Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

33

[Narrador en tercera persona]

El ambiente se había tornado simultáneamente sombrío y para gusto de Skyler, nauseabundo.
Era como si estuviera viendo al Demian de antes, al que odió por mucho. Al chico que había detestado por ser tan irónico, estúpido e idiota, que sólo se la vivía mintiendo o molestando.

Ella retrocedió unos pasos, rechazandolo cuando él trató de tocarla para abrazarla.
-Lo mejor será que me vaya de aquí hasta que te marches a Estocolmo. No puedo tolerar mirarte un minuto más, Demian-dijo ella con cólera, tragandose las ganas inevitables de llorar.
¿Por qué nunca podían durar más de un día tranquilos y felices?

-Ni te atrevas a dejarme solo en la sala, Skyler. No sin antes hablar seriamente sobre este patético asunto-sentenció él y ella rio con sorna.
-¿Me estás dando órdenes?
-No, te estoy exigiendo que hablemos-carraspeó con desdén, pero había elevado un poco la voz, haciendo que una de las puertas de los dormitorios se abriera.

Él echó un vistazo a la persona que había salido a espiar y ella lo imitó.
Era Daysi Touré, y tenía los ojos enrojecidos por el sueño. Su atuendo era deprimente, ya que había hecho de todo con Eros, menos dormir y ambos jóvenes se sintieron asqueados al verla.
-Privacidad-dijo Demian a ella. La mujer rubia frunció el ceño-¡Queremos privacidad!

Ruborizandose, asintió y antes de volver a la habitación de Eros, sacó un jugo de la nevera si apartarle los ojos de encima a la pareja.

Demian postró nuevamente su mirada en Skyler y ella chasqueó la lengua.
-No quiero verte en todo el maldito día-graznó Skyler, empujandolo con el hombro.
-Es año nuevo, por el amor de Dios, no quiero que estemos peleados-masculló él, molesto pero no fue tras ella. Simplemente la vio desaparecer en el pasillo a grandes zancadas.

Jack Mali tenía la culpa. Él se hacía empeñado en sacar aquellas estúpidas fotografías para publicarlas sin su consentimiento y provocando así un enorme conflicto con su novia.

Y en lo que a ella respectaba, Demian podía irse a Estocolmo y al carajo al mismo tiempo.
Entró al dormitorio con cara de pocos amigos y decidió darse una ducha en lo que hacía tiempo para pensar mejor las cosas. Sabía de antemano que no toda la culpa la tenía él al haber posado casi desnudo con esa chica, sino que Jack era el culpable número uno.
Cuando se puso otra ropa cómoda y se secó el cabello, salió nuevamente al pasillo a saludar a su familia, quiénes ya habían despertado y yacían desayunando en la mesa con alegría, aunque sus expresiones cambiaron al verla llegar al comedor.
Demian se hallaba sentado al otro extremo, muy lejos de ella, con la mirada fija en su plato intacto del recalentado de la cena de año nuevo.
Daysi no paró de parlotear hacia Eros en ningún momento, así que Skyler se sirvió un poco de puré de papa para aligerar la tensión, siendo presa del escrutinio de sus abuelos, madre, tía y... sí, también de su novio.
Eros fue más disimulado y se encargó de darle un apretón de hombros al levantarse para ir por más café a la cocina, con Daysi pegada a sus talones.
La atmósfera, que aparentemente destilaba tranquilidad, se fue por la borda cuando Demian gruñó y se levantó del asiento con aire huraño.
-No tengo apetito, gracias.

Skyler se encogió de hombros al verlo marcharse del comedor y volvió a ser víctima de todas las miradas.
-¿Qué ocurre aquí?-preguntó su madre con perplejidad.
-De repente un aura espectral nos rodeó por completo-comentó su tía, llevándose un trozo de carne a la boca.
-Nada. No ocurre nada-eludió Skyler de mal humor, masticando el puré de papa con furia.

Su tía estrechó los ojos sin creerle ninguna de sus palabras al igual que su madre y abuelos.

Terminaron de desayunar y Daysi se metió a la habitación de Eros con él y no salieron hasta mucho después.
No obstante, los abuelos de Skyler y su tía decidieron descansar un rato en lo que pensaban que hacer en la tarde.

