Capítulo 24
ESTHER
Luego de comer, Pierre se ofreció a explicarme lo que el profesor había enseñado los días que no asistí, ya estábamos terminando pero antes de irse me pidió que le prestara mi cuaderno de apuntes para repasar en casa.
-Vale, solo que cuídalo mucho – le dije caminando hacia mi habitación
-¿A donde vas? – me preguntó desde la sala, regresé hasta donde él estaba
-Voy al cuarto a buscar lo que me pediste – él sonrió y se quedó mirando su celular
No se porque, pero sentía una vibra extraña, como si mi interior tratara de advertirme que algo malo ocurriría, pero quizás eso era a consecuencia de los malos ratos que me ha hecho pasar Marco.
Al llegar a la habitación las luces estaban apagadas, pero nunca he sido de esas personas que le temen a la oscuridad, al contrario siempre mis hermanos decían que yo tenía un talento de ver aunque no hubiese ninguna luz encendida.
Comencé a buscar mi cuaderno, pero de repente la puerta de mi cuarto se cerró tan fuerte que me hizo pegar un brinco, una brisa fría recorrió mi cuerpo y puede percatarme que la ventana estaba totalmente abierta.
Eso no podía ser posible, si yo nunca dejaba las ventanas así, soy demasiado cuidadosa, eso es algo que desarrolle gracias a todas las películas de terror que vi.
Pero quizás fue Pierre cuando vino en la mañana por mi ropa, encontré el cuaderno y cerré la ventana, iba a salir para preguntarle a Pierre si había sido él, pero sentí en ese momento como unas manos taparon mi boca, esto no podía estar pasando, sabía que era él podía sentir su asquerosa respiración en mi cuello.
-Pensaste que no te encontraría muñeca – trataba de gritar pero era inútil estaba congelada, en ese instante pasaban miles de preguntas por mi mente – tu olor es exquisito no sabes cuanto desee tenerte así
Su mano comenzó a recorrer mi muslo subiendo cada vez más la tela de mi vestido, no quería que me tocara, no iba a dejar que este loco me hiciera daño.
Mordí su mano lo más fuerte que pude y él soltó un grito
-¡MALDITA ESTAS LOCA! – cerro su puño y me dio un golpe en el lado derecho de mi rostro, me pare tratando de llegar a la puerta
-¡PIERRE VEN, PIERRE AYUDAME! – no tarde mucho en escucharlo tratando de abrir la puerta
-Te salvaste está vez, pero te juro que la próxima no te salva nadie muñeca – abrió la ventana y salió de mi habitación, yo estaba temblando de una forma descontrolada
Pierre tumbo la puerta y encendió la luz, cuando me vio sentada al lado de mi cama muerta de miedo, se acercó a mí y me abrazo muy fuerte.
-Ya paso Esther, no llores él no te hará daño – yo no podía evitarlo, estaba hecha un mar de lagrimas, ahora sabía que no podría estar segura ni en mi propia casa
Pierre me cargo hasta la sala, para revisar mejor el golpe y por su cara sabía que no estaba nada bien.
-Espera aquí, te buscaré hielo – yo no quería estar sola así que me pare y fui tras de él.
Me coloque la compresa de hielo en mi rostro y cuando creí que ya todo había pasado, escuché un grito aterrador que me hizo cambiar de opinión.
-¡AYUDA…AYUDA…PIERRE…ESTHER…POR FAVOR ALGUIEN AYUDEME! – sabía muy bien de quien era esa voz, he tenido que escucharla desde que entré a la universidad
-Pierre, esa es Rosetta – ambos salimos rápidamente de la casa y lo que vimos sería algo que nunca podría salir de nuestras mentes
PIERRE
Cuando logre ver lo que estaba pasado fue como si mi corazón se rompiera, pero a la vez quería matar a ese desgraciado.
-¡QUITALE TUS MALDITAS MANOS DE ENCIMA O TE JURO QUE TE MATO! – al vernos correr hacia Rosetta comenzó a huir, pensé en ir tras él pero ella era mucho más importante para mí
Ella estaba tirada en el suelo, su rostro estaba bañado en sangre, ese olor era penetraba mis fosas nasales, parecería que sus heridas eran graves, me arrodille para ver si aún respiraba.
Sabía que ya no éramos pareja, pero de igual forma la amo, pese a como se ha comportado y no pensaba dejarla aquí así.
-Esther no te dejaré aquí sola, eres mi amiga y se lo prometí, también se que ella no es nada para ti pero acompáñame si por favor – ella no lo dudo, juntos llevamos a Rosetta a mi auto
-Súbela acá atrás conmigo Pierre, vamos – definitivamente Esther era una excelente chica y la admiraba mucho, no cualquiera deja atrás las diferencias con alguien que te ha lastimado tanto
No tarde mucho en llegar al hospital, gracias a que la carretera estaba prácticamente vacía, le pedimos ayuda a unos doctores que estaban afuera del hospital y subieron a Rosetta en una camilla.
-Joven necesita ayuda su rostro, no se ve nada bien – escuche cuando una enfermera le preguntó a Esther, pero ella dijo que estaba bien
-Creo que deberías avisarle a sus padres – ella tenía razón, así que tomé mi celular y marque el número de su padre
-Hola Pierre, desde ya te digo que no voy a permitir que hables con mi hija – los padres de Rosetta nunca fueron muy amables conmigo
Pensaban que el hombre que se casara con su hija tenía que ser un famoso empresario o hijo de uno y mi padre tiene un buen trabajo, pero eso no era suficiente para ellos, en pocas palabras no estaba a su altura.
-No señor Moretti, le llamo para decirle que su hija está en el hospital – le dije en que hospital estábamos, obviamente después de recibir muchos gritos e insultos de su parte
La verdad llegaron bastante rápido, apenas me vieron me rellenaron de preguntas, pero se quedaron en silencio cuando vieron a Esther.
-Fuiste tú cierto, es tu culpa que mi hija este aquí – ni siquiera la dejaron responder – ya sabía yo que era mala idea que alguien como tú estudiara junto a mi pequeña
-Señora ella no es la culpable, un hombre fue quien la golpeó así, nosotros la trajimos porque no teníamos pensado dejarla morir en la calle – no dijeron más nada
-Familiares de la señorita Rosetta Moretti – todos nos acercamos rápidamente al doctor para saber que nos iba a decir
-Nosotros somos sus padres – obviamente no podía decir nada, ya yo no era nada de ella
-Bueno soy el doctor Dean Delacour, atendí a su hija cuando llegó y tengo que informarles que…
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