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CAP 30: "Acto De Amor 🔞"

Primero que nada, agradezcanle a @KIMHANGEUL5 por haberme ayudado con el lemon. Sino hubiera sido por ella, no hubiera podido actualizar en diez años.

Después de lo anterior ocurrido, pasaron unos cuantos días más para que le dieran de alta a Namjoon.

El doctor le había mandado reposo, por lo que no pudo regresar a trabajar inmediatamente. Ésto le molestaba demasiado porque los raspones en su cuerpo ya habían cicatrizado y las heridas habían sanado. Él se sentía bien, se moría de ganas por volver a la universidad y seguir enseñando a sus ingratos alumnos.

Seokjin estaba yendo todos los días a su casa para prepararle el desayuno antes de irse a estudiar y cuando salía a medio día, iba a hacerle el almuerzo. Estas acciones de su parte habían provocado que el corazón de Namjoon se calentara cada vez más. Él mismo le había dicho en más de una ocasión que no necesitaba hacerlo ya que él mismo podía hacerse su propia comida, pero debido a que Hoseok le había contado a Seokjin cómo el rubio se había comportado durante su depresión, el castaño se rehusó a dejar de ir.

Ahora mismo, Namjoon se encontraba sentado en el sofá de su sala mientras veía a Seokjin cocinar.

—¿Te puedo ayudar?— preguntó por vigésima vez.

—Ya te dije que no— el castaño lo volteó a mirar —¿Cuántas veces tendré que decirte que no dejaré que te vuelvas a meter a la cocina?

—Pero quiero ayudarte, no quiero sentirme como un bueno para nada.

—Pues tendrás que aguantarte, no te dejaré después de haber echado a perder la deliciosa pasta que estaba preparando— negó con su cabeza, dejando salir un suspiro pesado. Aún le dolía recordar que tuvo que botar a la basura la comida que con tanta dedicación estuvo preparando por dos horas.

—No fue intencional— el moreno lo miró con ojos de cachorro al tiempo que hacía un pequeño puchero involuntario.

—Yo sé que no, pero intencional o no, la quemaste— colocó la tapa de la olla para después quitarse los guantes e ir en su dirección.

El mayor se hizo a un lado en el sofá para darle espacio al menor. Apenas éste se sentó, le dedicó una bonita sonrisa adornada por esos hoyuelos que tanto le caracterizaban y traían embobado a Seokjin.

—Eres tan lindo— halagó mientras acariciaba suavemente la mejilla del ahora, sonrojado castaño.

—No digas eso— retuvo una sonrisa sin poder evitar desviar sus ojos de los ajenos. Su mirada y su presencia aún le ponían nervioso, sin contar que se avergonzaba como un adolescente hormonal cada vez que el moreno le dedicaba algún cumplido.

Al ver que el menor no lo miraría, Namjoon tomó su rostro con suavidad e hizo que lo mirara —Lo digo en serio... Eres muy lindo— dicho esto, se acercó a sus labios y dejó un casto beso en ellos.

Seokjin aún no se acostumbraba a ser besado por el hombre de hoyuelos perfectos a pesar de que lo hacía todos los días. Aunque no podía negarlo, le encantaba que lo hiciera.

—Debo irme, baja la olla en veinte minutos y apaga la estufa. Por favor prométeme que no quemarás de nuevo la comida— pidió una vez se hubieron separado.

—Lo prometo— sonrió mientras mostraba la palma de su mano.

El contrario soltó una risa nasal —Está bien, confío en ti, Namjoon.

Se levantó y tomó su maletín para acto seguido, regalarle una última mirada al mayor que fue acompañada por una sonrisa involuntaria. Sin decir una palabra más, salió de la residencia con el corazón latiéndole con fuerza en su pecho.

Seokjin debía admitirlo, apenas cruzó por la puerta de la universidad, lo que menos se esperó ver era una pequeña bolita rubia corriendo hacia él con cara de dramatismo en su total esplendor.

—¡Seokjin hyung!— el más bajito corrió hacia él bastante agitado. Apenas llegó a su lado, se tomó unos segundos para recuperar el aire que perdió en su carrera por el pasillo.

