16
El primer pensamiento que cruzó por su mente fue el hecho de que Demian le estaba jugando una broma de muy mal gusto; pero luego se percató que él no podría ser más cruel con ella luego de haberla abandonado sin avisarle antes.
-No juegues con ese tipo de bromas-le espetó.
-¿Bromas?-increpó él, confuso-¡no es ninguna broma! Es la verdad, ese sujeto estaba aquí en el estudio de ese tal Jack. Se acaba de ir hace como dos minutos con una chica.
-Describeme a la chica-le exigió, para salir de dudas.
-Uhmm... un poco alta, delgada, cabello largo café oscuro, creo y ojos azules. Muy guapa, la verdad.
Un estremecimiento inexplicable la hundió en un abismo y sintió vértigo.
-¿Estás ahí? ¿Skyler?
-¿Me estás mintiendo?
-¿Por qué habría de mentirte? Ese tipo estaba aquí, lo juro. Había venido para ser el modelo de Jack pero cómo yo ya estaba para eso, se fue muy molesto.
-No puedo creerte. Es imposible.
-¿Imposible? ¿Por qué?
De pronto, unos ruidos extraños y voces guturales se escucharon del otro lado se la línea.
-Tengo que colgarte, me llama Jack Mali y Eros Rabanne!-le informó emocionado.
-No tienes ni si quiera, ¿un poco de remordimiento?
-¿Qué?
-¡Adiós!
-Te estás comportando como la misma Skyler de antes.
-También tú, como el Demian de antes.
-De que yo termine con este asunto, vamos a hablar seriamente tú y yo-le advirtió.
-Realmente no veo la razón para hablar. De todos modos estás muy lejos de aquí y nada de lo que digas tiene sentido.
"¡DEMIAN! ¡DEMIAN SAY! ENTRA AL ESTUDIO! TE ESTAMOS ESPERANDO!"
La voz de Eros Rabanne cortó el crudo momento y ella siseó.
-Ve, te hablan.
-Skyler... no quiero terminar esta llamada estando molesto.
-¿Molesto? ¿y por qué deberías estar molesto?-rio ella secamente-si aquí la que tiene todo el derecho de estarlo soy yo.
Demian dejó escapar un suspiro enternecedor y pareció haber chasqueado la lengua, pero ella no estaba segura.
-En ese caso, no hay más remedio que hablar hasta que estemos cara a cara, ya que estoy seguro que no vamos a llegar a nada si lo discutimos por teléfono.
-¡Vete al infierno!-le gritó ella antes de colgarle con rabia.
Dejó el teléfono a un lado y se estremeció en el sofá, pensando en lo que Demian le había dicho acerca de Clark Ravel. Aparte de que él se había largado sin avisarle, todavía tenía el descaro de mentirle de esa manera.
¿A qué estaba jugando Demian? No lo sabía, pero lo averiguaría más pronto que tarde.
Abatida por aquella situación, se hizo un ovillo en entre los cojines y cerró los ojos, deseosa por olvidarse de todo y dormir más hasta sumergirse en su propia locura y morir.
Esa noche no tuvo sueños, sino que durmió placenteramente sin ningún tipo de interrupción o malestar.
-¿Vas a ir hoy a clases?
La voz de su madre la escuchó lejana y la ignoró.
-¡Skyler!
Pero esta vez la escuchó más cerca y gruñó en sueños.
-¡Pearl!
Y al escuchar su segundo nombre, abrió los ojos bruscamente y le ardieron.
-¿Qué es lo que quieres, madre?-ladró, con voz ronca y congestionada de sueño.
-¿Piensas ir a clase o quedarte en casa?
-¿Qué piensas hacer tú?-le lanzó la bolita con desdén en lo que se enderezaba del sofá, dónde le crujieron los huesos por haber dormido en mala posición la noche anterior.
-Estoy por irme, por eso te hablé-le explicó y ella enfocó mejor su visión para verla. Y sí, su madre estaba bien duchada, peinada, vestida y perfumada. Lista para marcharse al trabajo luego de haber faltado el día anterior gracias a la estúpida resaca.
-¿Por qué no me despertaste?-Skyler se levantó de un brinco del sofá y miró el reloj con los ojos desorbitados.
-Ya son las siete con veinte minutos. A mí también se me hizo tarde pero ya envié un mensaje que llegaría tarde-le informó, guardando las llaves de la casa en su bolsa-así que, ¿irás o no a la Universidad?
-Ya es demasiado tarde-bufó Skyler con desgana-meteré permiso.
-¿Y Demian? Puede que esté esperándote afuera.
-Ese imbécil-siseó con amargura, sorprendiendo a su madre por su vocabulario-él no está aquí. Se largó con Eros Rabanne a Vancouver a hacer las pruebas y no estará aquí por un tiempo.
-¿Se fue siempre con Eros?-vio como su madre entornaba los ojos, y tragaba saliva.
-Sí. Supongo que tenía otros planes-añadió ella con indiferencia y se encogió de hombros. Se dirigió al comedor donde su madre le había dejado el desayuno cubierto con papel aluminio-¿qué hay para desayunar?-quiso desviar el tema pero era demasiado tarde. Su progenitora ya se había sentado frente a ella con las manos entrelazadas entre sí e inclinada sobre la mesa con mucho interés.
-¿Eros Rabanne te dijo algo sobre mí antes de irse?-las pupilas de Rose Brown, su madre, se dilataron sorpresivamente.
-No-le contestó su hija de una manera cortante-Eros sólo tenía cabeza para buscar nuevos modelos, nada más.
Skyler destapó el plato con comida y comenzó a devorar un trozo de tocino, evitando la mirada de su madre y continuar con el tema.
-¿Te ha dejado su número?
-¿Eros?-su madre asintió-sí, pero lo perdí. El que lo tiene es Demian.
-Vaya. Eres desagradable-agregó su madre con decepción-no importa, me voy al trabajo. Y espero no repitas el semestre por andar faltando.
Cogió su bolsa y se apresuró a irse, dejándola sola con su consciencia.
Aquello era lo mejor. Hacer lo posible para no hablar de Demian ni de Eros, porque sólo lograba dolerle demasiado su decisión.
Terminó de desayunar y se metió a bañar.
Tenía todo el día por delante sin ir a clases y buscó algo que hacer, como escribir un largo capítulo de su historia a wattpad.
No obstante, se percató que, no tenía ganas de hacer nada.
Sentía un vacío inteligible en el pecho y añoraba la presencia de Demian, para golpearlo y besarlo; todo a la vez.
Más tarde, mientras miraba la TV y continuaba con el sentimiento de matar o morir, le llegó un mensaje en WhatsApp de un número desconocido en el cual no tenía foto de perfil y se notaba muy extraño.
Abrió el mensaje. Era una foto adjunta. La descargó y casi se cayó de la cama al ver la fotografía.
Era Clark Ravel caminando por la calle agarrado de la mano de Joanna Boston, ambos sonreían alegremente, destilando miel.
Y entonces ese número comenzó a escribirle.
"Este es mi nuevo número. Soy Demian. Y ahí está la prueba de que Clark Ravel ha estado cerca de mí y yo no te mentí."
A lo que ella le respondió al instante.
"Te creo. Pero esa fotografía no hace más que ponerme enferma."
El halo de luz que proyectaba la pantalla de la televisión en medio de la oscuridad de la habitación la hizo sentirse peor. Bloqueó su teléfono y se cubrió con las sábanas hasta la altura de la frente.
Pocos segundos más tarde recibió otro WhatsApp de Demian y lo leyó con desgana.
"Sólo quería que me perdonaras. ¿Puedo llamarte? Necesito escuchar tu voz..."
Skyler rodó los ojos y se mordió el labio.
Ella también necesitaba escuchar su voz pero su orgullo la hacía mantenerse al margen.
Así que le contestó.
"Estoy a punto de acostarme. ¿Te parece si mañana hablamos?"
El visto de Demian fue al instante y comenzó a escribir.
》Escribiendo... escribiendo... visto. Escribiendo.... escribiendo... visto.《
"Está bien. Hablamos después."
La frivolidad de su mensaje la tomó por sorpresa y sacudió la cabeza. Tal vez era mejor así. ¿Qué caso tenía hablar por teléfono si lo que quería era matarlo?
Alejó los pensamientos negativos de su cabeza y apagó la televisión para continuar durmiendo.
Su madre había llegado desde hacía horas y fue a verla, pero la echó de su habitación con el pretexto de tener migraña.
Mañana tenía que ir a la fuerza a la Universidad o reprobaría, ya que en unos días comenzaban los exámenes.
Así que se durmió y cuando despertó, sintió húmeda la almohada y se odió a sí misma por haber derramado lágrimas estúpidas sin controlarse. Pero, ¿por qué motivo había llorado en sueños? Ni si quiera recordaba haber soñado y frustrada, se levantó de la cama a regañadientes.
Se alistó para ir a clases. Cargó su teléfono en lo que se peinaba y bebía café al mismo tiempo.
Su madre apenas la miró y le dirigió la palabra.
Desayunaron en la misma mesa pero estaban distanciadas.
-Nos vemos luego. Y no olvides salir antes de que el autobús llegue-le aconsejó y la vio salir apurada.
Se tomó el tiempo necesario para desconectar su teléfono y guardar sus cosas en la mochila.
Tomó las llaves de la casa y salió a la calle, donde finos copos de nieve le golpearon la cama y el aire helado le caló los huesos.
El jersey que llevaba puesto era muy delgado, pero no contaba con mucho tiempo para volver a su habitación y cambiarse, por lo que se encaminó a la parada tiritando de frío.
Saludó con vaguedad a Isabella y se subió antes que ella, sentándose en un lugar apartado y cerca de la ventana para no tener que hablarle. Rebuscó en su mochila y se colocó los audífonos con el volumen alto, y así evitar cualquier tipo de contacto con el exterior.
El camino a la Universidad fue más lento de lo que acostumbraba ser, o quizás porque con Demian cortaban calles y charlaban al mismo tiempo y llegaban mucho antes del autobús.
Reprimió el impulso de sentirse mal y suspiró.
No esperó a Isabella. Una vez que bajó del autobús, echó a correr hacia su edificio sin mirar a su alrededor. Se abrazó a si misma para aliviar el espantoso frío y conseguir llegar caliente al aula.
En el camino chocó contra alguien, la cual, cuya fuerza era superior a la suya y la hizo retroceder varios pasos antes de caer sentada en el helado suelo.
-Mira por donde caminas, Newton-espetó Charles con indignación.
Pero ella se levantó del suelo con toda la dignidad que le fue posible reunir y continuó caminando como si nada hubiese pasado. Con la caída, sus audífonos habían caído de sus oídos y quedaron suspendidos sobre su cuello.
Sin embargo, Charles iba detrás de ella como su sombra.
Tanto Skyler y él eran los primeros y únicos del salón. No había nadie más. Sólo ellos.
Skyler se abrió paso al salón y depositó sus pertenencias en el pupitre para después sentarse y abrazar su mochila. Acomodandose los audífonos, se dispuso a seguir escuchando música pero la mano de Charles sobre la suya se lo impidió.
Alzó la cabeza para verlo con desprecio pero él alzó las cejas en su dirección. La expresión de su rostro era casi amistosa, pero no se fío.
-¿Qué es lo que quieres?-le ladró. Tenía la paciencia al límite y no estaba de humor para pelear.
-¿Por qué Demian y tú no habían venido a clases? ¿Demian está bien?-le preguntó con mucha preocupación y ella frunció el ceño-¿le ocurrió algo a él o a su madre?
-¿En verdad quieres saber el motivo?-repuso ella, retandolo. Charles asintió-¿quieres saberlo porque te preocupa o porque simplemente tienes curiosidad?
-Me preocupa la vida y situación de mi amigo-afirmó entre dientes y cerró los puños a sus costados-ya no hablo con él desde que eres su novia.
Skyler hizo una mueca y se relajó en su asiento.
-Entonces siéntate.
Charles se sentó en el asiento vacío de Demian y la miró, atento.
-Verás, Demian recibió una oferta de un gran empresario, ejecutivo y cazatalentos de Canadá-comenzó a decir, omitiendo el hecho que, también a ella le habían hecho la misma oferta y continuó-para modelaje. Él tenía todas las características que necesitaban y decidió probar suerte. Así que se fue ayer en la madrugada con su madre.
Le explicó resumidamente todo y Charles se quedó boquiabierto mirándola, sin poder creerlo.
-¿En serio?
-Jamás había hablado tan en serio en mi vida, Charles.
-¡Eso es fantástico! ¡Por fin Demian logrará liberarse de su vida de aquí! Comenzará desde cero y será muy exitoso-gritó, lleno de alegría y Skyler casi sonrió al verlo tan emocionado.
-También estoy contenta por ello-le aseguró.
-Pero, ¿cómo es posible que se haya ido, dejándote aquí? Por lo que tenía entendido, te amaba con locura y si esto es una oportunidad enorme, te hubiera llevado consigo.
Wow. Incluso él se había dado cuenta de ese pequeño gran detalle y ella asintió.
-Pues eso es lo que pasó. Y no hay nada más que añadir-dijo ella, dando por zanjada la conversación.
Dejó al chico con la palabra en la boca y salió al balcón para respirar aire helado y llenarse de copos de nieve.
Miró fijamente a los estudiantes que caminaban rápidamente hacia sus edificios y una que otra parejita bajar de sus coches para incorporarse a los demás.
Aquella escena no le hubiera parecido tan conmovedora si no hubiese estado pensando todo el rato en Demian y en sus estúpidos ojos cafés o en su maldita sonrisa y hermosa risa que la hacia sentir tan bien.
Ensimismada, contempló con tristeza los enamorados. Y se percató de algo: Incluso en el amor ella era rara. Su relación era de lo más distinta a las demás. Ni si quiera en ello podía encajar.
Volvió al salón cuando el profesor entró.
Pasaron las clases y ella no dejó de pensar en Demian. Y también en la fotografía que él le había enviado de Clark Ravel y su novia.
Demian había podido estar a unos pasos de su modelo y ella, a miles de kilómetros de distancia, sólo podía estar cerca de sus mezquinos profesores y tediosos compañeros.
Cuando por fin era la hora de marcharse, se tomó la molestia de ir a echar un vistazo a la biblioteca y ver si se hallaba un libro que tanto quería leer. Fisgoneó entre los estantes de novelas clásicas y se dio por vencida al no encontrarlo.
En el camino de regreso a los pasillos, rumbo al estacionamiento de los autobuses, se cruzó con la profesora Anne, quién la saludó amablemente.
-Disculpe profesora Anne-la llamó, titubeante.
La mujer se dio la vuelta y toda amabilidad de su rostro se esfumó.
-¿Sí, señorita Newton?
-Dudo mucho que Demian Say esté aquí para la presentación de la obra-inquirió, mordiendose el labio.
-Oh-se acomodó los lentes sobre su nariz y asintió. Parecía estar al tanto de todo-su madre ha llamado, diciendo que hará lo posible para asistir, ya que ha dejado de estudiar en esta institución desde ayer.
-¿Qué?-balbuceó, incapaz de creer en sus palabras-¿se dio de baja?
-Así es, señorita Newton. Y si en caso no logra asistir a la obra, el señor Brooklyn lo sustituirá y él será Romeo.
-¿Qué?-repitió, horrorizada. La profesora frunció el ceño-¿Charles Brooklyn?
-Él había querido tener ese papel antes de que Demian fuese elegido y creo que es correcto darle la oportunidad.
-No pienso actuar con él.
-Entonces tendrás reprobada mi materia-añadió la mujer con hostilidad-no estás como para decidir actuar o no.
-Está bien-carraspeó Skyler, dándose por vencida.
Se alejó de ella y siguió su camino rumbo al autobús.
Había sol, pero el suelo y el ambiente aún estaba frío y terrible.
Subió al autobús que pasaba por su casa y se dispuso a escuchar música.
Cerró los ojos, sin sentir la presencia de alguien sentarse a su lado y bufó.
Escuchar a Coldplay la relajaba, pero escuchar a M 83 la transportaba a otro mundo.
Abrió los ojos justo en el momento exacto que Isabella, a varios asientos de distancia, pedía su parada.
Se deslizó por los asientos y bajó detrás de ella.
-Nos vemos mañana-se despidió de ella de manera cortante.
-Skyler, ¡Espera!-su amiga la agarró del brazo y tuvo que darle la cara.
-¿Sí?
-¿Qué ocurre? ¿y tú novio?
-Se ha ido-murmuró, queriendo no entrar en detalles. Pero Isabella debió haber malinterpretado sus palabras porque se horrorizó-se ha mudado, me refiero-Skyler se apresuró a añadir-a Canadá.
-¿Qué? ¿En serio?-pero la expresión de su amiga no cambió mucho, aún estaba horrorizada-¿Por qué?
Skyler se encogió de hombros.
-Prefiero no tocar ese tema. Hablamos mañana-se obligó a sonreír y comenzó a caminar hacia su casa.
El resto de la semana fue de lo más aburrido y deprimente.
El viernes había ensayo de la obra y Skyler tuvo que ensayar con Charles en vez de Demian.
Él no paraba de protestar acerca de la parte del beso. Y sus protestas no eran para no besarla, sino todo lo contrario. Quería besar a Skyler, y ella, presa del pánico, le tosía a propósito en la cara o le estornudaba.
-¡Tengo alergia!-se excusó.
-¿Crees que me importa? Esta obra de teatro tiene que salir a la perfección-le espetó Charles, agarrandola de los hombros y acercándose a su cara.
-¡No!-se negó, pero el chico le apretó los brazos con fuerza, casi obligandola a besarla sin importarle que la profesora y demás compañeros se hallasen ahí. Aunque la profesora estaba ocupada hablando por teléfono como para darse cuenta.
-¡Hey! Tampoco la trates así.
Skyler miró a Anthony, uno de sus compañeros con desesperación y este, al notar que Charles no tenía intenciones de soltarla, lo empujó.
-¿Qué quieres? Estamos actuando, idiota-le ladró Charles, unos pasos atrás.
-Si Demian estuviera aquí, no te hubieras atrevido a tratarla así-siseó Anthony y ella aprovechó para bajar del escenario.
-¡Él ni si quiera volverá!-le gritó Charles y Skyler sintió una punzada en el corazón.
-¡Pero eso no te da derecho de molestarla!-cotraatacó Anthony y volteó a mirarla-mejor vete, Skyler.
Ella ni si quiera lo terminó de oír y salió corriendo de ahí.
Cogió un taxi y se dirigió a su casa.
Posteriormente, pasó todo el fin de semana encerrada en su casa, comiendo a medias, respirando a medias y viviendo a medias.
Todo a medias.
Incluso su padre trató de contactarse con ella, pero lo ignoró.
Y Demian no había vuelto a mandarle mensaje.
Y eso la ponía más triste.
Desafortunadamente, pasaron muchos días. Ya estaban casi a mitad del mes de diciembre y no tenía noticias de Demian.
Ni si quiera Clark Ravel había publicado nada en esos tormentosos días.
Todos parecían estar disfrutando de su vida, excepto ella.
Era sábado, mientras ella divagaba en sus redes sociales, teniendo en cuenta de que el lunes comenzaban sus exámenes finales, cuando de pronto sus ojos tropezaron con una fotografía de Clark en su inicio.
Se enderezó en la cama y leyó la descripción antes de ponerle atención a la foto.
"Llegando a Norteamérica. Un bello país"
La foto consistía de Clark Ravel sonriendo frente a la ventanilla del avión, admirando las luces de la estatua de la libertad en la oscuridad. Y tenía unos minutos de haberla posteado.
O sea que él ya se hallaba en su país en ese momento.
Clark Ravel, su modelo favorito, estaba respirando su mismo aire, así como ella el suyo.
[Debo recalcar que, aunque el verdadero modelo del que me estoy inspirando, vendrá a mi país (México) aún no se cuando estará por aquí xD así que a partir de aquí, todo es mi imaginación con respecto a él xD y cuando mi modelo (real) venga a México, meteré aquí lo que pase, si es que pasa, claro e.e]
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