CAP 29: "Preocupación"
—Disculpe— pudo sentir cómo una mano le sacudía suavemente el hombro. Abrió lentamente sus ojos, aún adormilado, encontrándose con una de las enfermeras —Ha pasado aquí toda la noche ¿Seguro que no quiere ir a descansar a su casa?— sugirió cortésmente, esbozando una sonrisa.
Seokjin le devolvió el gesto y negó con su cabeza —No, muchas gracias. Por cierto ¿Sucedió algo con Namjoon mientras estuve dormido?— volteó a ver al susodicho, notando que sus manos aún seguían entrelazadas.
—No hemos tenido más noticias de él, pasó la noche muy tranquilo— respondió mientras se dedicaba a cambiar el suero.
Agradeció con una venia para después quedarse en silencio por unos segundos, ésto hasta que un pensamiento llegó a su mente de repente.
Jungkook.
—Mierda— masculló por lo bajo y se dirigió nuevamente a la enfermera antes de que ésta abandonara la estancia —Disculpe ¿El paciente Jeon Jungkook sigue en el hospital?
La mujer lo meditó un poco tratando de hacer memoria —Eh... Si mal no recuerdo, él salió ayer— respondió luego de un rato.
Un sentimiento de total remordimiento le carcomió la consciencia. Se sentía pésimo por haber olvidado la promesa que le hizo al menor de sacarlo del hospital. Con todo el asunto de Namjoon se hubo olvidado de ello.
Cerró sus ojos frustrado —¿Quién se lo llevó?
—Dos chicos vinieron a sacarlo del hospital— respondió suavemente.
—¿Usted sabe cómo se llaman?
—Tuvieron que dejar sus nombres en recepción y asegurarnos de que sí conocían al paciente— hizo una pausa —Si no recuerdo mal, el nombre de uno de ellos era Min Yoongi— sonrió —Bastante lindo, por cierto.
Seokjin rió nervioso por ésto último. En el fondo agradecía que Yoongi hubiera ido a recoger a Jungkook, pero también le preocupaba que el menor se hubiera decepcionado al no haber sido él quien lo recogiera. Debía explicarle todo más tarde para que no hubieran malos entendidos.
Agradeció a la enfermera, quien con una sonrisa se retiró de la habitación. Dirigió su mirada nuevamente a Namjoon con la esperanza de que hubiera despertado, pero nada. Seguía durmiendo, con su respiración tranquila y su expresión relajada. Era la primera vez que lo veía de esa manera y de cierto modo le parecía algo tierno, dejando de lado que estaba en coma, claro.
De pronto, una sensación de hambre se adueñó de su estómago; era lógico, no comía nada desde ayer en la tarde. Le dedicó una última mirada a Namjoon antes de salir de la habitación.
Se dirigía hacia la cafetería hasta que en su campo de visión aparecieron dos figuras muy conocidas.
—Seokjin ¿Cómo pasaste la noche? ¿Cómo está Namjoon?— Yoongi fue el primero en hablar.
—Sí, dinos por favor, anoche casi no pude dormir por los nervios— esta vez habló el pelirrojo. Se notaba a leguas que lo que decía era cierto, pues unas ojeras adornaban la parte inferior de sus ojos y los hacían resaltar, cabe recalcar que no de una buena manera.
El castaño sonrió muy levemente para tranquilizarlos a ambos —No ha tenido percances, pasó la noche bastante bien.
—¿No da indicios de despertar aún?— muy a su pesar, el castaño negó con su cabeza, provocando que el pelirrojo bajara su cabeza decepcionado.
—Debes estar exhausto, ve a tu departamento y descansa— propuso el pelimenta.
Seokjin volvió a negar. No quería separarse de Namjoon en ningún momento, quería estar ahí cuando despertara, aún si eso significaba ser despedido por no ir a trabajar el día de hoy.
—Ya hiciste mucho. Yoongi y yo nos encargaremos del resto. Además... Hay un invitado en tu departamento— Hoseok bajó su tono de voz al pronunciar ésto último.
—¿Ah, sí?— el castaño frunció el entrecejo debido a que no esperaba visitas ese día, su madre vendría el miércoles por lo que no podía ser ella —¿Quién?
—Jungkook.
—¡¿Que qué?!— inmediatamente, volteó a ver a Yoongi de manera recriminatoria.
—¡No me culpes!— el pelimenta abrió sus ojos al tiempo que alzaba sus manos a la altura de su cabeza —No sabía a dónde llevarlo y él dijo que no podía ir a su casa— hizo una pausa —Dijo que tú lo recogerías, pero al esperar tanto decidió irse con Jimin y conmigo. Él me pidió que lo llevara a tu departamento, que posiblemente se te había olvidado y estarías ahí, pero cuando llegamos y no te encontramos, me quedé sin ideas sobre qué hacer. Vi que Taehyung estaba allí hecho un manojo de nervios, por lo que lo dejé a su cuidado y...— el castaño interrumpió.
—Espera, espera... ¿Me estás diciendo que pusiste a mi hermanito a cuidar de Jungkook?— preguntó abriendo su boca ofendido, cruzándose de brazos.
—¿Me viste cara de niñera a mí?— atacó el más pálido —No tengo paciencia para cuidar de niños.
—Y mi hermanito tampoco— llevó su dedo índice y pulgar al puente de su nariz para alivianar un poco el dolor que se aposentó allí, producto del estrés.
Ante esto, Yoongi soltó un bufido —Como sea, los dejé solos toda la tarde así que posiblemente hay un desastre en tu departamento.
—Oye— le dio un golpe en el brazo —Mi hermanito no es desordenado, él sabe lo que hace.
El pelirrojo iba a refutar un poco por lo último pero mejor se contuvo, abrir la boca sólo daría pie a malos entendidos que prefería ahorrarse, aunque no fuera mentira que cada vez que Taehyung dormía en su casa, dejaba su ropa tirada por toda la habitación.
Hubieran seguido hablando, pero la sensación de hambre en el estómago de Seokjin atacó de nuevo y esta vez, más estruendosamente.
—¿Quieren ir a desayunar? Yo invito— propuso al no poder aguantar más el hambre que sentía.
—Descuida, ya desayunamos, ve tú. Mientras tanto, nosotros cuidamos de Namjoon.
—Está bien.
Y de esta manera, el castaño se perdió por los pasillos en dirección a la cafetería.
Habían pasado varios meses desde el accidente y Namjoon aún seguía en coma. Durante este tiempo, tuvieron que dar de baja a Namjoon en la universidad y los estudiantes no podían estar más felices por no tener que recibir clases, todos menos Seokjin, quien se había peleado desde discusiones hasta golpes físicos con sus demás compañeros o con quien dijera que estaba alegre por la ausencia del moreno.
En ningún momento dejó de visitar a Namjoon. Iba diariamente al hospital y le contaba cómo había sido su día, desde detalles irrelevantes como qué había desayunado o que tanto puntaje había sacado en un examen. Le hablaba de tal manera que pareciese que Namjoon no estuviera dormido, simplemente parecían dos amigos conversando a pesar de que Seokjin sabía que el mayor no lo escuchaba. Así se le pasaba toda la hora de visita hasta que debía retirarse y le prometía al moreno que al día siguiente lo visitaría sin falta.
Yoongi y Hoseok a menudo lo acompañaban para saber de su mejor amigo, pero la mayoría de veces el castaño pedía que lo dejaran solo con él, por lo que muy a su pesar, debían retirarse de la habitación. No les molestaba, pues sabían que a pesar de llevar tan poco tiempo en su vida, para Seokjin, Namjoon era alguien muy especial y hasta podría decirse que le gustaba. El castaño jamás lo había dicho en voz alta, pero ellos no eran tontos, podían leerlo en sus ojos.
Jungkook se estaba quedando en su departamento, al no tener un lugar a dónde ir, le pidió a Seokjin que lo dejara quedarse por unos días mientras conseguía dinero suficiente para pagar una habitación o un hotel, pero la buena convivencia entre los tres chicos fue tanta que terminó por quedarse a vivir con ellos. Claro, también había conseguido un trabajo de medio tiempo para ayudar con los gastos domésticos, no quería sentirse como un estorbo y terminar de "arrimado".
A pesar de que se llevaba muy bien con Seokjin, con el que mejor se sentía era con Taehyung, se había encariñado mucho de él y ahora eran mejores amigos, hacían todo prácticamente juntos.
Apenas Seokjin regresó a su departamento ese sábado en la mañana, se encargó de explicarle todo y le contó sobre el accidente, Jungkook para su fortuna fue bastante comprensivo y le tranquilizó diciéndole que no tenía nada qué reclamarle.
Hoy se cumplirían tres meses desde que Namjoon entró en coma, por lo que Seokjin decidió que más tarde iría a la floristería más cercana para comprarle un bonito ramo de flores, tenía la esperanza de que al olerlas, Namjoon despertara.
Claro, soñar no cuesta nada.
Apenas se hubo arreglado, les dio unas últimas indicaciones a los dos menores sobre cómo debían comportarse. Lastimosamente, Taehyung se había vuelto bastante desordenado desde la llegada de Jungkook. Ahora se quedaba casi todo el día encerrado en su habitación jugando videojuegos con el mayor mientras comían pizza.
Y él que defendía a capa y espada lo ordenado que era.
Jungkook era muy mala influencia.
—Por favor, no le prendan fuego al departamento— fue lo último que les pidió Seokjin antes de irse.
Una vez estuvieron solos, Jungkook se acomodó en su asiento y miró cómplicemente al castaño —Y bien... ¿Qué se te ocurre para hacer hoy?— sonrió divertido mientras esperaba una respuesta por parte del menor.
—Pues...— lo meditó un poco —Vayamos a una convención anime que harán hoy en el centro de la ciudad, dicen que venderán mercancía de k-pop y figuritas de Shingeki no kyojin ¡Quiero conseguir una de Armin!
—¿Convención anime?— los ojitos de Jungkook brillaron al escuchar el nombre de lo que más amaba en el mundo.
Taehyung rodó los ojos —Lo olvidaba, eres otaku desde que usabas pañal.
—En efecto, mi estimado.
El castaño soltó una risa nasal —Bueno ya, vamos antes de que vendan todo y quedemos viendo un chispero— apuró al tiempo que se levantaba del sillón, apagó el televisor y ambos se encaminaron hacia la puerta —Mi hermano se llevó el auto así que tendremos que caminar— dicho esto, salieron del departamento.
Seokjin conducía a una velocidad moderada, viendo de vez en cuando el ramo de rosas rojas que había comprado hace rato. Estaba convencido de que había hecho una buena elección; por sus charlas y numerosas salidas con Namjoon, supo que su flor favorita era la rosa roja, por lo que al ver el catálogo de ramos que ofrecían en la floristería, no dudó en escoger el que ahora descansaba en el asiento del copiloto.
Se detuvo en un semáforo en rojo y dirigió su atención hacia su celular al notar que éste estaba sonando, anunciando una llamada entrante. Miró el nombre en la pantalla y se inquietó un poco al notar que era una llamada del hospital.
El corazón le palpitó fuerte en el pecho al momento de contestar la llamada y un nudo se formó en la boca de su estómago al escuchar su nombre por parte del doctor que atendía a Namjoon.
—¿Hablo con el joven Kim Seokjin?— escuchó decir al otro lado de la línea.
—Sí, con él habla— respondió, tratando de no titubear en el acto.
—Acaba de suceder algo, necesitamos que venga de inmediato al hospital.
Al escuchar ésto, un mareo lo atacó de repente. Sin responder nada, colgó la llamada y aceleró. En ese momento veía todo en cámara lenta, ahora sí se podría decir que literalmente, sentía el corazón en la boca. Sus manos sudaban y podía asegurar que una gota de sudor frío le recorría la sien. Tenía muchísimo miedo sobre lo que pudiese haber ocurrido con Namjoon, sólo rogaba al cielo porque no fuera nada malo.
Cuando menos pensó, ya estaba en frente del hospital. Se estacionó en el primer espacio libre que vio y bajó del auto sin olvidarse de las rosas. Corrió hasta la recepción y preguntó por el doctor Yong, a lo que la secretaria señaló por el pasillo en donde sabía, se encontraba el médico.
Seokjin no necesitó de más para salir corriendo por aquel pasillo hasta que lo divisó a lo lejos.
—¡Doctor Yong!— el castaño corrió hacia él y el susodicho al verlo, se sorprendió en demasía.
—¿A qué velocidad viniste?— preguntó un poco asustado.
—Eso no tiene importancia, doctor. Por favor dígame que pasa con Namjoon— pidió bastante agitado, llevando una mano a su pecho para tratar de controlar su respiración.
—Es mejor que lo veas por ti mismo.
El médico no dijo nada más y empezó a caminar en dirección a la habitación del moreno, dándole a entender a Seokjin que quería que lo siguiera
El castaño tragó grueso y empezó a caminar detrás suyo en silencio. Cuando por fin llegaron a la habitación de Namjoon, el doctor se hizo a un lado y lo dejó pasar. No pudo decir nada ya que las lágrimas empezaron a salir y su garganta se cerró. Lentamente se acercó a la camilla, colocó las rosas en el escritorio al lado de ésta y se sentó en el pequeño banco que permanecía allí todos los días.
Con cuidado, tomó la mano de Namjoon para acariciarla y por primera vez en tanto tiempo, ésta respondió.
Sonrió en grande al sentir cómo la mano de Namjoon se movía bajo la suya y jugaba con sus dedos. Los ojos color chocolate del mayor estaban abiertos nuevamente y lo miraban fijamente a los propios.
Ambos escucharon cómo la puerta de la habitación se cerraba, dándoles a saber que el doctor los había dejado solos.
Los ojos del moreno, aún adormilados, vagaron por toda la habitación, detallando en cada cosa y deteniéndose en el ramo de rosas rojas que descansaba sobre el escritorio. Sonrió mostrando sus característicos hoyuelos y volvió su vista hacia Seokjin.
Ninguno dijo nada, no sabían exactamente qué decir después de tanto tiempo. Cualquier palabra que saliera de sus labios no bastaría para expresar la alegría que sentían por verse a los ojos nuevamente.
Al convencerse de que Namjoon no diría nada, Seokjin se mordió los labios, inhaló y exhaló profundo para tener el valor de iniciar una conversación.
—Por fin despertaste— logró decir, esbozando una sonrisa que era sutilmente adornada por las gotas saladas que aún caían por sus mejillas.
—¿Por qué has sido un niño malo todo este tiempo?— la voz de Namjoon salió tan gruesa que provocó que los vellos de la piel se le erizaran.
—¿A qué te refieres?— el castaño no había entendido la pregunta. Que él supiera, no había hecho nada malo.
Namjoon sonrió un poco.
—Últimamente te has peleado mucho en la universidad.
Los ojos del castaño se abrieron rápidamente —¿Y tú cómo sabes eso?— indagó desconcertado, aun teniendo su mano sujetando la del mayor.
—Digamos que... Podía escuchar todo lo que me decías— hizo sus labios una línea, conteniendo la risa traicionera que amenazaba con escapar.
Si antes los ojos de Seokjin estaban bien abiertos, ahora ya no parecía coreano.
De verdad estaba atónito. ¿Cómo era posible que Namjoon pudiera escucharlo? ¡¿Acaso había escuchado todo lo que le decía?!
Ay, qué vergüenza.
Su rostro se tornó rojo al recordar la vez en que le confesó que lo amaba, en el que explicaba todos sus sentimientos hacia él y en cómo le gustaría que se dieran una oportunidad cuando él despertara.
Cerró sus ojos y desvió su mirada totalmente avergonzado. Namjoon lo miraba con total diversión en su rostro.
—Sí, hasta eso— dejó salir una risa nasal.
Seokjin se puso más nervioso de lo normal ¿Ahora cómo podría mirarlo a la cara de nuevo?
—Ey, tranquilo— su voz sonó suave.
Se incorporó un poco sobre la camilla para quedar casi sentado, se inclinó un poco hacia adelante y acarició con suavidad el rostro del menor. Éste se estremeció un poco ante su tacto, se sentía cálido.
—De verdad lo lamento— se disculpó con su vista fija en el suelo —Lamento todo el daño que te hice.
El más alto cerró sus ojos y suspiró —No tienes que disculparte, Jinnie. Recuerda que escuchaba todo lo que me decías, también escuché tu explicación... El porqué accediste a ser novio de...— Seokjin lo interrumpió.
—Por favor no lo nombres... Te lo pido...— su súplica salió en un susurro y Namjoon sólo pudo asentir comprensivo.
—Aún no puedo creer que haya muerto, me tomó por sorpresa— Seokjin hizo una mueca.
—Aunque suene muy cruel de mi parte, me siento aliviado de que no hubieras sido tú el que murió en el accidente. No sé qué habría hecho si te hubiera perdido.
Ante ésto último, una corriente eléctrica recorrió la columna de Namjoon hasta llegar a su nuca.
Seokjin ahora lo sabía. Después de tanto meditarlo y echarle cabeza, llegó a la conclusión de que no tenía caso seguir negándolo. El malestar en su estómago que sintió aquella vez en el hospital, los cosquilleos en su corazón cada vez que estaba cerca del hombre de hoyuelos perfectos, la felicidad que sentía al compartir tiempo con él, no podía significar otra cosa.
Estaba enamorado de Namjoon.
Y no podía estar más feliz con ello.
Ambos se quedaron viéndose por lo que parecieron horas hasta que sin darse cuenta, fueron acercándose hasta unir sus labios en un beso que ambos necesitaban desde hace mucho.
Un beso lleno de cariño y amor del que sólo eran testigos esas cuatro paredes.
Capítulo dedicado a @fatimacass y @DianaArmy795 💖
©AlejaDeMin
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