—¿Qué sucede, Minnie?— el castaño se asustó al ver a su mejor amigo en ese estado. Que Jimin llegara corriendo de esa manera hacia él sólo podía significar algo: Chisme fresco.

Iba a preguntar de nuevo al ver que Jimin no le decía nada, pero cerró la boca cuando se vio a sí mismo siendo arrastrado por el rubio hacia los baños. Una vez allí, el menor cerró la puerta con seguro y lo condujo hasta los lavabos.

—Okay ¿Ahora sí me vas a decir qué es lo que te pasa?— preguntó cruzándose de brazos.

Jimin dudó un poco en responder —Es que yo...— empezó a jugar con sus deditos —Ayer t-tuve sexo con Y-Yoongi hyung— un sonrojo de puro bochorno se apoderó de sus mejillas y tuvo que desviar la mirada hacia el piso para no tener que ver la reacción de su mejor amigo.

—¡¿Que qué?!— los ojos de Seokjin se agrandaron por la sorpresa. La noticia lo había tomado tan desprevenido que no tenía idea de cómo sentirse —Supongo que eso es bueno... Ow, mi pequeño Jiminie ya no es virgen— pronunció con ternura al tiempo que acariciaba la cabecita del menor.

Tuvo que retener el quejido que quiso salir de sus labios por el golpe que recibió en su brazo.

—Pero no lo diga tan alto que lo pueden escuchar, hyung— suplicó entre dientes —Es que... Desde ayer no he podido mirar a Yoongi a la cara por la vergüenza y ahora él piensa que me arrepentí de lo que pasó y anda muy serio conmigo y...— Seokjin tuvo que tomarlo por los hombros para detener su vómito verbal. Okay, ya entendía el porqué esa cara de dramatismo de hace unos instantes. Jimin tenía sus ojitos llenos de lágrimas y su nariz de un tono rojizo.

El mayor lo miró con ternura. No le gustaba verlo llorar, pero le parecía tierno cuando lo hacía. En fin, era el mejor amigo más cruel del mundo.

—Ya, no llores— se acercó para atraerlo en un abrazo —¿Por qué no hablas con él?

—Ese es el asunto, se enojó conmigo— respondió con amargura, sintiendo una lágrima rodar por su mejilla.

—A ver... Si yo consigo que Yoongi te escuche ¿Le dejarás las cosas en claro?— más tardó Seokjin en pronunciar esas palabras que Jimin en asentir repetidas veces —Está bien.

Apenas sonó el timbre del descanso, el castaño le pidió a Yoongi que se vieran en el patio trasero de la universidad. Unos minutos después, el pelimenta llegó con su entrecejo fruncido y las manos en los bolsillos.

—Hola, Jin ¿Qué sucede?— preguntó de manera tosca. Se notaba a leguas que no estaba en buenos términos con Jimin.

—Yoongi, yo...— miró por encima de su propio hombro justo para el momento en que el pequeño rubio salía de detrás de un árbol.

La boca del pelimenta se abrió en total ofensa, pero antes de que pudiera fulminar con la mirada a Seokjin, éste ya se encontraba corriendo muy lejos del área del desastre.

—¡Me lo agradecerás algún día, Yoongi!— gritó mientras se alejaba.

El pelimenta bufó por lo bajo y miró a Jimin conservando su semblante serio —¿Qué quieres?

—Hablar contigo...

—Ahora sí quieres hablar— soltó con sarcasmo —Y para eso necesitabas de la ayuda de tu mejor amigo.

—¡No fue mi culpa! ¡Tú no querías hablar conmigo!— refutó elevando el tono de su voz.

—¿Y por culpa de quién?— cuestionó seco.

—No seas así... Y-yo...— las lágrimas picaban tanto en sus ojos que no tuvo más remedio que dejarlas salir libremente —T-tenía mucha vergüenza después de lo que pasó, no es que me hubiera arrepentido... Lo que hicimos ayer fue lo mejor que me pudo pasar en los últimos dieciocho años, pero me sentía avergonzado porque jamás había tenido sexo, me daba pena el sólo hecho de mirarte— limpió sus lágrimas con la manga de su camisa ante la atenta mirada de Yoongi.

