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CAPÍTULO 9

CAPÍTULO 9

Plop.

Plop.

Refugiados de la lluvia en un pequeño techado que se encontraba en el parque principal de la ciudad, JungKook y JiMin estaban juntos, tomándose de la mano, mientras procesaban qué acababa de pasar. Eran un poco más de las dos de la tarde en ese mismo día y uno de ellos tenía un horrible golpe marcado en uno de sus pómulos y el otro tenía rojiza su muñeca derecha. Ni siquiera sabían qué decirse, qué hacer, solo estaban parados junto al otro, sosteniéndose con fuerza mientras veían las gotas de agua impactar con rudeza contra el suelo.

—Lo siento, JiMin —susurró Kook en un momento de valentía.

—No es tu culpa —lo negó al instante el otro. Sus hombros rozaban y sus cuerpos anhelaban más contacto físico—. No debí interponerme... Pero es tan injusto.

—¿El qué? —Quiso averiguar.

—Yo... Aún no me desprendo del todo de YoonGi —comenzó JiMin, suspirando. JungKook prestó atención, pese a que no le pareció el mejor comienzo—; sin embargo, sé que no quiero que te pase nada. Eres alguien importante para mí, JungKookie.

¿Cómo diablos terminaron así?

¿Por qué no estaban con los demás en la entrega de premios y reconocimientos?

Hace unas horas...

—¡En sus marcas...! ¿¡LISTOS!? ¡¡FUERA!!

El agudo sonido del silbato inundó los oídos de los concursantes que participarían en los relevos, haciendo que los de primera base salieran disparados a la mayor velocidad que tenían. Miguel pasó la estafeta a Violeta, llegando en segundo lugar; la chica corrió y alcanzó a JiMin, aún en segundo lugar.

—¡VAMOS, JIMIN! —Escucharon las voces de algún otro compañero de clases alentando al más bajito, quien llegó sin problemas hasta JungKook, superando a todos los demás. Una vez todo estuvo en manos del castaño, necesitaba continuar con la buena racha para que su grupo pudiera representar a la escuela en esa área también.

—¡¡JUNGKOOKIE, TÚ PUEDES!! —Coreó Park desde su posición, viendo cómo el mencionado parecía casi volar en la pista, dejando todos atrás en la última curva. La distancia era considerable y se veía claramente que no había oportunidad de que alguien lo alcanzase.

Con el viento contra el rostro, los participantes seguían corriendo con la esperanza de obtener el segundo lugar, pues apenas vieron a Jeon romper el listón supieron que el primer puesto ya estaba ganado; después de él llegó el grupo de HoSeok, seguido del de YoonGi y muchos más. Todos gritaron eufóricos por sus respectivos puestos, unos más entusiasmados que otros. El equipo de Kookie lo había rodeado entre buenos comentarios, pero sus ojos oscuros solo buscaban al del pequeño JiMin, quien estaba en las gradas con sus amigos.

—¡Park JiMin! —Gritó para llamar su atención, soportando el peso de una emocionada Violeta sobre sus hombros. El muchacho se giró con una sonrisa cuando le llamaron, levantándole el pulgar a lo lejos y recibiendo el mismo gesto por parte de JungKook. Habían hecho un muy buen trabajo como equipo los cuatro.

Fue ese pequeño contacto visual con tales miradas cómplices donde el castaño, pese al ruido que hacía a su alrededor, se sintió encerrado en una burbuja en donde con solo verle a los ojos entendía todo lo que quería decirle. Deseaba que el corazón de JiMin latiese con fuerza dentro de su pecho y no precisamente por la emoción del momento o los nervios, sino igual a como los sintió antes de la carrera, avergonzados y con la sensación de ser descubierto; quería confundirlo por abrumadoras sensaciones positivas, ser querido por él o darle apoyo.

—¡Kook! —Le llamó Miguel cuando Violeta se bajó de él, le palmeó el hombro y sonrió—. Hermano, debemos de ir a descansar antes del siguiente partido. Competiremos contra el equipo de Min YoonGi... ¿Lo conoces? No sé por qué los demás están algo nerviosos, ¡pero les partiremos la madre*!

Regresándole la sonrisa, el asiático le dio un suave golpe a su pecho y aseguró que no había nada de qué se preocupasen. No importaba si ganaban o perdían, pues ya representarían a la escuela en atletismo y un segundo lugar en básquetbol no era tan malo; sin embargo, Miguel no lo vio así y le prometió (mientras le veía irse junto al trío de amigos) que daría lo mejor de sí mismo para que se llevasen ese reconocimiento.

