19.
Subimos las escaleras cogidos de las manos. Picamos en la puerta, su nombre estaba escrito con unas preciosas letras con animales. Se respiraba amor en el ambiente, estaba segura de que ellos cuidarían a mi hermano mejor que yo, ellos le podrían dar todo lo que yo no pude ofrecerle. Se notaban por como hablaban de él, que lo querían y lo protegerían, incluso de mí.
_¿Si?_era su dulce voz, rompí a llorar.
_Hola Miguel ¿Puedo pasar?_ mi hermano levantó los hombros, no le prestó mucha atención, jugaba con un coche teledirigido.
Jack suspiró, yo estaba casi segura de que nunca, en su vida, había hablado con un niño. No estaba muy seguro de cómo " conectase " con mi hermano.
_¿Sabes, yo era muy amigo de tu hermana?
Eso si llamó su atención, se le quedó mirando como si estuviese viendo a E.T el extraterrestre. Miguel sabía que yo no era muy popular y prácticamente carecía de amigos.
_¿No me crees? Yo la llamaba Cass, sabía que te adoraba, que cuidaba de ti para que no te faltase nada, que te protegía del cabró.., ¡perdón!, de tu padre.
Miguel no le quitaba ojo a Jack, sonrió. _Ibas a decir una palabrota¡ si Cass te hubiese oido... se habrían enfadado.
Jack me miró y levantó sus cejas varias veces con una gran sonrisa en sus labios...
_OHHHH créeme que lo sé. ¿A que no sabes lo que me hacía ? Cada vez que pronunciaba una palabrota, tenía que meter un euro en una ridícula hucha.
Miguel comenzó a reírse, su risa era ambrosía para mis oídos. Yo no podía parar de llorar por la emoción del momento.
Su rostro cambió de repente, como si tuviese miedo de haber sido feliz por un instante.
_No debo reírme, tengo que estar triste. Ella no va a volver y todo por mi culpa.
Jack abrió los ojos como platos y me lanzó una mirada pidiéndome ayuda...
Yo comencé a hablarle y él reproducía fielmente a Miguel mis palabras.
_Tú no tienes la culpa de nada, fue un accidente, y los accidentes ocurren a diario, ella prefirió dar su vida por ti, no la desperdicies siendo infeliz. Diviértete, ahora tienes una hermosa familia, un montón de cosas que antes no tenías, no te sientas culpable por disfrutar de tu nueva vida. Ella se sentiría muy mal si te viese así, triste. Desde donde esté te estará mirando, cuidando, viendo como te conviertes en un hombre de bien. Quiere mucho a tus nuevos padres, ellos te adoran.
Mi niño estaba llorando, miles de lágrimas recorrían sus rosadas mejillas, se lanzó a abrazar a Jack.
Jack se contenía, tragaba saliva y respiraba fuertemente, para contener el llanto. Tenía que ser fuerte. Yo di gracias a dios porque en ese momento no pudiese verme, mi corazón estaba muerto, destrozado por la pena. No me pude contener, me acerqué a Miguel, que seguía abrazando a Jack. Le acaricié el pelo, como solía hacerlo y le di un beso en su frente.
Miguel se separó bruscamente y miraba hacia un lado y otro de la habitación. Sonreía. _¡Ella está aquí, he olido su perfume, la he sentido!
Jack estaba sorprendido, me miraba a mí, que también estaba sorprendida por las palabras de mi hermano.
Carraspeó incómodo por la situación. Pensó unos segundos y...mi demonio pronunció las palabras mágicas que darían paz a mi hermano
_Te dije que ella siempre te cuidará. Pero para eso sólo te pide una condición: que seas feliz.
Miguel volvía a llorar, volvía a reír, era una confusión de sentimientos..yo estaba confusa al igual que él. Me sentía triste por tener que separarnos pero feliz por que se convertiría en un buen hombre.
Vi como Jack limpiaba rápidamente un par de lágrimas de sus ojos, me enamoré de él un poco más.
_Tengo que irme, campeón. Pero te prometo que dentro de un par de días, volveré a visitarte. Te llevaré en mi moto a tomar un helado ¿Quieres?
Miguel lo miraba como si fuese el mismo Dios _¿Uno enorme de chocolate?
_Sip, de acuerdo_ Chocaron sus manos como si fuesen colegas de toda la vida. Y se abrazaron de nuevo. Yo me sentía feliz. Me acerqué de nuevo a Miguel y le volví a besar, esta vez en la mejilla. Él respiró fuerte y olisqueó el ambiente. Sonrió de nuevo.
Cuando estábamos en la puerta dijo unas palabras que me llenaron de alegría:
_Vuelve pronto Jack y traete otra vez a Cass. Te quiero hermanita¡¡¡
Jack no pudo más que asentir, estaba segura que estaba tan emocionado como yo, un enorme nudo no nos dejaba pronunciar ni una sola palabra.
Dejamos esa casa, a mi hermano, a sus nuevos padres... y nos alejamos de allí con el corazón hecho pedazos.
Os dejo una foto de Miguel, que no es otro que Mario Casas de pequeño.
Este capítulo es un poco triste...pero era necesario esa despedida entre hermanos¡¡¡
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