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54

Clark la agarró de los hombros y apartandola de su pecho, la obligó a mirarlo a los ojos.
-¿Estás hablando en serio?

Ella asintió, volviendo a abrazarlo.

-Posiblemente el golpe te afectó-rio él-no creo que de verdad me ames más que a Say.
-¿Por qué no me crees?-se mostró ofendida.
-Porque él ha demostrado muchas veces que te ama y por ende, lo amas de vuelta. Y yo... yo desafortunadamente no he hecho nada para merecer tu amor.
-Y eso es lo curioso, Clark-enterró el rostro en su cuello-no hiciste nada para que yo te quisiera, solo me notaste entre tantas chicas que están detrás de ti y para mí eso fue suficiente.

Mientras Clark acariciaba la cabeza de la fémina, una persona los observaba con singular atención, detrás de unos obstáculos gigantes, donde era imposible ser visto.
Aun no podía creer lo que miraba.
Sin lugar a dudas, Skyler no era para él. Y tal vez para nadie.

Anthony se dio media vuelta y se dirigió a la salida para encontrarse con su amigo.

-¿Y qué pasó? ¿Los viste?-le preguntó su amigo ansioso.
-Sí, están jugando-le palmeó el hombro-vámonos, Demian.

Sin embargo, Demian percibió compasión en el rostro de su colega y frunció el ceño.
-¿A qué se debe esa expresión en tu cara?
-Recordé que tengo que terminar un proyecto-le contestó, evadiendo su mirada-ahora andando. Es muy temprano, si te vas a ver con ella a media noche, descansa un poco antes de verla.
-Estás actuando muy extraño, ¿tiene algo que ver con Skyler?-lo siguió hasta la calle pisandole los talones.
-No, claro que no-le sonrió levemente antes de meterse al coche-simplemente que ese proyecto no puedo dejarlo a medias. Y venir a espiarlos me pareció algo absurdo. Sube ya.

Ante el cambio repentino de humor de Tony, Demian obedeció.
Ambos amigos se marcharon del club de mini golf antes de que Skyler y Clark salieran de ahí.

(...)

Horas después, cuando Skyler se hallaba en su habitación, recibió un mensaje por parte de Demian, que la dejó perpleja, contando el hecho de que se sentía avergonzada por haberle confesado sus sentimientos a Clark, quien se comportó más lindo que de costumbre cuando regresaron a casa.

"Ya estoy aquí. Cuando creas que ya es hora, timbrame y me acercaré a tu casa. Te amo."

Se quedó mirando la pantalla del teléfono sin saber qué responder.

"Bien. Estaré al pendiente para que todos se duerman."

Ese mensaje era el más cortante que había enviado en su vida, por lo que le envió otro para camuflarlo.

"Espero me lleves a un lugar bonito, je, je."

Sonaba tonto, pero eso calmaria algún tipo de sospecha por parte de Demian.

-¿Qué me está pasando? ¿por qué actúo así?-se preguntó, frotándose el sitio donde la pelota la había golpeado. Tenía hinchada la frente y le dolía con solo rozarlo.

No, no era el golpe. Era su tonto corazón que la tenía confundida.
Demian no la engañó y debería estar feliz de que él la amara demasiado como para soportar una traición por parte suya.
Y por otro lado, Clark Ravel. Ese maldito modelo canadiense que no podía sacarselo de la cabeza y más porque lo tenía a solo una pared delgada de distancia. Estaba viviendo bajo su propio techo, ¡Dios Santo!
Una diabólica tentación.
¿Y si su "amor" por Clark Ravel era solo un capricho?

Cogió nuevamente su teléfono y le envió otro mensaje.

"VOY A SALIR AHORA. ACERCATE."

Demian le respondió casi al instante.

"¿Qué hay de tus guardias?"

"¿Crees que me importan?"

"Bien, ya estoy acercandome a tu casa."

Guardó el móvil en su pantalón y se asomó a la sala. Todo estaba en orden. Las luces estaban apagadas, excepto la lamparita de que estaba sobre la mesa del centro en la sala.
Escudriñó a su alrededor y no notó nada extraño. La puerta de Clark estaba cerrada y las escaleras desiertas.
Se deslizó con sigilo hacia la salida con las llaves de la casa en sus manos y salió corriendo al porche, sin tomarse la molestia de asegurar la puerta principal.

