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Capítulo Diez.

NamJoon era un maestro famoso, reconocido por ser parte de la mejor universidad de Seúl en la carrera de físico matemático. Nunca había pensado en dejar su trabajo, si es que se lo preguntaban, ganaba muy bien sin incluir las comisiones y apesar de no ser muy apasionado a su trabajo si no lo dejaba era porque le podía dar una vida digna a su esposo, cumplirle cualquier capricho que quisiera y viajar seguidas veces, una casa enorme y autos de lujo. La vida que siempre soñó a lado de quién siempre amó.

Pero ahora, que no había ninguna motivación para ir a trabajar, incluso dar un paso o una clase se le hacían eternos.
Tal vez por las secuelas de la noche anterior y su vergüenza de confesar la ilusión de tener una familia ante alguien que ya lo odiaba.

Finalmente suspiró profundamente, tomó una taza blanca de la cocina para maestros y después de echar un sobrecito de azúcar esperó a que él café se calentará más en la cafetera. Los demás maestros en una de las mesas platicando entre sí y aunque también era famoso por ser guapo y seguido incluso por maestros, está vez nadie se acercó con él por el aura negra que desprendía desde hace días.

A excepción de ella.

-¿Realmente crees que puedas tomar el café tan caliente?- NamJoon volteó hacia JiSoo, la mestra de letras y filosofía, y le sonrió levemente cuando notó la sonrisa en ella.

-Estoy un poco distraído últimamente...- se excusó apagando la cafetera, mientras JiSoo sacaba algunas galletas de canela y las ponía en un plato.

La mujer observó de reojo las manos morenas, notando así que ya no estaba ese anillo de plata en su dedo, relamio sus labios y continúo con discreción.

-¿Cómo vas con lo del divorcio?- preguntó un poco más bajito.

Tampoco era raro ya, saber que NamJoon estaba en pleno proceso de divorcio pues había creado una amistad con la chica no tan cercana pero si lo suficientemente para platicarle cosas en las que tenía duda.

NamJoon suspiró revolviendo el café con una cuchara.
-No lo sé- se encogió de hombros.

-Bueno... Es que, tú ya no tienes el anillo ¿Ya firmaron?

-No- negó con la cabeza-, Pero a él le molesta que lo siga usando así que para no hacer las cosas más tensas de lo que ya son decidí guardarlo.

-Ya veo...- ésta era su oportunidad, no debía desaprovecharla-. NamJoon, este fin de semana haré una pequeña reunión en mi nueva casa.

-¿Decidiste comprarla al final?

JiSoo sonrió asintiendo-. No planeó usar mi departamento de soltera por más tiempo, estoy por cumplir treinta años debería conseguir a alguien.

-Eres bonita, claro que lo harás.

Las mejillas de la mujer se tornaron de rojo, desvío la vista hacia otro lado y ahora con sus manos temblando siguió.

-B-bueno yo esperaba que tú pudieras ir- dejó un mechón de cabello detrás de su oreja para disimular sus nervios-. Nunca nos hemos reunido afuera del colegio, ahora creí que sería bueno que lo hiciéramos.

NamJoon la observó por un segundo antes de recordar las palabras de SeokJin diciendo que podía conocer a alguien más, y cuando iba a negar recordó que SeokJin ya estaba conociendo a alguien más y que sería muy egoísta de su parte no hacerlo también. Recorrió el rostro de la maestra con la mirada viendo sus mejillas sonrojadas, su bonita sonrisa tímida y ese cabello castaño con volumen que solo la hacían mucho más bonita.

Y asintió levemente.

-Claro, anota mi número y pásame la dirección.

JiSoo pasó de un momento a otro a estar emocionada, y a comparación de ella NamJoon no pudo sentirse de la misma manera.

- Mi Suegro y Yo -

Nueve de la noche, NamJoon recién llegaba después de salir con YoonGi y HoSeok a una cena, abrió la puerta como de costumbre y dejó su portafolio y abrigo en uno de los sillones en la sala antes de notar la luz de la cocina encendida.

Frunció el ceño y se acercó porque para esa hora SeokJin ya estaba en su habitación haciendo su rutina diaria para tener una piel sana, hidratada y joven. Vaya fue su sorpresa cuando lo encontró en la mesa pequeña en una de las dos sillas, una botella de vino tinto y una copa en frente de él a la mitad. No hacía ningún ruido, su mirada estaba perdida en un punto fijo y casi seguido daba tragos a la bebida.

NamJoon suspiró nervioso tomando valor de quién sabe dónde y se adentró llamando la atención del mayor.

-¿Está bien que tomes solo?- SeokJin lo observó por un segundo antes de volver la mirada a la botella y encogerse de hombros-. ¿Quieres que te acompañe?

SeokJin asintió está vez y NamJoon tomó de la alacena una nueva copa para finalmente sentarse en la silla restante.

-¿Podemos hablar?- habló por primera vez el mayor y NamJoon tragó pesado sabiendo a lo que se refería.

- Mi Suegro y Yo -

-AnaBoleda.


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