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[LA NARRATIVA VUELVE A MANOS DE SKYLER NEWTON]
La idea de salir del acogedor cubículo de Eros al tenebroso pasillo oscuro y encontrarme nuevamente con aquel hombre espeluznante, no me agradaba en lo absoluto. Pero tampoco sabía cuanto tiempo iba a durar Eros hablando con esos sujetos, por lo que giré el pomo de la puerta y asomé la cabeza al pasillo.
Continuaba vacío, tal y como había pensado; y el bullicio del otro lado taladró enseguida mis sentidos.
Aferré el teléfono en mi pecho y armandome de valor, salí de mi escondite.
Recordaba un poco la puerta por donde Eros me había conducido, sin embargo, dudaba de mi orientación exacta.
Llamé a Clark, pero este no me contestó, tal vez a causa de la música.
Caminé en medio de la tenue oscuridad hasta llegar a la puerta trasera, que recordé de inmediato y me abrí paso a la oscuridad del estacionamiento. Miré el coche de Eros e intenté llamarle otra vez a Clark.
-¿Dónde estás? Iba a contestarte, pero colgaste-dijo Clark al momento de atender mi llamada.
Giré sobre mis talones, observando a mi alrededor y escuchando muchas voces por todos lados, mezcladas con la música.
-Salí al estacionamiento trasero.
-De acuerdo, estaré ahí en un segundo-colgó.
Y en lo que él llegaba, me dediqué a mirar el cielo nocturno y pensar en Demian.
Era inevitable que mi mente no pensara en Demian, cuando mi corazón latía sólo por él.
Pero como hacía días que no sabía nada de él, mi corazón sangraba un poco más, pensando en su ausencia.
-¡Hey!
Clark llegó corriendo hasta donde yo estaba, cortando el momento emotivo con mi cabeza y tuve que sonreirle ligeramente.
Se había cambiado de ropa y lucía más guapo que de costumbre.
Intimidada por su resplandeciente apariencia, coloqué las manos sobre mis caderas con intención de intimidarlo también, pero al parecer, le cause risa porque comenzó a reír.
-¿Y bien? ¿hice algo que te causara divertidos?-le pregunté.
-Sí.
-Cuéntame, a ver si me rio también-increpé, irascible.
-Estás un poco irritada, ¿no?-dijo, sin borrar su tonta sonrisa.
-Bastante, sí-reconocí.
-Me estaba riendo por lo último que me dijiste en la llamada de ese rato-soltó de pronto, poniéndose serio.
-¿Eh?
-No voy a intentar nada contigo, Skyler. ¿Por qué no puedes asimilar que mi personalidad es así?
-¿Siempre eres tan pícaro, seductor y bromista?
-En efecto, sí-reconoció con orgullo y resoplé-aunque contigo estoy tratando de mantenerme al margen y no asustarte, pero al parecer, no está funcionando.
Respectivamente, comencé a sentirme avergonzada, ya que lo único que yo estaba pensando era que Clark quería seducirme, cuando a lo mejor, solo se trataba de simple amabilidad.
-Ya, perdona. Es que no estoy acostumbrada.
-Por ejemplo, si yo te abrazo ahora, ¿Qué pensarias? O, ¿Qué harías?
-Pensaría que no tienes motivo para hacerlo.
-Claro, pero, ¿y si te dijera que me nace hacerlo?-se acercó a mí y como la oscuridad nos envolvía en casi una totalidad, retrocedí y choqué con el cofre del coche de Eros.
Cerré los ojos un segundo al sentir su cercanía y pensé en recharzalo, no obstante, sentí la mirada de alguien a lo lejos, observandome con mucha insistencia y me tensé.
Nadie me había mirado de tal manera como para desear huir de ahí, por lo que en vez de mandar al infierno a Clark, tomé la iniciativa de abrazarlo.
-Vaya, esto es extraño-le oí decir a Clark, mientras me abrazaba también.
-Hay un hombre-susurré en su oreja-detrás de nosotros. Eros lo conoce, pero me da muy mala espina. Me mira de una manera espeluznante. Quédate así conmigo hasta que se marche, por favor.
-¿Dónde está?-me preguntó en el mismo tono de voz con el que le hablé. Parecía molesto.
-Atrás de nosotros-eché un vistazo y lo vi hacerse el despistado con su teléfono-finge estar en su teléfono.
-¿Quieres que me haga cargo de él?
-No-chillé en el instante que ese tal Bob volteó a verme y oculté el rostro en el cuello de Clark, aferrandome a él.
-Estás temblando-dijo y percibí que había apretado las mandíbulas-si ese hombre te tiene así es porque debe ser un maldito pervertido. Deja que me haga cargo de él...
-¿Qué haces aquí, Bob? Abandonaste la junta antes de que esta concluyera.
La voz de Eros surgió desde la puerta trasera y me escondí totalmente en el cuerpo de Clark, reteniendo la respiración. En cambio Clark, él apenas podía moverse, ya que se estaba asegurando de no ponerme a la vista.
-Vine a tomar el aire-se excusó el hombre-pero he hallado a tu hija en brazos de un joven.
-¿Qué?-la sorpresa en la voz de Eros me hizo maldecir en mi mente.
-Está justo allá-le informó el idiota hombre.
-¿Skyler?-Eros pronunció mi nombre con cautela y Clark se tensó.
Ambos estábamos en un gran problema, o al menos Clark, ya que se suponía que desconocía acerca del otro trabajo de Eros y verlo en ese momento ahí, no era algo del que Eros estuviera acostumbrado a ver.
Mandé cualquier intento de escapar y me aparté de Clark para darle la cara a ambos hombres.
Y en cuanto estuve en el campo visual del socio de Eros, este con el gran descaro del mundo, me echó un vistazo de arriba abajo con perversidad; gesto que tuve que ignorar a regañadientes.
-¿Qué haces acá afuera? Te dejé en mi cubículo-dijo Eros, extendiendo una mano hacia a mí.
-Necesitaba respirar aire fresco, papá-balbucee. Llamarlo papá era algo extraño.
-Vamos adentro-farfulló Eros y le envió una mirada a su socio-muchas gracias por mantenerme al tanto, Bob, ahora vuelve a la junta y yo me encargaré de ella.
Bob hizo una mueca de fastidio y entró de vuelta por la puerta trasera.
Estreché la mano de Eros y este tiró de mi hacia adentro.
-Ven también tú, Clark-le dijo.
Entorné los ojos y miré a Clark por encima del hombro. Él estaba igual de sorprendido que yo, y no tuvo otra alternativa más que seguirnos el paso.
En todo el breve trayecto del pasillo hasta el cubículo de Eros, él no habló, simplemente nos quedó observando unos minutos antes de decir algo.
-¿Cómo sabías que era yo?-le preguntó Clark tontamente.
-¿Crees que no reconocería tu perfil y tu manera de vestir?-añadió Eros con ironía y puso los ojos en blanco. Clark bajó la mirada, avergonzado-además, eres el único en este momento que trataría de proteger a Skyler aparte de mí.
Ambos levantamos la mirada a Eros y este frunció el ceño.
-¿Qué diablos hacían ahí afuera, bajo la mirada de ese sujeto?-nos espetó de pronto de una manera irracional. Parecía verdaderamente nuestro padre.
-Yo la llamé por teléfono para que nos viéramos en el bar, y en esos estábamos cuando llegó ese hombre y ella se horrorizó. Y no tuve otra opción más que servirle de escudo ante ese sujeto-comentó Clark con dureza.
-¿Y cómo fue que supiste que estaba ella aquí?-lo interrogó con suspicacia.
Clark volteó a verme y yo me mordí el labio inferior, pensando en una excusa.
-Los seguí desde el karaoke-contestó Clark con firmeza-y luego la llamé.
A pesar de que su respuesta me pareció convincente, Eros quedó insatisfechos, pero no objetó nada al respecto.
Se sentó en la silla reclinable del otro lado del escritorio y estrechó los ojos en nuestra dirección.
-Quiero que sepan que este lugar no es apto para ninguno de ustedes-sentenció-y menos ahora que Bob King sabe de su existencia. En especial tú, Skyler-me señaló con la barbilla y Claro desvío su mirada hacia a mi con desasosiego.
-Ha sido evidente que ese sujeto es un cerdo. Percibí su perversidad sin si quiera mirarlo-acotó Clark.
Eros se revolvió en la silla y se llevó una mano a la frente con aire lamentable.
-Bob King es un hombre que se encarga al tráfico de personas y de droga-siseó con sequedad.
Paralizada, sentí que un hormigueo de desesperación me recorrió la piel, dejándome temblorosa.
-Ay, Dios, ¡Eros!-Clark tuvo que bajar la voz al haberse dado cuenta que casi había gritado-¿y por qué tienes tratos con él? ¿acaso estás loco? De milagro sigues vivo y no vendido en algún lugar del medio oriente.
-Es un buen socio-le explicó-pero eso no significa que yo no le tema. Nuestra relación es laboral y acordamos no mezclar nuestros asuntos familiares en esto. Pero luego llegaron ustedes a la boca del lobo-resopló-temo por ti, Skyler.
Parpadee, y horrorizada, miré a Clark y él, a su vez, me agarró una mano para calmarme.
-¿Por qué dices eso? La estás asustando-vociferó Clark a la defensiva.
-Él se ha fijado en ella-soltó Eros de sopetón y con mucha preocupación-y sabe que si ella es de mi familia, no la debe tocar. Pero no me garantiza nada si la llega a encontrar sola en alguna parte y vaya a respetar nuestro acuerdo.
-Es absurdo-espeté-no vine aquí para ser intimidada por un imbécil. Así que me tiene sin cuidado lo que ese tipo pueda o no a llegar a hacer.
-Baja la voz-me rogó Eros-esto es delicado. Si tan sólo me hubieras hecho caso de no insistir a que te trajera, en este momento estaríamos en el departamento felizmente descansando.
-¿Jack está al tanto de esto?-cuestionó Clark.
-Sí. Pero no está de acuerdo.
-No puedo imaginarme porqué-bufó Clark con sarcasmo y apreté su mano.
Sin embargo, cuando yo estaba a punto de decir algo, alguien llamó a la puerta y tanto Clark y yo, respingamos.
Eros nos hizo señas para que guardaramos la calma y se aclaró la garganta.
-¿Quién es?
-Robian.
Nos envió una mirada fugaz y se levantó de inmediato se la silla. Se alació las arrugas del pantalón y se acercó a la puerta.
Respiró hondo y abrió.
En el umbral apareció un joven de más o menos nuestra edad con unos papeles en las manos.
Su apariencia era muy peculiar, ya que tenía rasgos asiáticos pero también de otros orígenes. No era feo, pero tampoco su presencia era meramente satisfactoria.
Y al momento que se percató de nosotros, frunció el ceño y ladeó la cabeza.
-¿Estás ocupado?-le preguntó a Eros.
-Mi hija y su novio tuvieron unos problemas con el coche y pasaron a verme. Pero ya se van-explicó Eros con una sonrisa.
Clark, para hacer más "creíble" la mentira, entrelazó sus dedos de la mano con los míos y yo reprimí el impulso de soltarlo.
-Nunca mencionaste una hija-se mostró curioso el chico y entró al cubículo, dejando los papeles en el escritorio.
-No hubo oportunidad-añadió Eros con suavidad.
-Como sea-le cortó el sujeto de manera tajante-ya revisé los montos de este mes y van como siempre, por encima de nuestras expectativas.
Continuaron hablando durante varios minutos frente a nosotros sin ningún escrúpulo.
Y mientras ellos conversaban, ni Clark ni yo éramos capaces de movernos o respirar de una manera precipitada por miedo a captar la atención de ese chico y causarle problemas a Eros.
-...así que debes estar por aquí más seguido-concluyó el tal Robian, mirándonos de reojo.
-Claro que sí-asintió Eros con tranquilidad, pero podría jurar que por dentro se hallaba desesperado.
-¿Ya te vas?-le preguntó el chico.
-Sí, de hecho ya íbamos de salida cuando tocaste la puerta.
Entonces Clark pasó un brazo por encima de mis hombros y recargó su cabeza en la mía para darle un toque de romanticismo a la mentira, pero lo único que yo quería era volver al departamento y jamás pisar el bar de Eros nunca más.
Eros se despidió muy educadamente del chico y cerró la puerta con incertidumbre.
-Hay que larganos de aquí, ya-objetó y hasta ese momento nos dimos cuenta que estaba sudando en exceso.
Salimos rápidamente del cubículo y en el estacionamiento nos detuvimos de golpe al encontrarnos con Bob King fumando un cigarrillo mientras nos miraba con una sonrisa.
-¿Tan rápido se van?
-Sí. Tenemos mucho que hacer mañana-replicó Eros, poniéndose frente a mí y Clark hizo lo mismo y quedé detrás de ellos.
El hombre no contestó, simplemente le dio una calada a su cigarrillo y sentí la mano de Eros buscando la mía.
Caminé con Eros y Clark a mis costados hasta el coche más próximo; el Jaguar de Eros y miré de soslayo a Clark.
-Estaré bien. Nos vemos mañana, ¿vale?
-¿Continuaremos con el entrenamiento?-le pregunté, esperanzada.
-Sí.
Me soltó al tiempo que Eros me abría la puerta de su coche y entraba al interior.
Hice una mueca al ver como Clark se alejaba de inmediato de ahí, en dirección al estacionamiento principal, bajo el escrutinio del socio de Eros.
Traté inútilmente de seguir a Clark con la mirada, pero mi campo de visión se vio opacado por varios coches hasta que ya no pude verlo más.
Eros se acercó a la salida y eché un último vistazo al estacionamiento en busca de Clark, pero fallé.
Salimos de los pequeños muros del bar y nos incorporamos a la calle, donde muchísimos coches nos tocaron sus bocinas por retrasarles el paso.
-¿No crees que deberíamos supervisar si Clark está bien?-murmuré.
-Llamale si gustas, pero no me detendré ni regresaré al bar-apretó las mandíbulas y me sentí ofendida.
Haciéndole caso a su sugerencia tajante, busqué mi teléfono y le llamé.
No contestó.
Intenté tres veces más y me mandó a su buzón de voz.
Y para mi mente había comenzado a pensar en cosas terribles, recibí un mensaje suyo.
"Estoy bien. No puedo contestarte la llamada. Aún voy llegando a casa."
Quise responderle, pero no era necesario. Además, ya estábamos aparcando fuera del departamento y una paz interior me invadió por completo.
Bajé dando traspiés y Eros abrió la puerta con aire sulfurado, tal y como un padre de verdad lo estaría después de que su hija le desobedeciera y lo metiera en problemas.
Opté por plantarle cara, pero en vez de regañarme o llamarme la atención, me abrazó con fuerza, al tiempo que me acariciaba la cabeza, como siempre solía hacerlo.
Perpleja, le palmee la espalda y él suspiró con alivio.
-Jamás vuelvas a insistir a que te lleve a lugares que no son aptos para ti, ¿entiendes?-dijo, aún abrazandome-por eso mantengo mi negocio en secreto. Ni si quiera tengo la seguridad de estar a salvo cuando voy solo hasta allá y llevarte fue una mala idea. Te juro que estaba desesperado, tratando de pensar en la manera de protegerte si en caso algo pasaba.
-Lo siento-murmuré, sintiendo su angustia a través de su abrazo-yo no pensé que era algo tan delicado. Te prometo no ser tan terca y hacerte caso.
-Y para rematar-siguió diciendo, pero esta vez me soltó y me instó a seguirlo al sofá. Nos sentamos y me agarró de las manos-Clark llegó en el momento menos oportuno. Tanto él y tú, a partir de ahora, tienen que tener mucho cuidado cuando salgan y traten de mantenerse lo más alejados de mi bar.
Asentí, escuchando con atención cada una de sus palabras, no obstante, no pude evitar pensar en la similitud de mi realidad con mi historia de criminales, en el cual tenían que cuidarse de personas que ejercían actos ilícitos.
La piel se me erizó y respiré hondo para calmarme.
-¿Ellos saben que trabajas en la agencia de modelos con Jack?-cuestioné.
-No. Claro que no-sonrió y me calmé-y tampoco saben donde vivo, por lo que no tienes de qué preocuparte.
-Entonces lo único que debemos hacer es evitar acercarnos y ya está-suspiré con tranquilidad.
Eros volvió a acariciar mi cabeza antes de ponerse en pie y mirar a través de la ventana la calle oscura.
-Ve a la cama. No te preocupes.
Sin protestar, como era mi costumbre, obedecí.
Y a decir verdad, mi cuerpo pedía a gritos descansar. Aunque no entendía por qué en ese momento mis extremidades dolían a morir, luego de mi único día de entrenamiento con Clark hacia dos días.
Ignorando el hecho de que Eros aun seguía contemplando la ventana, me alejé de él para ir a mi habitación.
Una vez dentro de mi dormitorio, me cambié de ropa y me metí a la cama, fallando en los intentos de no pensar en lo que habíamos vivido ese día y todo por mi culpa.
Después de despejar mi mente, revisé mis redes sociales desde el teléfono y vi que Clark estaba conectado en WhatsApp, por lo que tuve el valor de mandarle mensaje.
Skyler: Esperaba que me mandaras un mensaje más amistoso y menos pedante.
~Clark Ravel última vez a las... En linea.~
Clark: Perdóname. Lo que pasa es que tuve que conducir muy rápido para alejarme lo más posible de ese lugar. Pero ya estoy en casa:)
Skyler: Metimos la pata con Eros.
Clark: Sí. Espero que no tenga problemas con esos sujetos. No se miraban nada agradables, menos ese anciano de cabello rojizo.
Skyler: Es repugnante.
Clark: Olvidemos ese asunto, ¿Sí? De solo pensar en lo que pudo haber ocurrido por nuestra culpa me pone mal. Mejor pongámonos de acuerdo con lo de mañana.
Skyler: Eh... tú dirás.
Clark: a las 10 am paso por ti para ir a entrenar. Conseguí memebrecía en otro gimnasio, en uno al que yo solía ir antes de ser modelo.
Skyler: Necesito que me digas cuando es de dinero...
Clark: Eso lo vamos a pensar después. Solo prepárate para mañana porque esta vez si tendrás tu verdadera rutina.
Skyler: ¿Ya no estará de por medio Joanna?
Clark: No. Ya no más.
Skyler: ¿Cómo lograste convencerla...?
Clark: Se dice el pecado, no el pecador;) buenas noches, Skyler. Descansa, ¿está bien? Estoy muy cansado.
Skyler: Bien. De todas maneras no quería detalles de ese convencimiento.
Clark: Hahaha, ¡Cuida esos malos pensamientos!
Apagué el Wi-Fi, y me tumbé con la mirada al techo después de la conversación con Clark.
Él me había recomendado no tener malos pensamientos con respecto a la manera en la que logró convencer a su novia, pero mis malos pensamientos no giraban en torno a ellos, sino a esos sujetos extraños del negocio de Eros.
¿Y si querían saber la razón de nuestra presencia? ¿y si ponían a Eros en peligro solo por mi curiosidad tan estúpida?
Revolviendome en la cama, traté de olvidarme de ese asunto, pero no lo conseguí.
Al final de cuentas, quedé dormida en algún punto de la noche y desperté al día siguiente.
Realmente nunca pensé que las verdaderas rutinas de ejercicio iban a ser sumamente pesadas y horribles.
Los dos primeros días de entrenamiento quedé exhausta y con un gran dolor en todo el cuerpo.
Pero a medida que pasaban los días, mi cuerpo comenzó a sentirlo bien, incluso estremecedor.
Clark me dijo que se debía a que mi organismo se estaba acoplando al ejercicio y que por ningún motivo debía interrupirlo.
Pasaron muchos días, y el 14 de febrero estaba a solo un día; y con todo el entrenamiento, ni si quiera tuve tiempo de pensar en Demian, ya que de igual manera no me había llamado en mucho tiempo y tampoco me acordaba que, el 14 de febrero era el cumpleaños de Clark Ravel...
Hasta que ese día, martes 14 de febrero a la una de la mañana, decidí entrar a instagram para ver que había de bueno, ya que no tenía sueño; y fue ahí donde me apareció una fotografía con una publicación de Jack Mali donde felicitaba a Clark por sus cumpleaños. Ambos aparecían en la foto y me sorprendí.
¿Cómo era posible que me había olvidado del cumpleaños de mi modelo favorito?
Pensé en enviarle una felicitación de la misma manera de Jack, pero se me ocurrió una idea mejor: Felicitarlo cuando él viniera por mi para ir al entrenamiento.
A las siete de la mañana mis ojos abandonaron el intento de dormir y comencé a alistarme, ya que necesitaba planear el buen momento para felicitarlo.
En medio de la ducha, escuché la típica pista de melodías clásicas e instrumentales de Eros, provocando un estremecimiento en mi cuerpo.
Otra cosa que me tenía muy motivada era que ya había perdido dos kilos de peso con esos días de entrenamiento con Clark y ansiaba poder comunicárselo a Demian, pero parecía que él apenas tenía tiempo de respirar en Estocolmo.
Recibía de vez en cuando un mensaje de texto por parte de Demian, donde era muy exacto para relatarme el por qué de su ausencia de llamadas, por lo que evité protestar y dejarlo hacer su trabajo.
Lo echaba de menos, eso estaba claro, pero estaba sintiendo una especie de miedo por parte suya.
Ya no hacía lo posible por llamarme o mandarme mensaje. Era como si se estuviera olvidando de mí, pero luego los recuerdos de nuestros momentos juntos hacían que yo ignorara ese temor.
-¿Skyler, estás despierta?
Eros llamó a la puerta suavemente.
-Sí. Me estoy cambiando, en un segundo salgo-le dije.
-De acuerdo. Cuando salgas ve a la sala, quiero que veas algo.
Fruncí el ceño y me di prisa.
El atuendo deportivo que Clark me había dado era uno de los que más usaba a parte de los que yo había comprado con ayuda de Eros, y ese día me tocaba usar uno de los míos.
Me puse un pants y una sudadera luego de meter mi conjunto en la mochila deportiva.
Salí al pasillo y Eros me señaló que fuera de inmediato a la sala.
Y sin saber por qué tanta insistencia, obedecí.
Él me siguió picandome la espalda con el dedo para que caminara más rápido.
De pronto, hubo algo que captó súbitamente mi atención hasta llegar al grado de llenarseme los ojos de lágrimas y emitir un gritito de sorpresa.
Ahí, de pie junto al sofá, con el cabello crecido hasta un poco más abajo del cuello y barba de algunos días, pero con una pinta exquisita, se hallaba mi novio.
Demian Say estaba frente a mí, sostiendo un arreglo de girasoles que por poco llegaba al techo y una caja de regalo tamaño jumbo a sus pies.
Llevaba puesto un suéter negro tallado y unos jeans del mismo tono con mocasines en los pies.
Parecía todo un modelo. Incluso tenía un piercing en la ceja, dándole un toque sumamente rudo a su aspecto.
-Demian-dije en un hilo de voz y corrí hasta él.
50 votos y continuo.
Quisiera hablar un poco acerca de algunos comentarios que leí entre los capítulos acerca de que les molesta la manera de ser de Skyler, etc. Pero les comento que a la edad de 20 años nadie es maduro aún y menos en tomar decisiones para hacer lo correcto. Lo digo por experiencia propia, ya que en unos meses tendré 21 y sigo siendo inmadura e infantil en muchos aspectos. Y recuerden que la personalidad de Skyler nació gracias a que metí parte de mi personalidad en ella, no toda. Así que les recomiendo que continuen leyendo y cuando la historia concluya, hagan sus conclusiones; no antes.
Todo el mundo madura a su tiempo.
No puedes correr cuando apenas estás empezando a caminar :)
Saludos.
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