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Capitulo 8

Perdón por la demora pero quería darle un buen capitulo sustancioso. Disfrútenlo.

Azul

Me remuevo incomoda en la cama, estoy caliente y no me ha funcionado cantar, mucho menos contar ovejas. Aun tengo fresco el sabor de sus labios en consonancia con los míos, y su cuerpo aun lo siento como si yo estuviese sobre él. Y tan solo de recordar la reacción de su miembro mientras mis muslos se rozaron con los suyos.

Nada de lo que paso lo había planeado, y siempre dicen que las cosas improvisadas muchas veces salen mejor que las que tardamos días para organizar. De no ser por su retirada estaríamos en otra posición degustando algo más que nuestros labios. Y yo no lo detendría, al contrario le daría luz verde.

La verdad es que no podía dormir, porque cada vez que cerraba los ojos podía ver a Shane con esa mirada intensa de depredador, y solo aumentaba mi deseo que sería reprimido porque no me conformaría con mis manos necesitándolo a él.

Solo existía una persona en todo el mundo que podría sacarme aunque sea por un momento a Shane de la cabeza. Llame por video llamada a Chiara, que sabia estaría de fiesta por lo que no me preocupaba por lo tarde que fuera en España.

- Hola cielo, ¿qué haces llamando a estas horas?

- Hola, quería hablar contigo ¿hay algo de malo en eso?

- No, claro que no. Pero pensaba que estarías haciendo un baile erótico, con ya sabes quién.

- No.- dije mientras me pasaba las manos por el rostro.

- ¿Qué paso?

- Solo nos besamos. Eso sí de esos en los que se te va el tiempo y solo quieres despojarte de todo lo que llevas.

- Pero ¿que los detuvo?

- No sé. Creo que debemos aclarar algunos puntos antes de siquiera pensar en el siguiente paso.

- Ay ni que fueran a casarse, solo es a tener sexo y ya. Nada del otro mundo. Si fuese yo...

- Ya lo sé. Te lo hubieses llevado a la cama, lo despides y lo olvida.

- Exacto. Para mí los hombres son como los antojos, te los das y los olvidas antes que te marquen.

- Ay tú y tus filosofías baratas.

- Ahora bien, como mejor amiga debo preguntarte. ¿Estás segura de seguir con esto?

- Claro, ¿por qué lo preguntas? ¿Crees que no puedo?

- No es eso. Es que tú no eres así, y se que no piensas casarte, comprometerte y mucho menos enamorarte pero no has pensado en la posibilidad de que ese hombre pueda derribar esos muros.

- No podrá porque están bien reforzado.

- Hay otras formas, el puede escalarlo.

- Eso no sucederá. Tu veras que puedo estar con un hombre sin tener que ligar lo sentimental.

- Pero según me has contado este Shane suena alguien especial, como de esos que eres capaz de tenerles cinco hijos para amarrarlo.

- Yo no quiero amarrar a nadie. Y sabes que no quiero relaciones serias en mi vida. Tú deberías estar de acuerdo con esto.

- Lo estoy. Pero hay veces que todos soñamos con conocer ese alguien que nos ame, aunque nos traiga sufrimientos después.- sentí la melancolía en su voz.- muchos piensan que por la forma de comportarnos no podemos amar, pero se equivocan muchos juzgan el libro por su portada y dejan un hermoso contenido sin leer. Ya a mi no importa lo que digan los demás, sé que mi familia dice que no encontrare un buen hombre por como soy, porque no lo merezco y lo estoy creyendo.

- No creas eso. Claro que lo mereces, todos merecemos ser felices y si quieres encontrar el amor el tocara la puerta en el momento que menos te lo esperas.

- Pero lo que quiero decirte es que si hay alguien que merece ser feliz eres tú, tan solo con soportar la odiosa de la superestrella.- dice con una mueca de desagrado.

- Jajajja Creo que me gane el cielo entonces.

- Si. Hablando de ella, sabes que pronto ira a Atlanta a grabar una película.

