CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 30
Apenas estuvieron listos, el grupo de amigos se dirigieron desde muy temprano al aeropuerto más cercano para poder despedirse de su pequeño Park. Fue una mañana muy movida, en realidad, pues primero comenzó con la euforia de haber visto a JungKook en la casa, luego con el revuelo de quién se ducharía primero, quiénes estarían ayudando a recoger todo el desorden que había regado y quién prepararía el desayuno.
Cuando estuvieron abordo de la camioneta de JongSuk, los mayores iban en la parte delantera compartiendo el desagrado de haber despertado con una horrible resaca y, en el caso de TaeHyung, un mareo que apenas le permitía ver fijamente con quiénes hablaba debido a su poca resistencia al alcohol; el menor de los Seok iba sobre las piernas del mayor, jugando con sus manos que le servían como cinturón de seguridad; por su lado, JungKook abrazaba por los hombros a su novio mientras éste tenía la cabeza contra su pecho. No habían intercambiado muchas palabras para evitar llorar, otra vez, pero no se habían separado del otro después de desayunar.
Los padres de JiMin, pese a que querían acompañarlos, decidieron dejarlos a solas. Sabían que fueron meses complicados para su hijo y los demás chicos, por lo que apreciarían más un momento entre ellos que con dos adultos presentes; sin mencionar que ellos tenían boletos para irlo a visitar el próximo fin de semana y no tenían ningún pendiente con la familia que acogería al menor, pues era muy cercana a su madre. Tenían un hijo de la misma edad que el rubio llamado TaeMin con el que solía jugar cuando eran muy pequeños.
—Estoy nervioso —murmuró el más bajo cuando sacaron su equipaje de la cajuela. El viento estaba fresco y le despeinaba el cabello—. Nunca he viajado solo, ¡mucho menos en avión!
—Irán como cien personas contigo, JiMinnie. No te preocupes —bromeó, sarcástico, el amigo de su hermanastro. El implicado entornó los ojos, sonriendo y acercándose para volver a coger la mano de su novio.
—No es un viaje largo, tranquilo —alentó el castaño, de hecho, y besó su coronilla—. Además, ¿quién sabe? Puede que te quedes dormido en el camino y no te des cuenta del tiempo.
—Ni loco me quedaré dormido. ¡Me pueden robar algo!
"Tan paranoico, como siempre..." Pensó Jin, evitando reírse al ver a su amiguito.
—Espérenme aquí. Iré a pesar el equipaje y revisaré el papeleo de mi hermano —señaló TaeHyung, retirándose del grupo cuando estuvieron dentro del gran edificio. El azabache lo siguió junto a JongSuk porque no confiaban en el chico y sus mareos, dejando así a los tres más jóvenes frente a las tiendas de souvenirs, libros y revistas.
Jung miró a la pareja que estaba frente a él en silencio, dudoso en si decir algo o solo quedarse como hasta el momento. Parecían estar encerrados en su mundo, abrazados y temerosos de la hora no lejana en la que tuvieran que separarse. Le enorgullecía mucho que su mejor amigo haya encontrado a un chico tan atento y lindo como Kook, pero se sentía algo ansioso por el futuro que les tocara vivir como pareja. La distancia no era buena para una pareja tan joven, o al menos eso pensaba él; sin embargo, si se veía en una situación similar con su novio, creía que habría hecho exactamente lo mismo.
JiMin se paró de puntitas y besó el cuello del castaño desde detrás y le robó un par de risas nerviosas al muchacho. Ho suspiró y sonrió, llevándose las manos a los bolsillos de su sudadera.
—¿Les necesito recomendar un motel cercano? —Park rio, apartándose solo un poco de su chico y negó.
—Oigan, chicos —habló Jong, acercándose con el resto—, dicen que se adelantó el vuelo. JiMin necesita estar en la siguiente sala para...
—Su atención, por favor. Vuelo número 1109 con destino a Seongdong, Seúl, mi nombre es Kim JunMyeon. Por favor, tengan listo su pase de abordar y su tarjeta de identificación. Comenzaremos el abordaje únicamente con pasajeros que requieran asistencia especial.
La voz del sobrecargo por los altavoces les provocó callar unos segundos, reteniendo el aire en los pulmones y sintiendo que el corazón les dejó de latir por unos segundos. Todos sabían que no había vuelta atrás y que la hora de decirse adiós llegó.
Los primeros en intercambiar mirada fueron los hermanastros, quienes muy apenados terminaron por rodearse con los brazos en un caluroso abrazo que duró poco más del minuto. ¿Cómo expresar esos sentimientos de ansiedad, temor y felicidad que tenían, si eran tan diferentes? Pasaron gran parte de su vida juntos, no existían secretos entre ellos, se apoyaban en todo, compartían cada pequeño recuerdo y se conocían como las palmas de sus manos.
—Ten cuidado en la gran ciudad, enano —susurró V con su típica voz áspera y serena, despeinándole el cabello teñido—. Nos mandas un mensaje por el grupo de la familia cuando estés en el avión, cuando hayas llegado a Seúl y cuando estés con la señora Lee, ¿bien? No olvides comer adecuadamente, no te estreses con la escuela, abrígate bien...
—TaeTae —rio el bajito, provocando que su hermano entornara los ojos con una sonrisa—, puedo decir lo mismo para ti. Cuídate en la universidad y no olvides entregar tus trabajos a tiempo. Cuida mucho a Jin-hyung, ¿bien? Ayúdalo para que no baje su buen promedio cuando entre. ¡Quiero ver a los tres como los mejores actores de Corea del Sur!