Rose Brown optó por hablar con su hija por si en caso necesitaba deshagarse y lo que consiguió fue una reacción inesperada por parte de Skyler.
-Estamos bien. Sólo déjame en paz, ¿Sí?
-Los notamos muy tensos, incluso Demian no desayunó y se marchó enfadado.
-Estamos peleados, ¿contenta?-bufó y se dejó caer sobre la cama, enterrando la cara en la almohada.
-No tienes porqué hablarme de esa manera, jovencita.
-Lo siento, pero realmente no quiero hablar sobre el problema porque volveré a enfadarme y no podré desquitarme con nadie que no seas tú.
-Soy tu madre y quiero ayudarte. Si ese chico hizo algo para lastimarte, lo pondré en su lugar-prometió, metiéndose en su papel de madre protectora.

Skyler rio con amargura.
-Claro, ¿por qué no? En la sala hay una revista. Échale un vistazo a la portada y regresa a mi habitación-le indicó.
-¿Por qué habría de ver una revista?
-Porque si quieres ayudarme, tienes que entender que pasa. Y yo no estoy de humor para comentarlo.
-Está bien. Veré esa revista, regresaré de inmediato.

Se retiró de la habitación dejándola nuevamente sola y deprimida.
A decir verdad, necesitaba estar en soledad, meditar y sentirse menos ofendida.
Observó el techo por unos minutos antes de que su madre apareciera en el umbral de la puerta con la revista en sus manos. Skyler ni si quiera se inmutó al verla acercarse.
-¿Y bien?-inquirió como quién no quiere la cosa.
Su madre alzó las cejas y negó con la cabeza.
-¿Lo matas tú o lo mato yo?-masculló, haciendo reír a su hija.
-Por el momento no deseo matarlo, sólo quiero paz y tranquilidad. Él se irá en unos días y espero que se solucionen las cosas para ese entonces, aunque lo veo difícil. Nada cambiará porque el hecho... hecho está.
-¿A dónde se va?
-A Estocolmo para un comercial-se encogió de hombros sin entrar en detalles-volverá en unos meses.
-Oh, entiendo.
-Ajá...-bostezó, atareada.
-¿Y él pidió ser fotografiado así?-quiso saber su madre, mirando la portada de la revista con desdén.
-No. Fue Jack. De hecho Demian peleó con él por teléfono en cuanto vio la revista y la portada, ya que no acordaron poner esa fotografía.
-¿Entonces por qué estás enojada con él, si el culpable fue otro?
-Porque si no hubiera salido a la luz esta maldita foto-señaló la portada con asco-nunca me hubiese enterado de la cercanía que tuvo con esa chica.
-Ella es modelo, ¿no?-Skyler asintió-pues no te pongas celosa, es su trabajo, cariño.
-Ya conocí a esa chica. Es toda una zorra-graznó.
-¿Qué? ¿cómo?
-Fue en Navidad. Es amiga de Eros y de Jack. Y se portó muy mezquina conmigo, y tuvo el descaro de preguntarme acerca de Demian con mucha confianza-le informó Skyler con furia, haciendo caso omiso a las señas de su madre para que guardara silencio y se calmara.
-¿Y qué vas a hacer al respecto?-preguntó su madre con incertidumbre.
-Por el momento nada. No tengo ganas de pelear-masculló.
-¿Qué te parece si salimos a pasear a los alrededores? La casa de Eros Rabanne está ubicada en un lugar muy bello y jamás había estado de vacaciones en un sitio como este.

Skyler asintió, dándose por vencida. Además, aquello era lo que exactamente necesitaba. Estar a solas con su madre y charlar, poniéndose al día luego de tantos días sin verse.
-Para salir hay que ponerse ropa adecuada-señaló, levantándose de la cama y yendo directo al guardarropa.
-Traje lo indispensable. ¿Estarás lista en diez minutos?-la retó su madre con emoción infantil.
-Estaré lista en cinco-la desafió de vuelta y vio a su madre salir corriendo de la habitación.

Buscó su abrigo y sus botas de nieve para ponerselos en lo que escuchaba música en su teléfono.
También sacó sus guantes negros y se hizo una coleta para después colocarse las orejeras para el frío mientras se miraba al espejo.
De pronto, escuchó el crujido de la puerta y pensando que se trataba de su madre, volvió el rostro hacia el umbral y su expresión se ensombreció.
-¿Piensas salir?
-¿Y qué si salgo?-le espetó tajante a su novio. Lo menos que quería era verle su hermoso rostro tan patético.
-Skyler, escucha...

Caminó tres pasos dentro de la habitación y cerró la puerta, pero ella se dio la vuelta para confrontarlo.
-De verdad, no quiero hablar contigo en estos momentos. A mí madre le costó bastante calmarme y convencerme de salir con ella para olvidarte por un rato y no estresarme más como para que vengas a echar a perder lo que he progresado, evitando matarte con mis propias manos, Demian.
-Te repito que yo no tengo la culpa de nada. Es sólo una maldita fotografía-insistió, pero ella sonrió, sacudiendo la cabeza.
-Y yo te repito que me dejes en paz-exclamó, exasperada. Caminó hacia la cama, metió el teléfono en su abrigo y se dirigió a la puerta, justo donde él estaba-al menos por hoy.

Y ahí fue donde Demian llevó a cabo su maniobra de emergencia para hacer las paces con ella.
La tomó del brazo, deteniendola antes de que abriera la puerta y se le escapara.
-No dejaré que salgas de estas cuatro paredes hasta que arreglemos las cosas-sentenció, acercándose a su cuerpo seductoramente. Ella cerró los ojos un instante, comenzando a flaquear ante él y su poderoso poder de hacerla temblar.
-¿Y cómo piensas arreglarlo?-volvió en sí con dificultad y lo miró con desprecio.
-Haciendo esto.

Y acto seguido, la besó.
Sin embargo, Skyler tuvo la fuerza suficiente para apartarse de sus brazos.
-Un beso no arregla el hecho de que hayas posado "casi" desnudo con ella-hizo comillas con los dedos y sin previo aviso, salió de la habitación, dejándolo atónito e inmóvil.

Afuera, en la sala para ser exactos, se hallaba su madre charlando con Eros con naturalidad. Y al parecer, no había rastros de Daysi, la nueva novia de Eros y eso la tranquilizó.
-Así que van a salir a pasear-dijo él, sonriendo. Ya estaba bien duchado y abrigado, como si tuviera planes para salir también.
-Sí-se limitó a responder Skyler e hizo una mueca al darse cuenta que su madre ya había puesto al tanto a Eros de la pelea con Demian-¿planeas venir con nosotros?
-No realmente. Daysi se ha ido y volverá en la noche, pero quiero llevar a tu familia a conocer un poco Vancouver, claro, si aceptas venir también y así sirve para que te despejes...
-Claro, mi madre tenía que abrir la boca-espetó, molesta e hizo el ademán de querer golpear la pared. Eros y su madre se quedaron de piedra ante su reacción-y no, no quiero ir. Me quedaré. Lamento arruinar el año nuevo, pero me siento fatal con todo esto. Y si se llevan a Demian, me harían un gran favor. No quiero verlo en todo el maldito día.

Furiosa, trotó hasta la puerta principal y abrió.
Sintió un latigazo helado de aire en la cara, pero le restó importancia. Era mejor soportar el frío que la humillación.
Se sentó en el porche con las rodillas pegadas al pecho y miró detenidamente algunos copos de nieve que el aire había decidido regalarle.
La sensación de llanto la deprimió aún más y se obligó a mantenerse tranquila.
Echó un vistazo a la calle, la cual estaba desierta y decidió caminar un poco, al fin y al cabo, el pequeño parque congelado donde Eros la había llevado hacia unos días no estaba lejos, solo unas cuantas calles. Podría ir y volver con facilidad.
Y como vio que nadie trató de seguirla o ver qué tal estaba, comenzó a andar sobre la fría nieve, que le llegaba a la altura de los tobillos.
Gracias al abrigo, orejeras, guantes y botas, no quedó congelada al instante.

-Maldita Sasha Clavers-masculló entre dientes y luchando para poder continuar avanzando en la nieve-maldito Demian Say-su voz sonaba apagada por el abrigo-seguramente te habrías puesto como un demente si yo hubiera posado así con Clark Ravel-rio con sequedad-es injusto. Al menos estaremos a mano, idiota-comenzó a tiritar-ayudaré a Clark para que su exnovia la deje en paz haciéndome pasar por su nueva pareja. Esa será la manera de lastimarte, así como me lo hiciste a mí.

Entre parloteos, consiguió llegar a su destino.
No obstante, estaba completamente desértico. No había ninguna persona ahí, solo ella, la nieve y el lago congelado.
Buscó un sitio donde sentarse y mantuvo fija la mirada en el hielo, pensando tontamente en el anime que a Demian tanto le gustaba y deseó tener a un Viktor Nikiforov o a un Yuuri Katsuki que le fuera fiel por sobre todas las cosas.
Un ruso que te amara con la misma pasión que amaba el patinaje.
Un japonés que te amara con la misma intensidad con la que amaba su plato favorito de comida.

Por desgracia, tenía a Demian, un americano que no dudaba en posar semi desnudo con otra chica cuando no paraba de jurar que te amaba.

-Bendita suerte la mía de encontrarte en el lugar menos pensado.

Skyler volvió el rostro al escuchar una voz masculina que antes añoraba escuchar y conocer y que ahora la conocía tan bien que le provocaba escalofríos.

-¿Qué haces aquí?-le preguntó, frunciendo el ceño.

Clark Ravel esbozó una sonrisa pícara y tomó asiento junto a ella, depositando una caja de zapatos a sus pies.

Llevaba puesto un abrigo negro muy suave con guantes negros y una boina del mismo color.
Estaba vestido de todo negro, exceptuando sus jeans de mezclilla azules y sus botas cafés.
-A menudo vengo a patinar cuando hay problemas en casa-se encogió de hombros-¿y tú que haces aquí? No pensaba verte tan pronto-rio-en serio.
-Sentí la necesidad de estar sola, eso es todo.

Hubo un intervalo en el que ninguno de los dos agregó algo al respecto, haciendo que la atmósfera se tornara insegura.
Pero por otra parte, Clark se dedicó a observarle el perfil a Skyler con detenimiento.
-¿Por qué me miras fijamente? Deja de hacerlo.
-¿Hay algo de malo en que lo haga?-preguntó divertido. Ella bufó.
-Es que es extraño-escondió su rostro entre sus rodillas y dejó escapar el aire de sus labios provocando un halo de humo por el frío.
-¿Extraño?
-Sí. Aún no asimilo que estemos hablando y que nos conozcanos. Es tan irreal... así que no me mires o digas algo inoportuno.
-Lo malo de las agencias de modelaje es hacer que nos vean como personas inalcanzables o mágicas, que nadie podría estar a nuestra altura-gruñó Clark, sorprendiendola-pero verdaderamente no dejamos de ser lo que somos: Personas.
-Honestamente te veía como alguien imposible-admitió-y también increíble.
-¿Por qué?
-No lo sé. Tu rostro, cuerpo y tu manera de proyectarte ante las cámaras-se ruborizó.
-Bueno, ahora sabes que todo es diferente. No hay nada distinto en el modelaje ni en las personas que se dedican a ello. Es sólo un trabajo, como cualquier otro.
-Eso dices tú porque ya estás acostumbrado.
-Pronto sabrás de lo que hablo-se animó a darle una palmadita en el hombro y se inclinó a abrir la caja de zapatos que estaba junto a sus pies.
-¿Qué tienes ahí?
-Patines.
-Oh, así que sabes patinar de verdad-se burló, risueña.
-Eros me enseñó y lo sé hacer bastante bien. Tú solo observame.

Clark se puso los patines especiales para el hielo en un santiamén y después se deslizó hacia el lago congelado con total gracia.
Skyler se dispuso a contemplarlo con la mejilla recargada sobre su puño cerrado, posado sobre su rodilla.
Él comenzó a desplazarse por el hielo incluso con más elegancia y facilidad que Eros.

-¡Checa esto!-le gritó.
Ella abrió los ojos como platos en el momento justo en el que él saltó y giró en el aire sin caerse o titubear.
-¡Maravilloso!-aplaudió, emocionada-¡Ha sido increíble!
-¿Quieres que vuelva a hacerlo?-colocó sus dos manos alrededor de su boca a modo de altavoz.
-¡Sí!

Ella se levantó de donde estaba y se acercó un poco más para verlo mejor.
Clark hizo el mismo salto teniendo más éxito y Skyler no pudo evitar gritar de euforia. ¿Acaso había algo que ese chico no pudiera hacer? No podía ser más perfecto porque eso sería pecado.

-Es alucinante-proclamó ella cuando él se acercó a donde estaba.
-Tardé un poco en tener la confianza suficiente para intentarlo.

