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Capitulo 13


Perdón por la tardanza, tuve que procesar primero lo que iba escribiendo. Preparen sus corazones para un sube y baja de emociones.

Shane

Tan solo me bastaron unos segundos para captar lo que por tiempo Azul no había visto, y es que ese tal Eduardo se le notaba en sus gestos y hasta en la forma de mirarla que le gustaba mucho más allá de una mera amistad. No me consideraba un hombre celoso hasta que percibí su intención hacia mi mujer.

Sé que actué mal.

Cuando fui a excusarme por mi comportamiento vi como él la agarro por la muñeca, iba decidido a molerlo a golpes. Pero sus palabras me helaron, me quede parado temiendo que ella correspondiera a sus palabras de amor. Al escuchar la negativa de sus labios y dejarle claro que no quería nada un alivio se expandió en mi cuerpo.

Aunque no estaba preparado para lo que él hizo, ella lo puso en su lugar y espere que se alejara para enseñarle que Azul no está sola.

Es un idiota por atreverse a forzarla.

"Bien que tú hiciste lo mismo con ella."- menciono mi sentido común.

"Pero es diferente."- refute como un niño pequeño.

"Ni siquiera te conocía. "

"La diferencia es que yo si le gusto."- zanje la conversación con mi sentido común. Nada ganaba en excusarme con mi otro yo.

Luego de poner en su sitio al amiguito, conduje hasta el departamento necesitaba hablar con Azul y cueste lo que cueste necesitaba su perdón.

Al acercarme a su puerta la música se filtraba y con ella mi corazón se encogió en mi pecho, abrí la puerta, ya que en este mes que teníamos saliendo juntos me confió una copia de su departamento mismo gesto que realice para con las llaves de mi departamento. La encontré bailando me fui acercando mientras que ella ni siquiera se percataba de mi presencia. Una vez cerca la abrace y bese su cabeza aspirando su olor.

- Perdóname, fui un total estúpido. Yo...- no espero siquiera a que terminara se dio la vuelta en mis brazos uniendo nuestros labios.

- Perdóname tu a mi.- volví a apoderarme de sus labios, con ferviente pasión y deseo que iba incrementándose cada segundo. Olvidándonos del tiempo mientras la música seguía de fondo.

Su cuerpo presionado contra el mío y nuestros labios unidos devorándose como ya nos era costumbre, solo fueron los ingredientes necesarios para que el fuego que poco a poco se iba encendiendo nos consumiera a los dos.

Se separo para respirar y pude ver en sus ojos el puro anhelo y la pasión de la cual yo era el causante, lo que provocaba que mi corazón latiera acelerado de la emoción. Sus manos se prendieron a mi camisa para ir desabotonándola, sus palmas acariciaron mi pecho bajando para después subir hasta mis hombros y deslizarla por mis brazos dejándola caer en el suelo. Continuaba acariciando mi cuerpo con sus delicadas y suaves manos, deteniéndose en mi pantalón negro de seda bajándolo por mis piernas deshaciéndose de la prenda.

Comprendí que era mi turno de desprender su vestido para dejar su nívea piel sin obstáculos, ni barreras. Lo deslice como ella hizo con mi camisa, debajo de este tenía un tanga roja y un sostén de encaje del mismo color. Aun con la música resonando por los altavoces, le quite el sostén dejando desnudos sus senos quienes ameritaban atención.

Mis labios conectaron con su pezón lamiéndolo y mordisqueando mientras sus manos acariciaban mi cabello. Continúe en mi labor hasta que la sentí flaquear, la lleve hasta el sofá y la deposite en este. Mi camino tomo el rumbo hacia el sur donde ya la humedad se filtraba de la necesidad imperiosa que emitía por sentirme. Empecé a lamerla en su monte de Venus mientras ella jadeaba mi nombre por cada caricia de mi lengua en su centro, sus gemidos de placer llenaban mis sentidos mientras elevaba su cadera cuando introduje uno de mis dedos en su cavidad.

Un estremecimiento recorrió su cuerpo presagio de la pronta llegada de su clímax, ascendí por su cuerpo posicionando mi eje en su entrada abriéndome camino dentro de ella mientras sus músculos se adaptaban a mí. Su calidez me llenaba e incrementaba el hambre de sentirla mucho más.

La bese embebiéndome de sus sonidos al mismo tiempo que nos movíamos al unísono, nuestras caderas chocando entre sí deleitándose de la mejor forma posible. Adoptamos un ritmo enloquecedor donde todo lo que importaba estaba en el sofá que muchas veces ha visto nuestra unión.

-¡Shane!- mi nombre en sus labios no tenía comparación, su voz hacia la diferencia.

Con sus piernas envueltas en mi cadera, con ella siguiendo mi ritmo implacable y nuestros gemidos mezclándose llegamos juntos a la cúspide, ella gritando mi nombre y convulsionando entre mis brazos al mismo tiempo que el mejor de todos los orgasmos me tomaba de rehén.