Al no recibir respuesta, bajó su cabeza empezando a llorar más fuerte. Pensaba en irse, de todos modos, ya había hecho el ridículo y todos los estudiantes que pasaban por ahí se le quedaban mirando. Pasó de largo a Yoongi y empezó a caminar sin un rumbo fijo hasta que sintió unos fuertes brazos aprisionándolo por detrás, al mismo tiempo que sentía la respiración del mayor en su cuello.

—Vamos a mi casa.

—¡Aahh ahh, Yoongi!— el menor gemía descontroladamente mientras era embestido por el pelimenta.

Habían terminado teniendo sexo en la casa del mayor. Apenas cruzaron la puerta de entrada, Yoongi empezó a comerle la boca al menor y éste gustosamente, se dejó llevar. Así era cómo habían terminado en la cama, sudando, con la respiración agitada, gimiendo y jadeando el nombre del otro.

—¡Agh, Jimin!— Yoongi lo embestía con tanta fuerza que provocaba que la cama chocara contra la pared y las tablas rechinaran.

El más bajito llevó sus manos a la espalda de su novio y lo atrajo hacia sí para poder pegar sus cuerpos lo más posible; ya en esta posición, atacó los labios ajenos con fervor y metió su lengua a la cavidad bucal del mayor para explorarla y degustarla.

Park Jimin podía ser un ángel estando en sus cinco sentidos, pero se convertía en el mismísimo demonio de la sensualidad cuando tenía el pene de su novio maltratando su próstata como si de una meta personal se tratase.

—¡Ya no puedo más!— gimoteó al mismo tiempo que se corría con fuerza, llenando sus abdómenes de su espesa esencia.

El mayor tomó las piernas de Jimin y las separó aún más, cargándolas con sus brazos para lograr llegar más adentro y tocar ese punto que hacía delirar al chico debajo suyo.

—¡Aahh!— un gutural gemido abandonó sus labios al tiempo que contraía sus paredes anales, apretando el pene de Yoongi y provocando que éste se corriera en grandes cantidades en su interior.

El pelimenta dejó salir un suspiro de satisfacción mientras salía de Jimin y se acostaba a su lado. Ambos estaban tan cansados que tuvieron que tomarse un par de minutos para normalizar sus respiraciones y esperar a que los latidos desenfrenados de sus corazones se calmaran.

Cuando ésto sucedió, se acomodó de lado para observar a su pequeño novio. No pudo evitar esbozar una sonrisa cuando notó sus ojos nublados por el reciente placer recibido. Sin poder evitarlo, llevó su mano a la mejilla del menor y la acarició con suavidad, sonriendo cálidamente al verlo estremecerse ante su tacto.

—¿Aún te sigue dando vergüenza?— preguntó con su voz gruesa y calmada.

—Sabes que soy tímido...— respondió tratando de contener una sonrisa —Pero ya no me da tanta— se levantó un poco para dejar un beso en los labios ajenos.

El mayor esbozó una sonrisa antes de atraer a su novio y acurrucarlo en su pecho para descansar un rato.

—¡Seokjin, quiero salir!— Namjoon ya contaba diez minutos desde que venía insistiéndole al castaño que lo dejara salir a tomar aire fresco, pero éste había cerrado todas las puertas de la casa con llave para evitar que se escapara.

—Ya te dije que estás muy delicado todavía, no puedes salir— rodó los ojos y se acomodó nuevamente en el sofá.

—¡No puedes encerrarme en mi propia casa!

—Ya lo hice— se encogió de hombros —Ahora calla, quiero ver si Miguel logra salir de la tierra de los muertos— tomó el control de la TV y le subió un poco el volumen a la película.

Namjoon suspiró resignado haciendo mala cara —Coco muere al final.

—¡Hijo de tu puta madre!— A Seokjin le importó poco que el mayor aún estaba en reposo y empezó a golpearlo en el pecho y unas cuantas veces en la cabeza.

—¡Oye, me duele!— se quejó al tiempo que trataba de esquivar los golpes del menor.

En un intento por detenerlo, lo tomó por ambas manos y sin querer, jaló hacia adelante, provocando que Seokjin terminara encima suyo y sus rostros quedaran a escasos centímetros de distancia.

Los ojos del menor se abrieron en demasía y un poderoso sonrojo se adueñó de sus mejillas; por supuesto, esto no mejoró cuando el de cabello rubio posó una mano en su cintura y la otra en su mejilla, cerró el espacio que había entre ellos y empezó a besarlo ni muy rápido ni muy lento.
Seokjin no tardó en corresponder, a pesar del enojo, disfrutaba de los besos de su profesor y no podía resistirse a ellos.

Un jadeo sorpresivo abandonó sus labios al momento de sentir cómo la mano de Namjoon dejaba su cintura y se paseaba descaradamente por todo su trasero para amasarlo a su antojo, arrancándole jadeos y suspiros en medio del beso. Sólo tuvieron que pasar unos cuantos minutos para que Seokjin empezara a sentir algo duro rozar su pierna, se separó del beso rápidamente y miró hacia abajo, encontrándose con el miembro de Namjoon despierto.

—Mira cómo me tienes, Seokjin— su voz gruesa le acarició el oído y ocasionó que los vellos de la nuca se le erizaran.

En un rápido movimiento, el rubio cambió las posiciones para quedar así sobre el cuerpo del castaño sin llegar a lastimarlo. La actual posición lo puso algo nervioso y no pudo evitar tragar grueso; podía sentir la temperatura de su cuerpo aumentar con el paso de los segundos y la excitación apoderarse de cada parte de él.

Namjoon se acercó y volvió a besarlo, pero esta vez con mayor intensidad. Seokjin pasó sus brazos por alrededor del cuello contrario y de esta manera, lo abrazó y apegó más a él. Complacido por esto, el moreno tomó las caderas del menor y las levantó un poco para restregar sus hombrías en un delicioso movimiento que le arrebató suspiros a ambos.

—Ahh— gimió bajito, sintiendo cómo su miembro estaba igual de erecto que el de Namjoon.

Sin pronunciar palabra alguna, éste se levantó del sofá con rapidez, dejando al castaño bastante confundido. Cosa que no duró mucho, pues los fuertes brazos contrarios lo levantaron de su lugar y lo alzaron en el aire. Por inercia, Seokjin enredó sus piernas en la cintura de Namjoon y posteriormente, se vio siendo cargado escaleras arriba en dirección a la habitación del segundo piso.

Apenas entraron a la habitación, Namjoon utilizó su pie para cerrar la puerta, se acercó a la cama y dejó al menor delicadamente sobre ésta.

Sin querer perder tiempo, se quitó rápidamente la camisa y se posicionó nuevamente sobre el menor, el cual lo miraba sonrojado y nervioso.
Ésto no pasó desapercibido para él, por lo que empezó a besarlo con cariño mientras acariciaba su cuerpo.

—No te voy a lastimar, Jinnie— susurró al momento de separarse del beso. No lo haría, esperó tanto por tener a Seokjin a su lado y ahora no desaprovecharía la oportunidad que le estaba otorgando la vida, por supuesto, tampoco haría nada que pudiera lastimarlo, sería cuidadoso con él y se encargaría de que disfrutara de esto tanto como él.

Ante sus palabras, las mejillas del castaño se colorearon de rojo, pero pese a esto, se halló asintiendo avergonzado. Él también quería esto, aunque no lo dijera en voz alta.

Esta vez fue él quien tomó la iniciativa, por lo que empujó a Namjoon para quedar a horcajadas sobre él. Éste sin duda se sorprendió por la inesperada actitud del contrario, pero no le molestó en lo absoluto.

El castaño se quitó la camisa, dejando a la vista su abdomen pálido y plano. Ante esto, la lengua de Namjoon se paseó por sus labios y sus manos se apoyaron sobre la cama. Ansiaba poseer el delgado cuerpo sobre él, pero se contuvo y se dedicó a esperar el próximo movimiento del menor, esto sería divertido.

Seokjin terminó de acortar la distancia entre ellos y empezó a besarlo con deseo al tiempo que movía sus caderas en círculos sobre su erección. El moreno soltó un gruñido de satisfacción ante lo bien que se sentía aquello y sin poder contenerse, llevó una de sus manos a la cintura contraria y la jaló un poco hacia él para que se moviera más rápido. Al captar la indirecta, el menor aceleró sus movimientos, sintiendo cómo su miembro quería salirse de su pantalón.

Luego de un par de minutos, Namjoon no aguantó más. Apartó a Seokjin para levantarse de la cama y quitarse el pantalón, quedando únicamente en bóxer. El castaño posó su vista fijamente en la prenda y se halló relamiéndose con descaro al ver cómo el pene del moreno resaltaba por sobre la tela.

Éste volvió a sentarse sobre el colchón y abrió un poco sus piernas en una clara invitación a que el menor lo ayudara con aquel "problemita"

Apenas entendió la indirecta, el castaño soltó una pequeña risa y gateó hasta colocarse entre las piernas de su profesor. Sobó su miembro por encima de la tela, arrancándole un gemido ronco al contrario. Sonrió ante lo que había provocado y sin perder tiempo, empezó a lamer y dar besos en la zona. Luego de un rato, bajó la prenda de un sólo tirón y sonrió en grande al dejar en descubierto la enorme erección de su amante.

—Nos volvemos a encontrar— rió un poco antes de darle una larga lamida desde la base hasta el glande.

El gemido que Namjoon soltó, ambos podían jurar que se escuchó por toda la casa.

Sin esperar por más, Seokjin metió toda la extensión a su boca, sufriendo arcadas cuando trató de meterlo hasta su garganta.
Lo sacó un poco de su húmeda cavidad y volvió a meterlo, tomando con sus manos lo que no le cabía en la boca y repartiendo caricias en esta zona. Movía su cabeza de arriba a abajo, chupando y succionando todo lo que podía.

Namjoon dirigió sus manos al cabello de Seokjin, enredándolo entre sus dedos y haciendo que moviera con más rapidez su cabeza. Seokjin siguió mamándolo con esmero al tiempo que introducía una de sus manos debajo de su pantalón y bóxer, y empezaba a masturbarse.

Un punzón hizo presencia en el abdomen bajo de Namjoon, anunciándole que, si seguía de esta forma, pronto se correría. Sin querer que ésto sucediera todavía, jaló el cabello de Seokjin con algo de brusquedad para hacer que sacara su miembro de su boca. El castaño abrió la boca para quejarse, pero la cerró de inmediato cuando Namjoon lo empujó, haciendo que cayera de espaldas contra el colchón.

Dirigió sus manos hacia el borde del pantalón del menor con la intención de quitárselo, éste entendió rápidamente y no tardó en levantar sus caderas un poco para que el mayor le apartara la prenda.

Las ágiles manos del moreno bajaron su pantalón y su bóxer de paso, dejándolo completamente expuesto. Al sentirse tan observado, llevó una mano a su pene para cubrirse y con la otra cubrió su rostro.
Namjoon sonrió ante esta acción y se acercó peligrosamente para susurrarle.

—No te cubras...— respiró cerca de su oído —Quiero ver tu rostro cuando te la meta entera.

Acto seguido, dio una lamida a su lóbulo, dejándolo totalmente perdido.

Aún en este estado, asintió con timidez y descubrió su rostro. Su mano derecha aún seguía cubriendo su miembro, por lo que Namjoon la apartó y apresó ambas manos por encima de su cabeza.

Se mordió el labio inferior ante la vista tan erótica que estaba presenciando y sin mediar palabra, dirigió sus labios al cuello del castaño para besarlo y succionar su piel hasta dejar marcas rojizas que pronto se volverían violáceas. Sus besos, lamidas y chupones fueron descendiendo cada vez más, pasando por su clavícula, torso, pezones, abdomen y no se quedó ahí; bajó hasta el fruto prohibido y besó el glande, arrancándole un sonoro gemido al menor.

Se incorporó y separó las piernas de Seokjin para acomodarse entre ellas. Para este punto, ya no apresaba las manos del menor porque no era necesario, éste último se mantenía aferrado a las finas sábanas que cubrían la cama y mordía su labio inferior para evitar dejar salir algún sonido vergonzoso. El moreno tomó ambas piernas y las levantó para posicionarlas sobre sus hombros, se agachó un poco hasta quedar a la altura del esfínter de su alumno y lo miró fijamente.

—¿Estás limpio, pequeño?

Seokjin asintió repetidas veces.

—Excelente.

Empezó a besar la entrada del menor haciéndole gemir en demasía. Éste último tuvo que morderse los labios con brusquedad para no gritar cuando la lengua del mayor profanó su entrada.

—¡Aagh, Namjoon!— se removió entre las sábanas, sintiéndose morir de la vergüenza.

El susodicho sabía que su pequeño lo estaba deseando tanto como él y no iba a desaprovechar la oportunidad.

—¿Quieres que te prepare, bonito?— el aludido asintió repetidas veces —Pídemelo.

El rostro del castaño se tornó más rojo de lo que ya estaba, le daba vergüenza, pero de verdad lo quería. Maldición, lo quería tanto.

—P-por favor, prepa-rame... ¡Ahg, por favor hazlo ya!

Los hoyuelos del moreno salieron a relucir cuando éste sonrió complacido de escucharlo —Cómo desees, Jinnie.

Llevó tres dedos a su propia boca y empezó a lubricarlos con su saliva bajo la atenta mirada del castaño. Cuando por fin estuvieron lo suficientemente mojados, llevó uno de ellos a la fruncida entrada del menor, tanteó un poco y con algo de dificultad, lo introdujo.

Seokjin gimió por lo bajo, sentía incomodidad y más cuando el dedo dentro de sí empezó a moverse con la intención de expandirlo. Luego de un rato, Namjoon metió otro dígito e hizo movimientos de tijeras para dilatarlo aún más.

Pronto, el dolor comenzó a transformarse en una sensación gratificante, al punto de que el castaño ahora jadeaba de placer y movía sus caderas para que los dedos de su profesor llegaran más adentro.

Éste último se relamió nuevamente y entró el tercer dígito de golpe, arrancándole un sonoro grito a su acompañante.

—Shh ya pasará, tendrás algo más grande que esto dentro de poco— al pronunciar esto, sacó sus dedos del estrecho canal, dejando en su interior una sensación de vacío que pronto fue saciada por su glande —Me avisas si te duele.

El chico asintió preparado, muerto de la anticipación —P-por favor... Métela ya.

Namjoon no dijo nada más. Dirigió su atención hacia su miembro, lo alineó a su entrada y lo fue metiendo lentamente. Frunció su entrecejo y jadeó ronco al sentirse tan apretado por las vírgenes paredes anales de su alumno.

—Maldición— gruñó —¿Cómo es posible que aún sigas estrecho?

Seokjin se avergonzó por ésto. Quiso disculparse, pero sólo salían gemidos dolorosos de su boca.

Cerró sus ojos y acomodó su cabeza en la almohada. Demonios, esto dolía bastante, no podía entender cómo la gente decía que esto era placentero. Hasta ahora, lo único que había sentido era un dolor infernal quemarle por dentro.

—¿Ya entró toda?

—No, sólo la mitad.

Al oír esto, lloriqueó mientras más gemidos de dolor salían de su boca. Al notar que su pequeño no lo estaba disfrutando, el mayor detuvo sus movimientos y se inclinó sobre él para comenzar a besarlo con cariño. Quería distraerlo para que se relajara, si no lo hacía, el acto dolería muchísimo y no quería que su menor se llevara un mal recuerdo de su primera vez.

Al parecer funcionó su táctica, pues Seokjin correspondió al beso y dejó de lloriquear. Cerrando sus ojos, abrazó el cuello de su mayor y se dejó llevar, sintiendo una sensación gratificante por los besos recibidos. Aprovechando esto, Namjoon terminó de meter todo su miembro de golpe.

—¡Aagh!— gimió por lo alto, aunque más que un gemido, sonó como un grito.

—Ya, tranquilo, príncipe. No voy a moverme hasta que te acostumbres a mí— acarició el rostro contrario, limpiando unas cuantas lágrimas que recorrían sus mejillas.

Tal y como lo dijo, no se movió ni un poco. Tuvo que hacer un enorme esfuerzo para no hacerlo, pues la estrechez de Seokjin era tanta que su pene pedía a gritos que lo dejara disfrutarla, pero por más que quisiera, no lo haría, al menos no hasta que su bebé se acostumbrara al tamaño.
Después de unos minutos, el dolor desapareció y ahora el castaño movía sus caderas en busca de más contacto.

Sólo en ese entonces, Namjoon se permitió empezar a moverse de atrás hacia adelante, marcando un ritmo ni muy lento ni muy rápido.

La boca de Seokjin se abrió en una perfecta "o", soltando gemidos algo sonoros por el placer que Namjoon le brindaba con cada arremetida. Sólo tuvieron que pasar un par de minutos para que esto ya no le fuera suficiente, por lo que empezó a mover sus caderas de atrás hacia adelante en un movimiento perfecto con la sincronía del mayor.

—¡Más rápido!— imploró desesperado.

Namjoon no quiso hacerse del rogar, por lo que sin esperar ni un segundo, tomó sus caderas con firmeza y empezó a dar embestidas fuertes, rápidas y certeras.

La velocidad poco a poco fue aumentando más y más, haciendo que la habitación se llenara de gemidos bastante altos por parte de ambos. La temperatura de la habitación había incrementado, pero ésto no era percibido por ninguno de los dos ya que se mantenían en su propia burbuja, alejados del mundo.

—¡Aahh!— los gemidos de Seokjin eran callados por la boca de Namjoon, quien lo besaba con profesionalismo —¡S-sí, así! ¡Sigue dando ahí!— el mayor siguió embistiéndolo, dando varias veces en el punto que le hacía ver estrellas al menor.

Chapoteos, jadeos, gemidos y palabras obscenas que salían de sus bocas, todo ésto hacía parte de la hermosa melodía que ambos estaban creando.

De un momento a otro, Namjoon cambió las posiciones, colocándose debajo del cuerpo de su amante y posicionando a éste sobre su regazo para poder llegar más adentro y hacer que lo montara.

—¡Ahh, Namjoon!— movió sus caderas lo mejor que pudo, sintiéndose desfallecer cada vez que el glande del moreno maltrataba su próstata. No pudo aguantar mucho en esta posición ya que pronto sintió un punzón en su abdomen bajo —¡Me voy a correr!

—Yo también— coincidió con dificultad, aumentando aún más el ritmo de las estocadas —¿Nos venimos juntos?

Seokjin asintió emocionado y perdido por el próximo orgasmo. Sólo bastaron unas cuantas estocadas más para que el menor se corriera en su abdomen y el mayor en su interior.

Sus corazones latían con fuerza en sus pechos, golpeando sus cajas torácicas. Aún en esa posición, juntaron sus frentes y sonrieron con calidez, tratando de controlar sus respiraciones. Minutos después, cuando el desvanecimiento por el orgasmo pasó, Namjoon dio un suspiro y sacó su miembro de la caliente cavidad, sacándole un gemido de disconformidad al menor por sentirse vacío de repente.

Aún agitado, bajó a Seokjin de su regazo, lo acomodó y los cubrió a ambos con una sábana. El castaño mantenía su mirada fija en el techo mientras su pecho subía y bajaba. Los cuerpos de ambos estaban sudados, sus cabellos desordenados y sus respiraciones aún un poco descontroladas.

Cuando ya se hubieron recuperado, Seokjin se acomodó de lado para ver a Namjoon. Éste lo miraba con una pequeña sonrisa adornando su rostro, haciendo relatar sus hermosos hoyuelos. Se acercó y tomó su rostro para empezar a besarlo, pero a diferencia de los anteriores besos, éste no tenía ninguna pizca de lujuria, era un beso lleno de ternura y cariño. El menor correspondió al instante, abrazando al moreno por la cintura y enredando sus piernas con las contrarias. De ésta forma, se quedaron hasta que el sueño y el cansancio les ganó, enviándolos a ambos a los brazos de Morfeo. No importaba si dormían toda la tarde, con tal, sólo eran ellos dos dentro de una habitación que había sido la única testigo del acto lleno de amor que acababan de realizar.

Capítulo dedicado a @Fujoshi_Creizy y @ElAutotuneDeJyp 💖🌌

©AlejaDeMin

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