Tenía las mejillas rojas por el esfuerzo y había comenzado a transpirar.
-Me encantaría aprender-murmuró ella, pensativa.
-Yo puedo darte clases-le dijo y ella lo miró a los ojos-justo ahora si quieres.
-¿Ahora?-se sobresaltó.
-Sí.
-Pero, ¿cómo?
-Hace días mi hermana dejó sus patines en mi Jeep y quizás sean de tu número-cruzó la nieve aún con los patines en dirección a sus botas-voy por ellos, espérame aquí.
-No creo que sea buena idea-balbuceó, nerviosa.
-Vale la pena arriesgarse-le dedicó una leve sonrisa mientras se ponía las botas.

Al cabo de unos segundos, Skyler se quedó esperándolo con ansiedad.
Y al verlo regresar, se quedó paralizada. No quería patinar, no en ese momento y menos teniendo de instructor a Clark Ravel, quién también iba a ser su entrenador para bajar de peso en pocos días.

-Pruebatelos.

Ella se sentó y Clark le entregó unos patines color rosa pastel más pequeños que los de él, ya que los suyos eran negros y muy rudos, como su apariencia.
Se quitó las botas y metió sus pies dentro de los patines.
-Me queda un poco grandes-le informó.
-A ver, déjame ajustarlos-dijo y se arrodilló frente a ella para amarrar las agujetas.

Impaciente, Skyler observó aturdida cada uno de sus movimientos e incluso contó las veces que inhaló y exhaló al atarle las agujetas con profesionalidad.
Ya estaba por terminar, cuando a él comenzó a temblarle ambas manos y sonrió, sacudiendo la cabeza.
Alzó la barbilla y sus miradas se cruzaron una milésima de segundo.
-Me pones nervioso si me miras fijamente-soltó de sopetón.

Ella enrojeció completamente.
-Lo siento. No era mi intención mirarte fijamente, lo que pasa es que estaba observando como atabas los patines-desvío la cara a un lado.
-Tranquila-recargó sus masculinas manos en las piernas de ella-ahora entiendo lo que sientes cuando te miro sin parpadear.

Skyler se mordió el labio y sintió un ligero dolor a causa de su herida.
-Oh, tu labio-añadió Clark con recelo y juntó las cejas al tiempo que se quitaba el guante de una mano y le pasaba el dedo pulgar en su piel lastimada.

Ella dio un respingo ante su tacto.

Y él, al darse cuenta del efecto que había causado en ella, retiró la mano de inmediato y guardó el guante en su abrigo, para después levantarse de la nieve.
Se puso otra vez sus patines y le extendió la mano.
-Bien, ¿estás lista?
-Eso creo.

Skyler se puso en pie con desdén y se apoyó en la mano de él para mantener el equilibrio.
-Ahora vamos al hielo.

Se dejó conducir por él hasta el lago y sintió vértigo cuando las cuchillas de los patines se desplazaron sobre el hielo. Técnicamente se resbaló, pero por la agilidad y fuerza de Clark no cayó de bruces al frío lago.
-Debes tener confianza aquí-le señaló la cabeza-y no aquí-y luego los patines.
-Si doy un paso por mí sola, me partiré la cara y moriré en el frío hielo-se quejó, temerosa y se aferró a su mano.

Él rompió a reír.
-Ven.

Ella entornó los ojos al notar lo que Clark tenía en mente: Caminar por la pista, o más bien, deslizarse.
-¡Voy a caer!-chilló, presa del pánico al sentir que su cuerpo se impulsaba hacia adelante y luego hacia atrás sin ningún control.

Las manos de Clark agarraron las suyas con fuerza y la hizo avanzar lentamente hacia adelante.
-Mírame solo a mí.

Ella obedeció. Dejó de ver sus pies para mirarlo a la cara.
-¿Ves? No es tan difícil.

Habían comenzado a desplazarse con facilidad alrededor de la pista y cada vez iban apresurando el paso sin soltarse.
-¡Parezco una anciana!-bromeó ella.

Clark no dijo nada, simplemente le envió una mirada dulce al verla forcejar contra el hielo y los patines.
Y ahí cayó en cuenta que Skyler Newton era demasiado distinta a Joanna Boston.
Su ex novia se negó rotundamente a patinar con él a pesar de haberle insistido por semanas y en cambio Skyler... ella aceptó sin saber como hacerlo y sin tener unos patines de su talla.
¡Vaya diferencia!

