Capítulo 13: La despedida
Este capítulo también tiene 🔞... Quedan advertidxs.
Espero que les guste el capitulo y si es así déjenme saberlo a través de su voto y si pueden comenten.
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La despedida
La noche llegó y todos cenamos juntos en el restaurante del hotel, luego volvimos a la terraza. Yo intento estar bien, al menos en apariencia, pero la verdad es que no lo consigo, no dejo de pensar y comerme la cabeza. Me siento rara, no puedo mirar a Hailey con los mismos ojos que esta mañana, no es mi intención, la amo, pero no puedo con esto, me supera. Nunca creí que pudiera tener un pasado tan oscuro. Supuse que no sé, sería que estuvo con muchos chicos, o que como ella dijo, se drogaba y era una rebelde, no esto.
- Muñequita ¿Estás bien? Te noto rara - me dice Hailey tomando mi mano entre las suyas. Ya se dió cuenta.
- Sí, es solo que... - no sé ni qué mentira inventarle - Quisiera besarte y no puedo hacerlo - es lo primero que se me ocurrió.
Ella me sonríe dejándome ver sus lindos hoyuelos y... No, esta linda chica no pude ser mala, tiene que ser un error. Tiene que haber una explicación.
- Vamos, yo también necesito estar a solas contigo. Esta es nuestra última noche juntas, en mucho tiempo - se levanta y me tiende la mano, la tomo y cuando vamos caminando para estar solas...
- ¡Hermanita! - Hayden aparece con Lucas en la suite - Papá me dijo que estabas aquí ¿Acaso no te pensabas despedir de mí? - se acerca a ella y la abraza apretándola de más.
- Hayden, me haces... Daño - al ver que casi no podré ni hablar me enojo enormemente por dentro y aparto a Hayden de ella. La tomo de la mano y la pongo detrás de mí, ella tose, él la estaba apretando por la cintura y no podía respirar.
- ¿Crees que esas son maneras de tratar a tu hermana? - le digo con rabia.
- Escucha linda, esto es algo entre ella y yo, ¿No es así hermanita? - mira sobre mi hombro a su hermana.
- Solo vienes a joderla ¡Déjala en paz! - se acerca Valeria y encara a el peli blanco.
- Valla, pero si está aquí el centro de rehabilitación completo - responde Lucas burlón, aunque no entiendo su referencia ¿Centro de rehabilitación? - No te metas Valeria.
- El que no debe de meterse eres tú, no tienes nada que hacer aquí, te recuerdo que Hailey te dejó como el perro que eres - esta Valeria me recuerda a Carlota. Lucas iba a responder, pero llega Cristian.
- ¿Qué hacen aquí chicos? - el habla con la voz tranquila - Ya mañana Hailey se va. Déjenla, ya no la verán más y pueden estar en paz. Ahora, por favor, salgan de aquí por las buenas.
- Pero antes que me dé un besito de despedida - dice Lucas intentando pasar por mí para llegar a Hailey, pero lo aparto con brusquedad empujándolo hacia atrás por el pecho.
- ¡La tocas y tendrás en tu cara mi mano tatuada de por vida! - digo con la voz más cruda que tengo, siempre he impuesto respeto a todos y ésta, no es la excepción.
- Vale, te la regalo, te aseguro que te arrepentirás de estar cerca de alguien como ella - me responde Lucas con desprecio - Yo solo estuve con ella por lastima.
- ¡Imbécil! - doy pasos hacia el cómo un torro desbocado, pero Hailey me retiene, la miro y ella niega - ¡Deja que le parta la cara! - digo mirándolo enfurecida.
- Vete ya Hayd, y llévate a tu lamentable amigo. Lo que menos quiero en mi última noche aquí es tenerlos delante. Ustedes deciden, se van por las buenas o llamo a seguridad - les habla la chica de mis sueños con seriedad.
- No hace falta, yo ya me voy. No quiero seguir viéndote Hailey - Lucas toma del brazo a Hayden para llevárselo.
- Te diría que te echaré de menos hermanita, pero la verdad es que me alegro que estés lejos de mí - Intenta caminar a ella y me paro delante - Que desperdicio Andrea, me da muchísima pena por ti. Espero que mi hermana no acabe contigo, como ha hecho con todos - lo miro con el ceño fruncido, él da media vuelta y así como llegaron se van.
