Capitulo 15
Azul
Hoy Shane y yo cumplíamos dos semanas de estar comprometidos por lo que nos fuimos a la playa, tenia días por querer sumergirme en el mar y que el agua salada se llevara todas mis preocupaciones. Hace días que un malestar se adueño de mis mañanas, amanecí prácticamente a un lado del váter. Quizás las pastillas habían revuelto otra vez mis hormonas o algún efecto secundario estaba teniendo, por lo que deje de tomarlas aunque se enojara el médico de cabecera de mi antigua academia.
Escucho la melodía de mi celular retumbar en la estancia en la pantalla veo el nombre de mi padre.
- Hola papi.
- Hola mi princesa, necesito que vengas a España es urgente querida.
- ¿Qué sucede?- pregunto preocupada por su tono de voz.
- Princesa, ya es tiempo que esa enemistad entre tu hermana y tu termine.
- Papi sabes que...- me interrumpe.
- Si, lo sé mi amor. Pero hay algo que no sabes sobre tu hermana, no es una excusa pero es el detonante del resentimiento que tiene hacia ti.
- Está bien papi. Mañana viajare si enc...
- No te preocupes ya te compre el boleto.
- Si que estas apurado.
- Claro, yo quiero que todos mis hijos se lleven bien y mas que ahora Mike no está.- la sola mención de mi hermano me entristece es algo que aunque pasen los años ese dolor no se ira.
- También lo deseo papi. Te prometo que pondré de mi parte para que todo vaya bien entre nosotras.
- Gracias mi princesa, sabía que podía contar contigo. Nos vemos. Mira a ver si puedes traer a tu prometido.
- No creo que él pueda ir pero le preguntaré.
- Adiós mi amor.
- Chao papi.
Cuelgo con un presentimiento instalándose en mi pecho, siento como si algo malo estuviese a la puerta solo esperando para estallar. La voz de Shane me saca de esa bruma negativa en la que mis pensamientos y sentimientos me habían conducido.
- ¿Estás bien amor?- pregunta mientras se arrodilla a mi lado con la preocupación a flor de piel.
- Si estoy bien. mi padre me pidió que regresara a España que...
- ¿Qué? ¿Te vuelves a España?- su rostro serio fue un claro indicio que había malinterpretado mis palabras.
- No amor, solo quiere que vaya para hablar con mi hermana.
- Por un momento creí que te irías.- al mirar sus ojos me doy cuenta que al final Gema si dejo una cicatriz en Shane, tan solo de imaginar que me iría se puso triste quizás pensando que lo abandonaría como ella.
- Mi amor.- sostengo su rostro y rozo sus labios.- siempre estaré contigo, pase lo que pase. Confío en ti y quiero que confíes en mí.
- Te amo. Confío en ti y siempre estaré para ti. Siempre.- sellamos nuestra promesa con un beso que no estaba motivado por la lujuria, ni la pasión desorbitante mas bien era de esos que eran necesarios para llenarte el alma.
Nos adentramos a nuestra habitación dejando un reguero de ropa en nuestro camino, despojándonos de todo obstáculo que nos impedía estar totalmente unidos como un solo cuerpo. Yacíamos en la cama mientras nos acariciamos demostrando el amor que sentíamos, con cada toque suyo sentía la imperiosa necesidad de gemir su nombre y como nada me detenía lo hacía.
Entro en mi con lentitud, con cada embestida sentía su miembro rozar justo en ese punto que me derretía. Sus labios nunca abandonaron una parte de mi cuerpo, se esmero en hacerme sentir amada con cada parte de su cuerpo. Llegamos a la cumbre del éxtasis gritando nuestros nombres, abrazándonos y quedándonos dormidos luego del cansancio después de llegar de la playa.
***
Nunca imagine que llegaría ese momento donde extrañaría a alguien que no fuese mi familia, tan solo habían pasado diez horas y lo echaba de menos como si hacían años que no lo veía. Mi vuelo salía a las tres de la mañana y debían ser las doce del mediodía, no tuve que esperar mucho ya que mi padre envío su chofer.
- Hola Albert.- saludo con un abrazo al fiel chofer de mi padre que debe de tener casi veinte años trabajando para el por lo que ya debe de tener cuarenta años.
- Hola niña Azul, que bueno que vino a España se le extraña mucho.
- Gracias Albert. Por favor lléveme primero a casa de mi madre, me voy a quedar con ella y luego podemos ir a casa de mi padre. ¿Ya llego Mar?- le pregunto mientras comienza a conducir.
- Allá la llevare. No, aun no ha llegado, supuestamente llegara un poco más tarde porque se le hizo tarde con una grabación.
- Chiara me había dicho que ella estaba en Atlanta grabando ¿Es cierto?
- Escuche a su padre comentar que la grabación en Atlanta se atraso que es probable que sea en Enero o quien sabe.- se encoge de hombros.
- Ok. – veía esa mirada como si quisiese decir algo.- pues decirme lo que quieras.
- Ja, siempre me olvido que usted es muy buena leyéndome.- le sonrío para que continúe.- Su padre últimamente no se ha sentido bien.
- ¿Qué? ¿Otra vez su corazón?- asiente.- y ¿por qué no me han dicho nada?
- El no quiere decirle a nadie, pero sabe que quiero mucho a su padre por lo bueno que siempre ha sido conmigo eviten pelearse delante de él. En serio no está bien de salud, ya verá lo pálido que esta.
Llegamos a mi casa y me bajo del auto siendo recibida por mi madre, saludo a los que se encuentran en la casa. La conversación con Albert me dejo muy preocupada, mi padre y esa manía de escondernos las cosas. Creo que en parte nuestra mala relación a contribuido a que su salud se vea afectada, eso me hace sentir mal y culpable.
Dos pequeños huracanes entran gritando mi nombre y abrazándome.
- Hola mis enanos, ¿Cómo se han portado?- les pregunto emocionada por verlos.
- Muy bien azul. ¿Ya regresaste?- ver su cara de felicidad me entristece porque solo serán unos días que estaré aquí.
- Solo me quedare unos días, recuerden que tengo una tienda que velar en Atlanta.- su carita triste me hiere el corazón.
- Pues llévanos contigo a Atlanta.
- Jaja, no puedo por ahora están las clases pero en vacaciones podrán ir a visitarme.
- Eso es que no quieres que conozcamos a nuestro cuñado.- No aguanto la risa por mis celosos hermanitos que son una copia exacta de Mike.
- Si. Si Mike estuviese no te dejaría tener novio.- añade Isaac.
- Ay mis amores ustedes saben que los amo con todo mi corazón. – les doy un beso en sus mejillas a cada uno.- Tengo que ir a casa de mi padre, regresare en unas horas y tendremos esa conversación que se quieren empezar ahora pero no se puede.
- Está bien.- dice Ignacio.- pero que sepas que ninguna galleta nos hará cambiar de opinión.
- Ok mi general.
Al bajar las escaleras mi papi Ignacio me recibe en sus brazos llenándome de besos.
- Ay cuanto te extraño princesita de mi vida.- dice mientras me abraza fuertemente.
- Se nota. Pero no quieres matarme acabando de llegar.
- ¿No vas a comer con nosotros?
- No, papi quiere hablar conmigo pero ceno con ustedes ¿sí?
- Está bien, se me olvida que tengo que compartirte.
- Ashh, yo sé que no eres celoso.- beso su mejilla y lo abrazo para salir hacia el auto donde me espera Albert. Sonrío por lo afortunada que fui por contar con dos padres mientras iba creciendo, y ese señor que había abrazado con grandes meritos se había ganado el que lo llamase papi. Y es que a pesar que he escuchado que hay padrastro que son malos, a mí me premiaron con el más bueno y el mejor de todos.
Por eso soy capaz de cualquier cosa. Porque él nos acogió como sus hijos y nunca nos margino, pero por sobre todo hace feliz a mi madre. Para mí que él se ha ganado el cielo por ser un pan de Dios.
Al pasar el portón negro, nos adentramos a un amplio jardín que se extendía más allá de donde se alcanza a ver. Y la mansión de mi padre se alzaba vigorosa delante de nuestros ojos, me bajo después de despedirme de Albert. Al llegar a la puerta toco siendo recibida por Montserrat la ama de llaves.
- Hola niña que bueno que regreso. Adelante su padre la espera en la terraza.
- Gracias Montse.- beso su mejilla y me dirijo donde se encuentra mi padre.
En una mesa grande están mis hermanos y mis padres sentados esperándome, cuando saludo vienen a saludarme. Una vez sentada comenzamos a comer, solo me esperaban a mi porque Mar estaba en Sevilla grabando y lo más probable es que hoy no podamos hablar por lo que me concentro en hablar con mi familia y dejarme envolver por la alegría que desprenden.
- Señorita tiene una llamada.- me extraño que alguien me llame a casa de mi padre si pocos saben que estoy en España al ser algo sorpresivo, ni siquiera Chiara lo sabe.
- Esta segura que es para mí.
- Si señorita.
- Gracias Montse.
- A la orden señorita.
- Ahora vuelvo familia, pueden seguir sin mí.
Voy directo a la oficina de mi padre donde hay una extensión del teléfono, lo coloco en mi oreja mientras saludo. Un silencio me responde por lo que insisto.
- Hola ¿Quién es?- pregunto esperando una respuesta ya que la respiración a través del altavoz me dice que hay alguien en línea.
- Hola amor.- la voz de Carl resuena, ¿cómo no me lo imagine?
- ¿Qué quieres? Ya me tienes cansada, si sigues fastidiando te pondré una denuncia.
- Solo quiero que hablemos.
- No me interesa hablar contigo.
- No me cuelgues.- sabía lo que haría, suspire.
- ¿Qué?
- Supe que te comprometiste.
- Si y ¿qué?
- No puedes hacerlo, tú y yo estamos comprometidos.
- ¿Estás loco? Hace dos años que terminamos lo nuestro.
- Tu lo terminaste, pero yo aun no he terminado mi venganza.- me estremezco al escucharlo hablar de ese modo.- te jure que me la ibas a pagar, mañana saldrá una noticia importante que dejara a más de uno boquiabiertos. ¡Prepárate!
- ¿De qué hablas Carl?
- A mí no me compete anunciarte esa información. Hay cosas que cambian nuestras vidas, y sin duda tu vida dará un giro muy grande. Hablamos después mi amor.
- Carl.- coloque el teléfono fuertemente en el escritorio. Sabía que nada bueno sería si venía de Carl.
- Estas bien hija.- me pregunta mi padre entrando en la oficina.
- Si papi.- muestro la mejor sonrisa que puedo brindar en este momento.
- ¿Quién era?
- Una amiga que se entero que había llegado y no tenía mi número y me llamo aquí para ver si me encontraba.- miento para no preocuparlo con el tema de Carl, no sé si se lo creyó o hizo como que me creía pero no emitió palabra alguna.
Después de saber que Mar no vendría hoy, fui a casa de Chiara donde lo más seguro es que la encontrara durmiendo para ir en la noche a una fiesta. Y es que mi amiga parecía un búho. Cuando llego soy recibida por su madre quien me abraza y felicita por mi compromiso, subo a la habitación de mi mejor amiga encontrándola boca abajo durmiendo. Me aviento sobre ella y tremendo susto se llevo.
- Azul, ¿estás demente?- dice mientras se agarra el corazón.- espera, ¿Azul?
- Quien mas tonta.- la golpeo en la frente.
- Azul.- se me lanza encima haciendo que nos cayéramos de la cama.- ¿Qué haces aquí?- le resumo lo que mi padre quiere hacer y lo que Albert me conto.- Espero no sea nada grave, y como no sufrir del corazón con esa hija que...
- Chiara.
- Está bien, no digo nada ni bien ni en mal.
- Claro es lo mejor. Oye Carl me ha estado llamando últimamente.
- ¿Qué?- exclamo.- ¿para qué?
- Para molestar. Lo que no entiendo es cómo se entero que estoy comprometida, sabe mi número y sabia que estaría en España si ni siquiera tú eras consciente de mi llegada.
- Está raro. Alguien le está diciendo tus pasos o te está vigilando.- la hipótesis de Chiara me deja pensando muy seriamente estas opciones.
¿Quién sería capaz de revelarle esas informaciones?
Porque no creía que el estuviese vigilando, aunque es una opción.
Pero algo me decía que había un soplón.¿Pero quién?
Una sola persona andaba en mi mente pero no creía que fuera capaz.
- ¿Y si es la superestrella?
- No creo, ella no quiere saber de mí pero no creo que sea capaz de eso. además que no le cae bien Carl. Aunque fue mi primera opción.
- Pues estamos en la mismas. Solo te pido Azul ten cuidado, sabemos lo voluble y temperamental que es Carl.
- No te preocupes, acuérdate que tiene una orden de restricción.
- ¿Y? ¿cuántos hombres no hay que violan esa orden y terminan haciendo sus fechorías?
- Me dijo que mañana en la noticia saldrá algo importante y que cambiara mi vida. Aunque no entendí nada.
- Es decir que deberemos esperar a mañana.- me encojo de hombros solo pensando en lo que podría avecinarse.
Y un nudo se posa en mi estomago y siento un apretón en mi pecho, ese augurio resuena en mi mente de que algo malo se avecina. Justo como lo sentí ese día que mi hermano tuvo el accidente aéreo. Solo me queda rezar para que Dios nos guarde.
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