SeokJin y HoSeok felicitaron a ambos chicos con una sonrisa. En diferentes categorías, los cuatro participarían para representar a la escuela y, aunque solo a Kookie le entusiasmaba la idea, los amigos estaban orgullosos de sus logros.

—¿Lo ves? ¡No estuvo tan mal, JiMinnie! Nuestro grupo no está hecho de buenos para nada.

—¡Hey! ¡Yo no fui el único en decir eso! Tú eras el molesto.

—¡Kookie es un mentiroso! —Hobie dijo en un tono burlón antes de reír junto a su novio.

Los cuatro amigos se dirigían al gimnasio una última vez para que JungKook pudiese descansar un poco ahí, antes de que tuviese que participar contra YoonGi y su grupo. Honestamente, no quería decepcionar a sus compañeros, pero le intimidaba un poco la increíble racha que el otro salón tenía en ese deporte. En años anteriores, habían ganado con mucha ventaja y no sabía si era porque los demás eran demasiado malos o ellos muy buenos. Justo en ese momento estaba cansado de andar de un lugar a otro, corriendo, saltando, gritando, ¡incluso no quería hablar! Envidiaba a los que ya se habían desocupado.

—Si no ganan, no pasa nada —JiMin le alentó con una sonrisa, sentado a su lado en una de las gradas. Sabía en lo que estaba pensando—. Nos irá muy bien en los demás deportes contra la otra escuela, ¡ya lo verás! Somos muy buen equipo.

—Ni que lo digas —le aseguró el castaño, pasando una mano por su cabellera y regresándole la sonrisa. Se sentiría mejor si pudiera darse una ducha, en realidad. Le molestaba estar sudado, como a muchos otros.

—¡Claro que sí! ¡Si los vieras en baile, amor...! —HoSeok comenzó a contar una anécdota a su novio acerca del curioso par de amigos y sus vivencias en el club.

—¡JiMin-ah, eres un pervertido! —Llegó a la conclusión Jin, aunque aún no terminaba la historia ahí.

—¡Me refería a que somos buen equipo los del salón! ¡Jung HoSeok, no des mala imagen social de mí! —Se defendió el más bajo, frunciendo sus labios. Estaba nervioso por lo que su amigo podía contar y millones de escenas le vinieron a la cabeza, pues si bien JungKook y él siempre estaban a solas a inicios y finales de la clase, nadie aseguraba que alguien no los espiaba por ahí.

—No es tan alejado de la realidad...

—¡Cállate, Jeon JungKook! —Amenazó con las mejillas rojas. Sí. Él también recordaba todo: las bromas, las coreografías idiotas que inventaron, los bailes de grupos femeninos que hacían para divertirse en la espera, los acercamientos de JiMin mientras Kookie veía una serie en su teléfono o de sus abrazos por la espalda donde apoyaba su mentón sobre el hombro de pollito cuando le dejaba ver sus mensajes de texto o fotografías (no por cotilla, solo por diversión.)

JungKook rio por la reacción de JiMin, rozándole el dedo pulgar contra su mentón, tal y como días antes lo había hecho. No sabía por qué lo hacía o de dónde sacaba el coraje, pero las mejillas encendidas de un rojo vivo del otro le hacían sonreír con complicidad. Suponía que su relación había estado evolucionando poco a poco... O incluso muy rápido.

—¡Eh, Kook! —Le gritó Miguel desde los vestuarios, acercando su dedo índice a su muñeca contraria para imitar a un reloj—. ¡No tenemos todo el día!

—Tengo que irme ya —murmuró con desánimo. Prefería quedarse a descansar.

—¡Lo harás bien! —Jin le dijo, palmeando su hombro y rompiendo la poca atmósfera privada que les quedaba a los más jóvenes. Con su mirada llena de cansancio, el joven suspiró pesadamente antes de pararse y tomar sus cosas para hacer la última actividad.

—¡JungKook-ssi! —Nombró JiMin mientras éste iba acercándose a la puerta de los vestuarios. El castaño se giró, hallándolo con una sonrisa en los labios y agitando la mano para darle a entender que lo apoyarían desde sus asientos.

"Es tan... Bipolar" llegó a la conclusión Kookie.

No olvidaba cómo actuó el primer día con esa mirada penetrante tan fija en él, cómo le habló con tanta naturalidad y algo de grandeza la primera vez, cómo conectaron al bailar, la atracción que sentían por el otro cuando se desenvolvían en algún escenario, la forma en la cual se llamó a sí mismo "el reto de Jeon JungKook..." ¡Y vaya que lo era! El sacarlo de su cabeza era meramente imposible y, aunque no lo quería ver como un objetivo, era cierto que había sido el chico más seductor que había conocido. JiMin era de todo: provocador, adorable, inteligente, talentoso, agradable, sexy, excelente amigo (...), y JungKook, simplemente, caía más a sus pies de acuerdo lo iba conociendo con el tiempo.

—¿Podrías dejar de ser tan obvio? —Habló Jin cuando el joven desapareció en los vestuarios.

—¿A qué te refieres? —Quiso saber JiMin, acercándose a su mochila para coger la pequeña caja decorada que le daría a su compañero. Pensaba que, si le daba el regalo ahora, podría inspirarse y ganar con facilidad, como en las películas.

—Con JungKook —continuó su amigo, suspirando—. No me lo tomes a mal, nos cae bien y es un increíble muchacho...

—Pero, pese a todo, sigues saliendo con YoonGi —resumió HoSeok con desilusión. Hasta ese momento, no habían tenido del todo fácil el alejarse del paliducho—. Si se entera él o alguien más... O nos irá mal a los cuatro por tus sentimentalismos o correrán rumores feos acerca de ti sobre que tienes al "increíble Min YoonGi" de novio, pero tienes sexo en la biblioteca con el nuevo...

—J-Hope, la gente no llega a eso con los rumores —rio pollito, entornando los ojos y bajándose de un salto para irse a donde fue JungKook—. Suga no es el dueño de la mafia, como para temerle tanto...

—Pero está loco y algunos de sus amigos igual —reprochó Jin. NamJoon era el hombre más pacífico que había conocido, así que no sabía cómo es que eran amigos aún esos dos.

—Y si es que crean rumores míos con Kookie, ¿a quién le importa? —Continuó—. Nuestros amigos reales saben que no es cierto.

La pareja suspiró al unísono, negando. Era difícil entender a Park, pues parecía estarse enamorando de aquel chico de grandes ojos, pero seguía aferrado al jodido de Yoon, teniendo la pequeña posibilidad de que cambie. Todos sabían que era tóxico, incluso él, y eso lo hacía menos fácil.

—¿Es el regalo que nos dijiste antes? —Preguntó Kim, cuando su amigo comenzaba a tomar rumbo a los vestidores. Lo vio asentir antes de perderse con la gente—. Es un caso perdido...

Dentro del área donde los participantes se cambiarían de uniforme, evitó encontrarse con miradas de otros chicos, principalmente la de su novio. Buscó entre los pasillos hasta que al fin halló al tan esperado Kook, quien hablaba con HyungWon acerca del partido.

—Te buscan, Jeon —el más alto habló, señalando detrás del muchacho al bajito. Confundido, sus ojos se detuvieron en los de JiMin, antes de acercarse a él para saber qué ocurría.

—¿Necesitas algo, Minnie? —Preguntó. Miró cómo su amigo jugaba nerviosamente con algo que estaba en sus manos, detrás de su espalda—. ¿Qué es eso? —Intentó ver.

—Es... Ah... Tu sorpresa —murmuró, meneando de lado a lado su cabeza. No le gustaba que ese día estuviese rojo todo el tiempo, pero sus mejillas lo traicionaron y se tiñeron de ese tono—. Son los brownies que te prometí cuando fuiste a ayudar a mi hermano.

—¡Dijiste que era mentira! —Le recriminó con los ojos entrecerrados, y tomando la cajita que traía un par de esos postres horneados por sus manitas—. Y también que sería si ganara o no...

—Dejaremos como si te debiera ese regalo —JiMin le sonrió cuando el otro le revolvió el cabello, como siempre hacía para controlar las ganas de acariciarle las mejillas y tomarlo de la mano sin razón—. Ya veremos cuando salgamos en la tarde, ¿te parece?

—Depende... ¿Podré elegir yo?

—Te estoy ofreciendo un regalo y te pones exigente —bromeó antes de asentir—. Puedes elegir... ¡Pero no haré nada raro!

—Ya veremos eso —JungKook le susurró al oído antes de pasar a su lado para dirigirse con su equipo y salir del lugar para comenzar el partido. Con el corazón acelerado, Minnie frunció sus labios cuando se quedó solo en la habitación y trató de calmarse mientras se encaminaba a donde estaba la curiosa pareja.

Para no hacer el cuento demasiado largo, el tan esperado juego comenzó. Con la fuerza que los caracterizaba en ese deporte, al inicio el equipo de Min iba ganando; pero HyungWon, a quien nombraron capitán, logró nivelar la jugada con sus estrategias. Todos estaban sudados y agotados, excepto los impasibles líderes, quienes parecían no cansarse de aquello (y eso que Suga siempre parecía tener sueño). Las miradas de los espectadores estaban encima de ellos y los seguían de un lugar a otro, sintiéndose algo desnudos a sus ojos.

JungKook oía los gritos de Violeta por un lado de las gradas, apoyando a todos, pero más al agradable y extraño mexicano; mientras que, para él, exclusivamente oía los gritos emocionados del trío de amigos. Lo único que le hacía concentrarse en el juego era que, después de eso, podría comer de los ricos brownies que le regaló JiMin. Sí, esa había sido la recompensa que esperaba una vez arreglara la computadora de V.

—Kookie es muy bueno en muchas cosas —Jin habló cuando Hobie fue por algo de beber—. Si yo fuera tú, me estaría preocupando. Tienes competencia —apuntó a una interesada YangMi, quien coreaba el nombre del equipo y el de JungKook a todo pulmón. JiMin frunció los labios, pero dejó que su amigo continuara—. Si mi novio no fuese quien es, también estaría babeando por él... ¡Pero mi J-Hope es el mejor tal y como es! —Sí, estaba muy enamorado.

—El que me preocupe o no... Ya sabes... No servirá de nada. No puedo apurarme. El olvidarme por completo de Suga puede ser un proceso algo largo y, como dijiste antes, aún salgo con él —respondió con la madurez que tenía. Aun así, cuando vio a Kookie dirigirle una linda sonrisa a la chica, sus ojos no pudieron ocultar cómo se había apagado un poco. Quería que solo a él lo mirara así.

—Pero...

—Pero sí, estoy un poco celoso —admitió con un suspiro cansado. No había porqué fingir. JungKook era la persona correcta, en el momento correcto de su vida... ¿Pero JiMin era la persona correcta, en el momento correcto de él?

—¿Y él sabe lo que sientes?

—No quiero apurarme, ya te lo dije, hyung.

Fue entonces que un gran grito por parte de las tribunas inundó sus oídos, haciendo que se giraran rápidamente a la cancha. Miguel estaba sobre los hombros de JungKook, riendo y haciendo toda clase de ademanes junto al resto del equipo. Habían ganado y, aparentemente, fue el extranjero quien hizo el último tiro.

—¡¡GANARON, JIMIN!! —Oyó el grito emocionado de Jung, quien llegaba con su bebida. Incluso él no se lo perdió.

Algo decepcionado por no haber visto el movimiento ganador, JiMin buscó con la mirada a JungKook, esperando conectar con sus ojos y, en efecto, el castaño parecía haber girado en el momento indicado. Con Miguel sobre sus hombros, el chico imitó el actuar del otro durante el primer día de clases y le mandó un pequeño beso volado antes de sujetar a la torpe YangMi, quien se acercó a él corriendo y había chocado con alguien.

—¡Oh, por Dios! ¿Le ganaron a YoonGi-hyung y a NamJoon-hyung? ¿Qué demonios? —Hobie parecía muy entusiasmado, sacudiendo al más bajito por sus estrechos hombros y sonriendo mientras Jin reía escandalosamente.

—¿Y por qué antes no habían ganado, si son tan buenos? —Retó el más alto, haciendo que su novio le golpease suavemente el pecho.

—Kookie los alentó mucho, pese a no haber sido capitán... ¡Y Miguel no estaba! —Explicó.

Entretenidos en la plática, no se dieron cuenta de que Park estaba encerrado en sus pensamientos. Parecía estar muy entretenido recordando la forma en la cual los pequeños labios de Kook formaron ese beso y el cómo hubiese deseado sentirlo en verdad. Averiguar qué tan cálidos eran, cuán suaves y húmedos se encontraban, saborearlos durante largo rato.

Y sí. Vaya mierda sentimental.

—¿Tú no irás a decirle algo? —Jin le preguntó, llamando su atención. JungKook había entrado a los vestidores hacía unos minutos junto al resto de jugadores.