Y así, terminó la fiesta de despedida y el último día de Hailey en España, su hermano se encargó de arruinar la noche. Para mí ya estaba arruinada, pero al menos intentaría que para la chica dueña de mi corazón no fuera así.
Todos se despidieron de ella un rato después de que su hermano se fuera, sus amigas lloraron y la hicieron llorar a ella también, Cristian prácticamente se la comió a besos cariñosos, cosa que debería de haber hecho su hermano. Mi amiga me abrazó a mí y luego a la chica de mis sueños.
- Espero volver a verte Hailey - le dijo Dani una vez se separó del abrazo.
- Y yo a ti Daniela, me caíste super bien - la chica del cabello color miel le susurra algo a mi amiga, ésta sonríe y le dice que sí con la cabeza.
Todos se van y yo me quedo a solas con ella nuevamente, una vez sierra la puerta viene corriendo hacia mí y me abraza con fuerza. Yo le correspondo el abrazo y le beso el cuello con ternura. Por mucho que no pueda sacar de mi mente lo que escuché, no quita que no la ame como lo hago, esta es nuestra despedida y tal vez sea la última vez que estemos juntas. Voy a disfrutar de ella y la haré feliz aunque sea por una noche.
- ¿Es posible llegar a querer a una persona en poco tiempo? - me pregunta ella respirando en mi cuello, me da la impresión de que me olfatea.
- Sí, se puede querer según el trato que te dé esa persona y el cariño. Son cosas que por mucho que no queremos, el corazón valora y por eso comienza a querer a esa persona que a penas conoces - le respondo, nos sonreímos como acostumbramos a hacer y nos besamos.
En sus labios encuentro la paz y la respuesta que necesitaba, no voy a pensar mal de ella, no voy a darle la espalda como han hecho todos, yo le daré la oportunidad que nadie le dio, le daré el chance de demostrar que es una nueva persona.
- ¿Quieres que nos bañemos juntas? - me dice durante el beso y yo asiento con una sonrisa.
Llegamos al baño entre besos, y entre ellos nos despojamos de la ropa. Entramos a la ducha las dos completamente desnudas, nos miramos con deceso en lo que el agua baña nuestros cuerpos. Ella es tan sexy y atractiva, me la estoy comiendo con la mirada y esa no es la idea. Estando las dos descalzas, ella no se ve tan alta.
- ¿Quieres que te enjabone? - le pregunto con insinuación y ella asiente mordiéndose el labio inferior.
Tomo el jabón entre mis manos y la empiezo a bañar muy lentamente mientras la beso, con mis manos jabonosas, recorro sus curvas en lo que las suyas se enredan en mi cabello mojado. Me encanta recorrer su apetitoso cuerpo con mis manos, no quiero dejar de conocer ni un sentimiento de su rica piel ligeramente bronceada. En cada uno de mis toques reparto cariño por su cuerpo.
Amazo sus pechos y la siento suspirar en mi boca, me separo de ella para chupetear sus pequeños pezones ya duros, qué rico es sentirlos en mi boca, nunca me cansaría de esto, nunca me cansaría de ella. Luego voy a su intimidad, se la labo con especial delicadeza y erotismo, logrando seguramente que se excite.
Ya mis manos perdieron el jabón y su cuerpo también, el agua se a encargado de quitarlo. Me agacho, delante de ella y paso mi lengua desde su rodilla hasta su monte de venus, hago lo mismo con su otra pierna, la que tiene la cicatriz, ella se agita y enreda sus dedos en mi pelo. Coloco una de sus piernas sobre mi hombro y con una de mis manos en su pecho, la otra en su trasero, y su mirada expectante, fundo mis labios con los suyos íntimos.
- ¡Ah! - sus gemidos surgen en lo que chupo y muerdo con suavidad los labios entre sus piernas para luego acariciarlos con mi lengua, doy lametazos suaves por toda su intimidad para al final terminar en su clítoris, al cual si azoto con fuerza para luego descender hasta rozar su entrada - ¡Ah, Andrea! ¡Ah! - la penetro gustosa con mi lengua y sus fluidos bañan mi boca, ella es tan rica, me encanta su sabor.
No me canso de decir que ella me mata, pero es así, me mata de deseo. Esta noche la amaré como nunca la han amado.
Recorro su interior a lametazos, conociéndolo como se debe. Luego de un momento me separo de ella, me pongo de pie y la beso. Se que ella no dura mucho y si seguía así, terminaría ya. Sus gemidos me decían que estaba sintiendo demasiado placer.
- Date la vuelta - le susurro al oído. Ella me mira con un poco de duda, pero acata mi orden - Pon las manos en la pared - le indico cómo - Inclínate un poco - sonrió cuando la tengo justo como quería. Cada vez que la veo muero por ella. Pero esta posición... Me prende de una manera desquiciante.
Pego mi cuerpo al suyo y beso cariñosamente su espalda en lo que mis manos recorren su cuerpo en caricias, separo sus piernas y con una mano la comienzo a masturbar en lo que la otra se recrea en sus pechos. Ella sierra la ducha y es entonces cuando escucho sus gemidos más altos.
En este momento siento tantas ganas de susurarle al oído "Mi amor te quiero", pero no puedo, me da miedo que se asuste o la abrume.
Mis labios besan su espalda, hombros y cuello, sonrió en su piel cuando se eriza. Me siento tan exitada solo de tenerla así, estoy segura que si me hace algo no duraré nada. Me prende mucho tocarla, excitarla y darle placer. Me fascina su cuerpo, su piel, su manera de transmitime su placer y sobre todo sus lindos y delicados gemidos. Todo se lo hago con especial cariño, espero que ella pueda sentir en cada uno de mis toques cuanto la quiero.
- ¡Ah! ¡No aguanto más! - me anuncia y yo dejo su pecho y la penetro con dos dedos sin dejar de tocar su clítoris con mi otra mano - ¡Ah! ¡Dios, sí! ¡Andrea! ¡Ah! - entro y salgo de ella lo más rápido que puedo sin llegar a ser brusca, se siente tan bien estar dentro de ella, que mis dedos se mojen con sus fluidos y que me queme con el calor de su volcán. En un rato más siento sus paredes apretar mis dedos, que rico, seguido de un estruendoso gemido y otros más suaves que lo acompañan - ¡Aahh! - comenzó a tambalearse y tuve que sostenerla de la cintura, es como si sus piernas fueran de gelatina.
Ella jadea fuerte en busca de aire, recuperándose del orgasmo que acaba de vivir y yo la acompaño respirando pura excitación en su oído.
- Me encantas Hailey - le digo volteándola a mí para luego besarla. Recorro con mi lengua su boca y ella jadea, hago mía su lengua como hace un instante hice con toda ella, se la chupo y luego la dejo respirara mirándola a los ojos.
- Y tú me encantas a mí - habla sofocada, pero me mira pícara - Mi turno - me dice, he introduce su lengua en mi boca, como hice yo hace un momento, yo la recibo con la mía y luego de un beso ardiente se separa y me mira con picardía - ¿Prefieres de frente o de espaldas? - me pregunta al oído.
- De espaldas - le respondo y ella sonríe entre un nuevo beso, me sorprende volteándome de una, pego mis manos a la pared, empinando mi trasero y giro mi cabeza para que nos veamos - Me gusta que me sorpréndas así.
- ¿A si? ¿Y qué es lo que te gusta más? ¿Que te sorprenda o que te domine? - Sonrió sin poder evitarlo y me muerdo el labio inferior, es que es la verdad, me gusta que ella me domine, que lleve el control y que me enloquezca.
Nunca antes había sido así, ni con un hombre ni con una mujer, pero en mis sueños con ella, ella siempre llevaba el control y le fui cogiendo el gusto a eso. Pero eso no quita que también me encante llevar el control y saber que la enloquezco a ella. Por culpa de los sueños ahora me gustan ambas cosas.
- ¡Ah! - suelto un gemido cuando me muerde y me chupa el cuello, de seguro me dejará marca, pero en este momento no me importa, hasta me gusta.
Siento sus pechos en mi espalda, su pelvis pegada a mi trasero, sus manos recorriendo mi abdomen y mi excitación se dispara. Ella está realmente caliente. Tomo una de sus manos y la llevo a mis pechos y la otra a mi intimidad, necesito que vaya rápido. Pero retira su mano de mi vulva y con esa misma me cachetea una nalga, haciendo que me sobresalte.
- ¡Ay! ¡Hailey! - no mentiré, eso me ha encantado, aunque me ha tomado por sorpresa. Siento mi nalga arder, me ha pegado un poco fuerte. Pero me gustó y creo que hasta me excitó.
- Eso te pasa por apresurada - acaricia la zona en la que golpeó y luego se agacha y me besa ahí. Es tan linda, a lo mejor se preocupa por si me ha hecho daño - No me fijé y te pegué en el moretón, lo siento ¿Te dolió? - dice pasando su lengua por mis dos nalgas con suma lentitud, que rico se sintió eso joder.
- No, no te preocupes - la verdad es que ahora mismo con la excitación que traigo nada me dolería, todo lo encontraría placentero. Me volteo, ella se pone de pie y la beso con pasión y muerdo sus carnosos labios a mi antojo - Puedes hacer eso cuando quieras - ojalá si lo haga.
- ¿A si? - me dice al oído y yo asiento - Ya le dije a tu amiga que tiene prohibido volver a marcarte así - dice en lo que acaricia mis muslos. Nos miramos fijamente a los ojos.
- ¿Le dijiste? - ahora sí, que estoy sorprendida.
- Sí, quiero ser solo yo la que tenga el derecho de hacerlo y solo tú la que me marque a mí - me gusta que me quiera solo para ella.
- Estoy de acuerdo con eso - la jalo a otro beso y ella comienza a masturbarme con una gran agilidad.
Gimo en su boca y la siento sonreír en el beso. Sus dedos hacen círculos suaves sobre mi carne inchada.
Me siento tan sensible por la excitación que me desespera que vaya tan lento. Ella parce entender que quiero más, ya que muevo mi cadera en busca de más fricción con su mano. Rueda sus dedos a mi entrada y me penetra lentamente con uno de ellos mirándome fijo a los ojos. Me excita mucho que haga eso, que me mire mientras entra en mí.
- ¡Ah! - comienza a entrar y salir muy suavemente. Mi pecho sube y baja con rapidez, entre gemidos tomo grandes bocanadas de aire. Mis manos en sus hombros la ponen más serca de mí.
No entiende que quiero que lo haga duro. Pero de igual manera me encanta y hará que me corra. Me gusta que me trate con tanto cariño, así como yo la trato a ella.
Levanto mi pierna a su cadera y la mantengo ahí, así estaré más abierta y ella tendrá mejor acceso. Al parecer le gustó eso porque sale de mí y regresa con dos dedos a la vez que aumenta la velocidad con la que me penetraba. ¡Siento mucho placer!
- ¡Ah! ¡Si! ¡Me encanta! ¡Hailey! ¡Ah! - la veo morderse el labio inferior y pegar sus pechos a los míos, eso me vuelve más loca.
Siento que no aguantaré mucho más. Estoy agitada, mi pelvis se contrae, me muerdo los labios para no gritar de placer. Mis fluidos no dejan de brotar y mojar sus dedos, los cuales se hunden en mí a más no poder. La siento tan adentro que...
- ¿Puedo meter tres? - me dice de momento mientras me mira con deseo.
- ¿Qué? ¡Ah! ¿Ahora? - le pregunto entre gemidos y con la misma le respondo de igual manera cuando veo que asiente emocionada. Ella quiere hacerlo y yo me muero porque lo haga - ¡Si! ¡Has lo que quieras! ¡Ah! ¡Soy tuya! - saca sus dedos con lentitud, se los chupa uno por uno y regresa tres dentro de mí, desquiciándome por completo. Estoy tan excitada y dilatada que no hay obstáculo alguno para que entre y salga como le plazca. Pero ahora mismo me siento tan llena de ella. Que rico se siente, ella me hace sentir realmente bien. ¡Joder! ¡Moriré de placer! - ¡Ah! ¡Ah! ¡Hailey, sí! ¡Ah, Dios mío! ¡Ah! - dejo de gemir y comienzo a gritar de pura satisfacción.
