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CAP 13: "Enfermo"

Volvió a caer otra vez.

Estaba evitando a Namjoon porque sabía que esto podría pasar ¡Y sucedió!
Aunque sería hipócrita de su parte decir que no le gustó lo que aconteció en su último encuentro; la sensación de tener los labios del moreno rodeando su falo, fue la más placentera y satisfactoria que alguna vez pudo sentir en su vida. Se estaba arriesgando mucho con esto, no quería que Namjoon fuera despedido ni tuviera problemas legales; él aún era menor de edad, pues la edad legal en Corea es a los veinte años y aunque dentro de poco los cumpliría, también estaba el hecho de que era ilegal que un maestro se involucrara con alguno de sus alumnos. Si se llegaba a salvar de una condena, no lo haría de una mancha en su historial de trabajo y eso sólo sería para que no fuera contratado en ningún otro lugar. Además, el rubio no sería el único afectado, su propia imagen también quedaría manchada y todos lo catalogarían de "fácil" ¡Y no lo era! Nunca había sido un chico fácil, por eso no sabía porqué su cuerpo le jugó sucio y no opuso resistencia cuando Namjoon lo besó y tocó por primera vez, a pesar de que su mente sabía que lo que hacían estaba mal. ¡Dios! Empezaba a volverse loco. Pero... ¿Cómo negarse a la petición de su sexy profesor cuando éste le miraba con esos ojos tan hermosos? Dudó mucho en aceptar, pero al final no pudo resistirse, sólo tenía que ser más prudente de ahora en adelante y esperaba lo mismo de Namjoon.

Y ahora tenía otro problema: Jackson.

Era un jodido acosador, no lo había visto desde hace una semana y creyó que se había dado por vencido, pero se equivocó. Sólo fue cuestión de tiempo para que el pelinegro volviera a acosarlo e insistirle que saliera con él. Simplemente, no quería. Los chicos como él no le atraían, es decir, coqueteaba con todo el que se le atravesara y lastimosamente, él no fue la excepción. No entendía cómo, teniendo a cientos de chicas con grandes senos y buen trasero corriendo detrás suyo, se había obsesionado con él.

Obsesión, esa es la palabra adecuada. No encontraba ninguna otra que le quedara como anillo al dedo.

En fin, ya todo con Namjoon estaba solucionado. Si Jackson se le volvía a acercar, tal vez le pediría ayuda al moreno y que éste lo pusiera en su lugar de una buena vez.

Cuando escuchó el timbre que indicaba el final del descanso, se dispuso a alistar sus cosas mientras veía como sus demás compañeros entraban. Cuando Yoongi ingresó al salón, rápidamente se encaminó hacia él y se sentó a su lado.

—Seokjin ¿Estás bien? ¿Qué pasó con Namjoon?— preguntó con cierto grado de preocupación.

Aquello lo desconcertó, esperaba que el pálido no supiera nada sobre su situación con el moreno. Tratando de fingir demencia, lo miró confundido —¿Por qué? ¿Qué habría de pasar con él?

—Vamos, sabes que puedes confiar en mí, además vi que Namjoon se acercó a ti y a Jackson. Oye, por favor dime que no te castigaron.

Sólo hasta entonces, el castaño pudo respirar tranquilo. Yoongi no tenía idea de nada —Estoy bien, sólo nos llamó la atención por casi iniciar una pelea en mitad de pasillo.

Ante eso, el pelimenta frunció el entrecejo —¿Y por qué estaban peleando? Si se puede saber.

—Jackson empezó a intimidarme y a decirme que, si no salía con él, haría una locura. Ya está bastante loco, solamente lo abofeteé para que entrara en razón.

Los ojos felinos del pálido se abrieron notoriamente. Le extrañaba, tenía por conocimiento general que Jackson era un playboy completo, pero de ahí a ser un acosador, había bastante trecho —Honestamente, no tenía idea. Si algún día lo necesitas, puedes pedirme ayuda para que yo te defienda de ese tipo.

Seokjin negó cortésmente —Descuida, yo puedo defenderme solo. Si vuelve a acercarse a mí, te juro que no respondo por lo que le haga.

—¿Serías capaz de hacerle algo?— preguntó incrédulo.

—Soy capaz de muchas cosas, Yoongi.

Éste último se le quedó viendo como si no le creyera, tal vez sí lucía débil, pero era sólo su apariencia. Ya antes se había defendido de algunos hombres que trataron de sobrepasar sus límites y Jackson no iba a ser la excepción, si tenía que volver a pegarle, lo haría una y mil veces hasta que lo dejara en paz.

Ambos se quedaron platicando un rato más hasta que llegó el docente de hora y tuvieron que presentar el examen que les tenía preparado. Menos mal era matemáticas, su materia favorita.

El resto de la mañana transcurrió con normalidad. Para su buena suerte, no se encontró con Jackson durante las salidas que tuvo que hacer de su salón. Sí le hubiera gustado encontrarse con Namjoon, pero a éste sólo lo vio a lo lejos hablando con otro profesor en el pasillo, intuyó que estarían hablando de exámenes y notas, ya saben, lo típico de los profesores, así que sólo siguió de largo y alzó su mano como saludo. Afortunadamente, Namjoon lo alcanzó a ver y le saludó de vuelta, sonriéndole con esos hermosos hoyuelos que tanto le tenían fascinado.

A la salida, se despidió de Yoongi y le pidió que cuidara bien de Jimin para posteriormente, dirigirse a los salones de primer año, encontrando allí a Taehyung hablando con Hoseok. Podría apostar todo su salario de este mes a que ese par no tardaría en formalizar una relación, pero bueno, debía dejarlos tranquilos y que ellos fueran a su propio ritmo, después de todo, eso era algo que sólo les concernía a ellos y allí Seokjin salía sobrando. Apenas lo vieron, le sonrieron y se acercaron a él para añadirlo a la conversación que previamente habían estado teniendo. Minutos después, tras despedirse del pelirrojo, ambos hermanos se fueron a casa.

Que Seokjin le dijera que Namjoon no golpeó a Jackson, le tranquilizó bastante. Yoongi siempre se preocupaba por su mejor amigo y porque éste no se metiera en problemas. A pesar de que el moreno era mayor, el pálido lo seguía considerando un niño.

Ahora se encontraba en su casa descansando mientras llegaba la hora de irse a la casa de Jimin. Había sacado todos sus útiles de su maletín y en su lugar, empacó medicamentos y algunos dulces para que al pequeño rubio se le levantara el ánimo.

Cuando la hora llegó, salió de su casa con sus cosas en mano, no sin antes cerrar la puerta con llave. Caminó unas cuantas cuadras hasta la parada de autobuses y ahí tomó uno que lo llevaría al barrio donde Jimin vivía. Al llegar, buscó la dirección que el menor le había dado y se sorprendió bastante al ver una casa considerablemente bonita frente a él. Si Jimin en verdad vivía ahí, sus padres deberían de tener mucho dinero.

Se acercó a la puerta y tocó el timbre, sólo teniendo que esperar unos cuantos segundos para que una mujer joven vestida de empleada le abriera la puerta. Por un momento, creyó haberse equivocado de residencia hasta que vio una placa dorada a un costado de la puerta que decía:

"Familia Park"

Se dirigió a la señorita que no había dejado de mirarlo, aclaró su garganta y habló.

—Buenos días ¿Aquí vive Park Jimin?— era una pregunta algo tonta después de haber visto la placa, pero quería asegurarse.

—Sí, aquí vive— respondió amablemente —¿Por qué? ¿Es usted amigo de él?

El pelimenta dio un asentimiento —Soy un amigo de la universidad.

—Lamento informarle que el joven Park está enfermo. Si quiere, puede pasar a verlo mañana que ya se encuentre mejor.

—¡No!— se apresuró a decir, provocando que la chica se sobresaltara por el susto —Disculpe, lo que quiero decir es... Que yo vengo a verlo y a cuidarlo— abrió su maletín, mostrándole los medicamentos y todo lo que traía consigo.

La chica lo observó detenidamente hasta que una voz reconocida hizo presencia detrás de ella.

—Yoongi ¿Eres tú?— escuchó decir. Dirigió su mirada hacia las escaleras y allí lo vio. Jimin llevaba puesta una pijama color crema, sus cabellos estaban desordenados, su piel estaba más pálida de lo usual y se le notaban las ojeras. Al pelimenta se le encogió el corazón por verlo en ese estado. Su primer instinto fue entrar rápidamente y correr hacia él, haciendo a un lado a la chica que la había abierto la puerta.

—Estás bastante pálido, Minnie— soltó bastante preocupado, una vez llegó a su lado.

—Pero aun así, tú me sigues ganando— el menor rió divertido, haciendo que sus ojitos se cerraran en dos medialunas

—Hey, estoy preocupado por ti, no te rías— lo fulminó con la mirada, provocando que se riera más.

—Ya, está bien lo siento— dijo, calmándose un poco —Es que verte en ese estado me parece muy tierno.

Ante eso, el mayor esbozó una pequeña sonrisa. Jimin le sonrió devuelta y luego se dirigió a la chica de antes.

—Tzuyu, él es mi amigo Yoongi. Cuando venga, déjalo pasar y me llamas inmediatamente.

La chica asintió, haciendo una reverencia —De acuerdo, joven Park— dicho esto, se dirigió hacia el pelimenta —Lo lamento mucho, joven Yoongi.

El susodicho negó despreocupadamente —No se preocupe— se giró de nuevo hacia Jimin —Vamos a tu cuarto.

—De acuerdo— subieron las escaleras y caminaron por un pasillo hasta llegar a una habitación. Al entrar, los ojos felinos de Yoongi se abrieron en demasía ¡Ese cuarto era como tres veces el suyo! Nunca llegó a pensar que Jimin podría darse esa clase de lujos, es decir, no los aparentaba para nada. Más bien lucía como un chico normal con una economía estable, no aparentaba pertenecer a una familia adinerada que se daba el lujo de vivir en una casa tan enorme como esa.

Jimin pareció notar su impresión y rió suavemente por ello. Con un ademán, lo invitó a sentarse en uno de los cómodos muebles que adornaban el lugar y apenas lo hizo, tomó asiento a su lado.

—¿Y cómo estás, Yoongi?— preguntó después de unos segundos.

—Preocupado por ti y un poco sorprendido— se sinceró.

Jimin soltó una risa nasal y miró a su alrededor —¿Es por la casa?

—Sí, no me imaginaba que vivieras en una casa como esta. ¿Por qué no me lo dijiste antes?— arrugó la nariz, ligeramente ofendido porque el menor no se lo hubiera mencionado.

—Sólo Seokjin y su hermano lo saben, no me gusta pregonar a los cuatro vientos que tengo una familia adinerada, eso sólo traería amistades falsas e interesadas.

Bueno, tenía razón. Jimin apenas lo estaba conociendo y no podía asegurar que él no fuera como todos los demás. Aunque no estaba de por demás decir que él no era ningún aprovechado ni interesado.

—Bueno, creo que es mejor así, de todas maneras, no diré nada— prometió, guiñándole un ojo.

—Te lo agradezco— volvió a sonreír, pero esta vez de una forma que hizo que el corazón del mayor latiera más rápido de lo normal.

Sentía unas inmensas ganas de besarlo en estos momentos, por lo que se fue acercando lentamente a él, esperando que entendiera la indirecta.
Vaya que lo hizo, pero se apartó considerablemente para evitarlo, haciéndolo sentir realmente decepcionado.

—Discúlpame Yoongi, pero recuerda que estoy enfermo, no quiero contagiarte.

El pálido chasqueó la lengua —Por ti me dejaría contagiar, si es lo que tengo que pagar porque me des un beso.

Pudo observar como las mejillas del más bajito se tornaron de un color carmín. Agachó su cabeza y se cubrió el rostro con sus pequeñas manitas.

¡Dios! No podía sentirse más atraído por el chico en este momento. Jimin es bastante tierno y mentiría descaradamente si dijera que no sentía nada por él. Su corazón se acelera cuando lo tiene cerca y las ganas de besarlo todo el tiempo, cada vez se hacen más presentes. Era la primera vez que se sentía tan... ¿Cómo decirlo? ¿Enamorado? Estaba seguro de que esa era la palabra, por muy fuerte que ésta sonara.

—Jimin— llamó su atención, logrando hacer que lo mirara por entre sus deditos.

—¿Sí?

—Ven— con una mano acarició su mejilla y con la otra apartó las suyas de su rostro, descubriendo que estaba sonrojado hasta las orejas. Hizo que lo mirara a los ojos, lo tomó por ambas mejillas y plantó un casto beso sobre sus labios.

Se quedaron mirando por un par de segundos antes de fundirse en un beso lleno de ternura y cariño. Sus labios danzaban y se complementaban de la manera más perfecta y deliciosa. El pálido guio sus manos desde sus mejillas hasta su cintura para así, atraerlo hacia su cuerpo y profundizar el beso. Segundos después se separaron por la falta de aire, juntaron sus frentes y se quedaron viendo fijamente a los ojos del otro. Yoongi apreciaba al hermoso chico que tenía en frente y Jimin a su vez, lo miraba con los ojos llenos de deseo y sus labios medianamente abiertos, los cuales le daban una apariencia bastante sensual, a perspectiva del mayor.

Se mantuvieron en esa posición por unos cuantos segundos más, hasta que el menor de ambos decidió romper el silencio.

—Ahora te vas a contagiar— aquello los hizo reír a ambos.

—¿Y qué importa? Necesito un descanso y así tendré una excusa para no ir a la universidad— sonrió ladino, recibiendo un suave golpe en el hombro.

—Tonto— aunque por fuera pareciera estar serio, por dentro se estaba riendo de la actitud tan despreocupada del pálido. Min Yoongi era un completo vago, pero así le gustaba.

—Por cierto, te traje algo— cambió de tema.

—¿Qué es?— preguntó curioso.

—Adivina— colocó el maletín sobre sus piernas y abrió el cierre, pero sin dejar que el menor viera el contenido.

—Am... ¿Algo para comer?

—¿Qué comes que adivinas?— sacó un paquete de gomitas y una cajita de chocolates.

Jimin abrió sus ojos como platos y se le lanzó encima, abrazándolo y llenándole de besos todo el rostro —¡Gracias, gracias, gracias!

—Veo que te gustaron— la reacción del menor le dio risa, pero los besos y abrazos fueron bienvenidos.

—¿Bromeas? Pareces investigador privado. ¿Cómo sabías que me encantan las gomitas y los chocolates?

—Es un secreto— le guiñó un ojo, poniendo su dedo índice sobre sus labios.

©AlejaDeMin

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