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31😲

Los bocadillos de la señora Weber nos dejó satisfechos a los tres. Había querido no recibir nada de su parte por pena, pero mi estómago tenía tanta hambre que me vi obligada a comerme dos, bajo el escrutinio de Demian y Clark.
Ambo se habían sentado a cada uno de mis costados, haciéndome sentir nerviosa.
Nos retiramos poco después y pedí disculpas varias veces a la madre de Clark. Ella se mostró muy amable conmigo y me rogó volver después cuando su esposo y su hija estuvieran ahí, ya que habían salido a comprar unas últimas cosas para la cena del 31. Le aseguré que iría sin mirarla, ya que no estaba segura de poder complacerla, más sabiendo que Demian no me despegaba la mirada de encima en espera de mi reacción.
-¡Feliz año nuevo a los tres!-nos deseó.
-Feliz año nuevo para ustedes también y perdón por las molestias-dijo Eros con una sonrisa.

Demian afianzó su mano a la mía y me arrastró junto a él para que no resbalara en la nieve.
Miré hacia atrás por encima del hombro y le dije adiós a Clark y a su madre con la mano.
-Vamos-susurró Demian en mi oído.

El trayecto hacia el coche de Eros, Demian me sostuvo de la mano con fuerza y ayudó a deslizarme al interior mientras observaba por el rabillo del ojo a Clark.
Habían hecho las paces, pero lograba percibir la misma tensión entre ellos.
En el transcurso de regreso, me la pasé recostada en el pecho de Demian y él acariciandome los brazos lentamente.
Eros nos echaba de vez en cuando un vistazo a través del espejo retrovisor sin decir nada y yo suspiraba, tranquila de que todo estaba en orden y no había nada de que preocuparse, de momento.

Esa noche recuerdo haber dormido acurrucada a Demian sin pensar en nada más que sólo en él.
Pasaría el año nuevo con mi novio, con mi primer novio de toda mi corta vida y apenas podía creerlo.
Un año atrás, recuerdo haber estado metida en mi habitación, leyendo por quinta vez una de mis sagas favoritas de Amanda Hocking, Lazos de Sangre mientras mi familia bebía feliz de la vida en espera del año nuevo y yo trataba de estar al pendiente de las acciones de Clark Ravel; y él, por supuesto, me ignoraba.
Y ni si quiera me pasaba por la cabeza enamorarme de Demian Say, el chico al que había odiado por mucho tiempo.
-¿En qué piensa esa cabecita?-murmuró Demian en mi cuello la mañana del 31 de diciembre después de haberme amado hasta el amanecer.
Mi mirada estaba puesta en el techo y él me miraba fijamente.
Su mano descansaba en mi abdomen y ambos habíamos acoplado nuestras respiraciones.
-Uhmm...-dije, sonriendo-estoy pensando en lo afortunada que me siento ahora mismo.
-¿Afortunada?-inquirió. Yo asentí-realmente el que se debe sentir afortunado soy yo.
-¿Por qué?
-Porque te tengo-dijo y me besó cuidadosamente en los labios para no lastimarme en la herida.

Cómo no supe que responder al respecto, dejé que me besara por más tiempo.
-Es el primer año nuevo que pasaremos juntos, ¿acaso no es fantástico?-dije.
-Sí que lo es, pero no estaremos juntos por seis meses-farfulló, devastado y colocó su cabeza en mi pecho.

Apreté los labios y bajé la mirada a él.
Desde el ángulo donde yo estaba, contemplé sus largas y rizadas pestañas oscuras acariciar sus mejillas al parpadear.

Al no ocurrirseme nada, lo estreché entre mis brazos y nos quedamos abrazados un rato más antes de enfrentarnos al día.
Un par de horas después, la casa vibró gracias a la música clásica de Eros a todo volumen, dándonos a entender que si seguíamos en la cama, nos destrozaría los tímpanos con la música.
Al menos yo no tendría problemas con ello, pero Demian sí.
Así que nos vestimos y comenzamos el día con el pie derecho. Había mucho que hacer, y nos preparamos mentalmente para lo que nos preparaba esa noche.

Planeaba llamarle a mi familia a las 11:50am, pero tomando en cuenta que mi madre continuaba sin querer hablar conmigo directamente, decliné la idea y olvidé el asunto; ya que, después de todo, tenía cosas más importantes en las cuales pensar.

-Bacalao.

Voltee a ver a Demian cuando masculló "bacalao" con amargura. Él se encontraba leyendo un libro de recetas con el ceño fruncido y la boca torcida en una mueca de desagrado.
Mientras tanto, Eros me había dado la tarea de picar verduras en la isla de la cocina en lo que él supervisaba la lasaña recién hecha dentro del horno.

-Nadie dijo que tenías que comerlo. Hay más platillos que prepararemos, Demian-bufó Eros, poniendo los ojos en blanco.
-Pues yo tenía pensado probar todos-replicó Demian, chasqueando la lengua.

Eros Rabanne le envió una mirada llena de fastidio antes de mirarme y me encogió de hombros.
-Mal educado-le oímos gruñir y acto seguido, abandonó la cocina.

Dejamos de hacer nuestra labor para observar el hueco vacío de la presencia de Eros. Nos miramos con desconcierto y dejé el cuchillo sobre la tabla de madera, con la finalidad de ir a buscarlo.
-Yo voy-interpuso Demian, deteniendome del brazo-hablaré con él.

Retomé mi tarea, agudizando mis sentidos para poder escuchar lo que estaba pasando, pero fue inútil. La música de Eros estaba a un volumen elevado y me fue imposible escuchar algo.
Confiaba lo suficiente en Demian como para saber que lo arreglaría.
Al notar que no volvían aún, chequé la lasaña y seguí preparando el bacalao que Demian había despreciado en el primer instante.

"-La verdad no entiendo como es que logras bajarle el ánimo a quién sea con un simple comentario..."

Di un respingo al escuchar ligeramente la voz de Eros en la sala.
Dejé el cuchillo nuevamente en su lugar y me limpié las manos en el delantal antes de asomarme a la puerta de la cocina para escuchar mejor.

"-Pobre de Skyler que tiene que aguantar tus cambios de humor"

Entorné los ojos. ¿Acaso estaban discutiendo?
Asomé la cabeza, incapaz de poder creer lo que estaba ocurriendo y pensando que encontraría a Demian y a Eros discutiendo como pensé, me hallé cara a cara con...

¿Mi familia?

Mi madre, tía y abuelos estaban frente a mí; en el departamento de Eros Rabanne en Vancouver.
Aflojé los brazos y abrí la boca sin dar crédito a lo que miraba.
¿Estaba soñando?
¿Era posible que estuvieran aquí conmigo?

-Skyler...

Murmuró mi tía, abriéndose paso entre ellos para poder llegar a mí.
Sentí sus brazos alrededor de mis hombros, pero yo era incapaz de reaccionar.
-¿Skyler?-exclamó mi abuela, corriendo simultáneamente a mí con el rostro preocupado.

Entonces fue ahí donde rompí a llorar desconsoladamente en los brazos de mi tía y de mi abuela.
Lloré como jamás había llorado en mi vida.
Se nos unieron al abrazo mi abuelo y mi madre también sin decir una palabra.

Y entre lágrimas, divisé a Demian y a Eros sonriendo con regocijo a unos pasos de distancia.
Nos mantuvimos abrazados un rato hasta que por fin dejé de llorar y me quité el delantal para poder ir a la sala a conversar con ellos.
-Yo me haré cargo, vayan a la sala-me indicó Eros, quitandome el delantal de la mano y llevándose a Demian consigo.

Nos sentamos en los sillones y acomodé los mechones rebeldes de mi cabello detrás de las orejas para asimilar que mi familia estaba ahí conmigo.
-Así que ya no están molestos conmigo-logré decir, avergonzada. Mis ojos estaban fijos en mis manos.
-¡Jamás nos enfadamos!-chilló mi abuela, abrazandome nuevamente.
-Simplemente no podíamos salir del shock de saber que te habías ido a otro país con personas desconocidas-terció mi tía.
-Además, ni si quiera nos diste una explicación clara, solamente te marchaste una noche sin decirnos nada-agregó mi abuelo y yo asentí, temerosa.
-Tu madre casi sufrió un ataque cardíaco cuando leyó tu nota-acotó mi tía y vi a mi madre apretar los labios.
-Jamás vuelvas a irte de esa manera, ¿entiendes, Pearl?-masculló mi madre con voz quebrada-pensé que algo te había pasado cuando no sabía en donde estabas.
-Perdóname-susurré-perdónenme los cuatro.
-Por supuesto que te perdonamos-alardeó mi tía con una sonrisa-pero queremos que nos cuentes acerca de todo esto porque aún no nos queda claro.
-Está bien. Pero también ustedes deben decirme como es que lograron venir-exclamé.
Tanto ellos como yo, explicamos absolutamente todo.
No dejamos ningún cabo suelto y sentimos como si todo volviese a la normalidad poco a poco.
Me explicaron que Eros Rabanne se comunicó con ellos hacía apenas unos días y que le costó bastante poder persuadirlos a venir, pagándoles el boleto de avión de ida y vuelta. Ellos tenían programado volver a San Francisco el día 3 de enero en la noche.
Y no pude sentirme tan aliviada y feliz en ese momento.

Y para cuando concluimos nuestra charla, el sol ya se había puesto y comenzaba a oler exquisito desde la cocina.
-Todavía no puedo creer que mi pequeña Skyler haya encontrado por fin su rumbo en la vida-dijo mi abuelo con nostalgia-serás una gran modelo profesional a nivel mundial junto con tu novio, el cual es un buen chico.
-Ya era hora que te pasaran cosas fantásticas, cariño. Te lo mereces-añadió mi tía con emoción.
-A mí me parece algo precipitado que vivas con dos hombres-murmuró mi abuela con los ojos estrechados.
-¿Duermen en habitaciones diferentes, verdad?-inquirió mi madre con desdén.
-Eh, claro que sí. ¿Acaso creen que estoy loca?-me exalté, nerviosa-mejor ayudennos a terminar de preparar la cena a tiempo.

Tener más manos para ayudar a preparar la cena fue un gran alivio.
Mi abuela, tía y madre se encargaron de continuar sazonando la carne en lo que mi abuelo y Eros entablaban una conversación amistosa en la terraza del departamento con unos cigarrillos de por medio.
Y en lo que Demian y a mí respectaba, nos hicimos cargo de llevar las maletas de mi familia a las habitaciones sobrantes.

Plenamente sentía como si todo aquello fuese un sueño hermoso del que no tenía ganas de despertar.
Era mágico.

Más tarde, a las ocho en punto, Eros, Demian y yo, corrimos a alistarnos. Mi familia ya había venido preparada y solamente faltabamos nosotros. Por lo que asumieron la supervisión de la exquisita cena de año nuevo en lo que nos cambiabamos.

Entré a mi dormitorio y no pude evitar sonreír plenamente.
Estaba muy feliz y extasiada. Nada podía salir mal ese día.
Había pensado ponerme el mismo vestido encantador que Eros me regaló el día de Navidad, pero gracias a sus protestas, me vi obligada a aceptar otro vestido de su parte, al igual que Demian.
Me escogí de hombros para no pensar más en ello, ya que en ese momento no era importante, pero me propuse enfrentarlo en otra ocasión.
El vestido para esa noche era incluso más bello, elegante y monumental que el otro.
Cohibida por un majestuoso vestido de marca, entré a darme una ducha.
Y estando debajo de la regadera, el rostro de Clark Ravel apareció fugazmente en mi mente y me pregunté como se estaría sintiendo en ese momento, luego de haber terminado con su novia de varios meses por mi culpa.
No. Error. No fue por culpa mía, sino de ella por haber actuado como una loca demente, pensando que provocandome algún daño conseguiría alejarme de su novio, cuando literalmente era él quién me acosaba.

-¿Skyler?

Dejé de enjuagarme el cabello al escuchar la voz de mi madre del otro lado de la puerta del baño.

-¿Sí, mamá?
-Cuando termines de ducharte quiero hablar contigo. Estaré aquí en tu dormitorio.
-Ah, claro. Sí.

Apresuré la ducha para poder hablar con mi madre sin hacerla esperar tanto.
Al término del delicioso baño, me envolví en una toalla y otra en la cabeza al salir.
Vi a mi madre sentada a los pies de la cama, admirando mi vestido de etiqueta que estaba colgado en la pared, listo para ponermelo.
-Es un vestido precioso-dijo al notar mi presencia en la habitación.
-Sí que lo es-reconocí, sonriendo y caminé rumbo a mi bolsa donde tenía mis cosméticos, perfume, peine y desodorante.
-¿Dónde lo conseguiste?-interrogó.
-Uhmmm... fue un obsequio de Eros-contesté, no muy segura de mi respuesta, puesto que mi madre era la clase de persona que miraba mal ese tipo de detalles en personas que apenas se acaban de conocer-a Demian y a mí nos regaló ropa para estas fechas porque dice que debemos estar a la altura, ya que ahora formamos parte de su agencia, es decir, trabajamos para él.