Hacía mucho tiempo nadie me hacía gritar así, por no decir nunca. Me siento tan sumisa. Pero me encanta que me posea a su manera. Mi agarre en sus hombros se hace más fuerte, el placer me lleva a apretarla más contra mí.
- Dilo otra vez - me susurra al oído en lo que entra y sale de mí con embestidas fuertes pero lentas. Me enloquece que haga eso. Me lleva al clímax, no aguantaré mucho más - Quiero escucharte decir, que eres mía.
¿Por qué siento su voz tan sexy en estos momentos?
- ¡Soy tuya, mi amor! ¡Ah! - me sonríe y me besa, ese es el detonante que causa que tenga un orgasmo que hace que casi me caiga al suelo, mientras ahogaba mis gemidos en sus labios, pero mi linda chica me carga - Hailey, soy completamente tuya - le susurro en su oído con la voz sofocada, para luego abrazarme a ella.
Sus manos en mis nalgas, mi espalda pegada a la pared, mis piernas rodeando su cintura y mis brazos en su cuello, estamos tan juntas, tan pegadas que siento como mi sexo se roza con el suyo. Estoy sofocada, nos miramos a los ojos y sonreímos. Nos fundimos en un rico abrazo lleno de cariño.
Justo ahora podríamos volverlo a hacer, pero yo más que eso lo que necesito es su cariño y se qué ella también. Joder, la voy a echar de menos.
Cuando respiro mejor me pongo de pie.
- No, quédate aquí en mis brazos - me dice pegándome otra vez a la pared y besándome con cariño - Eres tan linda. Nunca había visto una mujer tan linda como tú. ¿Si eres real? - rio un poco, la única linda aquí es ella que me hace olvidar todo cuando estoy a su lado.
- ¿No acabas de comprobarlo? - le digo con insinuación y ahora es ella la que ríe - Ven aquí, hermosa - la jalo a otro beso suave.
Ahora sí, nos bañamos entre besos y caricias cariñosas. Nos acostamos en la cama solo en bragas, nos abrazamos, esta vez yo sobre su pecho. Mi mano en su cintura y una de mis piernas sobre las suyas, una de sus manos acaricia mi pelo y espalda. Sierro los ojos y me concentro en el latido de su corazón, ahora mismo está calmada, su pecho sube y baja con lentitud.
Tengo tantas dudas sobre ella, su vida, sobre todo. Siento que no puedo estar en paz hasta que al menos resuelva alguna. Necesito saber de quién me enamoré y sobre todo a quién me he entregado sin dudarlo ni un segundo.
- Hailey, ¿Confías en mí? - le pregunto acariciando uno de sus brazos.
- Claro que sí - responde sin titubeos, dice la verdad - ¿Por qué lo preguntas?
- Quiero preguntarte algo. No me respondas si no quieres, pero si lo haces, por favor se sincera.
- No me gustan las mentiras, por eso siempre soy sincera - puede que no digas mentiras, pero ocultas mucha información - ¿Qué quieres saber? - muchas cosas pero hoy solo te preguntaré una.
- ¿Dónde estuviste el mes que dice tu padre estabas desaparecida?
- Para responderte eso tendría que contarte una historia muy larga, luego la pregunta quedará resuelta por si sola. ¿La quieres escuchar?
- Por supuesto, si esa historia me lleva a conocerte mejor estaré encantada de escucharla - aquí acostada en su pecho puedo sentir como su corazón se acelera. ¿Qué estabas haciendo Hailey?
- Yo... Mi padre me tenía mal con sus estrictas normas, las cámaras de seguridad, el escolta.
Tenía a sirvientes todo el tiempo atendiéndome y vigilando de mí. Una psicóloga venía a casa tres veces por semana. Andrea yo... Ya te lo dije, no soy buena, pero estaba intentando ser mejor y nadie veía mi esfuerzo, solo aumentaban más la seguridad - toma una bocanada de aire y continua - Desde hace más de dos años no piso una escuela, mi padre hizo que tomara las clases en casa. Todo eso me tenía sofocada, necesitaba libertad, me sentía como una princesa encerrada en su propio castillo. Sé que no puedo andar como si nada por ahí, la prensa... Ellos saben perfectamente quién soy. El apellido que cargo no es una bendición cuando solo quieres ser una adolescente normal. Cuando tu padre es un magnate hotelero, - ¡¿Dijo magnate hotelero?! - dejas de ser solo la adolescente rebelde para ser "la hija del magnate hotelero Alfred Miller". Siempre los comentarios "el comportamiento de Hailey Miller deshonra a su familia" "Hailey Miller hizo esto, hizo aquello" yo solo quería atención, no de la prensa, sino de mis padres. Eso solo lo conseguía portándome mal, siempre quise ser yo misma, que me juzgaran por mí, pero siempre me comparaban con mi... - se detiene un momento a tomar aire y luego continúa - mis hermanos, los perfectos y... - ¿Hermanos? Pensé que solo era Hayden - Lo siento... No puedo, no puedo contarte esto yo...
Me separo de ella y la veo llorando ¿Que pasa? Acaricio su carita y le doy un beso en la frente.
- Está bien, no tienes que contarme si no quieres. No pasa nada - ella me sonríe entre lágrimas y me abraza, toma varias bocanadas de aire y luego habla.
- Te prometo que algún día te contaré todo ¿Vale? Pero hoy, solo te diré una parte. Confío en ti Andrea. Pero esto... No tiene que ver contigo, es que... Me duelen mucho recordarlo - la abrazo fuerte y paso mi mano por su pelo. No entiendo nada pero quiero que sepa que cuenta conmigo.
- Cuéntame lo que quieras mi amor - le digo con cariño - Yo siempre voy a estar para ti, no te voy a juzgar - ella asiente y continua.
- Después del accidente... - ¿Del que tiene la cicatriz? - Todo cambió, pasé de ser el fantasma que nadie prestaba atención nada más que cuando hacía algo malo a ser él... El ojo del huracán, todo se desmoronó al rededor de mí y la prensa me comió viva. Decepcione a todos y creé el monstruo que tengo ahora como hermano. Él no era así, era un hermano cariñoso, me quería - ella solloza y yo la abrazo fuerte.
- Yo estoy segura de que él te quiere mi sueñito, a su manera lo hace, eres su hermanita.
- No, ya no... Se que no lo entiendes, pero él me odia y no está lejos de lo que yo siento por mí. Meresco que me odie, no meresco que nadie me quiera.
- Mírame - le levantó la mirada y seco sus lágrimas - No digas eso, mereces todo el amor del mundo y si me lo permites, yo te lo voy a dar - le doy un suave beso en los labios y ella me abraza fuerte.
Pensé que no contaría más, pero continuó, después de un momento.
- Después de eso solo tuve encierro, lo acepté, al principio, hasta que la prensa se cansara de mí, pero ese mes yo... No pude más. Dormí a Manuel con unas pastillas que tomaba yo para conciliar el sueño y me escapé. Mantuve un perfil bajo por todo un mes, usando ropa holgada, gorra y gafas. Mi padre hizo por buscarme, pero no canceló mis tarjetas ni armó más alboroto, por eso nadie supo de mi escapada - hace una pausa, me mira a los ojos y continua - La noche en que te conocí, Manuel me encontró. Sabía que se acabaría mi libertad y salí corriendo de la discoteca. Aunque no lo creas, Hayden logró encontrarme y me dijo que me daría una semana más de libertad siempre y cuando me dejara vigilar por él y yo acepté - acaricia mi cara y me mira de una manera que no había visto antes, es como si me dijera que... Que me ama - Si no fuera porque me escapé y no podíamos ir a clubes privados, no hubiéramos ido mi hermano, Cristian y yo a esa discoteca. Nunca te hubiera conocido Andrea. Y conocerte es lo mejor que me ha pasado en toda mi vida.
¿Cómo puede ser esta chica mala?
