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32

Sabía que la mejor opción era colgar y seguir vistiendome para el año nuevo, pero como siempre había sido torpe e idiota, dije lo primero que se me ocurrió en ese momento de shock.
-¿Qué demonios...?

Él volvió a reír y tragué saliva, perpleja.
-¿Tu habitación da a la calle, verdad?

Miré hacia la ventana y asentí, pero tardíamente me di cuenta que él estaba por teléfono y no podía verme.
-Sí, ¿por qué?
-Asomate a la ventana-ordenó.
-¿Para qué?-murmuré, temblando.
-Sólo hazlo-interpuso con calma.
-De acuerdo.

Generó un poco de terror en mí obedecerlo. Pero lo hice. Me acerqué con pasos cautelosos a la ventana, aparté la cortina y busqué algo con la mirada.
-Ya estoy mirando, ¿Qué quieres que vea...?

Mis palabras se quedaron suspendidas en el aire cuando lo vi.
Vi a Clark Ravel en medio de la calle llena de nieve cerca de su Jeep oscuro. Tenía la mano pegada a su oreja donde, posiblemente, sostenía su teléfono.
-Asumo que ya me has visto-su voz surgió desde la bocina del mío.
-¿Qué haces aquí, Clark?-dije en un hilo de voz-prometiste a Demian dejarme en paz.
-No estoy rompiendo esa promesa-me explicó-simplemente quiero hablar contigo en persona, pero como sé que no querrás salir porque Demian irá tras de ti, voy a subir a tu habitación. Solo dame unos minutos.
-¡No! ¡Espera...!

Colgó y quedé boquiabierta viéndolo acercarse con una enorme sonrisa.
Di breves saltitos sobre mi eje sin saber qué hacer. ¿Por qué me estaba pasando esto a mí?
El chico que siempre soñé conocer y que trataba de hacerme notar en sus redes sociales ahora me acosaba y quizá no fuese tan malo si yo no estuviera enamorada de Demian, mi novio.
Los papeles y mi vida ordinaria se habían invertido y no estaba segura si eso quería a partir de ahora.

No obstante, dejé de prestar atención a lo que verdaderamente estaba ocurriendo que no me percaté de que Clark Ravel se hallaba estampado a la ventana de mi habitación, esperando a que le abriera el cristal.
Pegué un salto y retrocedí unos pasos con el teléfono aferrado a mi pecho.
-Abre-me pidió, aunque no pude escucharlo, pero leí sus labios.

Sacudí la cabeza, incapaz de poder pensar bien.
No podía dejarlo entrar pero tampoco era buena idea dejarlo ahí afuera hasta que cayera o se congelase; o ambas cosas.
Una escalofrío helado recorrió mi cuerpo hasta alojarse en mi columna.
Me iba a arrepentir por la decisión que acababa de tomar.

Alargué el brazo hacia el cristal e hice presión hacia arriba hasta que este cedió, dándole paso a Clark Ravel a colarse al dormitorio.
Y sí, él estaba vestido tal y como me lo había descrito hacia unos minutos.
Traté de mantener una distancia apropiada y desviar la mirada de la suya para no ponerme histérica.
-¿Qué es lo que querías decirme? Hazlo ya porque no puedo tardarme mucho en la habitación. Mi novio puede venir en cualquier momento; o peor aún, alguien de mi familia-lo amanecé.
-¿Tu familia está aquí?-se sorprendió, mirándome fijamente.
-Sí.
-¡Excelente! Me encantaría conocerla-arribó, encaminandose a la puerta.

Corrí a interceptarlo del brazo con brusquedad.
-¿A dónde crees que vas?-sisé, mirándolo a los ojos-dime lo que tienes que decirme y marchate.
-Okey, okey-rodó los ojos, sulfurado y se pasó una mano por su pulcro cabello color chocolate-necesito tu ayuda. No aguanto más a Joanna, ella...-se frotó la barbilla con incertidumbre y en su mirada percibí desesperación-ella está loca de remate-sentenció con elocuencia-y me está enloqueciendo a mí también.
-¿A qué te refieres?-arrugué el entrecejo.
-¿Puedo sentarme?-preguntó, señalando la cama con la barbilla. Asentí y se sentó con elegancia sin despegar su mirada de la mía-gracias. Eh, me refiero a que ella, a pesar de que la mandé mucho a la...
-Clark...
-Okey. A pesar de que rompimos, ella continúa acechandome por todos lados; no deja de mandarme mensajes y de llamarme. Incluso hace un rato fue a mi casa a verme en un estado deprimente y lúgubre-relató con la vista perdida en alguna parte detrás de mi cabeza.
-¿Y cómo podría ayudarte yo, si apenas puedo con mis propios problemas?

Clark sonrió tristemente y meneó la cabeza en negación.
-Sabía que te negarías a ayudarme. No te preocupes.
-¿Qué tenías en mente?-intenté consolarlo de alguna manera porque se notaba devastado.
-Quería que, en el tiempo que tu novio no esté, te hicieras pasar por mi novia-dijo y yo entorné los ojos y antes que pudiera vociferar, continuó hablando-la expresión horrorizada en tu rostro lo dice todo-rio sin ganas-pero no lo hago con el afán de incomodarte, sino porque estoy asqueado de Joanna. Ya no la soporto más. Me arrepiento muchísimo haberme fijado en ella. No sabía que era una chica con instintos demenciales y que a la larga tendría una obsesión conmigo en vez de amor puro.
-¿Y qué ganaríamos si me hago pasar por tu novia?-interrogué con los brazos cruzados-tu ex novia vendría a matarme con más ganas y yo perdería a mi novio por jugar con fuego.
-Él no tendría por qué enterarse, además, sería para quitarmela de encima.
-¿Y cómo estás tan seguro que dejará de molestarte?
-Eres el motivo de su locura. Y quiero creer que, si se da cuenta que después de todo la dejé por ti, ella dejará de meterse en nuestras vidas y se olvidará.
-Eres demasiado fantasioso-exclamé, alzando las manos al aire con indignación-no solo será un fracaso, también me vas a perjudicar a mí.

Él hizo una mueca y asintió, decepcionado.
Se levantó de la cama con desdén y me envió una mirada de soslayo.
-Gracias por escucharme-dijo, agarrandome de los hombros-necesitaba de todos modos sacar lo que me atormentaba. Y descuida, es una locura lo que te he propuesto y no te estoy obligando a nada-sonrió y se inclinó a mi rostro.

Cerré los ojos con fuerza y sentí sus húmedos labios sobre mi mejilla derecha con cariño.
-Feliz año, mi fan número uno-murmuró en mi oreja antes de dirigirse a la ventana.

Precipitadamente, me vi obligada a correr tras antes de que se lanzara a la calle. Lo cogí del brazo y sin estar cien por ciento segura de lo que estaba haciendo, lo abracé con fuerza de la espalda.
-Cuando Demian se vaya, te ayudaré. Pero mantente alejado de mí hasta que él se vaya, ¿de acuerdo? Y trata de mantener a raya a Joanna.
-¿En serio lo harás?-se dio le vuelta hacia a mí y quedamos demasiado cerca, incluso llegué a sentir su aliento mentolado en mi cara.
Nos quedamos mirando a la cara sin parpadear.
-Lo haré. Confía en mí.
-¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?
-No podría ignorar una petición de ayuda de mi Supermodelo favorito, ¿o sí?-sonreí.
-Sabía que podría contar contigo-dijo con extrema felicidad-y por ahora me voy, no quiero causarte problemas en este momento.

A lo mucho, Clark se marchó lejos del departamento de Eros en menos de cinco minutos.
En su ausencia, la temperatura bajó considerablemente hasta provocarme frío.
Cerré la ventana nuevamente y continué alistandome con el rostro de Clark en mi mente.

"Toc, toc, toc"

-¿Puedo pasar, linda?

Era Demian.

-Un momento-le dije.
Y apresurada, desarrugué el vestido y perfumé toda la habitación, incluyendome para que el perfume que Clark había dejado, se evaporara con el mío-puedes entrar.

La puerta se abrió y entró con una radiante sonrisa en sus labios.
La ropa nueva le sentaba bastante bien y tuve deseos de besarlo, aunque a decir verdad, no pude evitar sentirme culpable.
-Llevabas demasiado tiempo alistandote y pensé que tal vez necesitarías algo de ayuda.
-Oh, no. Es que me quedé un rato viendo vídeos en YouTube y hasta apenas hace un momento reaccioné.
-Es una lástima. Me habría gustado mucho ayudarte-repuso con un dejo de seducción en su voz y se detuvo frente a mí-me encantaría que viéramos juntos los fuegos artificiales en la terraza, solo nosotros dos.
-¿Fuegos artificiales?
-Eros me comentó que a la media noche en punto, justo en año nuevo, cerca de las montañas lanzan fuegos artificiales muy bellos que tardan como diez o quince minutos. ¿Te gustaría verlos conmigo?
-Claro, ¿por qué no?-sonreí.

Cuando terminé de alistarme, salí con Demian de la habitación para reunirnos con los demás, quiénes estaban lo suficientemente ocupados como para reparar en mí.
Busqué a Eros por todas partes y no lo vi.
-¡Te ves bellísima!-chilló mi tía atrás de mí. Demian esbozó una sonrisa orgullosa, me dio un breve apretón de manos antes de soltarme y apartarse de nosotras para darnos espacio para charlar.
-Gracias, tía.

Ella tomó mi brazo y me condujo hacia la sala, donde mi abuela estaba sentada sobre el sillón, hojeando un libro de cocina en su regazo.
Olía muy delicioso a comida y sentí un hambre gutural, pero opté por no pensar en comida en ese momento.
-Quédate un rato aquí con ella en lo que componemos la mesa para la cena-dijo mi tía, yéndose nuevamente a la cocina.

Enderecé la espalda cuando me reuní con mi abuela en el cómodo sillón de la sala. Ella apartó la mirada del libro para postrarla en mí.
Sus ojos estaban resplandecientes y a pesar de que moría por preguntarme acerca de mi herida del labio, se mantuvo serena.
Agarró una de mis manos y la acarició con ternura.
-Es un alivio estar contigo este día, hija.

Cómo no tenía idea sobre la dirección que quería llevar sus palabras, sonreí.
-¿Cuánto tiempo más piensas quedarte aquí? Tus clases en la Universidad no pueden posponerse por más tiempo.
-Ah, sobre eso-añadí, insegura-Eros se hará cargo de que tenga un profesor privado o me cambie a una Universidad de aquí.
-¿Qué?-se desconcertó-¿Es que acaso piensas quedarte aquí para siempre?
-No. No para siempre, pero sí hasta que terminen mis estudios.
-¿Por qué?-sacó su mal genio y tuve que buscar las palabras adecuadas para no iniciar una pelea con ella.
-Porque he decidido probar nuevas experiencias en la vida y trabajar en la agencia de modelaje de Eros Rabanne y Jack Mali es una de ellas.
-De seguro lo estás haciendo para satisfacer a tu noviecito-gruñó, molesta y soltó mi mano.
-También por él lo estoy haciendo-increpé, con cólera-sin embargo, deben entender todos ustedes que ya estoy lo suficiente grande como para saber lo que quiero en la vida y no van a impedir que sea feliz.
-Hablaremos de esto otro día-repuso, agobiada y agitó las manos en el aire con disgusto-porque se supone que era para estar contentos. Y no por nada ese sujeto nos pagó el viaje.
-Debiste haber pensado eso antes de reclamarme-le recriminé con una sonrisa cínica.

Y sin decir nada más, me disculpé y fui a buscar a Demian o a alguien, quién no tuviera ganas de pelear conmigo.
Pero como todos estaban ocupados, dejé caer mi cuerpo sobre la cama de mi dormitorio, recordando el encuentro furtivo de Clark hacia un rato y en mi arrebatada idea de ayudarlo a deshacerse de su novia.
Sentí un poco de frío y me levanté a verificar que la ventana estuviera cerrada. Me asomé a echar un vistazo a la calle y noté que la nieve había borrado gran parte de las huellas que dejó el Jeep de Clark al marcharse.
Chasquee la lengua y busqué un suéter para no sentir la frialdad del clima en ese momento.

-¡La cena está servida!

La voz cantarina de Eros hizo que saliera al pasillo al primer llamado y en el camino me topé con Demian.
Él sonrió y le devolví la sonrisa mientras nos dirigiamos a la mesa.
La sorpresa me impactó demasiado, siendo sincera.