—Puede esperar a la premiación y... O ir ahora mismo y no hacerme caso, sí —HoSeok dijo, viendo cómo el pequeño había saltado de su lugar y se dirigía corriendo al interior de la habitación. Suspiró, acurrucándose en el pecho de su novio.

Por su parte, cuando las puertas se cerraron tras las espaldas de JiMin, escuchó, con estupor, cómo algo impactaba contra los casilleros que se hallaban al final de los vestidores.

—¿¡Crees que tú puedes llegar de la nada, juntarte con mis amigos, robarnos el título de equipo oficial y entrometerte en la relación que tengo con mi chico!? —Unos ásperos gritos llamaron su atención y, lentamente, asomó la cabeza. Suga tenía acorralado a Kook contra los casilleros mientras los demás miraban a sus alrededores sin saber qué hacer. NamJoon no estaba por ahí para interponerse, lo había visto hablando con una de sus compañeras de salón cerca de la mesa de jueces.

—¡Yo no...!

—¿Me negarás lo que he visto? ¿Tan descarado eres, ah? —Vio cómo Min apretaba con fuerza la muñeca izquierda del castaño. Aquello le hizo recordar a cómo lo trataba cuando se molestaba y algo en su interior comenzó a temblar. Lo conocía enojado, sabía que amenazaba a algunos compañeros... Pero él nunca fue testigo de aquello—. ¿No te vas a defender, Jeon?

—Él no es tu...

—¿Y tuyo sí?

—¡Oh, mamón! Le dices que se defienda y no lo dejas hablar, cabrón —escuchó a Miguel, quien recibió unas pesadas miradas de los amigos de Suga. HyungWon lo puso detrás de él para que no le hicieran nada. A él ya lo habían golpeado cerca del ojo por intentar apartarlos.

—No es mi culpa que no los trates como debes. ¿No has visto cómo JiMinnie se comporta contigo? Se encoge en su lugar, huye de tu mirada...

—Tú no sabes nada, Jeon Jung...

—Sé lo suficiente para defenderlos —esta vez fue él quien lo interrumpió, haciendo que la mano desocupada de Min se cerrara en un puño—. HoSeokie y Jin-hyung siguen contigo por su amistad desde hace años y no se van porque no quieren dejar solo a Minnie. Le has metido tanta mierda en la cabeza que aún se siente atado a ti y...

—¡Ellos son mis amigos!

—¿Sí? Pues no pareces apreciarlos.

Entre gritos y argumentos, JiMin miraba fijamente a ambos chicos sin saber qué hacer. Su voz se había ido y las fuerzas lo abandonaron también. Quería apartar a JungKook de ese joven, ordenar a los demás que los separaran... Pero todos tenían miedo de lo que pudiera ocurrir.

—¡Él ya no es tu chico por su decisión, sino por miedo a ti! —Aquello le hizo sentir un enorme escalofrío que le recorría toda la espalda, haciéndole suspirar.

—Cállate, Jeon. No sabes lo que dices —levantó ligeramente el puño, alarmándolo—. Él me...

—Min YoonGi —intervino por fin con el ceño fruncido y desde el extremo contrario de donde estaban, haciendo que todos se giraran a él—, suéltalo ahora mismo —no supo de dónde sacó el coraje para hablar y enfrentarse a él, pero le hizo sentir un poco fuerte ante su mirada penetrante.

—JiMin-ah —el nombre del muchacho salió en un susurro por parte de ambos. Definitivamente no era la posición en la cual querían que los hallase.

—Déjalo, Suga —repitió cuando su mandato no fue cumplido en su momento.

—¿No ves lo que te hace? Te mete cosas en la cabeza —masculló el teñido de celeste, apretando con más fuerza la muñeca de Jeon. El muchacho cerró con fuerza los ojos, queriendo apartarse y huir de ese lugar con pollito—. Esto no habría pasado antes de que llegara.

—No. Habría estado peor. ¿Necesitas que te lo repita, Min? Quítate de encima de él ya.

Con los ojos bien abiertos a causa del coraje, el jugador se giró nuevamente al castaño esta vez con la intención de darle el golpe que había estado conteniendo.

—Tú... —Pronunció lentamente con odio, mirándole fijamente.

El movimiento brusco de su brazo cortó el aire, haciendo que esta vez los compañeros de JungKook se atrevieran a alzar la voz y algunos estuvieran dispuestos a lanzársele si se atrevía a golpearlo... Pero el golpe que un resignado Kookie iba a aceptar (no porque lo mereciese, sino porque creía que después de ello los dejaría en paz), nunca llegó.

Jeon abrió primero un ojo y luego el otro lentamente, encontrándose con la pequeña figura de JiMin frente a él. Se sujetaba el pómulo derecho en silencio, desafiando con la mirada a YoonGi y haciendo que todos soltasen un respingo. Aunque quisieran intervenir, incluso Miguel sabía que esa discusión no era asunto suyo... Pero andaban de cotillas, sí.

—¡JiMin! —Exclamó Suga, apartándose de JungKook al instante en el que se dio cuenta de que él recibió el golpe. ¿Cómo había llegado tan rápido, si estaba del otro lado?

Pollito —murmuró el otro, viendo con tristeza al bajito. Éste le tomó de la mano, evitando llorar o quejarse por el dolor del golpe.

—Min YoonGi, deja en paz a mis amigos —balbuceó—. No puedo salir con alguien como tú. Me cansé de pensar que podrías cambiar... ¡Y todos ustedes, —señaló a los demás hombres— ni una palabra de lo que acaba de pasar!

Cogiendo las cosas de su amigo, JiMin salió de la mano junto a él mientras ignoraba todas sus preguntas y demás palabras. El corazón le latía a mil por horas. Nunca le había dado la contraria a Suga en temas "importantes" y el ver cómo la expresión del de cabello celeste se relajaba tras haber sido él quien recibió el golpe le hizo sentir remordimiento. Actuó sin pensar, pero en ese momento solo quería que dejase en paz a su conejito y al resto. Los asustaba, incluso.

—¡¡JiMin!! —También ignoró las voces de los Seok, quienes no sabían qué había pasado.

Ahora...

Tras haber salido de la escuela, el pequeño chico caminó sin ningún rumbo en específico, tirando con él a un preocupado y confundido JungKook y arrastrando su bolso deportivo. Habían sido muchas imágenes para procesar, muchas palabras, muchas decisiones en tan solo un minuto. ¿Se había separado de Min? ¿Podía estar verdaderamente tranquilo?

En silencio, JiMin aprovechó cuando las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer para poder soltar todo lo que tenía. Dejó que algunas lágrimas se escaparan, sin embargo, ya había tirado muchas en ocasiones anteriores. La garganta le ardía, le quemaba el pecho y sentía cómo sus labios se curvaban en una triste silueta. No tuvo un último beso lindo con Yoon, un abrazo, una mirada... Terminaron de la peor manera y de la más tóxica posible.

Tal vez eso necesitaban ambos para acabar su historia, un final crudo.

En la actualidad, refugiados del aguacero, admitió abiertamente lo que ocurría en su interior. Claro que no se olvidaría tan rápido de Min YoonGi, sería imposible porque había muchos buenos y malos momentos; pero no quería dejar pasar esos sentimientos que surgían desde su interior cuando rondaba cerca de JungKook. No quería asegurar que se estaba enamorando otra vez, al menos no por ahora... Pero al verlo ahí, junto a él, escuchándolo y viéndolo fijamente con clara preocupación, no podía evitar sentirse seguro y cómodo.

El interior de JungKook también estaba hecho un lío. Primero, la felicidad de haber ganado contra el equipo de Suga; después, su molesta actitud que ni siquiera cambió cuando estaba su novio cerca; al final, huir junto al pequeño sin que le respondiera nada, verle llorar un poco y luego volver a retomar la compostura. Si se hubiera apartado a tiempo del mayor, no habría golpeado a pollito, pero Kook no sabía que eso iba a pasar. Su plan era sacarle los trapos sucios y luego recibir su merecido tranquilamente antes de actuar como si nada, pensar que era el héroe de Park JiMin.

Pero Park JiMin no necesitaba a ningún héroe.

Park JiMin necesitaba a una persona especial que lo amase lo suficiente para ayudarlo a reconstruirse lentamente y pegar los pedazos del daño que su ex le provocó.

—También eres alguien importante para mí, JiMinnie —le susurró. Él le apretó la mano ligeramente y vio por el rabillo del ojo que una pequeña sonrisa se dibujaba en su rostro.

—Lo sé.

—¿En verdad lo sabes?

—Como no tienes idea.

*Partir la madre: Expresión utilizada en diferentes contextos, como "golpe" o, en este caso, "ganaremos" de una forma más ruda e informal. 

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