Claro que no lo es. Como siempre pensé, es solo una niña indefensa que busca amor, atención. No dejaré que sufra más. Yo estoy aquí para ella. Y sobre lo que escuché... Sé que ella no me dijo nada de eso, pero tiene que haber una explicación, tal vez solo deba de conocerla un poco más, preguntar por ella, que se yo. Pero averiguaré quien es ella sin una gota de desconfianza. Sé que mi corazón esta vez está amando a la persona correcta. Ella no es mala, ella es un amor de chica. Una chica herida que hace que mi corazón lata amoroso.
- Siempre que me lo permitas, voy a estar a tu lado mi sueñito. No te voy a dejar sola nunca. Y aunque nos distanciamos cuentas conmigo para todo, amor. Nos pertenecemos la una a la otra, no lo olvides. Gracias por compartir conmigo tú historia. Eres una chica increíble y muy fuerte - la abraso y la beso. Ella me sonríe y me susurra un "gracias". Volvemos a quedar en silencio, abrazadas mientras siento mis ojos humedecerse.
¿Será este el momento de confesarle que si me interesé en ella en un principio es porque soñaba con ella?
Nunca he hablado con ella de eso. Creo que... Realmente no hace falta. Yo me he enamorado de lo que es en la vida real. No me importa más lo que fue en mis sueños, no son tan diferentes, pero esta, esta chica real, me gusta más. Me centraré solo en conocerla, en quererla y protegerla.
***
Sabemos que es tarde y que ya debe dormir, mañana a las diez su padre la quiere rumbo a Estados Unidos. Su avión privado va a estar temprano esperando por ella en el aeropuerto.
- Muñequita - habla bajito, como quedándose dormida. He repartido caricias por sus brazos y su cabellera. Ella está ahora sobre mí.
- Dime mi sueñito - le respondo yo de la misma manera, ya con los ojos cerrados.
- Yo también soy tuya. Solo tuya - sonrió, le levanto la carita y le planto un beso cargado de amor - Mi amor - Habla entre el beso y no puedo creer lo que dijo ¡Me dijo mi amor! - ¿Qué me hiciste Andrea?
- Quererte - le digo con sinceridad en un acto de valor, si lo sabe interpretar, se dará cuenta que acabo de decirle que la quiero - Eso es lo que hago - la miro a los ojos y me sonríe.
- Mi corazón late tu nombre, muñequita - me acaricia la cara y luego me besa otra vez - Te voy a echar de menos.
- Yo también te voy a echar mucho de menos mi amor - me vuelvo a acostar en su pecho, ella entrelaza los dedos de mi mano que está en su cintura con los suyos.
Y así, me quedé dormida, abrazando fuerte contra mi pecho a la chica que amo. Sabiendo que al día siguiente no la vería por un largo tiempo, o tal vez no la vería nunca más y ésta fuera la despedida. Aún sin poderle decir cuánto la amo. Pero al menos esa noche dormí en paz, teniéndola en mis brazos.
***
6:30 AM
Desperté por el sonido de una alarma, miro el reloj, es muy temprano. A mi lado, mi chica apaga la alarma y me sonríe media dormida, es tan linda hasta acabada de despertar.
- Buenos días - le digo atrayéndola a mí por su cintura y dándole un beso.
- Buenos días, muñequita - vuelve a besarme y me abraza escondiendo su rostro en mi cuello - No quiero irme - siento como su voz se quiebra y me parte el corazón.
- Tranquila mi amor, si es nuestro destino estar juntas nada podrá evitarlo. Yo esperaré por ti el tiempo que haga falta - la abrazo fuerte y beso su cabeza.
- Pero yo no quiero que esperes, quiero que estemos juntas, quiero despertar así todas las mañanas de mi vida... Yo... - escucho un sollozo, me separo de ella y tomo su cabeza entre mis manos.
- Te quiero Hailey, te quiero mucho - ella derrama unas lágrimas y luego me besa con desespero.
- Hace mucho tiempo nadie me dice que me quiere - me dice acariciando mi cara con cariño.
- Pues yo te quiero mi amor - le digo muy segura de mis sentimientos.
- No meresco esto Andrea, no te meresco, soy un desastre y arruino todo lo bueno, no quiero arruinarte a tí - la abrazo otra vez.