La mesa, la cual era muy espaciosa, estaba repleta de distintos platillos y bocadillos de donde escoger.
Y me pregunté como es que a Eros le había dado tiempo de terminarlo en tan poco lapso.
Los asientos estaban acomodados de la manera más elegante, por lo que Demian sacó su lado más caballeroso al retirarme y acercarme la silla cuando me senté.
Eros vestía de una manera tan sexy que entendí a la perfección las miradas extasiadas que le enviaban mi madre y mi tía a cada segundo. Él fue de lo más cortés al hacer lo mismo que Demian hizo conmigo con la silla  con mi madre y tía.
Ambas se ruborizaron y tanto Demian y yo reímos entre dientes.
Mis abuelos se sentaron juntos y agarrados de las manos, en espera de que Eros o alguien hablara al respecto.
No obstante, había una silla vacía y un plato vacío en su lugar.
Parecía como si alguien aún faltara por llegar.
Entonces, cuando pensé en preguntar al respecto, el timbre de la puerta principal sonó y dimos un respingo.
Demian frunció el ceño en mi dirección y lo único que hice fue encogerme de hombros.
-Permítanme-se disculpó Eros y levantándose de la silla, fue a abrir la puerta.
-¿Invitaron a alguien más?-interrogó mi madre inclinandose a Demian y a mí.
Ambos negamos con la cabeza y ella carraspeó.

-Disculpen la interrupción-le oímos decir a Eros con elegancia al regresar.

Demian dejó caer sobre su plato un cubierto al intentar picar una aceituna pero al ver a la persona que había llegado a hacernos compañía, se quedó perplejo, como yo.
Entorné los ojos sin dar crédito a lo que veía.

Era Daysi.
La mujer antipática que habíamos conocido en el parque mientras Eros patinaba.
Y al parecer, se miraba radiante en ese momento. Y Eros aparentemente estaba contento con su presencia.
Mi tía y mi mamá arrugaron la frente al ver a la mujer rubia tan fría que nos sonreía con diplomacia a todos.
-Les presento a Daysi Touré, mi novia-dijo Eros y yo, que había dando un sorbo al rompope, lo escupí de lleno todo sobre mi plato.
Demian se apresuró a limpiarme la boca con la servilleta y yo traté de guardar la compostura.
-Mucho gusto-saludaron mis abuelos al unísono, sonriendo cómodamente.
-Un placer conocerla-dijo mi tía con decepción.
-Un gusto-masculló mi madre, ignorando el hecho de que ni si quiera quiso volver a mirarla a la cara cuando la saludó.

Daysi se contoneó hasta el sitio vacío y se sentó junto a mí.
Me envió una mirada desdeñosa y decidí no amargarme la noche con su presencia. Pero quería molestarla un poco.
-¡A comer!-dijo Eros con un dejo de infantilismo en su mirada.

Cada quién se sirvió lo que quiso y comenzamos a cenar en silencio. Ni si quiera se escuchaba la música clásica de Eros a causa de la tensión.
-Es una sorpresa tenerte sentada con nosotros, Daysi-dije, mirándola de reojo, luego de varios minutos de haber comenzado a cenar.
Eros levantó la mirada hacia a mí y Demian se mostró nervioso porque no sabía lo que yo planeaba.
-¿Por qué lo dices, querida?-respondió con cinismo disfrazado de dulzura. Bebió un poco de vino de su copa y elevó una ceja rubia en mi dirección, probandome.
-Es que Eros no nos comentó nada al respecto-contesté, como quién no quiere la cosa-y tenía entendido que él no salía con nadie.

Daysi volteó a ver a Eros y este hizo una mueca de incomodidad y después sonrió.
-Deberías cenar, cariño-me dijo él a modo de disculpa hacia Daysi y también para que me callara, pero sin hacerme sentir mal.

Quise continuar aguijoneando a esa mujer, pero comprendí que no era el momento adecuado de confrontarla.
Además, mi familia estaba algo cohibida por actitud tan arisca y gélida, y lo que menos deseaba era ser interrogada después por ello.
Así que seguí cenando y conversando de vez en cuando con Demian sobre su viaje a Estocolmo.
La cena se prolongó bastante tiempo, el ambiente tenso se había un poco y Daysi consiguió con éxito meterse en las conversaciones de mi familia gracias a que Eros la mencionó un par de veces.

Me molestaba de sobre manera que la cena que se suponía que iba a ser familiar se hubiese convertido en una estúpida cena cualquiera, muy similar a la de los empresarios, en la que sólo asisten personas de negocios, que no les importa nada, simplemente quedar bien y ganar algo en su conveniencia.

-Faltan diez minutos para que sea año nuevo, ¿me acompañas a la terraza?-Demian se acercó a mí, susurrando.

Se me erizó la piel y asentí, emocionada.

Y acto seguido, él me tomó de la mano y nos levantamos enseguida de los asientos.
-Si nos disculpan...-dijo, arrastrandome a las escaleras, sin darle tiempo a mi familia de preguntar a donde íbamos y alcanzamos a escuchar a Eros que les explicaba el motivo con tranquilidad.

