CAP 10: "Mang Y Tata"
—¿Entonces?— Seokjin pareció salir de su trance —Te quedaste callado y no me respondiste.
—Ah, sí— se acomodó en su lugar —Lo único que tienes que saber es que nuestro padre nos quería mucho y si nos abandonó, era porque tenía sus razones para hacerlo— contestó, revolviendo los cabellos del menor y fingiendo una sonrisa que en realidad salió como una mueca, pero que pasó desapercibida ante los ojos de Taehyung.
—De acuerdo, si hyung lo dice, entonces es verdad— sonrió tiernamente, haciendo que algo dentro del mayor se removiera.
No estaba dispuesto a decirle la verdad a su pequeño, no quería llenar de odio y rencor el hermoso corazón de Taehyung. Siempre había demostrado un gran cariño hacia su padre a pesar de no haberlo conocido nunca, pero ahí estaba, amándolo incondicionalmente sin saber que el hombre había tratado de matarlo mientras estaba borracho.
Un agradable olor los hizo volver a la realidad, Seokjin se puso de pie rápidamente y fue corriendo hacia la cocina. El pastel ya estaba listo.
Apagó el horno, se puso los guantes de cocina y sacó el delicioso bizcocho que olía exquisito. Lo colocó sobre la mesa, sonriendo orgulloso.
—¡Hyung, el pastel se ve muy rico!— exclamó un alegre Taehyung que se asomaba por detrás del hombro del mayor.
—¿Verdad que sí?— preguntó retóricamente, alzando su barbilla, orgulloso.
—¡Sí, eres un gran cocinero! ¡Gracias!— y sin más, abrazó a su mayor hasta que este último se quedó sin aire.
—Y-ya b-basta Tae, no p-puedo respirar— se quejó riendo, tratando de zafarse del agarre del menor.
—En recompensa hyung, prometo prestarle mi auto las veces que usted quiera— y dicho esto, soltó a Seokjin, permitiéndole respirar.
—¿De verdad? Pues gracias— al parecer había sido buena idea ayudarle.
La tarde pasó rápidamente. Las cuatro de la tarde llegaron y Hoseok ya se encontraba tocando el timbre del departamento. Taehyung fue corriendo hasta la puerta, se ordenó por centésima vez su ropa y cabello, y al asegurarse de que estaba presentable, abrió.
—Buenos tardes, Hoseok hyung— saludó el pequeño castaño, agradeciendo al cielo el no haber tartamudeado en el acto.
—Hola TaeTae— sonrió el pelirrojo —Te ves muy lindo— soltó así nomás, haciendo que el más pequeño se sonrojara.
—G-gracias Ho-hoseok hyung, u-usted también luce m-muy bien— ¡Pinche vida asquerosa y mugrienta!
Ahí se encontraba el pobre, con las mejillas más rojas que el cabello del mayor y de paso, tartamudeando.
—Hola Hoseok ¿Cómo estás? Pasa— invitó pacíficamente Seokjin para aligerar el ambiente y ayudar a su hermano.
—Gracias— sonrió para después entrar en la residencia de ambos castaños.
Taehyung, aún con la cara roja miró disimuladamente a Seokjin, quien le miró de manera fraternal para tranquilizarlo.
Sabiendo que su presencia contribuía al nerviosismo del menor, Seokjin se fue a la cocina con la excusa de que traería algo de beber. Así que los dejó sentados en el sofá para que platicaran más a gusto, o bueno, se suponía que eso deberían de estar haciendo, ya que el menor no se atrevía a articular palabra por el temor de seguir tartamudeando. Al final, el pelirrojo decidió romper el silencio tan incómodo que había.
—¿Y cómo ha estado tu día, TaeTae?— preguntó tranquilamente.
—No puedo quejarme ¿Y el tuyo?
—Bastante bien. Oye, a que no sabes lo que traigo— apostó entusiasmado, señalando el maletín que traía consigo.
Taehyung lo pensó por unos segundos antes de tratar de adivinar —¿Un perrito?
El pelirrojo rió por aquello —¿Te gustan los perros?
—¡Sí, me encantan!— chilló emocionado, haciendo sus manitas dos puños y poniéndolas en sus mejillas, dándole un aspecto bastante tierno.
—A Taehyung siempre le han gustado mucho los perros— intervino Seokjin, volviendo con tres vasos de jugo en una bandeja —Cuando éramos pequeños, mi madre nos regaló un cachorro muy lindo, Tae se encariñó muchísimo de él y siempre se lo llevaba a jugar a su cuarto o al jardín, era su mejor amigo...
—Por favor no sigas, hyung— Taehyung lo interrumpió con los ojos aguados, dejando de lado esa carita tierna que antes tenía.
Sin embargo, Seokjin siguió con su relato, creyendo necesario que Hoseok supiera esa parte de la vida del menor —Lamentablemente, un hijo de puta que teníamos por vecino lo envenenó porque había estado jugando en su jardín y dañó un par de plantas que decoraban su casa.