Miró a ambos lados de la calle y divisó la presencia de Demian detrás de su coche.
Él le sonreía tiernamente, ajeno a lo que ella le había dicho a Clark hacía unas horas.
Con la culpa corroyendo sus entrañas, se acercó a saludarlo con un beso fugaz en la mejilla, dejándolo perplejo.
-Llévame a olvidar un rato esta vida, por favor-le pidió, con ojos suplicantes. Demian se aproximó lo suficiente a ella para abrazarla.
-Lo haré-le juró.

Él notó un cambio radical en ella, donde no percibió ningún tipo de dulzura en su mirada ni afecto recíproco.
Pensó en preguntarle que ocurría, pero se lo guardó para no empeorar las cosas.

-¿Sabes? Me gusta tanto tu coche. Hace que me sienta segura.
-Es satisfactorio escucharlo-dijo él, poniéndolo en marcha.

Demian condujo en silencio varios minutos hasta que ella se atrevió a hablar.
-¿A dónde vamos?
-Dijiste que querías olvidar todo por un rato, ¿no?-la chica asintió-entonces déjame todo en mis manos. Cuando lleguemos a nuestro destino, lo sabrás.

Dentro de la mente de Skyler, reinaba la desesperación absoluta y nervios sofocantes. Tenía demasiada culpa como para mirar a Demian a la cara.
Él la amaba, no había duda.
Clark solo la miraba atractiva.

Y algo demencial la hacia amar a los dos con locura.
Pero francamente, de ambos chicos, tenía que admitir que el que lo amaba con todas sus fuerzas era Demian Say, a quien tenía a pocos centímetros de distancia, que estaba dispuesto a todo con tal de que ella siguiera a su lado.

Y a medida que se alejaban de las calles conocidas, ella se preguntó porqué todo aquello le tenía que estar sucediendo.
Antes había soñado y fantaseado con que dos chicos súper sexys se pelearan por su amor; y ahora, que el destino le había cumplido su sueño tonto, no lo quería.

-Honestamente no tengo un lugar concreto al cual asistir contigo-confesó Demian luego de un largo rato.
-Detente-le ordenó ella de pronto.

Y él, anonadado, obedeció y aparcó en una esquina desértica.
Las luces y sonido de los coches se escuchaban en la lejanía.
Eran las diez de la noche y parecía ser de madrugada.

-¿Qué ocurre?
-La verdad es que deseo estar contigo íntimamente y no veo necesario ir a algún sitio en particular.

Percibió que, tras su revelación, la respiración de Demian se aceleró y ella sonrió.
-No podemos hacerlo en el coche y menos a mitad de la calle-murmuró el chico con voz ronca-además, te respeto muchísimo como para hacertelo aquí mismo.
-¿Vamos a algún hotel?
-Eso es lo más apropiado... quiero que estés cómoda-se acercó a ella y le plantó un beso en los labios-pero no quiero que pienses que deseo estar contigo solo para...
-Hey, fui yo la de la idea-lo hizo callar con un beso, a lo que él suspiró relajado-en serio, anhelo estar contigo, ya sabes...

Demian perdió el hilo de sus pensamientos al besarla de la manera más desesperada y excitante.
Él, en términos generales, estaba totalmente enamorado y embriagado de ella hasta la médula.

(...)

Demian era su amigo, y era de las pocas personas que sabían acerca de su orientación sexual, o más bien, era el único en su círculo de amistad que estaba al tanto de todo, exceptuando el hecho de que ni su familia lo sabía.
Y como le tenía mucho cariño y lo consideraba como un hermano admirable, no podía tolerar que Skyler Newton, la tonta nieta del director de la Universidad y novia de él, le hiciera algo tan bajo y aún así tener el descaro de besarlo o decirle palabras dulces después de haber hecho lo mismo con otro chico a sus espaldas de Demian.
Anthony estaba consciente de que no era de su incumbencia meterse en la vida de los demás; pero era necesario. Tenía que abrirle los ojos a su amigo y apartarlo de esa chica.
Así que cuando vio a Demian salir de su casa, llamó a un taxi y lo siguió hasta la casa de Skyler, donde esta salió a su encuentro. Tuvo que sobornar al taxista para que siguiera sigilosamente a sus amigos sin ser captados.
Odiaba inmiscuirse en asuntos ajenos, pero esta vez tenía la obligación y derecho de intervenir.
Demian no podía estar con alguien que lo engañaba de la manera más vil a sus espaldas. A pesar de que Anthony no podía creer que Skyler fuese esa clase de chica, la iniciativa de evitarle un golpe al corazón de su amigo era palpable.
De todas maneras iba a sufrir, pero que mejor si lograba concluir esa relación enfermiza antes que alguna circunstancia de mayor riesgo se presentara.

-Se ha detenido el coche, joven, ¿Qué hago ahora?

La voz ronca del taxista lo hizo salir de su ensimismamiento y parpadeó, procesando lo que sucedía.

-Quedemonos aquí un momento. Si ellos se ponen en movimiento, sigalos nuevamente-sentenció el chico-le pagaré lo que sea necesario, pero ayudeme.
-Espero no seas un joven criminal.
-De ninguna manera, solo deseo salvar a mi amigo de una ruptura amorosa.

El taxista no añadió nada más y se quedaron a una calle de distancia, acechando a la pareja; hasta que de pronto, Demian echó a andar de nuevo su coche.

Anthony no tuvo la necesidad de pedirle al taxista que los siguiera, porque así fue. El señor comenzó a seguirlos con más discreción.

(...)

¿Qué era aquello que había sentido cuando Skyler Newton le confesó que, a pesar de amar a Demian Say, también lo amaba a él,  incluso más?
Hubiera estado muy contento de oírle decir esa confesión, pero realmente no lo estaba. Algo le impedía ponerse feliz.
Tal vez porque ella no lo amaba de verdad y solo estaba viendo algún tipo de espejismo en él, donde miraba reflejado a Demian.
Clark tenía la clara certeza que no amaba a Skyler. Le gustaba, la miraba preciosa con todo y su carácter impulsivo. Pero no podría igualarse al cariño que sentía por ella al gran amor que Demian desbordaba por la misma persona que él. Skyler.

Esa chica era amada con locura por un chico que sería capaz de todo por su amor.
Pero, ¿Quién era él para meterse en esa relación?

Se dio de golpes en la frente, tratando de encontrar una respuesta positiva a esa pregunta.
-Soy su ídolo-carraspeó-me ha amado desde antes de conocerlo. Eso me hace alguien importante...

Y negó rápidamente con la cabeza.

-No. No me hace alguien importante, sino todo lo contrario. Soy alguien ajeno a ellos dos-masculló y se dejó caer de espaldas a la cama-ni si quiera sé qué demonios hago aquí. Quiero ir a casa.

Se levantó rápidamente y se calzó los tenis para ir en busca de Skyler y hacerle saber su decisión.
Salió al pasillo y tocó a su puerta.
No obtuvo respuesta después de cinco minutos y se aventuró a abrir, pensando que quizá se hallaba dormida.

Escrutó la habitación entera y no la encontró por ningún lado y se debatió entre volver a su habitación y fingir no saber nada o hablarle a la madre de ella y decirle sobre su ausencia.
No le gustaba ser chismoso, pero, ¿y si le pasaba algo a Skyler?
Sacudió la idea de inmediato y corrió a hablarle a Rose Brown.

(...)

-Antes de ir al hotel, quisiera hablar contigo un rato, ¿es eso posible, Demian?

El chico, cuyos ojos color del chocolate, la miró fijamente y sonrió ante su petición. Le agradaba más si iban poco a poco, ya que esa noche era suya por completo.

-¿Te parece si vamos al puente Golden Gate?-sugirió él.
-Claro, ¿por qué no?

Y muy dentro de la mente de ella, se disparó un sentimiento de desasosiego repentino. Tenía una extraña sensación al respecto.

Cambiaron de rumbo y se dirigieron al puente, donde se hicieron promesas hacia unos meses, en las que jamás pensaron tener problemas de ningún tipo.
Ahora, un breve lapso después, se hallaban yendo al mismo sitio.

-Ya no quiero seguir con el modelaje-le oyó decir con seriedad.
-¿Qué?-lo miró, incrédula.
-Haber aceptado esa oferta ocasionó muchos problemas en mi vida, en especial contigo. Y por eso decidí que no quiero destruir más lo poco que tengo hasta este momento.
-¿Ya se lo hiciste saber a Jack y a Eros?
-No-sonrió de una manera extraña y sin mirarla-aún no.
-Cuando te dije que quería hablar contigo me refería a un tema menos delicado que ese-dijo ella, arrugando la nariz.
-¿Entonces sobre qué?-se volvió a ella con perplejidad.
-Nosotros.

Menos mal que ya habían llegado al puente, ya que de lo contrario, Demian hubiese optado por ir más rápido y así pensar un poco en aquel tema de conversación que quería discutir ella.

-Lo hablamos por teléfono-acotó él.

Skyler rodó los ojos, pensando en lo absurdo que habían sonado sus comentarios.

-Prácticamente no hablamos en nada en concreto. Y lo sabes.
-¿Quieres terminar conmigo o algo así?-le espetó, molesto.
-Antes que nada, quiero hacerte sabedor de unas cuantas cosas.
-No evadas mi pregunta-replicó sulfurado, quitándose el cinturón, dispuesto a bajar del coche.
-No te estoy evandiendo, déjame hablar-protestó ella, irritada.

Demian cerró la boca y mirando al frente, donde los coches pasaban, la escuchó.

La chica respiró hondo, aclarando sus ideas y palabras antes de hablar. Se tomó un minuto entero antes de que se atreviera a continuar.

-Aquí mismo prometimos estar juntos siempre-señaló ella. Él no movió ningún músculo, pero entrecerró los ojos-así que quiero hacer una promesa más contigo.
-¿Qué tipo de promesa?-inquirió, desconfiado. Todavía se negaba a verla.
-Suena loco e incluso descabellado, pero quién mejor que tú-se echó a reír, tomandolo por sorpresa.
-Explicate porque no te comprendo.
-Me gustaría tener un bebé contigo-le soltó-suena estúpido, pero es cierto.

En ese instante, Demian volvió el rostro bruscamente a ella, incluso le dolió.
-¿Qué?
-Un bebé. Contigo.

Dentro de la mente de él se desató una tormenta de ideas y pensamientos confusos y nebulosos.

Tener un hijo no le asustaba, sino el hecho de que ella lo tomara a la ligera un asunto muy importante y delicado.

-¿A qué viene esa idea tan...?
-¿Sorprendente y loca?-bromeó Skyler. Él asintió con las mejillas ruborizadas.
-No me sorprende el hecho de tener un hijo, porque siempre te tuve en mente para que fueses la madre de mis hijos, pero lo que me tiene desconcertado es que lo has dicho de repente.
-¿Y cómo querías que te lo dijera?-se mostró perpleja.
-No sé. Lo normal es estar casados y planear una familia.
-¿Qué quieres decir?
-Si te casas conmigo, te daré todos los hijos que quieras.
-¿Casarnos?-vaciló la chica.
-Claro. Es más, cásate conmigo ahora mismo-le propuso.

La risa de Skyler se esfumó y su rostro perdió color, adoptando palidez.
-¿Casarnos?-repitió la pregunta pero sin el mismo tono divertido.
-Ya lo había pensado antes y que me hayas propuesto lo del bebé fue el impulso que yo necesitaba-dijo con emoción, sin rastro de desconcierto.

Tragando saliva, la chica se mostró conmocionada.
-Estaba bromeando sobre lo del bebé...
-Y yo sobre casarnos-arribó él rápidamente, con una sonrisa falsa, antes de que ella se diera cuenta de que realmente había hablado en serio y que su broma le había dolido.

Ambos se quedaron en silencio, meditando sobre lo que acababa de suceder.

-Lo siento-murmuró ella-no debí decir algo que no tenía sentido, ya que realmente quiero que hablemos de nuestra relación de manera civilizada, sin peleas.
-Y yo siento haber seguido tu juego-masculló Demian con indignación.

La tensión en el ambiente se incrementó a medida que transcurrían los segundos.
Había sido una mala idea verse y sacar esos temas para dialogar.

-Creo que estoy enamorada de ti, pero...-comenzó a decir Skyler y Demian apretó los puños-también de Clark Ravel. No sé cómo pasó, pero lo amo de la misma manera que te amo a ti...

Y ahí esa fue la cereza que adornó el pastel de la paciencia de Demian.
En tan solo un microsegundo, este abrió la puerta del coche y se deslizó al exterior con furia.
Corrió lejos de ella para situarse en medio del puente y mientras lo hacía, Skyler bajó también del coche y lo siguió con el corazón desembocando; ignorando haber dejado la puerta abierta.

Demian se acercó a la barandilla y de su garganta salió un grito desgarrador y demencial, que representó toda su impotencia y desolación. El grito fue acompañado de varios golpes hacia la fría y dura barandilla de metal hasta que sus nudillos comenzaron a sangrar.
Ella se detuvo en seco al verlo en ese estado. Jamás pensó que reaccionaría de esa manera, muy similar al personaje ficticio y homicida de su historia.

-¡AQUÍ PROMETISTE CASARTE CONMIGO CUANDO HUBIÉSEMOS CONCLUIDO NUESTROS ESTUDIOS!-le gritó a la cara, hecho un desastre y en medio de una crisis-¡PERO NO TE IMPORTÓ EN LO ABSOLUTO! ¡YO SIEMPRE TUVE LA RAZÓN AL MOLESTARME CUANDO ESTABAS CON ESE IMBÉCIL!

La chica titubeó y se le quebró el corazón al ver como el chico que tenía frente a él, se derrumbaba de la manera más terrible. Sus ojos chocolates estaban vidriosos y su voz ronca y temblorasa, guardando el llanto.

-Mira-dijo él con una calma drástica y lo vio sacar el collar de búho del bolsillo-tú, Clark y esta porquería se pueden ir a la mierda.

Y dicho eso, lanzó el collar a la oscuridad y se escuchó el pequeño salpicadero del agua al hundirse.

-Espero jamás volver a ver tu maldita cara nunca más-le ladró.

Acto seguido, Demian se encaminó a ella y pasó a su lado con pasos firmes, teniendo la intención de abandonarla ahí mismo.
La impresión que Skyler había recibido había sido tan radical, que sus piernas se quedaron ancladas al suelo, incapacitandola para caminar o reaccionar.
¿Si ella amaba más a Clark, por qué le había comenzado a doler el pecho de esa manera tan... asfixiante?
¡No! No le iba a dar un ataque asmático. No iba a permitirse ser salvada por lástima.
Arribó todo el autocontrol que pudo y logró moverse y darse la vuelta para confrontar a Demian.

Él se hallaba dentro de su coche, mirándola en la oscuridad. Ni si quiera estaban encendidos los focos, pero por el reflejo de la luna, alcanzó a divisar su mirada salvaje detrás del cristal.

Apretó los puños al verlo tan campante en el asiento y optó por acercarse con su poca dignidad que le quedaba.
Se rehusaba a llorar y con la barbilla en alto, se posó junto a su puerta.

-Me perdiste desde el momento en que te marchaste a Estocolmo-le espetó, molesta.
-Ojalá de verdad te hubiera traicionado con Sasha-replicó él, ácidamente-pero fue un idiota. Pero ya estoy harto y cansado de ti y de toda esta mierda.
-Por eso siempre te odié-le gritó con todas sus fuerzas-¡Jamás dejé de odiarte!

Y para ese entonces, ella ya estaba llorando.
-¡Yo también me odio!-gritó Demian en respuesta, saliendo nuevamente del coche. Ella retrocedió cuando él la agarró de los hombros con fuerza. Estaban a mitad del puente y curiosamente ningún coche transitaba esa hora-¡Me odio por haberme enamorado de ti! ¡Por esperar que me amaras con la misma intensidad que yo!
-¡Te odio, Zachary Demian Say! Ojalá jamás te hubiera hecho caso. Estaba mejor sin ti-chilló al tiempo que él retiraba sus manos.
-Olvida que alguna vez tuviste a alguien que de verdad te amó y estuvo dispuesto a todo con tal de verte feliz.

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