- No, no sabía. No la sigo en sus redes y mucho menos alguna que la promueva.

- Haces mal. Debes de saber sus pasos.

- No, hace tiempo que la solté. Ya no voy a permitir que me siga haciendo daño con sus palabras hirientes, ella es la única que me vivía recordando que soy una bastarda.

- No digas eso.

- Eso no me duele. Lo que si me duele es que mi propia hermana sea quien intente de todo para hacerme daño.

- Eso es envidia.- escucho como la llaman.- me tengo que ir, hablamos mañana vale.

- Vale

- Ah, me envías una foto del chocolate suculento.

- Está bien.

Me acomodo en la cama después de cerrar la llamada. Luego de la charla con Chiara tenía varios puntos claros. Quiero tener una aventura con Shane. Algo puramente sexual, que nos dejemos llevar por el deseo y dejando de lado el amor de pareja, porque ese no había sido creado para mí. Sé que nunca he hecho algo como esto, pero estoy dispuesta a involucrarme con Shane solo de esta forma.

Además de poner una importante condición, que seamos exclusivos, porque no toleraría que el este con otra mujer estando conmigo.

El siempre es que organiza las citas, ahora considero que debo darle un giro al juego y jugando mis reglas obtendré el premio que busco.

***

Hoy Salí más temprano del trabajo para poder ir al supermercado y comprar lo que necesitaba para la cena.

Elegí el balcón por la decoración que ya aportaba, en una parte de este había una pared de ladrillos donde coloque luces de colores que colgaban y algunas orquídeas en masetas que daban un hermoso espectáculo. En la mesa agregue vela, flores y un mantel blanco con dorado. Termine colocando los utensilios y llevando la cena a la mesa.

El timbre sonó recordándome que Shane es un hombre puntual. Al pasar por la sala, me percato de mi atuendo un vestido corto negro que resalta lo que tiene que resaltar. Compruebo mi maquillaje para dirigirme a abrir la puerta, mirando el hombre que tenía enfrente vestido con un pantalón negro y camisa azul eléctrica que hacia resaltar sus ojos marrones. Su embriagador aroma penetro en mis fosas nasales cautivando mi atención.

- ¡Buenas noches!- su voz ronca sonaba demasiado sexy, mientras saca un ramo de girasoles que estaba escondiendo.- Espero no llegar tan temprano.

- No, llegaste justo a tiempo. ¡Gracias! ¿Cómo sabias que eran mi favoritas?- bromeo mientras me aparto de la puerta.- Pasa por favor.

- Cierto pajarito me confío ese secreto.- sonríe de esa forma que alborota mis hormonas.

Traspaso el umbral de la puerta cerrándola a su paso, sentía que cada paso que el daba era como añadir más combustible al ambiente que se sentía crepitante por el calor que desprendían nuestros cuerpos. Nos quedamos unos segundos con nuestras miradas fijas en el otro. Y sabia que es solo cuestión de tiempo para que cedamos a la pasión desenfrenada, que vibra en nuestros cuerpos queriendo extenderse para terminar explotando.

- Mmm, vamos antes que se enfrié la cena.- carraspeo para sacarnos de esa burbuja de lujuria que se está apoderando de nosotros.

Y es que tan solo basta que nos miremos para entrar en ese mundo. Antes siquiera de seguir moviéndome me halo hasta su cuerpo, encontrando mis labios y disfrutándolo con deleite. Nuestra cordura pendía de un hilo y si seguía sufriendo fricciones, la cena pasaría a segundo plano.

- Esta si es la mejor bienvenida.- soltó mientras rozaba mis labios.

Como todo un caballero me ayuda a sentarme en la silla, elogiándome por la decoración. Serví la paella de mariscos, a través de ella le mostraba una parte de mí y me infundía valor.

- Espero que te guste. La verdad tengo cierto recelo.

- ¿Por qué?- pregunta atentamente mientras se da un bocado.

- Porque tú eres el chef y no sabía que comida podría hacer para pasar la prueba. Mi familia puede que me elogien solo para quedar bien conmigo.

- Pues déjeme decirle que usted cocina muy sabroso.

- Gracias.

Durante la cena hablamos sobre temas variados, dando una tregua al tema más importante que saldrá a relucir dentro de poco y de hoy no pasaba que tocáramos los puntos necesarios.

Cuando terminamos de cenar, cada uno tenía una copa de vino y entendía que era el momento preciso para tocar.

- ¿Shane?

- Si.

- Aun recuerdo aquella conversación, en la cual dijiste que había algo entre nosotros y que querías explorarlo.

- Si, también lo recuerdo.- dijo mientras tomaba otro sorbo de vino.

- Sé que la que pidió tiempo para conocernos fui yo. Pero...- después de tanto ensayo ahora no podía terminar la frase.

- Pero ¿Qué?- su fija mirada en mi me decía cosas que no podía entender.

Inhale y exhale dándome valor, recordando aquella frase que decía mi amiga "Quieres ser mi follamigo" pero en mi caso sería menos vulgar.

- Que quiero que nuestra relación cambie.- suelto abruptamente antes que me arrepienta y esta cena haya sido en balde.

- ¿De qué forma?

- Quiero que seamos amantes. Sé que me deseas y sabes que te deseo para ninguno de los dos es un secreto.- su expresión era indescifrable para mí.

Se puso en pie acercándose hacia mí, se arrodillo a mi lado y sostuvo mi rostro en sus manos.

- ¿Sabes algo? Esto solo era cuestión de tiempo para que la tensión sexual que hay entre nosotros nos pusiera entre la espada y la pared. Solo quiero que sepas que cumplí mi promesa.- sonrío por lo último, olvidando todo lo demás cuando sus labios poseyeron los míos. Me aleje de sus labios.

- Pero tengo una condición.

- ¿Cuál es esa condición?- pregunta con una ceja alzada.

- Que quiero que seamos exclusivos, nada de más mujeres.- sentencio.

- Por mi no hay problema, hace tiempo que no ha habido mujeres. También espero lo mismo entonces.- me secunda y siento que vuelvo a respirar con normalidad.

- Por supuesto.

Se levanta y me hala a su cuerpo, sellando con un beso nuestro trato. No sé qué es lo que me empuja a creer en él, pero estoy más que segura que él no me defraudara.

Cierto es que nunca un hombre se había apoderado de mis sentidos y mis pensamientos de tal manera, que terminara cediendo al deseo y es que nunca he sentido un deseo avasallador como el que me producía Shane. Ni siquiera el que fue mi prometido fue capaz de producir tal pasión en mi, solo me entregue a el porque creía era mi deber como su prometida.

Con Shane tenía altas expectativas respecto al sexo, porque si tan solo con sus besos me ha hecho delirar y desear más se que podría esperar muchísimo más.

Tan solo de pensar en lo que sus grandes manos podrían hacer mi cuerpo se estremeció, y todo pensamiento abandono mi mente cuando sus labios conectaron nueva vez con mi boca. Con tremenda delicadeza recorrió la comisura de mis labios, mordiendo el inferior mientras lo succionaba un gemido escapo y el aprovecho para introducir su lengua en mi cavidad. Solo podía responderle con gran frenesí a sus movimientos.

Sus labios descendieron a mi cuello donde succionaba con esmero, no me importaba si dejaba marcas allí. Un suspiro de placer se escapo de mis labios, tome aire rindiéndome a sus toques.

Hace tiempo que la sensatez había huido de mi cuerpo dejando a su paso una insaciable hambre de sentir sus manos, sus labios y todo su cuerpo junto al mío.

Se coloco detrás de mí, sus labios se posaron en mi nuca mientras deslizaba el cierre de mi vestido dejándolo caer en el piso de madera de roble. Escuche mi nombre en un susurro resonar en mi oído, entre tanto el empezó a succionar mi lóbulo convirtiendo mis piernas en gelatina. Sus poderosas manos me sostenían por mi cadera, en un ágil movimiento me dio la vuelta y sus hermosos ojos claros me mostraban lo excitado que se encontraba en estos momentos.

Rodee su cuello con mis manos estrechándome contra su cálido y solido cuerpo, percibiendo su erección contra mi vientre. El aprovecho para pegarme mas contra él, pudiendo sentir mucho más su dura y grande erección. Ya en este momento mi tanga estaba más que húmeda, a pesar que el viento soplaba no lograba apagar el calor que desprendía mi cuerpo y la parte más ardiente era desde mi bajo vientre a mi centro.

Sus labios volvieron a impactar con los míos, mis manos aprovecharon para sacar su camisa de su pantalón. Se alejo un poco para deshacerse de su camisa al mismo tiempo que desprendía su pantalón. Tan solo quedamos en nuestras prendas íntimas.

Cuando sus ojos volvieron a los míos, pude ver ese destello salvaje en el lo que provoco que mi excitación aumentara. Nos llevo hasta unos almohadones que había en el balcón, quedando el presionado sobre mi cuerpo. Su mirada se dirigió hacia mi seno soltando un sonido de placer al apreciarlo, quitando el estorbo para acceder con sus labios húmedos y calientes apoderándose de mi aureola, lamiendo, succionando y mordisqueando cuando se percato de la sensibilidad en ellos al morderlos.

Sintiéndose satisfecho fue creando un camino hacia mi centro, sus dedos se engancharon en mi tanga y la deslizo tan lentamente que me estaba enloqueciendo. Con su boca y sus dedos jugó con los pliegues de mi eje, volviéndome un manojo de sensaciones y desprendiendo un sinfín de gemidos y jadeos culminando en un poderoso orgasmo. Aunque él no me soltó, siguió lamiendo y succionando, hasta que se sintió satisfecho.

Y por primera vez podía entender porque a las mujeres les encantaban el sexo oral, nunca había experimentado algo similar.

Su mirada conecto con la mía, mientras comenzaba a trepar por mi cuerpo abrazándome.

- No sabes cuánto soñé con este momento. desde aquella vez que te vi con esos pantalones cortos mostrando esas piernas de infarto me atrapaste, ni siquiera esa caja que me tiraste pudo quitar el embrujo.- sonreí.

- No sé en qué momento, pero también he soñado con este momento. Así que date prisa, tómame.- comenzaba a introducirse cuando se detiene.

- ¡Rayos, la maldita protección!- exclama.- No pensamos en eso, a menos que tomes la píldora.

- ¿Estás limpio?- ya habíamos llegado demasiado lejos como para detenernos, tan solo con su confirmación continuaríamos. No sé porque pero confío en el.

- Claro.

- Yo también, confío en ti. No es necesario el condón.- le sonrío, mientras en el fondo me siento triste porque aunque quiero no podre tener eso que anhelo.

Su boca volvió a encender el momento, se dirigió a mi entrada y se abrió paso al mismo tiempo que elevaba mi cadera para que entrara más hondo. Sus embestidas comenzaron y rodee su cadera con mis piernas para de este modo nuestro cuerpo se fundiera en uno solo.

El ritmo de Shane vario, siendo todo al principio lento para luego aumentar la intensidad. En ningún momento dejo de moverse, mientras exclamaba su nombre en un susurro de placer.

Todo era distinto y más intenso a lo que anteriormente habíamos compartido, cada una de sus embestidas me estaban llevando al límite. Mis uñas rasparon su espalda sudada mientras mis dientes se anclaron en su hombro, lo solté para soltar un largo gemido llegando a la cumbre del placer justo en el momento que él se vertía en mi interior y su gemido ronco se unía a mis sonidos.

Y justo en este momento que se desplomo a mi lado, que me percate que su cuerpo no me molestaba y que sus brazos rodeándome me agradaba entendí que estaba en grandes problemas, iba en camino de querer mucho más de lo que Shane me podría ofrecer.

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