—¡Ya basta!— pidió en un grito, tratando de obligarse a sí mismo a no llorar frente al pelirrojo, pero, de todas formas, dejando escapar una que otra lagrima traicionera.
Éste no dudó en abrazarlo con fuerza, no queriendo verlo llorar más —Por favor no llores, TaeTae. Debes de superarlo, ya vendrá algún perrito que pueda llenar ese vacío.
—Es que no entiendes, hyung. Ese perrito era mi mejor amigo— se levantó y fue a su habitación para segundos después, volver con una fotografía algo deteriorada.
—Él era mi perrito— señaló con un semblante triste, entregándole la fotografía al pelirrojo, quien tras observarla por unos segundos, volvió a abrazar al pequeño castaño pero esta vez, con mayor intensidad.
Se había creado una atmósfera melancólica entre esas cuatro paredes, Taehyung y Hoseok se encontraban abrazados en su propio mundo y Seokjin, bueno, él sólo observaba. No quería arruinar aquel momento, por lo que sólo se levantó sigilosamente del negro sofá, recogió la foto y se dirigió al cuarto del pequeño para guardarla en la caja de donde la había sacado.
Debía esconder aquellas fotografías si quería evitar que el pequeño siguiera deprimiéndose así.
Cuando regresó a la sala, los dos habían deshecho el abrazo, el menor se encontraba hipando y el pelirrojo le ofrecía un trago del jugo que aún no terminaba.
—¿Ya estás mejor, pequeño?— preguntó viéndole fijamente. Taehyung respondió con una afirmativa decaída al tiempo que limpiaba sus mejillas mojadas —Tengo algo que sé que te gustará y te levantará el ánimo— afirmó, sacando del maletín que traía consigo dos peluches bastante tiernos.
Taehyung se quedó embobado viendo aquel hermoso regalo que el mayor le había traído con una bella sonrisa de corazón en el rostro.
—¿Te gustan?— se atrevió a preguntar.
—Me encantan— se abalanzó sobre el mayor, dándole besos por todo el rostro, menos en los labios.
—Me alegra mucho. Mira, este de aquí— señaló uno de los peluches —Se llama Mang y este otro se llama Tata.
—Mang y Tata— miró a cada uno de los peluches con una sonrisa —Me encantan ¿Tú les pusiste el nombre?
El mayor sintió, tomando el peluche con cabeza de corazón —A este le puse Tata por ti.
—¿Por mí?— se señaló a sí mismo.
—Sí, tu apodo es TaeTae, únicamente le quité las "e" y quedó listo— sonrió.
—Y a este— levantó el otro muñeco con cabeza de caballo —¿Por qué le pusiste Mang?
—Bueno... Ese sí se me ocurrió de repente— sonrió rascándose la nuca, provocando que el menor riera.
Seokjin había dejado que los dos se mantuvieran en su propia burbuja, por eso no había pronunciado ni una palabra desde que regresó a la sala, prefería dejarlo así. Le parecía lindo que el pelirrojo se empeñara en levantarle el ánimo a su pequeño hermanito. Tal vez, sólo tal vez, Hoseok no tenía malas intenciones.
—Entonces... Si este me representa a mí— señaló a Tata —Mang lo representa a usted— concluyó.
—En pocas palabras, sí.
—Me gustaría que usted tuviera a Tata y yo tuviera a Mang. Sería como tener un pedacito de usted siempre conmigo y usted siempre tendrá este pedacito de mí ¿Qué le parece?
—Me parece fantástico ¡Eres tan adorable!— exclamó enternecido, llevando una de sus manos al sedoso y castaño cabello del menor, para luego revolverlo.
Luego de que la atmósfera melancólica desapareciera y diera paso a una agradable, Seokjin decidió hablar.
—Pequeño— llamó su atención —¿Por qué no le entregas a Hoseok lo que le compraste?
—Ah, sí— asintió, levantándose de golpe para ir a la cocina y traer aquella cajita color rosa que esperaba, fuera del agrado del pelirrojo.
—¿Qué es esto pequeño? No te hubieras molestado— soltó bastante apenado.
—Son para ti, tómalos— extendió sus temblorosos brazos frente al mayor quien, al ver la tierna acción del menor, le recibió la bonita cajita con una hermosa sonrisa.
Al abrirla sus ojos brillaron y las comisuras de sus labios se levantaron casi instantáneamente. Esos pastelillos se veían realmente exquisitos.
Cuidadosamente, puso la cajita a un lado y se levantó para abrazar al castaño. Aquella acción empezaba a volverse una de sus cosas favoritas.
El menor se quedó sorprendido por unas micras de segundo, pero no dudó en corresponderle el abrazo, esos brazos cálidos le otorgaban tranquilidad y seguridad. En este momento, no sabía cómo describir aquel sentimiento, sentía como miles de mariposas revoloteaban en su estómago, su corazón latía a mil por hora y creía que en cualquier momento iba a caerse, pero si sus piernas temblaran y le fallaran en este momento, sabía que los fuertes brazos que ahora le rodeaban jamás lo dejarían caer. Se sentía seguro con Hoseok.
Estuvieron en esa posición en lo que para ellos fue eterno, pero en realidad fue sólo un par de minutos. Una vez se separaron, se sonrieron mutuamente y se sentaron de nuevo en el cómodo sofá. Después de eso, los tres se la pasaron platicando amenamente el resto de la tarde, comiendo del pastel que Seokjin había horneado y bebiendo jugo hasta que sus estómagos no pudieron más.
No se habían dado cuenta de la hora hasta que el reloj marcó las siete, cuando eso pasó, Hoseok avisó con pesar que debía irse a su casa, pero Seokjin lo detuvo.
—Oye, no puedes irte así tan rápido, la estamos pasando muy bien, quédate por favor— su "yo" de esta mañana lo golpearía por estarle pidiendo al pelirrojo que se quedara, pero es que las últimas horas le sirvieron para darse cuenta de que Hoseok no tenía ninguna mala intención con Taehyung, podía evidenciarse que el tipo de verdad quería a su hermano y por eso simpatizaron tan bien.
—Me gustaría quedarme, pero debo alistarme para ir a la universidad mañana.
Mierda, olvidaba que mañana sería miércoles.
¿Qué acaso esta semana no podía pasar más rápido?
—Hoseok hyung tiene razón, todos debemos alistar nuestras cosas para mañana— intervino Taehyung.
Seokjin suspiró resignado —Está bien, pero espero que repitamos esta reunión algún día, claro que en otro lugar.
El pelirrojo le devolvió la sonrisa —Por supuesto que sí. Ahora en verdad debo irme, vivo algo lejos de aquí. Adiós Seokjin, adiós TaeTae— se despidió, dirigiéndose a cada uno.
—Adiós, hyung— se despidió el menor, dándole un beso en la mejilla.
—Adiós, pequeño— le devolvió el beso, pero en su caso, se lo dio en la frente y salió del departamento.
Ambos hermanos se quedaron en total silencio hasta que el menor chilló de emoción.
—¿Lo viste? ¡Me besó en la frente! ¡Ay, siento que me voy a morir!— dramatizó con sus ojitos brillantes, haciendo reír al mayor.
—Por supuesto que lo vi, pequeño. Ese chico es muy tierno y lindo contigo.
—¿Verdad que sí? Me gusta mucho su forma de ser conmigo— admitió, jugando con un mechón de su cabello.
—Pareciera que te gustara él— recalcó la última palabra.
—¿Qué? No, por supuesto que no hyung, sólo me parece muy lindo, es todo.
—Tae, ya hemos hablado de esto y sabes perfectamente que puedes platicarme de lo que sea con total confianza. No tiene nada de malo, recuerda que soy gay, yo más que nadie te voy a entender y apoyar incondicionalmente.
—Gracias, hyung. Bueno... No sé si me gusta ¿Okay? Aún estoy confundido, pero cuando él me abraza siento que sólo somos él y yo en el mundo, me agrada pasar tiempo con él y es muy lindo conmigo.
—¿Y crees que él gusta de ti?
—No lo sé, no creo que hyung sea gay, todos los días está rodeado de chicas lindas y él es muy amable con ellas, eso me hace sentir...
—¿Celoso?
—Pues sí. Me siento muy celoso cuando alguna chica se le acerca— admitió con su carita roja por el enfado. Apenas ayer tuvo que ver cómo una chica rubia se le insinuaba de manera descarada a Hoseok, pero, aunque éste no le hizo caso y la rechazó educadamente, Taehyung no pudo evitar enojarse con ella y desear arrancarle todos los cabellos de la cabeza.
—Entonces ahí está, si te pone celoso verlo junto a otra persona significa que, o él es muy importante para ti o te gusta. Pero eso no es malo, simplemente debes tratar de controlar esos impulsos. Escucha, si a Hoseok de verdad le importas, jamás te va a traicionar, ni aunque tenga en frente a la chica más hermosa del mundo.
Taehyung lo miró melancólicamente —Está bien, muchas gracias por el consejo, hyung. No sé qué haría sin usted.
—No te preocupes. Si necesitas algún otro consejo, no dudes en hablar conmigo ¿Okay?
—¡Okay!
Después de ello, ambos castaños fueron a alistar sus cosas y se fueron a dormir. Bueno, Seokjin se puso a transcribir los apuntes de sus amigos a su propio cuaderno y Taehyung se acostó en su cama para revisar su teléfono gracias a un mensaje que acababa de llegar.
Hoseok hyung
Ya llegué a mi casa pequeño. Que
descanses, nos vemos mañana ❤️
08:30 p.m.
Aquello hizo sonreír al pequeño castaño. Respondió al mensaje y se quedó profundamente dormido.
TaeTae
Tú también descansa, hyung 💖
08:32 p.m.
©AlejaDeMin
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