—Oh, pollito —exclamó en ese momento Kim, también acercándose para abrazarlo y besar su frente con esos belfos regordetes y rosados que tenía—. No te preocupes por nosotros, ¿bien? Estaremos aquí y te iremos a visitar apenas podamos. ¡No te pongas a dieta! Quiero ver a un JiMinnie sano y fuerte cuando vaya, no a uno enfermo y débil por mala alimentación y exceso de baile.
—Ay, hyung... ¡Te echaré mucho de menos! Gracias por todo lo que han hecho Hobie y tú por mí. ¡Los adoro!
—JiMin-ah —lloriqueó en ese momento el menor de los Seok, acercándose para extender el abrazo con tres personas—, ¿qué haré sin ti en clase de baile? Es decir, ¡he perdido a mi pareja de baile!
—Tendrás a Kookie y podrás centrarte en la academia donde te inscribiste. ¡Sobresaldrás por tu propio brillo! Verás que, en el futuro, nos enfrentaremos tú y yo en un escenario o algo así. ¡Hazme sentir más orgulloso de ti, HoSeokie! —El mencionado sorbió su nariz, asintiendo y abrazando ahora solo a su novio.
Para ese punto, únicamente quedaban JongSuk y JungKook, pero el mayor se había hecho a un lado para que el resto pudiera despedirse como era necesario; sabía que él no era tan cercano al resto, como lo era de TaeHyung o SeokJin. Únicamente le dio un apretón de manos, deseándole buena suerte en el viaje y pidiéndole que avisara cuando llegara a Seúl.
—JiMinnie...
El murmuro salió de los pequeños labios de Jeon en un pequeño suspiro, mirando fijamente a su novio antes de cubrirle con sus brazos, tal y como el resto hicieron. No se dijeron nada durante un momento, hundiéndose únicamente en el aroma del otro para obligarse a recordarlo la mayor parte del tiempo que les fuera posible y sintiendo esa calidez que no volverían a tener contra su cuerpo hasta dentro de algún tiempo. Rozaron sus labios en incontables besos que duraban menos de un par de segundos, se sujetaron con fuerza y se obligaron a guardarse una gran cantidad de palabras para evitar que alguno derramara más lágrimas de lo que hicieron la tarde anterior. Debían de ser fuertes para el otro.
—Ten mucho cuidado, JiMinnie. Mándame un mensaje apenas subas y bajes del avión, ¿bien? —Susurró con la frente apoyada en la del más bajo—. Prometo irte a visitar apenas tenga más dinero ahorrado y se calmen las cosas con mi abuela.
—No te apures, JungKookie. Tu familia es primero —le recordó JiMin, sonriendo con esa típica dulzura en él y ganándose un beso estampado sobre sus labios que le aceleró el bombear de su corazón.
¿Cómo decirle que quería verlo todos los días, como siempre? ¿Cómo explicarle que, si le pedía que se quedara, él lo haría con mucho gusto para seguir a su lado y buscar otra alternativa que les permitiera verse más seguido...? ¿De qué forma podía agradecerle que nunca haría lo anterior porque quería verlo triunfar?
—Te amo demasiado, JungKookie —dijo—. Esfuérzate mucho para entrar en la misma universidad que Jin-hyung y el resto, ¿bien? ¡Y no olvides comenzar con tus vídeos en el canal de YouTube que te abriste la otra vez! Estoy seguro de que podrás con eso y más.
—Y tú no olvides seguir practicando tu baile y meterte a las clases de canto que mencionó tu amigo la otra vez, ¿de acuerdo?
—No será mucho tiempo.
—No será mucho tiempo —repitió JungKook con una sonrisa triste.
—Segundo aviso para el vuelo 1109 con destino a Seongdong, Seúl.
Así fue cómo el grupo de amigos compartieron una última mirada, antes de ver partir al más bajo rumbo al área de revisión.
—¡Te amo, Jeon JungKook! —Gritó, sacudiendo su mano antes de adentrarse por los detectores de metal y, con ello, perderse de vista para el grupo. No le dio tiempo a responder al pobre castaño, dejándolo acelerado con el resto. Su corazón parecía haber disminuido preocupantemente su ritmo cuando comenzó a ver la cabellera de su pequeño alejándose sin haberle podido gritar que también lo amaba.
La palmada de uno de los chicos le hizo saber que tenían que irse.
—Vámonos, JungKookie —era JongSuk—. Hablarán más tarde de todo lo que no pudieron hacer ahora, ¿de acuerdo? Ahora debemos regresar a recoger unas cosas a casa de SeokJinnie.
—¿Es normal que me sienta tan preocupado por él? —Preguntó, ganándose una risa de Tae. Frunció la nariz como respuesta.
—TaeHyung-ah, no te burles —le regañó el otro universitario, golpeando su nuca—. Es normal, JungKookie.
—Estará bien en Seúl —aseguró Jin.
—Además, ¡ya te hemos dicho que podemos visitarlo siempre que lo extrañes! Entre todos podemos cooperarnos para juntar lo necesario e ir —HoSeok alentó.
—¿Podemos ir ahora mismo? —Preguntó el inocente Jeon, ganándose nuevamente la risa de V.
—¿Qué te parece cuando esté completamente instalado y ustedes no tengan que ingresar pronto a la escuela? —Recomendó el de cabello grisáceo—. Tú y Hobie entrarán a su último año de instituto, SeokJinnie estará en su primer año de universidad y JongSuk y yo comenzaremos con proyectos y tareas pesadas los primeros días, posiblemente. Dale tiempo al tiempo, Kookie...
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