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CAP 04: "El Hombre De Hoyuelos Perfectos"

¿Había escuchado bien? No, seguramente había confundido lo dicho por su profesor, porque sólo podía tratarse de eso ¿Verdad? Probablemente no se había lavado bien los oídos antes de salir de casa, así que por las dudas decidió preguntar.

—¿Qué fue lo que dijo profesor?

—Que, si nos vamos juntos, joven Seokjin— repitió serenamente.

Oh Dios, por supuesto que había escuchado bien

—Pero... ¿Usted no debería de estar revisando trabajos o algo por el estilo?

—Honestamente, ya terminé, casi no tenía trabajos para revisar, por lo que me tomé el día libre. Me gustaría pasar el resto de la tarde con el mejor estudiante de su salón, aprovechando que me lo encontré— halagó con una sonrisa, seguida de un sutil guiño.

—Em... Está bien, profesor Kim— accedió no muy seguro.

—De acuerdo— cerró sus manos de golpe —Entonces, vámonos— sonrió ampliamente mostrando sus hermosos hoyuelos.

Ahora sí estaba en problemas ¿Cómo se supone que debía actuar enfrente de él? Su sola presencia le ponía nervioso vaya a saber porqué. No quería actuar como un idiota ahora que pasaría tiempo con aquel hombre a solas.

Sea como fuera, ahora se encontraba caminando a su lado mientras se alejaban cada vez más de la casa del pelimenta, no quería ni imaginarse lo que éste y su mejor amigo debían de estar pensando, sólo esperaba que no se hicieran malas ideas.

—Y bueno...— Namjoon decidió romper el hielo —¿Vives solo?

Okay, esa no era la mejor pregunta que se le pudo ocurrir en este momento.

—Am, no— contestó ligeramente sonrojado —Vivo con mi hermano menor.

—Ya veo... ¿Cómo se llama?

—¿Por qué me hace preguntas personales, profesor Kim? Sin ofender.

—Lo lamento, es sólo que no sé qué conversación entablar contigo— admitió apenado rascando la piel de su nuca, estaba actuando como un tonto frente a su estudiante.

—Entonces ¿Por qué me invitó a que nos fuéramos juntos?

—Quería conocerte.

—¿Y por qué?

Namjoon se había quedado sin argumentos, ahora cuando más lo requería, no se le venía nada a la mente ¿Cómo le decía a su alumno que sólo quería conocerlo y pasar tiempo con él?
Namjoon se había quedado prendado de la belleza del menor desde el momento en que cruzó la bendita puerta del bendito salón.

—¿Hola?— el castaño lo llamó, pasando su mano varias veces frente al rostro del mayor.

En ese instante reaccionó.

—Conozco una cafetería muy buena cerca de aquí. ¿Quieres ir?

—P-pero no contestó mi pregunta, profesor Kim— reclamó ofendido.

—Muy bien, vamos— lo ignoró olímpicamente para no tener que responder.

Y a Seokjin no le quedó más remedio que seguirlo.

En realidad había valido la pena ir a esa cafetería, desde afuera se veía bastante linda y ordenada.

—Entremos— Seokjin sólo asintió en silencio.

Se sentaron en una mesa al lado de la ventana y esperaron a que los entendieran. No pasó mucho tiempo hasta que una chica muy linda de cabellos castaños se acercó a tomarles su órden.

—Buenas tardes ¿Qué desean ordenar?— preguntó suavemente con una sonrisa.

—¿Qué te gustaría ordenar, Seokjin?— esta vez fue Namjoon quien preguntó, mirando fijamente al susodicho.

—Un café con leche, por favor— pidió tímidamente.

—¿Y usted?— la chica se dirigió a Namjoon.

—Un americano, por favor.

—De acuerdo...— la chica iba anotando los pedidos en su libreta. —¿Algo para comer?— Namjoon miró a Seokjin y éste negó con la cabeza, por lo que él hizo lo mismo —De acuerdo, en seguida les traigo sus órdenes— la chica hizo una reverencia y se retiró.

Una vez estaban nuevamente solos, el mayor decidió preguntar —¿De verdad no quieres comer nada?

—N-no ¿P-por qué pregunta?— demonios, estaba tartamudeando otra vez.

—Porque desde que salimos, tu estómago no ha dejado de gruñir.

Aquello lo hizo sentir avergonzado. Era cierto, tenía hambre, pero ya le parecía suficiente con que su profesor lo invitara a tomar un café ¿Ahora también pedirle algo de comer? Definitivamente no. Y por supuesto, él mismo pagaría por los cafés de ambos. Era la correcto ¿No?

—No, no se preocupe profesor Kim— rechazó amablemente con una leve sonrisa.

En seguida vino la chica de antes con ambos pedidos.

—Señorita— el moreno llamó su atención —¿Podría traernos dos tartas también?

—Esper...— el de cabellos castaños fue interrumpido por el mayor de los dos.

—La mía de fresa ¿Y la tuya, Seokjin?

—De chocolate— respondió entre dientes, ya resignado por lo testarudo que era su profesor. Primera y última vez que salía con él.

La chica anotó las órdenes con una sonrisa para después dirigirse a la vitrina de postres.

—¿Por qué lo hizo, profesor Kim?— cuestionó en voz baja —Le dije que no se preocupara por eso.

—Para de decirme así, fuera de la universidad puedes llamarme Namjoon— Seokjin iba a negarse pero el mayor volvió a hablar —Por favor— y sólo eso bastó para que el castaño aceptara.

—Está bien... Namjoon— pronunció totalmente apenado.

—Gracias— volvió a sonreír mostrando sus hoyuelos.

¿Por qué lo torturaba de esa manera? Sólo quería que dejara de hacerlo, pero... Si le había pedido que lo llamara por su nombre, eso significaba que... ¿Quería ser su amigo? Seokjin no era capaz de pensar bien por culpa del hombre de hoyuelos perfectos que no dejaba de mirarlo.

[El hombre de hoyuelos perfectos]
Así lo llamaría en sus pensamientos a partir de ese momento.

Después de ese incómodo momento todo transcurrió con normalidad, es decir, de no ser por el hombre que estaba en frente de él, hubiera sido capaz de articular palabra alguna. Porque en toda la tarde, no fue capaz de volver a hablar bien.

Ya estaba atardeciendo, diablos, el tiempo pasaba volando.
De cualquier forma, ya era hora de irse. Seokjin obligó a Namjoon a que lo dejara pagar por lo que habían comido los dos, por lo que éste no tuvo más remedio que dejarlo.

Namjoon le había ofrecido llevarlo hasta su departamento, pero el castaño pensaba que eso ya era demasiado y no lo aceptó. Al moreno sólo le quedó resignarse, sin embargo, llamó a un taxi para que lo recogiera, no iba a permitir que caminara solo hasta su departamento a esas horas de la tarde. Cuando el taxi llegó, Seokjin se subió y se despidió de Namjoon, volviendo a agradecerle y yéndose así hacia su hogar.

Cuando ya hubo llegado a su destino, bajó del vehículo, le pagó al taxista y entró.
Adentro sólo lo esperaba un Taehyung bastante molesto. Dios, sinceramente no quería discutir a esta hora, estaba cansado.

—Hasta que al fin llegas, hyung— reclamó en un tono que no le gustó para nada a su hermano.

—Sí, tuve que hacer algunas cosas y me tardé, lo siento. Hay comida en el horno, calientala si tienes hambre, estoy muy cansado.

—Hace poco merendé, no quiero comer ahora. Sólo quiero saber dónde estabas.

—Mañana te explico ¿Sí?

—¡No! ¡Quiero una explicación ahora!— exigió, alzando la voz.

—¡Pues lo lamento mucho, Taehyungie, pero estoy cansado y ahora sólo quiero dormir, si quieres mañana te explico y si no, pues de malas!— le gritó devuelta, ya harto de la conducta de su hermano. Lo único que quería era dormir, se sentía agotado por todo lo de hoy.

Subió a su habitación, dejando a su hermano menor con la palabra en la boca y se encerró. Definitivamente, mañana tendría que darle explicaciones a Taehyung, pero eso sería MAÑANA. Ahora sólo se dedicaría a descansar.

Se cambió la ropa por una más cómoda, se tiró en la cama y antes de quedarse dormido, le envió un mensaje a Jimin para avisarle que ya había llegado.

Minutos después, cayó profundamente dormido.

©AlejaDeMin

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