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Tenía varias opciones para lidiar con mi padre en ese momento:
Opción 1.- Asesinarlo.
Opción 2.- Asesinarlo.
Opción 3.- Asesinarlo.
Opción 4.- ¿Ya dije asesinarlo?

En los minutos siguientes al abrazo de ese niño, le envié distintos tipos de miradas fulminantes a mi padre, en la que cada una representaba la manera en la que deseaba matarlo por humillarme de tal manera. Solo por su hijo no estallé. No quería que me viera gritándole a su magnífico padre y tampoco yo quería problemas. ¿Y si se ponía a llorar? Me pondría más furiosa y terminaría matando a ambos. Así que me calmé.
-Namasté-murmuré entre dientes, respirando hondo y despejando mi mente para no convertirme en una homicida.
-¿Decías algo, hija?

Giré el rostro para verlo y estreché los ojos, iracunda.
-¿Por qué demonios me trajiste? No quiero hablar contigo y ya tenía planes con mi amigo-sisé.
-Pues yo quiero arreglar las cosas-espetó-y no me interesa si pensabas estar todo el día con ese mocoso. Yo soy más importante.
-¿Y así quieres que tenga al menos un poco de ganas para verte y soportarte? Fíjate bien qué es lo que estás diciendo. Hablas de una manera tan salvaje, vulgar y tediosa-sentencié-y sí, mi amigo es más importante que tú.
-Yo quería conocerte-escuché la voz del hijo de mi padre desde atrás.

Gruñí y me animé a mirarlo por encima del hombro.
-¿Te llamas Jake, no?
Él asintió, emocionado porque recordé su nombre.
-Bien, Jake. Dile a tu papá que quiero ir a casa. Tú y yo ya nos conocimos-sonreí forzosamente. El niño asintió y se dirigió a mi padre.
-Mi hermana quiere ir con su mami.

Carraspeando, mi padre no tuvo más remedio que asentir. Si yo no podía hacerle entender que no quería estar con él, al menos su nuevo hijo sí podía persuadirlo. Y ahí me di cuenta cuán amor le tenía a ese niño y a mí nada.
En todo caso, me valía con rábano, ya que nunca llegué a quererlo como para mendigarle un poco de afecto.

Tardó aproximadamente media hora en regresarme a casa. Y en todo ese tiempo entablé una conversación con Jake, quién al parecer, no era mezquino como mi padre, sino divertido.
-¿Cuándo te volveré a ver?-me preguntó el chico de repente.

Humedecí mis labios, pensando en alguna excusa o respuesta satisfactoria para él. Pero mi cabeza estaba blanco.
Por el rabillo del ojo, vi la sonrisa cínica de mi padre al verme en aprietos.
-Será cuando tú quieras-terminé por decirle.
-¡Mañana!-canturreó.
-No puedo. Un sábado posiblemente-sonreí genuinamente y mi padre aparcó en la acera de mi casa-pero sólo nosotros dos, ¿okey?-hice énfasis en las últimas palabras antes de bajarme-adiós Jake.
-Adiós, Skyler.

Con determinación, bajé sin despedirme de mi padre. Escuché claramente que mal decía entre dientes y rodé los ojos.
Entré a mi casa con alivio y me senté un momento en el sofá.
Y enseguida la cara de Demian se me vino a la mente.
Frustrada, busqué mi teléfono y le mandé un mensaje, pero no sin antes ver las diez llamadas perdidas de él.
Magnífico.
Él parecía ser como un novio, incluso más que eso. Se había vuelto más protector.

"Estoy en casa. No te preocupes"

Le envié un breve mensaje y apagué el móvil. No tenía ganas de nada. Únicamente dormir.

Apenas podía asimilar lo que había ocurrido.
Un maldito ataque asmático en el momento menos oportuno.
Técnicamente estaba vulnerable. Me había costado bastante salir adelante en ese aspecto de mi vida y por culpa de mi padre todo estaba estropeado.
Iba a volver a cargar conmigo el inhalador y ser un bicho raro en la Universidad, genial.

Clark Ravel.
Oh...
Él era lo único que me hacía sentir bien en todos los aspectos, aparte de Demian.
Porque era un sueño. Un chico hermoso como él me había notado entre tantas admiradoras y sin lugar a dudas era sorprendente.
Fui a mi habitación y encendí mi portátil para revisar su perfil y checar wattpad sin necesidad de encender mi teléfono y ser víctima de algún mensaje o llamada de Demian.
El último capítulo que había subido había rebasado los 140 votos y casi treinta comentarios.
Otra razón más para sonreír.
Lo que más me encantaba eran los comentarios halagadores y halagadores. Tenía, por obviedad, a las mejores lectoras de todo wattpad.
Había quiénes continuaban leyendo mis locas historias desde el inicio y otras nuevas que juraron leerme siempre.

Luego de un rato de ocio, apagué la computadora y me acosté en la cama con la intención de dormir, pero el timbre comenzó a sonar, talandrome los sentidos.
Irritada, enfurañada y encolerizada, corrí a abrir la puerta.

Respiré profundo y pensé en cosas lindas para no asesinar a Demian. Él entró sin mi consentimiento y me abrazó.
-¿Qué demonios...?
-¡Quedé demasiado preocupado!

Me apretó con fuerza y fruncí el ceño ante tan inesperado abrazo. Intenté por todos los medios apartarlo pero fue imposible. Empujar a Demian Say era como tratar de derribar un muro de ladrillos.
-¡Mucha confianza!-chillé.
-De veras que no te importa que me haya preocupado por ti-por fin me liberó pero me agarró de los hombros. Tenía ojos de loco y arrugué la nariz.
-Después de todo era mi padre quién me llevó-dije.
-Sí, pero no estabas consciente de lo que pasaba.
-Relájate-le aconsejé y lo obligué a sentarse en el sillón-estoy bien y planeaba  dormir.

Demian asintió y bajó la mirada. Parecía deprimido y un poco avergonzado, puesto que su visita no fue bien recibida por mí.
Su rostro estaba ligeramente ruborizado y parpadeaba mucho. Y sus manos temblaban al igual que sus hombros.
-¿Demian?-le toqué el brazo y él volteó a verme furtivamente.
-Nadie nunca agradece cuando me preocupo por ellos. Es decir, ¿Qué hay de malo con querer cuidarlos y protegerlos?-se le había dilatado las pupilas y parecía a punto de estallar.

Perpleja, aparté mi mano y guardé un poco de distancia.
-¿Está mal que me gustes tanto y quiera cuidarte, Skyler?

Las mejillas comenzaron a arderme y mecánicamente desvié la mirada a mi regazo. ¿por qué hacia eso?
-Mirame, Skyler-alargó su mano y me agarró de la barbilla, obligándome a verlo a los ojos-y respondeme.
-Amigos-musité, sin parpadear y viéndolo directamente a sus ojos cafés-recuerda que somos amigos.
-¿En serio jamás te diste cuenta que me gustabas desde los diez años?-inquirió.

Negué con la cabeza, incapaz de apartar su mano de mi barbilla. Estaba hipnotizada.
-Escucha-repuse, rompiendo el encanto de inmediato y alejé mi cara lo suficiente para postrar mi mirada en otra parte-agradezco tus palabras y que te hayas preocupado por mí, pero ciertamente todo esto es nuevo. No estoy acostumbrada a que un chico se preocupe por lo que me pasa y así.
-Puedo darte tiempo. El tiempo necesario para que te fijes en mí.

Abrí la boca para replicar, pero en ese preciso momento, la puerta principal se abrió y apareció mi madre en el umbral.
Por instinto, me puse en pie de un salto y Demian me imitó. Se mordió el interior de las mejillas y me echó un vistazo con nerviosismo.
Era como si ella nos hubiera agarrado haciendo algo denigrante.
-Mamá, has vuelto-dije.
-Sí, he vuelto-replicó, mirando con incertidumbre a Demian.
-Te presento a Demian, mi amigo con el que ensayo la obra de teatro en la biblioteca después de clases-me apresuré a decir para calmar el ambiente fúnebre-también te comenté que lo conozco desde la primaria.

La inquietud que reflejaba la cara de Demian fue un poco cómica. En lo que a mi respectaba, quería partirme de la risa pero la situación no lo ameritaba.
Apreté los labios y miré mis pies, esperando algún tipo de regaño por parte de mi madre. Incluso comencé a pensar rápidamente en la mejor excusa para salvar a Demian del regaño.
-Así que conoces a mi hija desde los diez años, eh-dijo mi madre con una pizca de interés. Dejó su bolsa en el comedor y le regaló una sonrisa suave a Demian, mientras que él, creo que había olvidado como respirar.
Le di un codazo y reaccionó.
-Eh, sí.
-¿Y qué haces aquí? ¿no deberían estar ensayando?-cuestionó mi madre.
-Tuvimos algunos imprevistos. Mañana retomaremos el ensayo-hablé demasiado rápido y Demian asintió para darme credibilidad.
-Vine a dejarla y nos quedamos conversando. Pido disculpas...
-Tranquilo-le cortó mi madre-¿por qué no te quedas a comer? Y de paso te conozco más. Skyler no suele traer a nadie a la casa.

Ruborizada, evité a toda costa mirarlo. No quería que se diera cuenta de mi soledad.
Ya era bastante tedioso que toda mi familia supiera de mi extraña manera de ser al divertirme yo sola sin nadie más conmigo, como para que Demian también estuviera al corriente de ello.
-Claro, señora Newton-aceptó él y pude percibir que sonreía.
-Señora Brown, por favor-añadió mi mamá con cierta picardía, ya que era la primera vez que llevaba un chico a casa-quédate como en casa. Iré a la preparar la comida.

Asentimos al verla desaparecer por la puerta de la cocina y nos miramos con petulancia.
-Pensé que estabas molesto-murmuré.
-Lo estaba-admitió-pero tienes razón. Estoy yendo demasiado rápido. Apenas nos hicimos amigos y todo es con calma,¿no?

Con un asentimiento de cabeza, me acomodé en el sofá y él acercó el pequeño sillón para niños que había venido de regalo con unos muebles y se ubicó justo enfrente de mí.

Lo miré con desasosiego y sonrió.
-No voy a hacerte nada.
-¿Entonces qué haces mirándome fijamente?
-Admirando lo que me gusta. ¿es un delito?
-¿Por qué no te enseño mi colección de libros?-añadí, presa de su cercanía.

Demian, derrotado, se inclinó hacia atrás y colocó ambas manos en sus rodillas.
-¿Son de Paulo Coelho?
-No.
-Entonces muestramelos.

Reí.
-Bien, espera aquí. Los traeré.
-¿No quieres que te ayude? De paso conozco tu habitación.

Su voz sonó un poco tentadora y maliciosa, por lo que le envié una mirada de pocos amigos.
-No tenemos casa sola-le recordé.
-Piensas todo en doble sentido-repuso con sorpresa-lo único que quería era ver donde duermes. Mal pensada...

Chasquee la lengua y lo dejé con la palabra en la boca.
A veces era difícil lidiar con su retorcido sentido del humor pero me gustaba. Era tolerable.
Sin embargo, a medida que pasaba los días junto a él, algo ocurría dentro de mi pecho al verlo. Y una gran alegría me fundía cada que escuchaba su voz.
Aparté ciertos pensamientos de mi mente y me incliné debajo de mi cama para sacar mi colección de libros que tenía guardados en grandes cajas pesadas.
Iba a ser una tarea imposible sacar las seis cajas hasta la sala.
Mordisquee mi dedo pulgar, pensando en una idea. Pero a final de cuentas, opté por pedirle permiso a mi mamá para que dejara a Demian entrar a mi habitación a ver mis libros.
Al principio dudó y me miró con suspicacia.
-Bien. De acuerdo, pero con la puerta abierta y al primer llamado para comer los quiero en el comedor.

Agradecida por su solidaridad, llamé a Demian con la mano y él se mostró perplejo y confundido.
-Tu sueño de conocer mi habitación se hará realidad-dije con voz cantarina-esta es tu oportunidad.

Se levantó del sillón y titubeó.
-¿Estás bromeando?

Había cierta esperanza en su mirada café.
-¿Vienes o no?

Demian casi corrió a alcanzarme. Lo conduje hasta mi habitación y fue un alivio que todo estuviera en orden. No tenía ninguna evidencia de mi locura en mi habitación para que él se asustara.
-Ayúdame a sacar las cajas que están debajo de la cama-le pedí.

Entre los dos, sacamos las pesadas cajas y él quedó fascinado. Supuse que cogería el libro de "El Psicoanalista" pero tal fue mi sorpresa al verlo agarrar el libro de "Besar a un Ángel".
-¡Es buenísimo!-exclamó, emocionado.
-Te gusta el romance-agregué juguetonamente.
-Es que, literalmente, este es mi libro favorito. Lo leí en la preparatoria por obligación, ya sabes, en la asignatura de Lectura y Redacción. Y me di cuenta que era un libro precioso-dijo. Sus ojos brillaban al admirar la portada del libro, como si se tratara de un gran tesoro, no obstante, su voz masculina y su rostro atractivo hacía una combinación excitante.

Aterrada, me obligué a dejar de verlo y a olvidar los malditos pensamientos con respecto a él.
-¿Cuál es tu parte favorita del libro?-le pregunté para distraerme.
-Cuando Daisy se marcha y manda al infierno a Alex cuando la va a buscar-contestó, maravillado. Apartó un segundo la vista de la portada y me miró-¿y la tuya?

Medité unos segundos antes de responder. No me había puesto a pensar en ello nunca, puesto que ese libro no era de mis favoritos pero me gustaba. Así que hice memoria y recordé la parte, que a mi criterio, fue muy interesante.

-Cuando Alex se entera que ella está embarazada.
-¡Sí! Y luego la lastima en su acto-replicó, encantado.

Sonreí abiertamente y me senté al borde de la cama a observarlo. Tenía el libro acunado en sus brazos y lo acariciaba suavemente.
-¿Dónde lo compraste? Lo he buscado en las librerías y jamás pude conseguirlo.
-Lo compré por Internet.
-¿Amazon?
-No. La verdad es que no recuerdo bien en donde pero luego te pasaré la página.
-Sí, por favor. Es fantástico.

Demian continuó absorto en el libro mientras que yo simplemente evaluaba y estudiaba sus facciones.
El solo hecho verlo dentro de mi habitación, me causaba desesperación.
¿Y lo aceptaba como novio o algo así?
Besarlo no sería tan malo, teniendo en cuenta que siempre había sido una chica forever alone en el mundo del romance.

De pronto, dejó el libro sobre los demás y se centró en mí. Y en ese momento desee que volviera a tener su atención en el libro.
-Deberíamos ir a una Liberia y comprar algunos libros juntos. A lo mejor podríamos descubrir nuevas historias.

El sentimiento de alivio fue más que notorio y asentí. La idea era interesante.
-Este fin de semana podemos ir.

Demian hizo una mueca y se rascó la cabeza.
-En essos días no podré, tengo que ir con mi mamá a Boston por asuntos familiares.
-Oh, entonces cualquier otro día.
-¿Qué tal mañana?
-No tengo dinero...
-Como si eso fuera importante-le oí decir.
-Para mí sí. Se supone que compraré libros.
-Me temo que ambos somos un poco diferentes.
-¿A qué te refieres?
-Otra chica hubiera hecho caso omiso a lo del dinero, ya que la intención era pasar tiempo juntos.
-Se ve que todavía no te has dado cuenta que la chica que tienes frente a ti es Skyler Newton, no alguien más-espeté, harta.
-Siempre malinterpretas mis palabras-afirmó, con suspicacia-trato por todos los medios coincidir contigo pero es imposible.

Sonreí amargamente y negué con la cabeza.
-¡Aún no entiendes que a mí no me interesa lo que la gente piense de mí! Y tú vas incluido.

Nos quedamos mirando como idiotas sin decir una sola palabra. Deduje que él deseaba replicar, destrozarme con sus palabras y largarse, pero algo lo detenía. Un músculo palpitaba en el interior de su mejilla derecha y yo estreché los ojos, en espera de su ataque.
Y unos segundos después, suavizó su semblante y curvó las comisuras de sus labios hacia arriba.
-Somos amigos ahora y no discutiré contigo como antes-dijo, dejando escapar aire por la boca y llevándose una mano a la barbilla, mientras sus ojos barrían mi cuerpo de arriba abajo-eres maravillosa, créeme, pero te cargas un carácter sumamente explosivo.

Junté las cejas, exasperada y me crucé de brazos.
-No intentes suavizar las cosas. Sé que te mueres por pelear conmigo-sisé.
-La que muere por insultarme eres tú. Pero no caeré-me aseguró.
-Pon las cartas sobre la mesa, ahora-le exigí.
-¿A qué te refieres?-se sobresaltó.
-Ya sé que, extrañamente me ves guapa-decir eso me hizo ruborizar-pero quiero saber tus verdaderas intenciones.
-¡¿Intenciones?!-alzó la voz y se cubrió la boca con las manos-¿de qué demonios estás hablando?-siseó.
-Insistes en estar conmigo cuando yo no te doy lo que quieres. Debe haber más intenciones aparte de gustarte.
-Bien, de acuerdo-sentenció y alzó las manos por encima de su cabeza-tú ganas. Te lo diré.

Ladee la cabeza y le planté cara.
-¿Y bien?-le insté.
-Tengo en mente enamorarte.

Sin miramientos, mi madre entró a mi habitación cortando el momento sepulcral que se había formado entre Demian y yo. Y le agradecí infinitamente.
-Pedí comida mexicana a domicilio porque era un lío cocinar y hacer esperar a la visita-informó con una sonrisa de suficiencia.
Demian se pasó una mano por el pelo y la siguió sin esperarme.
Frustrada, me limité a ir tras ellos con el rostro pétreo. Estaba muy molesta con él. Quería asestarle una patada en su magnífica y ancha espalda.

Me pareció un poco humillante la manera en la que Demian y mi madre lograron congeniar. La conversación de ellos marchó tan bien de principio a fin, que incluso llegué a ponerme celosa y a devorar mis tacos con furia.
-Hija, ¿Qué haces?
-¿Eh?-murmuré, dejando de comer furiosamente.
-¿No te quedó la mala experiencia con el sándwich de la cafetería?-bromeó Demian y ahogó una risita nasal. Palidecí.
-¿Te molesta algo o estás en contra de la comida mexicana?-me preguntó mi madre, con cierta rigidez.
-Yo... ¿Qué?-parpadee, perpleja.

Mi madre se envió miradas confusas con Demian y aparté mi plato.
-Demian, ¿me acompañas?-le dije.

Nos levantamos de nuestros asientos y lo conduje a mi habitación.
Me recargué en la pared y levanté una ceja en su dirección.
-¿Qué estás haciendo?-mascullé.
-¿De qué hablas?
-¿Estás haciendo todo lo posible para ganarte la confianza de mi mamá y burlarte de mí, no es así?-espeté.

Demian adoptó una expresión desconcertada y me miró de soslayo.
-Solo a ti se te ocurre ese tipo de cosas, Skyler. Simplemente estoy siendo amable y prometí jamás burlarme de ti.
-¿En serio?-añadí con ironía-¿y por qué sacaste el tema del sándwich de esta mañana?
-No... no pensé que te afectaría.
-Pues me afectó.
-Dios, discúlpame. Voy a tratar de apaciguar mi sentido del humor, ¿está bien?
-Mejor vete a casa, Demian. Nos vemos mañana en la Universidad.

Me obligué a no mirarlo y me acosté en la cama, dándole la espalda.
Ni si quiera yo sabía por qué me portaba así. Claro estaba que me estaba portando como una perra pero no tenía una explicación. Demian me hacía actuar de esa manera.

-Okey. Te veo mañana-dijo finalmente y salió de mi habitación en silencio.
O eso pensé.
Giré sobre mi cuerpo para cerrar la puerta y lo encontré mirándome a escasos centímetros de mi cara. Él se había acercado lo suficiente a mí, impidiendo que me moviera.
-Eres tan perfecta. Sería un tonto si me fuera sin antes probar algo-murmuró.
-¿Qué? Estás muy cerca. Debes alejarte...
-Lo haré, cariño. Lo haré...
-¿Qué quieres probar, eh? ¿Que eres un idiota?-carraspee, presa del pánico. Su cara estaba muy cerca de la mía.
-No-dijo, y a continuación, susurró, deslizando sus dedos a mi barbilla-quiero probar tus labios.

|No olviden votar y comentar ^^ aún falta lo bueno. Vamos poco a poco para que se entienda la historia]

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