Ahora entendía porque las personas dicen que lo mejor de las discusiones es la reconciliación. Aunque no quería volver a discutir con ella, porque lo mejor que me ha pasado en la vida sin duda tiene nombre de color.

Un delicioso silencio se apodero de nosotros, aun permanecíamos con nuestros cuerpos unidos. Y llegue a la conclusión que nunca tendría suficiente de Azul, por más que hiciéramos el amor. Otra cosa más importante es que cada vez me estoy enamorando más y más de esta bella española que vino a poner mi vida patas arriba.

Siempre me jure que nunca pisaría un altar para atar mi vida a una mujer, pero estoy pensando seriamente en cambiar mi estado civil solamente si es ella la mujer que me dirá que si frente a mis seres queridos, los suyos y de el Dios que mi madre adora.

- ¿Tienes hambre?- la miro con los ojos lleno de amor, ese que solo despertó para ella.

- Si.- me levante y antes de que me moviera se levanto y me lanzo de vuelta al sofá y se sentó en mis piernas.- pero de ti.

Unió nuestros labios reavivando el fuego que habíamos intentado apagar hace unos instantes. Mi cuerpo reacciono a sus caricias, sin perder tiempo descendió sobre mi palpitante miembro echando su cabeza hacia atrás cuando llegue más profundo en ella.

De regreso a sus labios comenzamos el vaivén, moviéndonos en compas. Con cada embestida sentía como si nuestras almas estuviesen uniéndose para toda la eternidad. Sin duda podía decir que me sentía compenetrado en todos los sentidos con esta encantadora mujer que se adueño de todo mí ser.

Azul

Una melodía me despierta percatándome que ya había amanecido, tomo mi celular comprobando que el número no estaba registrado en mi celular y que era de España. Pensando que de seguro era alguna clienta me levanto para poder contestar saliendo hacia el balcón.

- ¡Buenos días!- con voz somnolienta respondo, la persona en la línea se queda callada pero su respiración se filtra por el altavoz.- ¡Buenos días! ¿Con quién tengo el honor?

- Hola princesa.- esa voz me deja petrificada en mi lugar.- No sabes todo lo que tuve que hacer para conseguir tu numero amor.- su voz me provoca escalofríos pero no de deseos, más bien de asco.

- ¿Para qué me llamas?

- Solo quería escuchar tu voz preciosa.

- No vuelvas a llamarme.- le ordeno furiosa.

- Tú y yo sabemos que esta no será la última vez que hablemos. Tenemos que arreglar much...- no espero que termine y le cuelgo.

¿Sera que tendré que hacer lo mismo que hice hace unos meses? Cuando termine con el no lo aceptaba y me llamaba a cada instante mi única salida fue cambiar de numero.

¿Cómo rayos consiguió mi nuevo número?

Viendo la hora regreso para despertar a Shane para que vayamos a correr. Al verlo en la cama una sonrisa se extendió en mi rostro, anoche dejamos que nuestros cuerpos hablaran y nos unimos cuatro veces. Si fuera fértil estaría haciéndome una prueba.

Me subí a la cama deleitándome con el cuerpo desnudo del hombre que hacia latir acelerado mi corazón. Acaricie su cabello, me detuve en su barbilla donde una incipiente barba adornaba su rostro. Continúe con mi camino pasando por su pecho, su abdomen trabajado y termine bajando la sabana que estaba enredada por sus piernas y no entendía como había terminado de esa forma. Aunque algo osado conduje mi boca hasta su miembro trabajándolo, sentí sus manos acariciando mi cabello mientras escuchaba sus jadeos y gemidos en incremento.

De un momento a otro me tomo en brazos y de una estocada entro en mí, comenzando a moverse de esa forma rítmica y profunda que estremecía mi cuerpo en aceptación y gusto. De mis labios su nombre salía a raudales sin poder contenerme, antes que se me escapara que lo amo mordí mi labio inferior para evitar exhibirme. Después de un par de embestidas más yacimos exhaustos después del clímax que nos arraso.

Lo bueno de este día es que ninguno íbamos a trabajar seria un día solo para los dos, y bien sabia de la forma que aprovecharíamos este día.

Después de ducharnos salimos a correr, cuando estuvimos de regreso nos volvimos a unir en uno solo. Ya bañados y vestidos desayunamos en completa armonía. En tan poco tiempo nos habíamos acoplado a nuestros gustos. Sentía a Shane extraño desde hacía días, pero hoy estaba más nervioso que nunca.

- Azul, ¿me acompañarías a mi restaurant a buscar algo que se me quedo?- me mira fijamente, asiento a su petición.

Salimos agarrados de la mano, como siempre me abrió la puerta del auto y condujo hacia su negocio. Cuando llegamos el fue abrir y dejo que entrara primero, atravesando el umbral de la puerta me quede anonadada por lo que veía.

A mí alrededor todo estaba decorado con colores amarillos y mis flores favoritas, las orquídeas y los girasoles.

- ¿Qué es todo esto?- pregunto exaltada sin despegar mi vista de la decoración.

- La celebración de que tenemos un mes saliendo.- mis ojos se aguan por su gesto, cada día me demuestra que es un hombre detallista.

- Todo te da celebración a ti.- bromeo y su risa no se hace esperar, me estrecha en sus brazos y me besa con deseo.

- Desde que llegaste a mi vida trajiste motivos más que suficientes para celebrar.

Esas lágrimas que estaba reteniendo salieron airosas de mis cuencas, sus dedos limpiaron mis mejillas. Cuando pienso que él no puede hacer algo más que me enamore, se supera y me deja suspirando por él.

- Anoche fue demasiado especial para mi.- suspiro embobado como si estuviese rememorando la noche.- Todos estos días lo han sido, Azul. Me he sentido como un adolescente hormonal que ha descubierto el placer.

- Para mí también ha sido muy especial el tiempo que hemos compartido.- le sonrío a la vez confesándome y sintiendo temor de que todo esto sea para deshacer esta relación extraña que tenemos.

Luego de compartir un par de besos, nos sentamos a comer la deliciosa pasta de mariscos que había preparado su chef estrella a la vez que lo acompañábamos con un delicioso vino. Y lo mejor fue el postre, el cual me concedieron la receta de la manera como lo hace Ralf, postre de zanahoria.

Pase la lengua por mis labios acción que no fue desapercibida por Shane.

- No hagas eso delante de mí.- dice mientras entrecierra sus ojos.

- ¿Por qué?- pregunto inocentemente.

- No te acuerdas que esa es nuestra señal cuando estamos delante de los demás y queremos estar unidos de otra forma.- sonrío recordando ese detalle mientras no puedo evitar sonrojarme, a veces simplemente lo olvido y él lo tomaba a su ventaja. Porque es una costumbre que tengo y por esa razón decidió que sería esa.

- Me hiciste trampa.

- Estuviste de acuerdo.- se levanto y se puso de rodillas devorando mis labios con destreza.

Se alejo de mi después de unos largos segundos poseyendo mi boca, me miro de una forma que estremeció todo en mi y es que sus ojos me querían expresar algo que no podía entender a claridad o es que tenía miedo de confundirme.

Con una delicadeza extrema paso sus manos por mi cabello, encamino sus dedos trazando el puente de mi nariz haciéndome cosquilla en el acto y continúo delineando mis labios con su pulgar.

Con su mirada intensa puesta en mi, suspiro para después comenzar hablar.

- Azul, en este mes que tenemos conociéndonos me he dado cuenta de muchas cosas que al principio estaba reacio a admitir. Llegaste como un huracán revolucionando todo lo que creía, y motivándome a volver a creer en eso que había dejado de darle importancia.

Sus manos toman las mías.- Quizás muchos dirían que un mes es poco tiempo para conocer a una persona, pero en realidad para mi es más que suficiente para saber lo que quiero. Hace semanas atrás que se algo que tenía miedo expresar tan solo de pensar que te alejarías de mi, y que no quisieras seguir junto a mí. Sé que iniciamos con una relación un tanto inusual, pero que cambio al igual que mi percepción. Me di cuenta que te amo Azul. Y no puedo seguir ocultándote mis sentimientos.

- Shane...- no permite que hable.

- Espera, no quiero que creas que es por ese Eduardo que te estoy diciendo esto.- arrugo mi nariz recordando la escena con Eduardo.- Tome una decisión hace unos días y quería esperar que tu familia este en el país para poder festejar juntos un nuevo comienzo.- me sentía confundida.

- Shane...- me interrumpió otra vez.

- Déjame terminar. Lo que en definitiva te quiero decir o más bien pedir es- subió una de sus rodillas y saco una cajita abriéndola dejando a la vista un anillo de compromiso.

Un anillo talla corazón bañado en plata con una piedra de zafiro incrustada en medio de un corazón de diamante, sorprendiéndome al pensar en tantos diseños que hay y justamente tomo este; Este que tenía un gran valor sentimental para mi, y sonrío pensando en la persona que lo ayudo, mi madre. Y es que yo sabía lo que significaba el estilo del diamante en corazón, el cual simboliza amor eterno y una piedra significa amor verdadero, Te amo. Eres la única.

- ¿Quieres ser mi esposa para todo lo que nos reste de vida?- su petición me deja sin palabras.- ¿Quieres ser la madre de mis hijos?

Cuando pedía una respuesta no me sentía con deseos de darla. Lo miro con las sensaciones a flor de piel, nunca imagine que escucharía de sus labios esta declaración de amor. Pensé que él era de los que no ponían un pie en el altar y más después de esa mujer jugar con su corazón. Y yo me sentía entre la espada y la pared, porque a pesar que lo amaba no podía aceptar su petición.

- No.- suspiro con un nudo en la garganta y las lagrimas derramándose.- No puedo ser tu esposa.

Me odio por la mirada de desconcierto y todo el dolor que reflejaban sus ojos. Podía ver como su corazón se hacía  añicos.

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