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   PROSPERIDAD

Leonor.

         En el Reino de la Alta Borgoña la prosperidad es abundante, comparado con la generación pasada muchos ancianos dicen que la «vida es buena». Los arrozales brillantes como el oro. Árboles frutales floreciendo en sus temporadas sin falta. Lluvias largas y tranquilas. El pueblo está feliz y si el pueblo está feliz el rey también lo está.

         «Es un respiro» se escucha murmurar. En el Reino de La Alta Borgoña nunca hubo paz, las mujeres lloraban, hijos muriendo, soldados enterrados. El Reino de La Alta Borgoña era un reino guerrero, destructor, colonizador y dominante. De esta manera alcanzaron tanto poder en un par de décadas comparado con los reinos vecinos.

          Han pasado 17 años desde los últimos lamentos de viudas. 17 años sin guerras parece mucho para un reino guerrero, tras la muerte del Gran Rey Lotario en batalla y su hijo Gerardo tomando posesión de este los hombres descansaron y regresaron a casa.

          El Rey Gerardo Lotario segundo es bueno.

          Eso dicen los veteranos en sus juegos de mesa y sirvientas chismosas. Gerardo no tenía más de 16 años cuando colocaron la corona sobre sus oscuros cabellos. Era un niño, su fuerza no era una espada, él piensa, es astuto y cauteloso. Un estratega y hablador, muy hablador. Amable es la palabra que más destaca de su personalidad, igual a su difunta madre que en paz descanse al lado de su esposo.

         El rey Gerardo es amable pero no tonto. Supo manipular al Consejo Real y no ellos a él. Fueron muchos los que intentaron robar la corona y así mismo incrementó experiencia el joven Rey. Aprendió. Se fortaleció y maduró.

          Lotaringia, Italia y Borgoña; fueron los nombres que Gerardo nombró las tres grandes tierras de su reino. Lotaringia es un reino pequeño abundante de comida, su tierra es la más fértil, Italia es un reino con un porcentaje más grande que Lotaringia, es un reino pesquero y de armeros. Gerardo no compartió sus tierras, puso familias a gobernarlas bajo su nombre.

         El Rey Gerardo dos años después de su coronación y que ésta fuese un exitoso, se casó con una noble del pueblo, no fue una princesa ni una guerrera, una noble de familia pesquera. Gerardo es un rey creyente en el amor real, un hombre de gran corazón y con mucho para dar. Se enamoró perdidamente de aquella noble y ella de él. Aunque tuvieran sus diferencias entre edades, el Rey se encargó de eliminar cada una de esas inseguridades que albergaban en el corazón de su amada cinco años mayor.

        Es amor real. Eso dice mi madre todos los días. Espera tu príncipe. Termina diciendo cuando no le creo. ¿Esperar un príncipe como mi padre? Eso intenté. Mi padre, el Rey Gerardo es bueno, amable y amador, comprometido con la familia más que nadie. Pero no hay más como él y si existen no deben estar buscando princesas. Princesas como yo.

         Princesas como yo que no son pacientes ni amables, que no son obedientes y solidarias.

           «Una princesa tiene modales.» «Una princesa es amable.» «Una princesa obedece y baja su cabeza.» «Una princesa es puntual... Se levanta en la mañana... Se peina cada día... No interrumpe a los mayores... No juega en el barro... No.. No... No.. ¡UNA PRINCESA NO USA PANTALONES!»

          Tenía nueve años cuando mi primo Enrique me prestó sus pantalones, nueve años y mi primer par de pantalones, nueve años y me sentí muy bien, nueve años y su primer golpe. Y su mirada asqueada. Mi primer castigo y no volví a jugar con mi primo Enrique, Enrique hijo de la primera princesa y hermana de mi papá, de la primera princesa y  Líder de las tropas femeninas.

         Papá dice que mamá me quiere, que es debido a su edad que es tan dura conmigo, que ella quiere lo mejor para mi y solo trata de protegerme del mundo y sus filosas palabras. Papá dice que debo obedecer a mamá, pero papá obedece mucho a mi mamá para ser un rey. Entonces le creí a mamá, la Reina Consorte Esmeralda.

         Fui una buena princesa para mi mamá, obedecía cada una de sus reglas y me vistieron con ridículos vestidos, eran demasiado grandes, demasiado ostentosos, demasiado... Bonitos para mi gusto.

