucha ayuda. Bajé seis kilos más en cuatro semanas y comencé a ver cambios realmente novedosos en mi persona. Incluso fui premiada para ir de compras por ropa nueva y de mi talla.

Todo parecía ir bien. Ya no lloraba más por Demian, gracias a que Clark había cumplido su palabra: Hacerme olvidarlo. Y si que funcionó.

Sin embargo, a mediados de abril, mientras estábamos en clase, el profesor se disculpó con nosotros y salió al pasillo a paso apresurado.
Volví el rostro hacia Clark, quien había arrastrado su pupitre cerca del mío y mantenía un brazo en el respaldo de mi silla para tenerme cerca, postró su oscura mirada en mí y sonrió maliciosamente. Ese día había faltado la chica de adelante y el lugar estaba vacío.

-Ha salido el profesor, continuemos con esto-exigí, emocionada.
Agité la mano derecha al mismo tiempo que él y perdí.
Estábamos jugando piedra, papel o tijera, y el que perdiera, iba a gritar tonterías en el campus.

-¡Gané!-chillé al envolver su puño con mi palma.
-Apenas vamos dos de cinco-sacó la lengua y volvimos a agitar las manos en el aire.

De pronto, los pasos apresurados del profesor nos silenció y los demás, con aburrimiento, continuaron charlando en voz baja, excepto nosotros dos.

-Chicos, me han llamado de la dirección, avisandome que un nuevo estudiante se va a integrar con nosotros. Así que sean amables con él-dijo, luego de aclararse la garganta y señaló la puerta abierta. Desviamos la mirada hacia donde él quería-vamos, chico. Pasa.

Bajé la mirada a mis apuntes, distraída. Me causaba aburrimiento presenciar ese tipo de cosas, por lo que comencé a garabatear corazones.
-Hola.

Dejé de dibujar y el bolígrafo cayó de mi mano, haciendo un ligero sonido en el suelo.
Esa voz.
Reconocería esa voz en cualquier lugar.
Mi corazón comenzó a palpitar rápidamente y sentí como Clark apretaba el respaldo de mi silla con fuerza.

-Presentate chico-le instó el profesor y yo me negué a alzar la vista. Estaba a punto de darme un ataque asmático.
-Mi nombre es Zachary Demian Say, pueden llamarme Zac-bromeó-tengo 20 años. Soy de San Francisco, California y espero llevarme bien con ustedes.

Mecánicamente y horrorizada, levanté la cabeza poco a poco hasta encontrarme con sus ojos chocolates, que me miraban expectantes. Simulaba tener una sonrisa cálida, pero sus manos empuñadas en sus costados me daban a entender que se estaba controlando para no cometer homicidio ahí mismo.
Sentí seca la garganta cuando el profesor lo envió a sentarse en el asiento de adelante.
Pero de pronto, Clark se levantó drásticamente y en un segundo, levantó mi pupitre estando yo todavía sentada y me colocó en su lugar. Él situó su silla en mi lugar y se cruzó de brazos, esbozando una sonrisa áspera hacia Demian.

Nuestros compañeros, incluido el docente, fruncieron el ceño. Demian se había detenido en el lugar indicado y elevó una ceja en mi dirección.

-Siéntate, amigo-le dijo Clark con suavidad y apretó las mandíbulas.
-Gracias, compañero-replicó Demian, sentándose y enviandome una rápida mirada lobuna.

A los pocos minutos, Demian ya estaba haciendo amigos y me sentí desdichada. ¿Por qué demonios estaba aquí él? ¿con  qué  fin? Ya lo estaba olvidando.

-Vámonos-le oí decir a Clark de repente.
-¿Qué?-titubee al tiempo que me tomaba de la mano y tomaba nuestras cosas para salirnos de la clase en lo que el docente anotaba en la pizarra, sin embargo, cuando logré deslizarme detrás de Clark entre los asientos, una mano cogió la que me queda libre y me detuvo. Giré la cabeza hacia la persona y palidecí.
-Profesor, ¿se puede salir de clases a la hora que queramos?-preguntó con inocencia pero con los ojos en llamas y levemente se inclinó a mí y susurró:-Esta vez no voy a tentarme el corazón.
-Demian...-murmuré, incapaz de creer que nos estaba delatando y amenazando. Alcancé a verle un brillo maquiavélico en aquellos ojos chocolates y tragué saliva.

El profesor se dio la vuelta y nos fulminó con la mirada.
Clark no me soltó y tampoco Demian.
Cerré los ojos, encontrandome en una maldita situación tan patética.
¡Odiaba que Demian estuviera nuevamente en mi vida! Ni si quiera me causaba ganas de besarlo o abrazarlo, solo de patearlo. Estaba actuando como antes: Arrogante y egocéntrico.

-Señorita Newton, Señor Ravel, a la oficina del director-nos ladró el profesor y escuché el gruñido de Clark arrastrarme con él a la fuerza.
Demian soltó mi muñeca y corrí con Clark al pasillo.
Y estando una vez fuera, rompí a llorar de frustración. Él me cobijó en su pecho y besó mi cabello, tratando de calmarme. Los temblores de mi cuerpo no anunciaban nada bueno y tampoco el hecho que había vuelto a sentir la falta de oxígeno.

-Tranquilizate, por favor, no te pongas así-murmuró Clark, intentando calmarme-voy a averiguar que es lo que hace aquí y haré que se largue.

Asentí entre sollozos y lo abracé.

El profesor salió a vernos y no dijo nada al verme abrazada con Clark, simplemente escuché un ligero "los espero allá", seguido de sus pasos alejándose.

Clark me agarró de los hombros y dejó nuestras mochilas en el suelo.
-Vamos. Tenemos que ir a la dirección, yo hablaré solamente, no te preocupes.

Nos encaminamos a la dirección y aún tenía los temblores y sollozos a causa del llanto. Él me obligó a esperarlo afuera del cubículo de la dirección mientras lo arreglaba. Apenas vi al profesor en el interior que lo esperaba.
Se cerró la puerta y miré mis tenis.
Las mochilas las coloqué en la silla posterior y me limpié la cara rápidamente.

La impresión seguía corroyendome por dentro y negué con la cabeza.
Me di cuenta que iba a tardar, por lo que, dejando las mochilas ahí, caminé hacia los bebederos por un poco de agua.
Suspiré y bebí la deliciosa agua.
Limpié mis labios y giré sobre mis pies hacia la dirección, pero ahogué un grito al toparme frente a frente con Demian.
Sus cejas estaban juntas, y tenía la mirada más salvaje. Hizo una mueca de desprecio y tiró su mochila al suelo, al segundo que me agarraba del brazo y tiraba de mi a la fuerza.

Traté de soltarme, pero su fuerza era mayor que la mía. Me llevó forcejeando hasta unos pasillos deserticos, donde, si yo gritaba, mis gritos se ahogarian con el bullicio de los salones vecinos.
Demian me empujó de lleno sobre una puerta y mi espalda la abrió de un golpe. Él volvió a empujarme, cubriendome la boca al entrar ambos a la oscura habitación.

Cerró la puerta con seguro y aproveché a gritar por ayuda, buscando alguna posible salida, pero era un salón sin ventanas, donde había utensilios de limpieza y lo supe por el olor a limpio y las escobas y detergentes  con los que tropecé.
La oscuridad no era densa, pero no tenía escapatoria.
Entonces sentí la respiración de Demian cerca de mí y no me moví.

Me estampó a la pared, colocando ambas manos a cada lado de mi cara.
-No te vas a deshacer de mí tan fácilmente-me gruñó a la cara y de mis labios salió un gemido abrumador cuando sentí su rodilla abrirme las piernas y presionar su cuerpo al mío.

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