Prólogo
Alguna vez has sentido esa sensación de soledad y tristeza que por más que pase el tiempo nunca parece acabar, una soledad tan profunda que parece absorber tu alma y conciencia tanto que parece que estas solo en la vida, que no hay nadie a tu alrededor y que estarás solo para siempre sin importar las personas que haya a tu alrededor, y una tristeza que aprieta tanto tu corazón que en cada momento solo puedes sostenerte en unas lúgubres ganas de llorar durante horas o días hasta que esa tristeza por fin desaparezca.
Pues así es mi vida esas dos emociones han sido bastante constantes en mí desde que tengo memoria tanto que ya es bastante normal, y haciéndome cuestionar cuando fue la última vez que reí, creo que han pasado bastantes años desde que eso pasó, al recordar todo esto un gran sentimiento de tristeza empezó a crecer en mi tanto que sin saber una pequeña lagrima se derramo de mi ojo derecho llamando la atención de la chica sentada a mi lado.
— Yukia, estás bien? — Me preguntó la chica mirándome algo preocupada.
— O si, no te preocupes — Le respondí limpiando esa pequeña lágrima fingiendo una sonrisa para que no me preguntará más.
— Está bien, bueno vamos que nos están esperando — Me dijo esa chica saliendo de el carruaje sujetando su vestido para poder salir, yo la seguí y al igual que ella sujete mi vestido entre mis muñecas el cuál era bastante largo tanto que llegaba al piso y me impedía moverme con libertad, cuando salí observé una enorme casa tanto que era ridículo que una sola persona viva en esta, así que sin más empecé a caminar hacia la entrada de esta ostentosa casa que más bien parecía una mansión e incluso la entrada de madera tenía gravados hechas a mano que no podría decir de que son.
Cuando entre vi que el interior era aún más grande de lo que parecía parecer por fuera, vi que la chica que me acompañaba antes caminaba hacia lo que parecía una gran sala, la empecé a seguir y antes de llegar hasta donde ella se encontraba un fuerte ruido me saco de ese sueño que parecía tan real y todo lo que vi antes se fue borrando al abrir mis ojos, mi mano se dirigió hacía una pequeña alarma que se encontraba sobre una pequeña mesa; había tenido otro de esos sueños de lo que parecía un pasado distante está vez me encontraba en lo que parecía la época victoriana. Cada noche desde el último mes soñaba que estaba en una época diferente.
Suspire profundamente, estos sueños son cada vez más realistas tanto que ni yo misma sé hasta qué punto pueden llegar a ser realistas o hasta cuándo van a parar.
Con pesadez me levanté sentándome sobré el borde de mi cama observando mi habitación de paredes grises, una ventana sobre mi cama que mostraba el cielo aun nocturno y junto a ella una pequeña mesa de noche sobre está un pequeño reloj que marcaba las 6 de la mañana, me levanté por completo de mi cama caminando hacia un baño, abrí la regadera de la ducha quitándome la ropa que uso para dormir para así sumergirme en el agua fría que empezaba a recorrer todo mi cuerpo.
Las frías gotas al tocar mi cuerpo me hacían sentir más relajada, como si estás me anestesiaran haciéndome olvidar todos mis problemas y extraños sueños. Aquellos sueños que me atormentan desde hace un mes simplemente son cubiertos por el sonido del agua crepitar.
Después de ducharme salí del baño mientras secaba mi pelo caminando a un armario que tenía en una de las esquinas de la habitación, al abrirlo vi que dentro había mucha ropa, pero a pesar de tener muchas prendas que podría usar contada es la vez que uso algo además de mi conjunto habitual que consistía en una playera Blanca, unas medias a rayas de color blanco y negro, sobre mi playera Blanca una sudadera roja y unos tenis rojos con detalles en blanco.
Una vez con la ropa puesta, me dirigí hacia la mesa de noche que había al lado de mi cama ya que sobre está había la diadema de color negro que siempre uso para sujetar mi pelo, una vez puesta mi diadema tome una mochila que había en el suelo de mi habitación.
Una vez lista salí de mi habitación y me dirigí hacia una pequeña cocina que tenía en mi departamento. En la cocina empecé a preparar mi desayuno.
Muchos pensarían que ha mi edad viviría con mis padres, pero no es así. Nunca he tenido a nadie a quien pueda considerar una figura paterna o materna ya que siempre he estado en casas de asilo u orfanatos.
Sin embargo, cuando uno cumple cierta edad ya no es aceptado en los orfanatos así que tuve que conseguir un trabajo para poder conseguir este pequeño departamento y de paso continuar con mis estudios ya que actualmente estoy cursando primero de universidad.
Una vez terminado mi desayuno lo guarde en un pequeño empaque de plástico, para posteriormente guardándolo en mi mochila.
Cuando ya había terminado de limpiar la sartén, donde había cocinado, tome mi mochila poniendo la sobre mis hombros y saliendo del de departamento. Cuando salí vi que el cielo está lleno de nubes clara presencia de una futura tormenta pero ya no tenía tiempo para entrar y buscar un sombrilla para así cubrirme.
Una vez resignada a que este día tendría que secar mi ropa empecé a caminar por las calles de la ciudad viendo los coches pasar por el asfalto, mi paso era lento ya que especialmente estos días no me dan ánimos para ir a la universidad ya que desde que tengo esos sueños me resulta casi imposible dormir, algunas veces incluso me despierto por las noches totalmente agitada debido a que parecen tan reales.
Seguí mi camino hacia la universidad, este parecía ser eterno. Tanto que empezaron a caer leves gotas de agua así que acelere mi paso hacia la universidad para evitar mojarme, se dice que la lluvia puede poner tristes a las personas y este día podría asegurarlo ya que una inmensa tristeza y soledad empezaron a inundar mi pecho y alma empezando a caminar con lentitud mientras más gotas de agua caían sobre mí, tras un pequeño tiempo llegue a mi universidad camine hacia el patio central sin razón aparente.
Me quede en ese lugar alzando mi cabeza mirando el cielo mientras gotas de agua caían sobre mi rostro, esta sensación de desosiego estrujaba mi ser tanto que no pude evitar dejar caer unas cuantas lágrimas. Me quedé observando el cielo por unos minutos antes de bajar mi mirada empezando a caminar hacia mi salón de clases.
Una vez dentro de mi salón de clases me dirigí hacia la parte trasera del salón sentándome en mi asiento el cual era perfecto para mí, ya que así nadie me notaria, puse mis brazos sobre la mesa en forma de X poniendo mi cabeza sobre mis brazos cerrando mis ojos esperando la llegada del profesor para así continuar con un día más en mi vida.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro