Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

29


[Narrativa vuelve a manos de Skyler Newton]

(el de la imagen es el sensual Clark Ravel xD <3 encarnado por el modelo Nick Scherner, que es un amor en la vida real, incluso me agradeció en mensaje personal de instagram por decirle que parecía un ángel y que era mi nuevo Crush xd) 



Los días pasaron demasiado rápido para mi gusto. Y Demian ni si quiera quiso animarse a ir a hablar con su madre con respecto a irse a Estocolmo, excusándose de querer meditar a solas antes de tomar una decisión, por lo que di por abandonado el tema para darle el espacio que necesitaba.

Y cuando ya no hallábamos a 30 de diciembre, ninguno de los tres sabía dónde pasaríamos el año nuevo.

Eros había pensado que, en su departamento, pero Demian deseaba estar en otra parte para disfrutarlo al máximo, ya que en Navidad no le resultó para nada reconfortante.

- ¿Qué hay de tu madre? ¿no vas a estar con ella otra vez? –le pregunté con cautela, escudándome en mi teléfono para no tener que mirarlo a la cara.

-Iré a verla esta tarde, además, le voy a comentar sobre Estocolmo.

-Entonces si te irás a probar suerte—terció Eros desde la cocina con mucha alegría. Y sí, la alegría de Eros había vuelto rápidamente desde aquel bajón de depresión el día posterior a Noche Buena.

-Quiero ir y a la vez no—admitió Demian.

-Ya le dije que por mí no debe preocuparse porque estaré aquí contigo—le informé a Eros.

-Exactamente. Y en todo caso, los meses pasan rápido, chico—lo animó Eros y yo sonreí.

-Jack prometió hacerse cargo de mi madre en ese tiempo, y aún tengo dudas, ¿y si se pone mal?

Escuché el suspiro de agobio de Eros y luego sus pasos rápidos viniendo hacia nosotros desde la cocina. Dejé un momento mi teléfono y Demian volteó a verlo con el entrecejo fruncido.

-Nada le va a pasar. Nos haremos cargo de ella, ya lo sabes.

-Lo sé, pero de todos modos necesito pensar más a fondo antes de ir a verla—repuso Demian levantándose del sillón con aire taciturno—en un par de horas voy a ir a visitarla, si no les importa.

-Te llevo—se ofreció Eros.

-No. Prefiero ir solo.

-Al menos... ¿sabes cómo llegar? –lo cuestioné, insegura.

Él asintió y nos dejó solos sin añadir nada más. Eros me echó una mirada conciliadora.

A los pocos minutos, quedé como idiota en la sala cuando Eros también se marchó a hacer algunas cosas en su estudio.

Dediqué ese breve instante de tranquilidad para saludar a mi tía por WhatsApp, ya que me había mandado un mensaje.

Ella todavía no se hacía la idea de que yo me encontraba en otro país, lejos de San Francisco.

Y debo recalcar que, la amenaza que mi madre nos había hecho acerca de llamar a la policía... no la llevó a cabo por temor, porque sabía de ante mano que Eros y Jack no me habían llevado en contra de mi voluntad y ya era lo bastante mayor para decidir qué hacer con mi vida. Aunque, obviamente, trató de persuadirme de volver, pero me negué rotundamente.

Sin embargo, le prometí ir a visitarla en enero gracias a que tenía que hacer los trámites correspondientes para darme de baja en la Universidad.

Había pensado con ilusión que Demian sería quien me acompañaría, pero con eso de que tenía que ir a Estocolmo, me deprimió.

No tenía idea de que era lo que yo haría sin él en esos meses.

Y, a decir verdad, Jack ni si quiera me daba detalles sobre mi entrenamiento para bajar de peso y comenzar a trabajar.

Me sentía inútil sin hacer nada en aquel departamento...

"BRRR... BRRR..."

Terminé de mensajear con mi tía y luego fui a la habitación para ver que tal seguía Demian y su meditación.

Para mi grata sorpresa, lo encontré dormido en la cama. Se miraba totalmente hermoso. Su expresión era suave, tranquila y dulce.

Cogí la sabana y lo cubrí hasta los hombros para que continuara descansando sacado de la pena.

Él era solo un chico de veinte años a punto de ser exitoso a nivel mundial y yo era su novia, una chica de su misma edad que siempre había dado traspiés por la vida hasta que se enamoró perdidamente de él y se dio cuenta que el mundo no era tan malo después de todo.

Cuidadosamente, abrí espacio en la cama y me metí bajo las sabanas, acurrucándome a él. No obstante, solo fue por un corto lapso, ya que Demian tenía que ir a ver a su madre y despertó una hora más tarde.

Se sorprendió verme a su lado y en vez de deslizarse fuera de la cama, se quedó conmigo un poco más, pero ahora abrazándome.

Fue un momento superior a la intimidad, en la que los dos nos hicimos compañía en silencio, comunicándonos sin la necesidad de hablar.

Estar con Demian era como adentrarse en el océano en total calma, bajo el cálido sol de verano y la brisa acariciándote la piel con dulzura.

No quería separarme de él en ese momento ni nunca.

-Tienes que ir—le dije en voz baja.

Sentí sus brazos tensarse bajo mi cuerpo.

-Aún no. Un rato más—me contestó con voz juguetona, besándome el lóbulo de la oreja.

En el transcurso del día, mientras Demian visitaba a su madre, nos pusimos de acuerdo Eros y yo en ir a comprar lo necesario para la cena del 31 de diciembre, es decir, la cena del día siguiente y así, darle la bienvenida al año nuevo 2017.

Era la primera vez que recibiría el año nuevo en un lugar lejano a mi hogar y me parecía algo deprimente y emocionante al mismo tiempo, teniendo en cuenta que iba a finalizar el 2016 de una manera extraordinariamente irreal.

Por lo tanto, abrigándome lo más que pude, salimos directo a la misma tienda a la que habíamos ido previamente y donde yo había sido violentada por la novia de Clark Ravel.

Mentalmente me preparé por si acaso me tocaba la desgracia de volver a verla.

-Debimos llevar a Demian con su madre.

-No quiso e incluso le ofrecí el coche, pero se negó—repuso Eros poniéndose la bufanda—mejor vayamos rápido y luego lo esperamos fuera del hospital, ¿te parece?

-Sí.

Llegamos a la tienda, que estaba abarrotada de gente y sin que Eros me dijera algo, bajé del coche para que él fuera en busca de un sitio donde aparcar.

A grandes zancadas conseguí entrar a la tienda con los sentidos alertas. Me dirigí al pasillo de golosinas para matar el tiempo y vi las caras bellísimas de las personas, pero que no eran nada amables ni simpáticas.

Algunos me miraban con amargura o simplemente me ignoraban al pasar mientras me empujaban como un saco de papas.

Habría protestado al respecto si no hubiese sido porque alguien me agarró del hombro y evitó que hiciera un escándalo.

-Ya te habías tardado, Eros. Esta gente es muy mezquina—bufé, ignorándolo. Mi atención se hallaba puesta en una bolsa grande de M&M's a muy buen precio canadiense.

-Lamento desilusionarte, Skyler, pero soy Clark.

La sangre se congeló en mi cuerpo y mecánicamente voltee a verlo entre tanta gente que iba y venía por el pasillo para cortar camino.

-Hola—dijo con una sonrisita de suficiencia y sufrí un maldito espasmo en el estómago— ¿por qué esa expresión de horror? ¿no te alegras de verme?

- ¿Qué haces... aquí? –titubee, dejando de nuevo la bolsa de chocolates sobre la estantería.

Escruté a nuestro alrededor en busca de su novia.

-Vine a hacer las compras de mañana con mi familia, ¿y tú? –recargó su brazo en la estantería, curiosamente junto a mi cabeza, usando la típica pose sexy de conquista que solían usar los chicos populares en las películas y libros. Estuve a punto de echarme a reír, pero me mordí la lengua y no bajarlo de golpe de su nube de egocentrismo.

-Lo mismo, pero he venido con Eros.

-Ah, ya veo—miró hacia atrás y luego a los lados antes de inclinarse hacia a mí con picardía, cortando la poca distancia entre nosotros—y tu novio celoso, ¿dónde está?

-En el coche—mascullé, apartándome de su atractivo rostro. Él rio.

-Si no nos vemos mañana a media noche, quiero desearte feliz año nuevo ahora mismo—le oí decir y dejó aquella pose arrogante para abrazarme cariñosamente, dejándome aturdida, ya que no todos los años me abrazaba un supermodelo—espero que nos veamos más a partir de los primeros días de enero. Lo digo muy en serio.

Las personas que pasaban a nuestro lado se detenían un segundo para recriminarnos con la mirada, ya que obstruíamos el paso de todos. Pero no nos importó en lo más mínimo.

-Gracias, igualmente para ti—logré articular. Me temblaba todo el cuerpo al solo tenerlo cerca.

-Oh, hola, Clark—la voz de Eros sobresalió entre los murmullos de los demás y eso sirvió para separarnos.

-Hola, Eros, ¿Qué tal? –lo saludó con un apretón de manos muy amistoso.

-Nada, haciendo las compras con Skyler, ¿y tú? –contestó, colocando su mano en mi hombro. Un gesto protector.

-También. Pero preferí venir a esta sección por golosinas y fue cuando la vi—replicó Clark, señalándome con la barbilla y cuando cruzamos las miradas, me guiñó un ojo, sonrojándome.

-Con razón ya se me hacía extraño que estuvieras hablando con ella—bromeó Eros—aunque debo admitir que sigo sin entender bien cómo fue que se conocieron en persona.

-Fue algo muy peculiar, que pronto te contaré con más detalle o ella lo hará—alardeó el chico de rostro sumamente atractivo y cuerpo de infarto con una pizca de incomodidad, lo cual no supe a qué se debía hasta que escuché su nombre varias veces en algún punto de la tienda—me tengo que ir. Que tengan feliz año.

Se acercó a nosotros y nos abrazó por separado antes de marcharse entre el mar de gente.

Cuando vi su cabellera oscura desaparecer en la esquina del pasillo, dejé escapar el aire que había dejado detenido en mis pulmones.

-Aunque a veces sea insoportable, es buen chico—dijo Eros.

-Resultó ser un poco distinto a como pensé que sería.

-Clark Ravel es un chico de muchos secretos y puede que algún día te revele algunos—murmuró él, en tono confidencial.

Terminamos de hacer las compras y me ofrecí a empujar el carrito con las cosas hacia la caja mientras Eros iba por algunos licores.

Desde hacía cinco minutos me la pasé acechando a mi alrededor en busca de Clark, pero no lo vi y eso me tranquilizó.

Paulatinamente, la sensación de que alguien me observaba en algún extremo de la tienda no disminuyó ni un poco a pesar de que trate de hacerme la despistada o mezclarme entre las personas. Había pensado que Clark tenía que ver, pero estaba claro que él ya no se hallaba en la tienda, a menos que... se tratara de su novia psicópata.

Paralizada ante esa idea espeluznante, fui tacleada por alguien y tanto el carrito de compras y yo, salimos despedidos hacia adelante. Golpeé a más personas y caí de bruces al frío suelo de baldosas recién pulidas.

Sentí enseguida el sabor metálico de la sangre en mi lengua y quedé sentada, limpiándome el labio, que se había reventado por el golpe.

- ¡Hey! ¿estás bien?

Alcé la cabeza furiosamente y una ira inconfundible inundó mi cuerpo. No me equivoqué. Era Joanna Boston.

Y ella me había golpeado para que cayera y me hiciera daño.

-Deben fijarse por donde caminan—exclamó con fingida preocupación.

Ella dejó a un lado su carrito de compra para "tratar" de ayudarme extendiendo su mano hacia a mí.

-No necesito tu ayuda—la rechacé al tiempo que me ponía en pie y lamía la sangre que no paraba de fluir de mi labio.

-Vaya carácter—se hizo la ofendida—solo quería ayudarte.

- ¿Ayudarme? –reí mezquinamente. Ella se cruzó de brazos y estrechó los ojos—si tú fuiste quién me empujó. No te hagas la buena persona conmigo, eso no funcionará—sisé—y déjame advertirte una cosa, Joanna, no me conoces en lo absoluto, así que aléjate de mí.

Giré para agarrar el carrito y seguir mi camino cuando ella corrió a ponerse frente a mí con una sonrisa delirante en sus delgados labios.

-Tampoco me conoces, Skyper...

-Es Skyler—la corregí, irritada.

Yo era más alta, por lo que ella me llegaba a la altura de la nariz y se miraba muy patética en ese momento.

- ¡Cómo sea! Solo te advierto que estar de ofrecida con Clark no te servirá de nada, ¿entiendes? Él me quiere a mí y tú solo eres algo nuevo y pasajero en su vida.

Se colocó de puntillas, impulsándose hacia arriba para quedar casi a la misma altura de mi cara.

-No te metas conmigo, gringa estúpida o lo lamentarás—me picó el pecho con el dedo y ahí fue donde mi paciencia llegó a su límite.

Le agarré la muñeca y la empujé lejos de mi camino. Pero no medí la fuerza con la que lo hice y la tiré al suelo con brusquedad.

Ella chilló y me di cuenta que se había roto el labio en el mismo lugar que yo y no pude evitar reírme a carcajadas, siendo presa de las miradas de los clientes de la tienda.

- ¡Eres una idiota! –me gritó, incorporándose con la intención de arremeter contra mí, pero en eso apareció Eros con... Clark y de inmediato ella retrocedió como un perro acorralado con la cola entre las patas— ¡A-Amor!

Clark, que lejos de tener el rostro suave y cálido como hacía un rato cuando me saludó, ahora tenía la cara dura y ensombrecida. Sus labios parecían dos finas líneas rectas, y su mirada irritada iba dirigida a su novia, quien apenas podía creer que él estaba ahí y fue testigo de su arrebato de demencia.

-No me toques—le espetó él cuando ella intentó acariciarlo—vámonos de aquí. Tenemos mucho de qué hablar—la agarró con rudeza y la empujó a la salida con vergüenza.

Joanna dio traspiés con los ojos llorosos y obedeció.

Eros juntó las cejas con enfado y se acercó a revisarme.

- ¿Estás bien? –me preguntó con preocupación.

Asentí. No tenía ganas de hablar.

-Oye, lo lamento—Clark se plantó frente a mí con expresión lamentable—no sabía que ella estaría aquí y que te reconocería. En serio, perdóname.

-No es nada. Lo único que quiero es que la mantengas alejada de mí o no me haré responsable de lo que le haga la próxima vez que me agreda—musité con frialdad.

-Lo tendré en cuenta—agregó él en un titubeo—y otra vez, perdón.

Clark Ravel hizo una mueca de decepción y se alejó con pasos firmes a la salida. Se acercó a Joanna y la tomó rudamente el brazo en dirección a la calle.

Dejé escapar un suspiro agobiante y recargué la espalda en una estantería. ¿Qué acababa de pasar? El drama no era nada agradable y todo lo que pasó con Joanna Boston fue un episodio súper dramático en mi vida.

-Por eso nunca me ha agradado esa chica—gruñó Eros con cólera.

-Siento que no descansará hasta verme destruida—añadí sulfurada.

-Le voy a decir a esa chica que no tienes nada de culpa y que, si quiere dañar a alguien, que sea a Clark, porque él es el que está detrás de ti—dijo Eros con veneno. Parecía estar más afectado que yo en ese momento. Incluso apretó con fuerza la agarradera del carrito hasta que sus nudillos se hicieron blancos—lo haré, juro que la confrontaré.

-Estoy bien—repuse—ha sido un simple golpe.

-Cuando Demian te vea va a enloquecer—se lamentó.

-Se lo explicaré. No te preocupes.

Él asintió, no muy convencido.

Pagó los productos con aire ausente y salimos a la calle con las bolsas en las manos. Quise quedarme a esperarlo en la acera en lo que traía el coche, pero se negó rotundamente a volver a dejarme sola, así que caminamos una calle hasta llegar al lugar donde lo dejó estacionado. Y mientras caminábamos, recorrí la acera con la vista y agradecí que no estuviera Clark y su novia por ninguna parte.

Lo que menos quería era problemas en mi vida y menos con esa clase de personas.

Era muy cómico pensar que la novia de Clark Ravel, mi supermodelo hermoso al que tanto amé por casi un año desde mi teléfono y encerrada en mi habitación a varios kilómetros de distancia... ahora me odiaba porque tenía miedo de que él se fijara en mí. Era absurdo. Y como bien diría Shrek "Ay, sí, como si estas cosas pasaran".

Y de pronto, sin previo aviso, recordé retazos de las palabras que Demian había empleado para hacerme ver que estaba celoso de Clark...

"Vi cómo te miraba. Le interesas..."

Sacudí la cabeza de un lado a otro para alejar esos malditos pensamientos y centrarme en Eros Rabanne.

Nos deslizamos dentro del coche dejando las bolsas de compras en los asientos traseros y suspiramos al mismo tiempo.

- ¿No quieres que compremos curitas para tu labio? –preguntó Eros antes de poner en marcha el coche. Estaba muy preocupado y yo estresada.

-Estoy bien—repetí, calmándome a la fuerza—vamos por Demian y olvidemos este asunto.

Haciendo caso omiso a sus protestas, terminó por obedecerme a regañadientes.

Bajé un poco el cristal de la ventana y me sumí de nuevo en mis pensamientos en lo que llegábamos al hospital.

Todavía podía sentir el sabor de la sangre en mi lengua, pero le resté importancia.

A pesar de que no quería imaginarme lo que Clark le diría a Joanna, lo hice. Imaginé maquiavélicamente lo que pudo haber pasado entre ellos.

Tal vez le gritó que estaba siendo paranoica y que debía ir a terapias psicológicas o quizás la mandó a volar...

Me reí como boba ante esa idea tan imposible.

- ¿De qué te ríes?

Parpadeé, ruborizada y me volví para mirarlo en la oscuridad.

-Estaba pensando o más bien, imaginando lo que habrá pasado entre Clark y Joanna—solté una risilla burlona.

-Oh, probablemente la envió por un tubo.

Dejé de reír y lo miré con incertidumbre.

- ¿Por qué dices eso?

-Uhmm... verás—comenzó a decir, manipulando a la perfección el volante al girar en una esquina—por lo poco que sé acerca de él, es que Clark es un chico que busca la perfección en una chica. Y cuando ve el primer error en ella, comienza a perder el interés y termina buscándose a alguien más. Y esa chica, Joanna, tiene miles de errores y creo que lo que te hizo fue el límite que él estaba esperando para desecharla.

-Pareces muy seguro con tu explicación—repliqué, nerviosa.

-Mañana sabrás si terminó con ella—volteó a verme y me dedicó una sonrisita cómplice—incluso el propio Clark te lo contará. Recuerda mis palabras.

- ¿Y por qué habría de contármelo?

-Porque le interesas, así de simple. Te lo contará para que estés al tanto que ya está libre de ataduras y disponible para ti.

-Para contar malos chistes morirías de hambre.

-¿Chistes? Estoy diciéndote la verdad y si no me crees, es tu problema, cariño—se encogió de hombros—desde que posteamos las fotografías en Instagram y él te vio, comenzó a tener un extraño interés por ti. Y hoy lo he comprobado.

-Estás mal—protesté.

-No, además, Demian también ya se dio cuenta y por eso teme que vayas a dejarlo. Aunque creo que él ya sabía que algo así pasaría.

- ¿Cómo qué?

-Que Clark se fijaría en ti.

-Por supuesto que no—mascullé, molesta.

-A ver, míralo de esta forma—me explicó con seriedad, pero sin despegar los ojos de enfrente—Clark se fijó en ti cuando le dijiste de tu historia y que lo amabas, ¿no? –volteó a verme un segundo y asentí, sintiendo arder mis mejillas—pues ahí comenzó. Le ponía atención a lo que le etiquetabas, más que otras fans...

-Pues me ignoró por una temporada—sisé.

-A lo mejor fue cuando comenzó a salir con esa chica—resopló—y el asunto es que ahora que se dio cuenta que te iba a conocer en persona, a la chica que siempre le decía que era perfecto y súper lindo, quiero suponer que esa leve atención de "fan" se convirtió en un interés más profundo.

-Entonces soy un maldito reto para él. Quiere ver hasta dónde puede llegar conmigo si yo se lo permito—ladré, a punto de tener una rabieta.

-Es posible—reconoció Eros con desdén—pero hará lo que esté en sus manos para conquistarte.

-Suena demasiado irreal e imposible—reí con recelo—si tanto quisiera eso, no se esforzaría porque sabe que me gusta todavía.

-Demian Say—apuntó Eros.

- ¿Eh?

-Demian Say es tu novio. Y eso Clark no se lo esperaba y menos que él fuera el chico que lo sustituiría en la revista de Jack—dijo y yo quedé estupefacta—ahora sabe que es tu novio y te ve como algo que debe tener.

Sus palabras resultaron más dolorosas de lo que pensaba y como siempre había sido sensible, tuve que tragarme las ganas de llorar, ya que por muy tonta que sonara, había creído que Clark de verdad tenía un interés serio y limpio por mí y no como un maldito reto o competencia.

-Me has abierto los ojos, Eros—dije tranquilamente—Clark Ravel es un idiota.

Eros se quedó desconcertado por mi cambio de humor y aparcó frente al hospital.

- ¿De qué hablas?

-¿Ves? Ya sabías que Clark me ve como un reto. Así que no hay manera de verle el lado positivo.

-No es lo que quise decir—balbuceó con arrepentimiento.

-Bajemos a buscar a mi novio.

Sin embargo, no bajé. Quedé adentro del coche esperando porque estaba nevando demasiado como para que yo bajara también, así que Eros se arriesgó a ir.

A los pocos minutos regresó acompañado de Demian y nos encaminamos al departamento.

- ¿Qué tal está tu mamá? –le pregunté.

-Perfectamente bien, gracias al cielo—contestó con serenidad y se asomó entre los asientos delanteros para mirarme—y dice que es una estupenda oportunidad la oferta de Estocolmo, así que aceptaré ir, claro, si tú también quieres que vaya, por mí no hay problema en rechazarlo.

-Ya sabes mi respuesta. Tienes que ir—lo animé, y recargando la parte posterior de mi cabeza en el asiento, cubrí parte de mi cara con el cabello para que él no viera mi labio.

- ¿Y bien? ¿Cuándo se van? –interpuso Eros, notando mi incomodidad.

-Después del 6 de enero—contestó Demian—Jack me acompañará para hacer los arreglos necesarios y luego regresará en una semana. Nos estaremos comunicando.

- ¿Cuántas veces al día me vas a llamar? –bromee.

-Las veces necesarias—dijo y deslizó una mano hacia mi mejilla izquierda—tal vez cinco llamadas al día, ¿te parece bien?

-Suena bien, esperemos que no te llamen la atención.

Él se rio y dejó de acariciarme la cara para hundirse en los asientos de atrás.

Eros le sacó platica y yo volví a fijar mi atención en nada en particular.

¿Qué iba yo a hacer sin Demian durante seis meses enteros?

No quería decírselo, pero me sentía disgustada y herida. No quise admitirlo porque las ganas que él demostró al contármelo fueron visibles, sin embargo, podría usar la excusa de habérmelo dicho justo días antes de marcharse sin que yo estuviera preparada para dejarlo ir.

Y parte de mi desasosiego de estar sin él, se debía a Clark Ravel y a su fastidiosa e insoportable novia psicópata.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro