🌿 Primer Capítulo 🌿
Este capítulo ya fue editado, no hay diferencia en la repetición de palabras, lo dejé como estaba al principio como parte de un recuerdo para mí, solo cambié los horrores ortográficos, y créanme, jamás de los 'jamases' fui buena en escribir escenas +18, este capítulo lo contiene y no aseguro que sea bueno. Sin más, espero les guste, y gracias por sus comentarios, votos y sobre todo los ánimos. ¡Besos! 💗
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Vistió su mejor traje, todo hecho en exclusiva para él.
Tomó las llaves de su auto que se encontraban sobre una mesita de noche al costado de su cama.
Estaba apresurado. Aunque no le apetecía correr y terminar sudado mojando la camisa que más le agradaba.
Daba pasos largos y entró en el auto negro. Metió las llaves acelerando y moviendo la palanca de cambio.
Las luces estaban altas por ser de noche, una noche oscura casi sin estrellas que pocas veces se dejaba ver. Las demás eran claras y bañadas de luces titilantes aparte de que daba un clima un poco romántico.
De su maletero sacó un cigarrillo y lo encendió con el cuidado suficiente de no salirse del carril.
Que placer fumar en esa fría oscuridad..tan relajante y adictivo olor. Que entraba por sus fosas nasales directamente hacia sus pulmones. No le importaba que en el futuro tuviera consecuencias, quería disfrutarlo con ahínco.
Solo tiene una vida..¿No?
Las nubes se aproximaban grises por el horizonte. Se puso a observarlas atento entrecerrando levemente los ojos a la vez que la brisa ingresaba por el cuello de su camisa, colocándole la piel de gallina en los brazos.
Ellas cambiaban de forma rápida mediante el tiempo transcurría. Y un destello que impactó más allá de donde él estaba lo sacó de esa hermosa contemplación.
La rabia y el temor lo inundaron a partes iguales.
¿Qué demonios había pasado? ¡Casi se mata del susto!
Frenó de golpe y se bajó del auto exasperado buscando a quien reclamarle lo ocurrido. No vió a nadie cerca.
Nadie.
Pensaba que era otro automóvil que se había metido por su delante. Y en cambio no había nada.
Dió una última calada a su cigarrillo y lo tiró al suelo para pisarlo con la planta de su zapato.
Caminó varios metros entre la penumbra de ese bosque. Árboles y más árboles que lo rodeaban y molestaban, ese cosquilleo de las hojas era irritante.
No tenía ni idea del lugar al que se dirigía.
Encaminándose a quien sabe dónde lo único que fue inundando su ser fue curiosidad. Una curiosidad extraña, como cuando una parte de él le dice que está haciendo lo correcto, mientras que otra parte le dice que se ponga en alerta, o mejor aún, que no preste atención y regrese a su carro.
Estaba seguro de que buscaba algo sin saber exactamente que cosa era, sin importar su propia contradicción dió los pasos que fueran necesarios.
Apoyó su brazo a un tronco mientras fijaba su vista a la muñeca de su mano.
¡Genial! Su reloj indicaba que aunque se apresure a la reunión entre compañeros de trabajo no llegaría.
Y no pensaba gastar las ruedas de su auto pisando el acelerador sin nada bueno que obtener. Mejor sería dejarlo para otra ocasión.
Siguió en pie unos cuantos minutos más hasta que pudo divisar algo extraño entre unos pequeños arbustos. Al principio parecía no tener forma. Sólo veía desde lejos hasta que impulsado por la valentía se acercó a paso lento.
Su respiración se volvió brusca y sus ojos se abrieron a la par.
Lo vió.
Desnudo y dormido.
¿Quién rayos se atrevía a dormir en medio de un bosque con el frío que hacia?
¡¿Tenía complejo de oso polar o qué?!
Se acercó más a él. Era un chico joven. Al menos eso era lo que él veía.
Inhaló profundo y se agachó.
Ahí había algo sumamente extraño. Lo rodeaba un aire denso y de colores rojizos y verduscos. ¿Acaso sería ese muchacho el que cayó del cielo en una bola de luz o es que estaba alucinando? Vaya lío en el que se estaba por meter.
Valía la pena investigar sobre el joven una vez que abra los ojos.
Nada más esperaba que no lo busquen los tipos del área 51.
No pudo evitar reírse por ese pensamiento.
Lo tomó entre sus brazos sorprendiéndose del peso que pensaba cargar. Hizo fuerza y aún así le costó levantarlo. El joven cuerpo se movió un poco, su piel helada.
-Abriste los ojos.-se sorprendió perdiéndose en esos rojos profundos. El...no parecía ser de ese mundo, por unos segundos pareció perderse entre sus pupilas brillantes, algo antinatural. Su garganta se secó y cuando se dio cuenta, estuvo paralizado por más de tres minutos viéndolo fijamente. Lo asombroso fue que el chico no cedió la mirada, ni siquiera parpadeó sus pestañas curvas y largas, haciendo que Milo frunciera levemente las cejas después de regresar a la realidad.
Parpadeó varias veces hacia el frente con esa sensación rara en la boca del estómago, aún así decidió averiguarlo pronto.
Caminó de regreso sintiendo la mirada rojiza desde su pecho.
Lo subió al asiento copiloto del auto, se apartó la chaqueta y lo cubrió con cuidado de no ver más de lo que debería.
Ese muchacho de piel clara en esa noche sin luna no hablaba.
Pero lo miraba demasiado hasta colocarlo lijeramente incómodo.
El rubio giró el coche de nuevo rumbo a su casa. Una casa grande que le fue heredada por sus padres una vez estos lo dejaron sólo en el mundo.
No tenía más familia, pero fue capaz de mantenerse cómodo hasta ahora.
Las preguntas se formulaban en su cabeza y lo peor era que no tenia respuestas.
Lo miró de reojo y el pelirrojo lo miraba como tratando de averiguar qué clase de especie sería. En el fondo Milo se sintió como un bicho raro, siendo que el curioso ahí era él mismo, esa aura que lo rodeaba al principio era desconcertante y ciertamente mágico.
Después de unos minutos el muchacho sonrió de lado, y miró atento como conducía el coche. Milo no pudo ver la sonrisa por mantener la mirada fija al frente.
-¿Cómo te llamas?.-preguntó el griego. El silencio era incómodo para el rubio y si seguía así, pararía y se bajaría del auto para irse a pie.
-No sé...-Le respondió con una voz suave, como si estuviera enfermo y la curiosidad también fue clara.- No recuerdo.
Su voz era delgada, Milo pensó que sería un poco más infantil, pero no, se pudo distinguir que era carente de emoción y sin embargo, ese tono curioso Milo pudo decir que estaba allí, tan claro.
No le agradaba al rubio conversar con alguien que tuviera la voz con un tono casi indiferente, sentiría que parecía un estorbo para esa persona. Él era muy hablador en cuanto a hacer amistades, pero por ahora no estaba tan bien emocionalmente.
Últimamente los problemas estaban a su entorno y encontrar a ese niño quizá sería uno de ellos.
-¿De donde eres?-volvió a atacar. Quería algo que lo sacara de sus dudas. Un mínimo indicio. Alguna información importante.
Pero nada.
No le respondió.
El pelirrojo extendió su brazo para tocar el rostro del rubio y bajar por su pecho.
Éste se estremeció y se puso nervioso al instante.
¡Demonios, nuevamente casi pierde el control del volante!
-¿Q-qué haces? Estoy conduciendo..-dijo al notar que su acompañante seguía tocándole y palpaba cuidadoso sus brazos. Hasta que llegó al miembro del rubio sin dejar de curiosear apartando esas telas que lo incomodaban.
El griego detuvo en seco el automóvil y apartó con rudeza la mano del pelirrojo.
-Quédate quieto.-ordenó.
Por primera vez pudo notar asombro y una pizca de enojo en la cara del pelirrojo.
Trató de calmarse y se disculpó.
Arregló la chaqueta del pelirrojo que se le había caído y dejó de cubrirle su parte íntima.
Admitía que se había sonrojado al tenerlo en brazos para llevarlo dentro del coche.
Estacionó el coche y bajó al pelirrojo del auto. Y lo que era más que peor. Ese joven desnudo con apenas una chaqueta encima no podía ni mantenerse parado ni medio segundo antes de caerse.
-Pareces un bebé..-Le regañó.-te vez tan frágil..
Pero ambos sabemos que estás muy grande oro para serlo. Ahora vamos.
Tomó aire y lo cargó,esta vez lo sentía menos pesado. Que alivio..
En la sala lo recostó sobre un sofá. Lo cubrió con una manta que estaba cerca mientras ese joven observaba cada cosa que hacía y decía.
Subió las escaleras hasta su habitación y volvió con un conjunto de ropa.
El chico no estaba donde lo había dejado. Estaba metiendo la mano al fuego y de no ser por él que lo apartó en seguida de seguro se haría daño.
Evitando rozar el miembro del joven al colocarle la ropa lo ponía más nervioso.
Era atractivo,de piel blanca y suave..
-¡Me lleva la fregada!.- pensó con disgusto al tener que ponerle el bóxer. Su bóxer.
Y tocar la masculinidad del pelirrojo para acomodarlo en los pantalones.
¡No sabía nada!
Se desesperaba conforme se daba cuenta de que el pelirrojo no tenía idea ni de como ponerse una polera.
Vaya el lío en el que se estaba por meter por cuidar de ese chico.
Ya era tarde. Y quería dormir.
Se fijó su celular y en la barra de notificaciones vió unos mensajes de la reunión a la que estaba por asistir.
No fue así que ya no importaba. Apagó el celular para dejarlo a un lado de su cama.
¿Estaba bien si dejaba al pelirrojo dormir en el sofá?
Ya llevaba pensando lo mismo como veinte minutos.
Hasta que se quedó dormido.
Al amanecer abrió los ojos con somnolencia.
Sintió un calor a su lado y lo abrazó pensando que era su almohada de sus tantas que tenía en su cama.
Cuando se percató de que su almohada de plumas no era tan dura y grande se sentó de golpe y bajó de la cama mirando el bulto bajo las sábanas.
Algo se removió.
Y las manos blancas y delgadas descubrieron el rostro del pelirrojo.
¡Que vista más agradable!
Esos ojos rojos,esos labios rosados..
El rubio pensó en acercarse y tenerlo debajo suyo acorralándolo.
Maldijo el momento en que se dió cuenta de que el chico no recordaba nada.
Lo podrían acusar de secuestro e incluso violación.
¡Puto gobierno!
Con todo el autocontrol que pudo salió de la habitación hacía la ducha,un baño de agua fría lo relajaría.
El bulto en su pantalón a las seis de la mañana con un chico sensual en su cama no era tan saludable.
Pero si no lograba recordar pronto lamentablemente lo reclamaría como suyo por derecho!
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Nosé de dónde salió todo esto pero ya que. 😆
Comenzamos aburridamente para después ir a la acción.
👉👌
🤣
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