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CAPÍTULO 5

CAPÍTULO 5

Tal y como el pequeño Park temía, después de la hora del club, JungKook se quedó con él hasta el final e hizo toda clase de preguntas relacionadas a esa extraña relación; esta vez HoSeok se quedó para ayudarle a responder y SeokJin se unió más tarde, cuando salió de teatro. Los tres amigos explicaban con detalle la situación, narrando sucesos para justificar el actuar de YoonGi y evadiendo dudas difíciles de responder; la verdad era que ninguno sabía por qué seguían los 4 juntos, si se volvió un maldito. Tal vez querían pensar que ese muchacho seguía siendo el mismo que el de hacía años o, simplemente, no sabían salir de ese embrollo.

—Es patético —aseguró Jeon hasta el final de la charla, sin cambiar de opinión. Más que patético, era estúpido. No era necesario tener una visión de halcón para saber que las marcas que el más bajo tenía eran por la brusquedad del implicado.

De esa forma, llegó el viernes por la tarde. El trío de compañeros no se dignó a dar mucha información al castaño, temerosos e indecisos de que algo pudiesen hacerles o que dijeran alguna tontería. ¿Seguían con él por miedo, lealtad o por la costumbre de estar juntos?

Tras la cena, JiMin subió a la habitación de TaeHyung, su hermano mayor, para ver qué podría usar de su ropa para salir a pasear. Quería ir al cine o al parque, aunque fuese solo; sus amigos estaban ocupados "estudiando" para biología, definitivamente no iría con su novio y le daba mucha vergüenza invitar a alguien más.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó el mayor, confundido, descubriendo al teñido rebuscar entre sus prendas más pequeñas.

—¡Busco algo bonito que ponerme! —Respondió.

—Oh, ¿tendrás una cita? —V, como lo llamaban en la universidad por una larga historia, se recargó contra el marco de la puerta y se llevó su paleta de fresa a la boca.

—¡Mi póster de Lady Gaga! —Exclamó JiMin, contento, sacando un polvoriento y arrugado papel. ¿Cómo llegó ahí? Ni idea—. Sí y no, respecto a la cita.

—¿Saldrás con un amigo? —Pese a ser su hermanastro, TaeHyung hacía excelente el papel de hermano mayor sobreprotector que no deja de hacer preguntas.

—No saldré con nadie, ¡tendré una cita conmigo mismo! —Dijo con una sonrisa, sacando una camisa de cuadros junto a un pantalón que, al parecer, era suyo—. ¿Cómo demonios encuentro mis cosas en tu armario siempre?

—Mamá —buscó una explicación fácil de creer, alzando los hombros.

—Ah.

V pasó a su recámara, cerrando la puerta detrás de él y dándole la espalda a su hermano mientras se cambiaba de ropa con el conjunto que escogió. Si bien no había lazos sanguíneos, la unión de sus padres sucedió cuando eran tan jóvenes que se veían como una familia de sangre; así que no, no había lugar para morbo.

—¿Tu ordenador sigue sin funcionar? —Preguntó JiMin, abrochándose los botones de la camisa y adivinando que el mayor se acercaría a comprobar si era cierto o no.

—Sí. ¡Va súper lenta! Ya no sé qué más hacerle. Tendré que llevarla a reparar o algo... ¡Y de seguro cuesta un ojo de la cara! Mi dinero de universitario no será suficiente —masculló, dando una patada a su escritorio antes de soltar un gemido de dolor por la fuerza que no manejó—. ¡Con un carajo!

—¿Quieres que le hable a un amigo? —Ignorando el incidente, el de cabello rubio se acercó al espejo y se arregló lo que restaba. ¡Vaya que echaba de menos esos jeans! Le ajustaban muy bien.

—¿Jinnie tomó un curso de computadoras? —Quiso saber, curioso. JiMin negó, divertido—. ¡Ah! Entonces Hobie... —Volvió a negar, confundiéndole aún más—. ¿YoonGi y tú ahora solo son amigos...?

—No —desafortunadamente.

—¿Tienes más amigos? ¿Tú?

—Bueno, algo así... Un compañero cercano —aclaró el joven, mandando un mensaje a JungKook. Estaba seguro de que hacía unos días habían hablado de lo bueno que era el chico en eso porque recordaba cómo se burló de él diciéndole que era un sabelotodo.

—Ah...

Por suerte para Tae, JungKook no se hizo de rogar mucho tiempo y llegó muy rápido a la casa pese a lo tarde que era. Saludó muy amablemente a todos los integrantes del hogar y subió directamente a lo que iba, casi como si fuese su verdadero trabajo; así que eso le sorprendió mucho al mayor de los hermanos, acostumbrado de ver cómo otros muchachos tenían segundas intenciones con el menor.

JiMin, atravesado en la cama y recostado boca abajo, movía sus piernas flexionadas mientras veía fijamente al castaño hacer sus cosas con la laptop de V y comía algunas dulces uvas. Era muy atractivo concentrado.

—¿Se conocen desde hace mucho? —TaeHyung habló de repente. JungKook alzó la mirada un breve segundo hacia el más bajo antes de volver a lo suyo, sorprendiéndole. ¿Acaso esperaba que él respondiera?

—Pues... —Soltó, tras atragantarse de manera algo preocupante con una uva—. Hace unas semanas, sí. Está conmigo en baile también.

—¡Oh! Pensé que estaría en algo raro como informática y esas cosas... —Habló de manera imprudente el muchacho, haciendo que su hermano menor lo fulminara con la mirada—. Quiero decir... ¡No es que sea raro! Ya sabes, algo complicado para la gente normal...

—¡Tae...!

—En mi antiguo instituto lo estaba —JungKook interrumpió el reproche de JiMin y cerró la portátil del universitario tras un rápido escaneo más—. Ya he terminado. ¿Algo más?

—¿Qué le hiciste? —Preguntó V, acercándose como si fuera a explotar—. ¡Le hice de todo antes!

—Cosas que la gente normal no entendería —Kookie le guiñó un ojo cuando tuvo puesto su suéter y dejó que el pequeño lo llevase a otra parte de la casa—. Bye, bye —se alcanzó a despedir con un gesto lejano.

Dejando a un confundido y alterado muchacho detrás, JiMin condujo a su compañero escaleras abajo y se detuvo en el vacío pasillo que llevaba a la entrada principal. JungKook debía de admitir que, gracias al aura de grandeza que inspiraba el joven, se sorprendió al ver que vivía en una casa de tamaño promedio. Esperaba tremenda mansión.

—Gracias por venir tan rápido. Mi hermano llevaba varias semanas sin hacer que su computador funcionase.

—Me convenciste con tu trato, ¿qué puedo decir?

—Sí, bueno, lástima que te mentí —Park sonrió de lado cuando un decepcionado Jeon dio un paso hacia él para sacudirlo un poco de los hombros.

—¿Ni siquiera uno?

—Ni siquiera uno —repitió, apretando suavemente sus mejillas, haciendo que sus finos labios se abultaran.

—Haces que venga aquí pensando que habrá una recompensa y es mentira. Eres cruel, Park JiMin.

—Y tú muy fácil de engañar, Jeon JungKook —Minnie nuevamente sonrió cuando el contrario rozó el pulgar contra su mentón, dejando una cálida sensación y un vuelco a su corazón con su paso—. Y no me hagas esos ojos de perrito regañado. No funcionan conmigo después de tanto tiempo con Jin-hyung y Hobie.

—¿Puedes llevarme de paseo al menos? —Quiso saber—. ¡Es lo mínimo que puedes hacer después de engañarme y decirme perro!

—"¡Es lo mínimo que puedes hacer después de engañarme y decirme perro!" —Lo imitó el otro con una voz aún más aguda que la suya, acercándose al perchero para coger un suéter y dirigirse a la salida.

—¿Eso es un sí? —Preguntó un esperanzado Kook.

—"¿Eso es un sí?"

—¡JiMiiin-ah! ¿Me estás imitando? —Atravesó la puerta haciendo morritos.

—"¡JiMiiin-ah! ¿Me estás imitando?" —Cuando estuvo a punto de cerrar la puerta al estar ambos afuera, vio por la rendija nuevamente a TaeHyung quien muy animadamente levantaba su pulgar antes de cerrarla por completo. ¿Qué le habrá querido decir?

—No seas cruel, Minnie...

—Y tú no seas confianzudo —le protestó, pellizcando la punta de su nariz mientras reía para después adelantarse hacia cualquier dirección con las manos en los bolsillos.

—Tú eres quien me provoca y se va —se quejó, recordando los incontables movimientos sexys que hacía en clase de baile y cambiando un poco de tema por divagar ante el recuerdo.

—Que te guste verme al bailar no significa que te esté provocando.

—Pues siempre me ves a través del reflejo y mueves tu trasero frente a mí.

—¿Estás seguro de que es a ti a quien veo? —Preguntó con una sonrisita. Kookie se mantuvo callado con las mejillas rojizas, por lo que hizo reír al rubio—. Así es el baile, te lo recuerdo.

—En ese caso, eres un peligro bailando —Aseguró sin dudarlo. No estaba ciego y esa noche había visto cómo esos jeans resaltaban sus grandes caderas. Sí, definitivamente era más sexy que el Diablo, y Park lo sabía.

—¡No seas sucio, Jeon JungKook! —Le regañó, dando un suave golpe a su hombro, escondiendo que, muy en su interior, le gustaba esa atención. Es decir, sabía que muchas personas lo veían más de la cuenta (llegando a ser tan asquerosos que hasta agradecía a YoonGi y a sus celos enfermizos), pero Kookie lo hacía todo más divertido, en especial porque exageraba sus ademanes y fingía caer rendido a sus pies. Era un payaso, sin duda. Tal vez él también le habría hecho esa clase de comentarios, si no fuera porque aún respetaba su relación con Min. 

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