Jamás, en todo ese tiempo que comencé a habitar ahí, no había visto la terraza.
Era muy hermosa. Y tenía una bella vista a las montañas cubiertas de nieve.
Sin decir que el aire era frío y a la vez cálido porque Demian se encargó de abrazarme por detrás y proporcionarme calor aparte de mi suéter.
Las luces de las casas lejanas le dieron un toque más romántico al momento.
Y en ese instante parecíamos ser sólo él y yo. Nadie más.
-Dos minutos más-susurró cerca de mí oreja, y recargó su barbilla en mi hombro.

Mantuvimos la atención al frente, justo al inicio de la montaña con mucha emoción.
Pero a pesar de que estaba centrada en ese suceso y en Demian, mi mente viajaba una y otra vez en Clark, haciéndome sentir una traidora.
¿Por qué le aseguré que le ayudaría? Por tonta.

-¡Ahí están!

Demian exclamó y volví la mirada hacia donde él observaba fascinado.
El cielo comenzó a teñirse de colores y de gritos lejanos, anunciando un año nuevo en casi todas las partes del mundo.
En poco tiempo logré quedar absorta como él, contemplando los impresionantes fuegos artificiales que se alzaban en el cielo y proclamaban nuestra absoluta admiración.
Tardó alrededor de quince minutos y en ese corto lapso, Demian no dejó de besarme y yo de acariciarlo bajo aquel ambiente tan extenuante de emociones de todo tipo.

Básicamente fuimos interrumpidos por los murmurllos de mi familia, pero Demian no se doblegó y me dio el mejor beso jamás visto y sentido en el mundo.
Y fue un poco cómico porque de repente, en medio de nuestro beso, Eros, de alguna parte o lo más probable, de su teléfono, puso de fondo el opening del anime favorito de Demian.

"History Maker"

Quise reírme, pero él intensificó más el beso hasta dejarme sin aire.

》Nacimos para ser historia《

La letra era estupenda para ese instante, pero eso no le quitaba que había arruinado un poco el momento romántico entre los dos.

-¿Por qué pusiste esa canción?-le oí susurrar a Daysi con confusión.
-Para darle un toque más cursi al magnífico momento. Ahora calla, y sigamos apreciando los fuegos artificiales-le contestó Eros.

Dejamos de besarnos para contemplar los últimos fuegos artificiales con la canción de History Maker de fondo.
Miré de reojo a mi familia y me crucé con la mirada de mi abuela, quién apenas podía creer que su nieta, que hacia apenas unos meses había sido toda una solitaria y solterona, yacía en brazos de su novio luego de haberse dado un beso francés frente a sus ojos.

Mientras finalizaba la canción, Demian besó parte de mi mejilla antes de volverse hacia los demás.
-Ha sido fenomenal, ¿no creen?
-¿El beso o los fuegos artificiales?-le preguntó mi tía a punto de partirse de la risa.

A Demian debió subirsele los colores en la oscuridad y reímos, excepto él, quién titubeó muerto de vergüenza.
-Tranquilo, mi tía suele bromear a menudo-lo tranquilicé.

Eros y mi abuelo bajaron a la sala y regresaron copas de cristal y vino tinto para seguir festajando en la terraza.
Eros se encargó de que la terraza quedara completamente sellada y no estar tan al intemperie para no pasar frío al presionar un botón, que hizo que varias paredes de madera se adhirieran a las columnas que había a nuestro alrededor.
Y aumentó la temperatura.

Prácticamente pasamos la noche charlando y bebiendo mucho vino. Fue una noche fenomenal, exceptuando el hecho de que, Daysi Touré se hallaba con nosotros, haciendo bulto.

Como a las 4 de la mañana, abandoné la terraza acompañada de Demian. El cansancio se había apoderado de mí y lo único que deseaba era dormir.
Me disculpé con todos y le di la bienvenida al 2017 con una buena siesta.
Comenzando el año y yo durmiendo. La historia de toda mi vida, por los siglos de los siglos, amén.

Horas después, desperté con un fuerte dolor de cabeza a causa del poco alcohol que había ingerido en la madrugada. Demian no estaba en la cama conmigo y yo todavía tenía el vestido hermoso puesto. A regañadientes salí de la cama y bostezando me cambié a una ropa más cómoda antes de afrontar el nuevo día y año que tenía por delante.
Cuando salí de la recámara reparé en que todos dormían. El silencio reinaba y se respiraba una calma placentera, que provocó que yo volviera a desear estar en la cama.
Pero tenía hambre.

-¡¿Era tan necesario poner en portada esa fotografía, Jack?!

Me detuve en seco al escuchar la voz de Demian en la habitación continúa, la cual era dura y frívola. Estaba enojado con alguien, obviamente. Pero, ¿con quién y por qué en ese momento?

-No me importa que tengas resaca, Jack. Esa maldita fotografía y las demás que se muestran en la revista no me gustaron.

Apoyé la oreja sobre la puerta y esperé a que siguiera hablando.

-Ni te atrevas a colgarme-lo amenazó en un gruñido-¿cómo que exagero? Dijiste que en esa revista sólo saldría yo, no con ella. Mira, no es tanto el problema conmigo porque no me interesa realmente, me da igual-masculló y reguló el timbre de su voz-Skyler se pondrá furiosa cuando vea la revista, maldita sea. Y no quiero problemas con ella.

No comprendía por qué estaba tan molesto, si era una revista cualquiera, o más bien, una fotografía con alguien más. No es que hubieran posado casi desnudos...

La imagen de Demian semi desnudo abrazando a otra chica sin rompa me dejó estremecida y sacudí la cabeza.
Era absurdo.
Pensé en entrar y pedirle que me enseñara la revista, pero aguardé porque quería seguir escuchando un poco más.

-Si ese productor de Estocolmo piensa hacer lo mismo que tú al decidir a mis espaldas, no aceptaré su oferta-ladró con rudeza-capaz que me saqué una foto desnudo y la coloqué en su estúpido comercial y todos me vean.

Oí un silencio sepulcral y por consiguiente, escuché sus pasos apresurados encaminarse a la puerta.

-Bueno, voy a ocultarla y luego iré a verte. No quiero que ella vea esa revista.

Y lo único que hice fue correr como loca hasta la sala.
Tropecé con la mesita del centro, el cual fue un error fatal, porque mis ojos quedaron puestos fijamente en una revista.
En la revista de Jack Mali, donde mi novio encabezaba la portada con una chica, ambos desnudos y abrazados, en la que, casualmente lo único que les cubría la desnudez era una toalla blanca.
Demian cubría la mayor parte del cuerpo de ella con el suyo. Los dos sonreían maliciosamente y parecían haber disfrutado mucho tocarse en la sesión.
Y por desgracia, no era cualquier chica.

Era Sasha Clavers, la chica que conocí en la fiesta de Noche Buena en casa de Jack Mali, a quién detesté desde el primer instante.

Sentí la presencia de Demian detrás de mí y todo autocontrol se me fue de las manos y giré en redondo para confrontarlo.
Él estaba boquiabierto, con los ojos entornados y pálido como la nieve, aferrando el teléfono en su oreja sin poder creer que yo estuviera ahí y mucho menos que acabase de ver algo que él no quería que mirara.

-Adivinaré tu siguiente diálogo-mascullé y adopté una expresión de piedra-"no es lo que parece".

Demian tragó saliva y le colgó a Jack.

-Es que es verdad. No es lo que parece-añadió, haciéndome perder todo tipo de tolerancia.

Cerré los ojos un segundo y sonreí cínicamente.
-Ahora entiendo porqué esa chica me habló con tanta confianza de ti-dije-si posaron desnudos.
-¡No estábamos realmente desnudos! ¡Esa maldita foto no fue planeada!-se defendió y dio un paso hacia a mí con la intención de tocarme, pero lo rechacé y percibí miedo en sus ojos-justamente estaba hablando con Jack al respecto.
-Sasha Clavers-sisé-te gustó, ¿no es así? Esa modelo.
-¿Qué? ¡Claro que no! ¿de dónde sacas eso?-se desesperó-en ningún momento me sentí atraído por esa chica. No entiendo porqué te pones así, ¡Es una simple fotografía sin ningún trasfondo romántico!
-A ver, dime, ¿te gustaría que posara desnuda junto a Clark Ravel u otro modelo y salieramos en la portada de una revista?

Él apretó las mandíbulas y enpuñó las manos costados.

-Si eso ocurriese, mataría sin dudar a Ravel.
-¿Por qué?-increpé.
-Porque eres mía-gruñó.
-¿Y acaso no eres mío?
-Por supuesto que sí, maldita sea.
-¿Entonces por qué aceptaste tomarte esa foto?-inquirí.

Pensé que Demian respondería al instante, pero en vez de eso, se quedó callado sin saber que decir.
Y ahí comprendí todo.








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