Entonces Clark, por estar pensativo, no previó que en el hielo había una grieta y se le atascó una cuchilla, arrastrando a Skyler con él, cayendo, literalmente sobre ella. Pero hizo un movimiento casi sobrenatural para no aplastarla y amortiguar el golpe.
-¡Clark!-le oyó gritar, asustada-¿estás bien?

Él la quedó mirando desde arriba con la respiración agitada. Y a ella se le dilataron las pupilas al sentir la cercanía de Clark a su cuerpo.

La posición en la que quedaron fue insólita. Ella debajo y él arriba, pero sosteniendola con un solo brazo en el aire y el otro recargado con fuerza en el hielo.
Prácticamente ella estaba colgada de su brazo.
-¿No te golpeaste o algo?-la interrogó, levantándose a la fuerza y ayudándole a incorporarse.
Skyler se pasó las manos por el cuerpo y negó con la cabeza. Sin embargo, ahogó una exclamación que lo aturdió.
-¡Tu mano!
-¿Qué tiene...?

Clark postró rápidamente la mirada en su mano derecha y se percató que sangraba. Tenía una enorme herida que le atravesaba la palma y goteaba en el hielo, formando un charco rojo.
-Oh.
-¡Ven! Debemos curarte-lo agarró del hombro e intentó caminar hacia la orilla, pero como era demasiado torpe, resbaló.
Pero milagrosamente Clark la auxilió por segunda vez con la mano sana.
-Ten cuidado-le ordenó él con seriedad.
-Te dije que era una mala idea enseñarme-se quejó e hizo pucheros-ahora estás herido y quizá necesitarás puntadas.
-Bueno, ya estamos a mano-le señaló el labio, sonriendo de lado.
-No digas eso. Mejor vamos al hospital.

Clark la tomó de la mano y salieron de la pista. Ella se encargó de quitarle los patines y ponerle las botas, y después ella también se cambió de calzado.
-Estaré bien. Mira, ha dejado de sangrar-le enseño la herida, la cual tenía nieve y sangre.
-Eres un tonto-masculló ella, molesta.
Él frunció el ceño.
-¡Debiste dejarme caer!
-Si hubiera hecho eso, la que estuviera sangrando serías tú-replicó Clark, perplejo.
-No importa. Quiero que recuerdes este dicho: Primero estoy yo, después yo y al último yo-proclamó, con incertidumbre-tú estás por delante de cualquier persona.
-No iba a dejar que te lastimaras-protestó él, arrugando el entrecejo-tomalo como un gesto de ayuda.
-¡No!

Clark apretó los labios y se sacudió la nieve de su mano lastimada.
-Mira, Skyler, yo crecí en una familia en la que ponemos la seguridad de otras personas antes que la nuestra y eso no lo podrás cambiar. Tal vez no estás acostumbrada a que alguien te proteja, pero debes dejar a las personas hacer lo que deseen y eso implica cuidarte aunque no quieras.

Clark había pensado continuar hablando, pero cerró la boca al verla temblar y acto seguido, llorar amargamente frente a él así de la nada.
-¿Dije algo malo? ¿Skyler?
-No-negó con la cabeza y sollozó-no has dicho nada malo, simplemente tenía tantas ganas de llorar.
-¿Puedo saber por qué?

Skyler volvió a negar con la cabeza y segundos después dejó escapar un hipido al alterarse a medida que lloraba.
-Oh Dios...¡dime por qué lloras!-se impacientó.
-Demian-balbuceó.
-¿Qué hay con él?
-Es un imbécil.
-Eso lo sé, pero, ¿te hizo algo?

Ella asintió.
-¿Qué fue lo que te hizo?

Pero en vez de contestarle, extendió los brazos hacia él y lo abrazó con mucho sentimiento.
Clark le correspondió al abrazo sin pensarlo, recargando su barbilla en la cabeza de ella.

No obstante, a varios metros de distancia, Demian se hallaba parado con los ojos en llamas, observando como su chica estaba en brazos de otro chico. Y no otro chico cualquiera, sino con Clark Ravel.








Lamento no haber subido en días, es que ya entré de nuevo a la Universidad y me llenaron de tarea ;-;
¡Voten y comenten!☆

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro