30
El trayecto al departamento fue un poco tranquilo, pese a que Eros se encargó de sobrellevar la conversación con Demian para que él no notara la herida de mi labio y se pusiera como un loco.
Tenía dos opciones poco viables para evitar que eso sucediera:
La primera; correr al departamento y encerrarme en uno de los dormitorios, y esperar unos días a que mi herida sanara para poder darle la cara.
O segundo; decirle lo más calmada posible lo que había ocurrido.
De buenas a primeras yo sabía que ninguna de las opciones funcionaría. Así que traté de actuar lo más normal posible cuando llegamos al departamento.
Bajé antes que ellos y me ofrecí a abrir la puerta.
Entre los dos llevaron las bolsas de compra a la cocina mientras que yo me hacía idiota, registrando la nevera en busca de algo para beber en lo que Demian se descuidaba y aprovachase a escabullirme a un dormitorio.
-No tengo hambre. Me voy a la cama-avisé al verlos revolotear entre los cajones para cenar.
Todo salió perfecto, excepto en un mínimo detalle: Como me había puesto nerviosa, de tanto estrés olvidé cerrar la puerta con pestillo y al cabo de quince minutos, cuando me hallaba dentro de la cama, Demian entró y encendió la luz.
-¡Estoy muerto!-le oí decir al tiempo que se deslizaba bajo las sábanas, colocando sus brazos alrededor de mi cintura y atrayendome a él.
Ansiosa por evitar que me mirara a la cara, cubrí parte de mi rostro con la sábana y traté de contorsionarme fuera de su agarre.
-¿Qué sucede?-me cuestionó.
Dejé de moverme y quedé paralizada.
-Tengo sueño, Demian. Y deseo dormir-dije con voz temblorosa. Era muy mala mintiendo.
-Pasa algo-repuso él con seriedad-y quiero saberlo ahora.
-¿Qué te hace pensar que pasa algo?-mascullé, incrementando la presión de la sábana sobre mi cara.
Entonces Demian me agarró la mano a la altura de la muñeca y con su otra mano libre dejó al descubierto mi cara.
Sus ojos cafés se entornaron al verme. Su vista viajó de inmediato a mis labios y juntó las cejas.
Su bella cara dulce se desfiguró para darle paso a la molestia y rabia.
-¿Qué te pasó en el labio? ¿quién te hizo eso?-gruñó, con rabia.
-Por Dios, cálmate-exclamé, irritada y salí de la cama. Él me imitó y se apresuró a acorralarme en un rincón de la habitación, haciendo lo posible para sacarme la verdad. Sujetó mis hombros con fuerza y acercó su rostro al mío. Pero lo que más me intimidó fue su mirada penetrante y enloquecida que tenía en ese momento. No parecía él.
Incluso, fue algo gracioso imaginarme a Demian como uno de los protagonistas de mi historia de criminales cuando se ponía celoso, pero decidí dejar un rato mi modo fangirl para plantarle cara al problema.
-Respondeme. ¿Qué te pasó en el labio?-repitió, arrastrando las palabras.
-Nunca te habías puesto así-espeté, colocando mis manos en su pecho y empujandolo, pero él apenas y se movió de su sitio-no me pasó nada importante.
-Entonces dímelo.
-Me caí en la tienda a la que fui con Eros-solté de sopetón y lo miré a los ojos-pero no fue culpa mía, sino de la novia de Clark Ravel.
-¿Qué?-sus ojos se oscurecieron.
-Sí. Llegó y me empujó. Y pues, caí-me escogí de hombros-pero apareció Clark y se la llevó. Eso es todo.
Demian se apartó de mí, moviendo la cabeza de un lado a otro y dejó escapar una risa seca. Luego se volvió hacia a mí y se me fue encima, y pensando que me golpearía, cerré los ojos, y a continuación escuché un golpe sordo cerca de mi oreja. Abrí los ojos temerosa y vi el puño de él incrustado en la pared.
-Esto no se va a quedar así. Clark Ravel no sabe con quién se ha metido, podrá ser un imbécil que mostrando su cuerpo logra enamorar a muchas chicas, pero tú eres mía y ha atravesado la línea. Él y su maldita novia se van a arrepentir-ladró con coraje.
Y sin decir nada más, giró sobre sus talones y abandonó la habitación, dejándome con el corazón desembocando por la impresión.
¿Qué demonios acababa de pasar?
Mi pulso se había acelerado notoriamente y sentí que iba a darme un infarto en el instante que mi teléfono sonó, anunciandome un mensaje en WhatsApp.
Con desgana, busqué el móvil entre mis cosas y sentandome al borde de la cama, abrí la aplicación y fruncí el ceño.
Era de Clark Ravel.
Lo que me faltaba.
Abrí su mensaje y lo leí con incertidumbre, recordando las palabras de Eros Rabanne
"Clark: Terminé con mi novia."
Pálida como una hoja, dejé el teléfono sobre el buró y me abracé a mí misma.
Él me lo contó, tal y como Eros lo predijo hacia un rato.
No sabía como reaccionar ante ello. Ni si quiera tenía fuerzas y ánimos para arribar ese tema, y teniendo en cuenta que Demian lo único que quería era matarlo, a él y a su ahora "ex" novia, no tenía posibilidades de pensar claramente en la solución.
Mi vida se había vuelto un maldito caos. Y a mí nunca me gustó vivir con los nervios de punta, preocupandome por estupideces sin sentido. Pero desde hacía unas semanas me di cuenta que ya no había vuelta atrás, mi vida ya era otra y tenía que afrontar las nuevas experiencias, tanto buenas o malas...
-¿Skyler?
Volví a la realidad cuando escuché la voz de Eros a través de la puerta. Se escuchaba preocupado.
-¿Sí?
-¿Pasó algo entre Demian y tú?
-No, ¿por qué?-tragué saliva.
-¿Ya vio tu golpe en la boca, no es así?
-Sí...
-Lo supuse-ahogó un suspiro y abrió la puerta sin avisar. Entró al dormitorio y mirándome, se sentó en el otro extremo del colchón-Demian se ha largado.
Abrí los ojos como platos.
-¿Qué?
-Sí. Me refiero a que me ha quitado las llaves de mi coche y se ha largado a alguna parte. Se miraba furioso y por eso intuí que se había enterado de tu confrontación con esa chica.
-¡Oh, vamos!-exclamé alterada y me levanté. Eros hizo lo mismo y me observó de hito en hito-fue a casa de Clark Ravel, pero quiero creer que no sabe donde vive.
-De hecho, mi coche tiene gps y tiene registrada la dirección de Clark-murmuró Eros con nerviosismo.
-¿Y qué vamos a hacer ahora? Demian no es agresivo, pero cuando se le sale lo temperamental, a veces da miedo-repliqué, preocupada-sabe pelear.
-Y Clark si es agresivo-corroboró Eros con desdén-a él le encanta pelear a la menor provocación.
-No me jodas-increpé, asustada y corrí a ponerme una sudadera y tenis-tengo que ir por él.
-Estamos sin coche, ¿lo olvidas?
-Dame la dirección de Ravel y ya veré como solucionarlo-sisé con determinación.
-Bien, llamaré un taxi-carraspeó viendo mi firmeza-y no vas a ir sola. Tú eres la única que puede controlar a Demian y yo haré el intento de controlar a Clark.
-¡Ya me estoy hartando de todo esto!-chillé, agobiada. Me tomé el tiempo para sentarme un momento y asimilar lo que estaba pasando-quiero regresar a casa. Todo lo que está ocurriendo no es lo que yo quería. Necesito respirar con tranquilidad y estar metida en mi habitación leyendo manga y libros, viendo anime, películas, series y acosando desde lejos a Clark. No deseo que él ni nadie provoque más problemas en mi vida.
Sollocé llena de coraje y apreté los labios para no derramar ni una lágrima. Y fue entonces cuando Eros colocó una mano sobre mi hombro y yo me derrumbé.
-Quiero ir a casa-balbucee entre sollozos como una auténtica niña pequeña.
-No puedo prometerte nada-comenzó a decir él con cautela-pero puedo convencer a Jack de llevarte a San Francisco hasta que él vuelva de Estocolmo y luego ya veremos que hacer. ¿Te parece?
Asentí, incapaz de contestar verbalmente.
-Estupendo, ahora vamos por Demian antes de que Clark lo haga pedazos.
Alcé la mirada bruscamente hacia él y Eros rio.
-Bueno, antes de que se hagan pedazos-corrigió, pero eso no ayudó en nada.
Eros salió a llamar a un taxi y yo me cambié de ropa rápidamente, ya que no podía salir a la calle en pijama, así que me volví a poner la sudadera y fui a la sala donde él me esperaba.
No tardó tanto en llegar el taxi, por lo que nos dirigimos a la casa de mi modelo, Clark Ravel.
La nevada que caía sobre nosotros era densa y helada. El parabrisas del taxi apenas podía retirar la nieve del cristal y el conductor iba a una velocidad lenta por miedo a que las llantas resbalaran.
Había dejado mi teléfono en la habitación por lo que solo me quedaba rogarle al cielo que Demian no hubiese cometido alguna tontería.
Demian parecía haber entrado en algún tipo de cambio de personalidad porque no solía actuar así en la Universidad, a menos que de verdad pensara que Clark era un rival para él.
-¿Podría detenerse justo en medio del Jeep y del Jaguar XF negro?-preguntó Eros y el taxista frenó de golpe-muchas gracias-se inclinó hacia adelante y le dio el dinero.
Salí del coche y desorientada por la nieve, aguardé a que Eros me alcanzara.
Escudriñé a mi alrededor en busca de gritos, forcejeos o llantos, pero todo parecía estar en total calma. Y eso incluso era peor que escuchar gritos.
-De acuerdo, vamos-dijo Eros junto a mí.
Me tomó del hombro y me condujo por la acera donde menos nieve había y nos acercamos al porche de una casa muy elegante pero no del todo escandalosamente grande.
Había comenzado a temblar pero sentir la presencia imponente de Eros me dio fuerzas para continuar sosteniendome en pie por si sola.
Eros me envió una mirada y se le devolví una llena de pánico. Él alargó la mano hacia el timbre y presionó el botón.
Se me erizaron los vellos del cuello cuando sonó el timbre en el interior de la casa.
-Todo saldrá bien-me tranquilizó Eros.
Quise protestar pero cerré la boca de nuevo cuando la puerta se abrió y una mujer muy rubia y de semblante amable nos saludó.
-¡Hola, Eros! Qué agradable sorpresa-saludó a Eros con un abrazo.
-Hola, linda... mira, te presento a Skyler Newton, la novata en nuestro proyecto.
-Hola-saludé con timidez-Skyler Newton.
-¡Oh! Mucho gusto, soy Alexa Weber, pero puedes llamarme Alex-la señora me miró y también me abrazó-pasen, pasen.
-Perdón por las molestias pero queríamos saber si Demian Say está aquí-Eros fue al grano mientras entrábamos.
Era tanta mi desesperación que no podía apreciar la casa de Clark. Yo solo pensaba en Demian.
-Sí. Sí. Un muchacho muy guapo vino hace un rato a hablar con Clark-contestó la señora Weber con alegría y fruncí el ceño.
-¿Dónde está él?-no pude contenerme más.
-Está arriba en la habitación de mi hijo-sonrió ella, buscando algo en su cocina-si quieres le llamo.
-¿Puedo subir?-murmuré. Eros alzó las cejas.
-Eh...-la señora Weber se asomó a la sala con cara de póquer y miró a Eros con perplejidad.
-Es un asunto importante, Alexa-dijo Eros, respaldandome.
-Está bien. Las escaleras están allá. Su habitación es la del fondo-me indicó, aturdida.
Ruborizada, me disculpé por ser tan descarada y corrí hacia la escalera.
Traté de no hacer tanto ruido al subir y llegué al pequeño vestíbulo lleno de puertas. Divisé la última puerta, la cual estaba cerrada y me acerqué con los nervios a flor de piel.
Me mordí el labio y percibí un agudo dolor gracias a que había olvidado que estaba lastimado.
Las náuseas y el vértigo se apoderaron de mi cuerpo al momento que aporree la puerta con sutileza.
"CRACK"
La puerta se abrió y la cara sorprendida de Clark fue la que me recibió.
Y sin darme tiempo de decir algo, cerró la puerta a su espalda y me agarró de los hombros, alejandome de la habitación.
-¿Qué crees haces?-mascullé entre dientes, intentando soltarme
-¿Qué haces aquí, Skyler?-frunció el ceño con nerviosismo.
-Vine por mi novio. No voy a tolerar que haga alguna tontería.
-Mira, me costó mucho entrar en razón a Demian luego de que viniera a mi casa hecho una fiera por lo que te hizo Joanna y ahora él está dentro jugando con mi Xbox, calmandose-me explicó.
-¿Eh?
-Sí. Y si entrar así como así, todo el ambiente tranquilo se irá al carajo.
-¿Crees que me importa? Voy a entrar por él-lo empujé y abrí la puerta de su recámara.
Creí que Clark bromeaba cuando me dijo que Demian se hallaba jugando videojuegos. Ahí estaba él, sentado a los pies de la inmensa cama de Clark, con los ojos puestos en la gran pantalla plasma adherida a la pared con el mando del Xbox en sus manos. Tenía el rostro rojo y sudoroso, incluso se llegaba a notar lágrimas secas en sus mejillas.
-D-Demian-susurré en un hilo de voz.
Él despegó su mirada de la pantalla para verme. Y fue como si hubiese visto a un fantasma porque palideció.
Clark se situó detrás de mí y acercó sus labios a mi oreja.
-Te lo dije-canturreó, sobresaltandome-ahora te haces cargo de calmarlo.
Sentí un poco de aire cuando Clark me dejó a solas con Demian en la habitación.
Sin embargo, mi novio se mantuvo con la misma expresión en su cara: dolido, sorprendido y a punto de derrumbarse nuevamente.
No entendía lo que había pasado entre Clark y él, pero lo ignoré por completo.
Me acerqué a Demian con pasos apresurados y me arrodillé frente a él.
Sus ojos cafés mostraban angustia y desasosiego, más cuando los fijó en mis labios.
Dejó en la cama el control y me acarició la cara con ternura.
-Vine hecho un loco hasta acá con el fin de matar a golpes a Ravel-hizo una pausa para contemplar mis ojos llorosos-pero por alguna extraña razón él logró tranquilizarme y pudimos hablar como personas civilizadas acerca de lo que ocurrió-habló Demian con voz ronca. No había duda: Había llorando.
-Demian...
-No, déjame terminar-interrumpió mis palabras colocando un dedo sobre mis labios y acariciando mi herida con delicadeza-yo tenía en mente también darle una paliza a esa mujer demente, pero Ravel prometió hacerse cargo de ella y alejarla de ti lo más posible. Y también prometió que en el tiempo que yo esté fuera del continente, no se acercará a ti a menos que sea necesario porque de lo contrario, lo mataré y va en serio-sonrió de lado y yo no pude evitar devolverle la sonrisa.
Ayudó a incorporarme de la alfombra y lo abracé con fuerza, sentandome en su regazo.
-Me alegra mucho que Clark se tomara las cosas con calma-dije, aún abrazandolo.
-Es un tipo razonable-reconoció.
-Te juro que creí que algo te había pasado-froté mi frente con su pecho y dejé que me acariciara la espalda-Eros tuvo que llamar un taxi para venir a buscarte.
-Perdóname-repuso con sinceridad-pero no iba a tolerar que alguien te hiciera daño. Venimos a este país a pasarla bien, no a sufrir.
-Es un alivio ver que el ambiente se relajó más de lo esperado.
Ambos volteamos a ver a Clark Ravel que yacia de pie en el umbral de su puerta con los brazos cruzados sobre el pecho y con una sonrisa lobuna en los labios.
Demian hizo el ademán de agarrar el control pero Clark atravesó la habitación y lo agarró para continuar jugando él.
-Mi madre está preparando unos bocadillos por si quieren-anunció Clark, poniéndole "play" al juego-Eros está bebiendo café.
Se sentó detrás de nosotros con total confianza y me sentí incómoda.
-Muchas gracias-le dije.
-No agradezcas. Hay comida suficiente-sonrió.
-No, me refiero a esto-señalé a nuestro alrededor y luego recargué mi cabeza en el hombro de Demian con una sonrisa-por arreglar las cosas.
-Ese es mi negocio-bromeó y noté que Demian reía. Reí también.
¿En qué momento fue que Demian y Clark se comenzaron a llevar bien?
En el momento que Demian perdió la cabeza, pero Clark fue más paciente e hicieron las paces.
¿Qué más podía pedir?
Se sentía paz y tranquilidad en la habitación.
Y esperaba que así fuese a partir de ahora.
Se que es un capítulo corto ;-; pero no me gusta dejarlas intrigadas. No olviden votar☆
Y aquí les dejo unas fotos de nuestro sexy Modelo Clark Ravel para que vayan familizarizandose con él porque va a comenzar a salir más acerca de él en la historia😏
VOTEN ☆
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