          Su alegría demoró un año, 12 meses y 365 días.

          Cuando cumplí 11 años supe por primera vez que no sólo era una princesa, que ser princesa involucra algo más. Ser mujer. Y la sangre bajando por mis piernas, manchando las sábanas blancas, arruinando todo y abriendo mis ojos. Ese día me asusté mucho, tanto que alarme a los guardias. No fue mi culpa, no fue mi culpa que ellos entrarán listos para matar al intruso y verme en un estado tan íntimo a causa de mi poco conocimiento.

         El problema no era ser princesa, el problema era y es lo que Dios me otorgó al nacer. Mamá decía que debía apretar mi abdomen o me haría como las señoras cocineras con sus grandes barrigas, mamá amarraba muchos listones a mi espalda a tal grado de dejarme sin respirar. Papá no decía nada, era normal ¿verdad?

         Entonces la vi a ella, ella siempre estaba ocupada liderando su batallón y en asuntos del reino con su hermano el Rey Gerardo. Y mi primo Enrique tuvo el permiso para verme después de 2 años.

           ─ Supe lo que pasó... ¿Cómo es..?

           ─ ¿El qué? ─ Él se acercó a mi oreja, apartó un par de mechones y dijo muy bajito;

           ─ El período. La Reina mandó una carta.. Escuché por accidente, tu mamá estaba muy alegre y no entiendo por qué. ¿Qué es eso del período que mencionó y por qué estaba tan feliz?

           ─ Período... Así que se le puede llamar de diferentes maneras. No sabría decir si era algo del porque estar feliz. Duele como los mil demonios y debo usar cosas raras ahí abajo...

           ─... ¿Cosas raras? ¿En dónde? ─ Dos niños, dos niños tontos e inocentes.

           ─ Mmm, ahí. Ahí abajo. No seas tonto Enrique. ¿Quieres ver? Traigo una.. Déjame intento levantar el vestido.

          Por otro largo año no volvió mi primo Enrique. Y esta vez ambos fuimos castigados. Pero seguía sin entender, ¿por qué él no podía ver? ¿Por qué colocaron guardias mujeres en mi habitación? ¿Y por qué nadie nunca me decía algo?

         Mi tía seguía viniendo al castillo, en ese tiempo hubo movimiento con los reinos vecinos y querían evitar a toda costa el derramamiento de sangre inocente. La tía es divertida y buena, ella no es como mamá. Ella viste armadura brillante y pantalones, mi mamá un vestido muy grande. Ella tiene una espada en su cadera, mi mamá cadenas de oro. Mi tía no es educada, habla muy fuerte y cuando  ríe hace un escándalo.

           Mi tía era mayor que el rey Gerardo, pero no quiso tomar el reino aunque era su derecho. Ella era libre, ella es libre. Ella no baja la cabeza, ella la alza y grita en batalla. Ella no esperó un príncipe, ella reclamó al general y mano derecha del rey como su esposo.

          «Parece un hombre, es anti natural.» De ese mundo mi mamá intentaba protegerme, pero ella no entendía que yo no necesitaba protección. Lo que yo necesitaba era alguien que me apoyara y lo encontré en mi tía, en mi primo y en mi padre.

          Mamá decía que estaba mal, que no debía actuar así, que no era propio de una princesa..de una mujer. ¿Y qué quería que hiciera con esto que siento? No podía bajar la cabeza, la alzaba con determinación. No me quedaba callada, respondía y sacaba mi espada. No quería esperar a que un príncipe me ame, ya no me importa si no existe alguien como mi padre. No leo libros de Romance, me gustan las historias de dragones. Es aburrido sentarse a tejer todas las tardes como una "dama". Yo salgo y corro, grito y trepo árboles con mi primo. Me gusta la lucha, las aventuras y entrenar con la espada junto al resto de jóvenes guerreros.
 

          Pero es más horrible darme cuenta que mi madre tiene razón, las palabras son filosas y la sociedad es dura. No importa cuánto luche contra mi madre, porque cada mes durante 5 días el mundo me recuerda lo que soy.

         Una mujer. Una princesa. La princesa heredera al trono de La Alta Borgoña Leonor Lotario tercero, hija del Rey Gerardo Lotario segundo y de la Reina consorte Esmeralda Casio.










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