Rebusqué entre mis cosas algo inexistente para no tener que enfrentar su mirada expectante.
Sin embargo, sentí su mirada quemandome la espalda.
-Esto es muy extraño, Skyler. Y no está bien que recibas esta clase de obsequios...
-Mira, mamá-me di la vuelta con el rostro sombrío-tanto Demian y yo, no estamos de acuerdo con los detalles que nos ha dado Eros, y se lo hemos hecho saber, y le prometimos pagarle todo esto en cuanto comencemos a trabajar. No es un regalo después de todo.
-¿Por qué les regala cosas de esta magnitud?-continuó insistiendo.
-¿Cómo quieres que lo sepa? Preguntaselo a él personalmente-espeté-y si me disculpas, debo alistarme.

Mi madre se acercó unos pasos a mí con el rostro preocupado y situó una de sus manos sobre mi hombro húmedo. Pensé en apartarla, pero decidí permitirle tocarme luego de haber estado sin ella varias semanas.
Y también porque no tenía deseos de discutir con ella.
-Está bien. No haré más preguntas-prometió y sus ojos se quedaron absortos en mi herida del labio-pero al menos, ¿puedo saber qué te pasó en la boca?

Fingí bostezar para apartarme de mi madre sutilmente para pensar en una mentira piadosa y no preocuparla.
-Me lastimé ayer con un... tenedor, sí, con un tenedor-respondí lo más natural posible. Ella frunció el ceño.
-¿Qué estabas haciendo con el tenedor?
-Comiendo. Pero no me fijé y por accidente me lastimé-alardee y continué revolviendo mi bolsa-nada de lo que debas preocuparte.
-Okey. Entonces te veo en unos minutos-dijo por fin y viéndome con recelo, me dejó a solas en la habitación.

Veinte minutos después, lo único que me faltaba era maquillarme para estar completamente lista y comenzar a disfrutar la noche.
Eros me había dado la alaciadora de cabello para que la usase cuando yo quisiera y esa ocasión la ameritaba.

Todavía tenía dudas acerca de la chica de mi reflejo en el espejo, que me devolvía la mirada cada vez más diferente a como era antes.
Tal vez se debía a que estaba madurando o simplemente mi vida había tomado un rumbo frenéticamente diferente.
Mientras miraba mi cara en el espejo, dejé de alaciarme el cabello y apliqué una leve capa de base sobre maquillaje.
Entonces, asustandome de muerte, mi teléfono comenzó a sonar en alguna parte de mi bolsa sobre la cama.
Caminé hasta ella y saqué el aparato.
Maldita sea.
¿Ahora que quería él?
¿Acaso Clark Ravel no había prometido mantenerse alejado de mí?

Probé a dejarlo llamar las veces que fueran necesarias para que se diera cuenta que yo no iba a contestar, pero a decir verdad, era más tedioso y alucinante estar escuchando el tono de llamada una y otra vez.
Clark no iba a darse por vencido, de eso estaba segura.

En un arrebato de locura, contesté de la peor manera.
-¡Qué!-mascullé.
-¿Skyler?-preguntó, como si hubiese algún tipo de error y yo fuera una desconocida.
-Sí, soy yo. ¿Qué pasa? Estoy arreglándome para la cena-le informé.
-Wow, de verdad que me odias demasiado cuando antes solías amarme-dijo con fingida voz ofendida y luego rompió a reír.
-Lo siento-chasquee la lengua-¿se te ofrece algo?
-Antes que nada, ¿puedo saber como te vestirás para esta noche?
-¿Para qué quieres saber eso?-titubee, nerviosa.
-Simple curiosidad. Y por si tenías el pendiente, mi ropa consiste en jeans oscuros, obviamente-río-una playera manga larga y cuello de tortuga gris, y encima un abrigo de gamusa de cuadros gris con negro. Un clásico para este clima.

Cerré los ojos, imaginando lo guapo que debía verse en ese momento. Y me debatí en seguirle el juego o mandarlo al carajo.

-Llevo puesto un vestido negro con un escote en la espalda un poco grande para mi gusto y tengo pensado ponerme un sueter arriba.
-Quiero verte así-murmuró.
-Mejor ya dime qué deseas-le corté.
-Te llamaba porque necesito hablar contigo-añadió con seriedad.
-Bueno, adelante. Te escucho.
-No por teléfono. En persona.
-¿Qué?
-Necesito verte ahora mismo.





A petición de que algunas quieren fotos de Demian Say, aquí les dejó algunas 7u7

Y en esta foto de abajo es como él está vestido para año muevo 👇

Y aquí veremos...👇 a Demian Say cuando tenía 10 años y que desde esa época ya estaba enamorado de Skyler xD y ahora se puso más bueno que el pan e.e

Y por último, les dejo como está vestido Clark Ravel♡

VOTEEEEEEEEEN ☆

y fotos de Clark de pilón. ..

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