- No digas eso, eres lo mejor que me ha pasado y nunca nadie me ha echo sentir tan bien como tú. Te quiero mi sueñito,claro que mereces esto, y te prometo, que tendrás mucho más. Se acabó el sufrimiento para ti, no permitiré eso, nunca más - ojalá y sea así, porque moriría si se qué ella sufre. Solo quiero que esté bien, quiero hacerla sentir bien.
- Gracias muñequita, de verdad - nos besamos un poco más entre lágrimas.
Luego nos vamos a vestir, mientras nos cepillamos los dientes logro hacerla reír, su sonrisa es lo que necesito para alegrar, esta mañana tan salada, por las lágrimas que aún faltan por derramar y por las que ya derramamos.
Ella viste con un traje elegante como si fuera a una entrevista de trabajo, pero en realidad me ha dicho que quiere darle buena impresión a su padre.
- Te vez hermosa, como siempre - acaricio su carita, odio ver esos lindos ojos tristes.
- Gracias, mi amor - al decirme así siento mis ojos humedecerse - Gracias por regalarme estos maravillosos días Andrea - dice abrazándome fuerte.
Me dejó en mi departamento, nos dimos muchos besos más y lloramos entre ellos, no dejé de susurrarle ni un solo segundo que la quería.
- Confía en mi ¿Si? Volveré por ti muñequita - me dice acariciando mi cara. Su voz está rota.
- Confío en ti, solo por favor no me falles - le digo con miedo, no quiero perderla, pero tampoco quiero sufrir.
- He cometido muchos errores, pero te prometo que ya no soy así. No dudes nunca de mí por favor. Tu... Lo eres todo para mí, no quiero perderte - me dice llena de convicción.
- Yo no quiero perderte a ti mi sueñito - le digo entre lágrimas, en la calle de mi edificio, justo en la entrada. La aprieto fuerte contra mi - No me olvides por favor.
- Nunca podría olvidar a la chica rara de mis sueños - ¿Como me dijo? Se separa de el abrazo y toma mi cara entre sus manos, ella también está llorando - Eres mi sueño hecho realidad Andrea, eres lo mejor que me ha pasado - desearía tanto que dijera eso porque ella también soñó conmigo.
- Tú, si que eres mi sueño hecho realidad mi amor, tú, si que eres la chica de mis sueños, lo que siempre deseé - le digo dándole un beso, que juro sentí como si fuera el último.
Porque así era, saboreo sus ricos labios por última vez, aún sintiéndolos salados por las lagunas que de sus lindos ojos grises azulados salían. La abracé fuete aspirando su aroma dulce que tanto me gusta y le susurré, por última vez que la quería, ella se separó del abrazo, quedamos solo nuestras manos juntas y caminó entre lágrimas a su camioneta, la solté siendo yo un mar de lágrimas. No quería dejarla ir, no quería solicitar sus manos.
En la calle, a la entrada de mi edificio, la vi montar en la camioneta rumbo al aeropuerto, marchándose mi corazón con ella, pero antes de que se alejara mucho, ella abrió la ventanilla, sacó la cabeza y medio cuerpo por esta.
- ¡Yo también te quiero! - me gritó a todo pulmón alejándose de mí - ¡Te quiero, Andrea! - Luego entró y la vi alejarse hasta que la perdí de vista.
- Mi sueñito, yo... Yo te amo - dije en un susurro al viento y entré a mi departamento a llorar.
Sabía que la echaría de menos, sabía que sería duro, pero si debíamos estar juntas, así como de un día para el otro nos encontramos sin pedirlo, así mismo volveríamos a encontrarnos.
Yo lucharé por no olvidarla y la esperaré como le prometí. Con un gran miedo en mi pecho por si ella es la que llega a olvidarme. Pero si quiero que esto funcionara como hablamos, debo de confiar en ella. Y eso haré, solo espero que el tiempo que estemos separadas pase rápido, porque ya la extraño.
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Fin...
Jajaja No ¿Como creen? Este no es el fin. No tienen que matarme jajajaja.
Este capítulo me puso triste ¿A ustedes no?
No me odien por separarlas, desde el capítulo 3 se sabía que pasaría, a mi también me entristece.
Gracias por sus votos,comentarios y por el gran apoyo que ha tenido esta historia. Ya tenemos más de 1.4k
Hasta la próxima actualización. Abrazos.
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