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CAPÍTULO 16

CAPÍTULO 16

—¡JungKook-ssi, sostenme bien!

—Kim TaeHyung, ¡suelta la mano de mi novio ahora mismo!

—Amor, no estamos haciendo nada. Yo no lo veo como...

—¡Su mirada dice lo contrario, Jin-hyung!

—¿Podrían callarse de una buena vez? Alguien acá atrás está intentando dormir porque no lo dejaron descansar durante toda la noche.

Por la mañana del día siguiente, el grupo de los seis amigos habían decidido salir a dar un paseo por el distrito. Todos habían acordado en que el ir a la playa no era buena idea debido al clima tan fresco que había, lo cual fue algo deprimente, pero no querían estar todo el día en casa de SeokJin, por lo que eligieron ir a un salón SPA con aguas termales dentro. Decidieron rentar una camioneta para tener más espacio, pero se habían acomodado casi como el viernes: TaeTae y Jin en la parte de enfrente con J-Hope y JongSuk detrás, mientras que JiMin y JungKook se fueron hasta la tercera división... Pero fue una elección muy poco sabia, ya que Park, sin dudarlo un poco, se había sentado nuevamente sobre los fuertes muslos del chico restante.

En la noche, los seis se habían desvelado viendo películas de terror, pese a que Lee ya no tenía energía y solo quería descansar; esa era la razón por la cual le molestaba la actitud inmadura de Hobie y V en ese momento. Si alguien más los viera y no conociera su historia, pensarían que Jung es un novio tóxico o que SeokJin no ponía trabas a Tae; sin embargo, no era así. El mayor molestaba siempre a HoSeok en broma, él se lo regresaba y Jin se divertía viéndolos; su mejor amigo y su novio.

—Sostenme, Kookie. Mi hermano maneja muy mal cuando no conoce la ciudad —murmuró, haciendo que el castaño riera. Su risa tenía un sonido gratificante para el más bajito, por alguna razón. Amaba ver cómo echaba para atrás la cabeza y arrugaba los extremos de sus ojos mientras expulsaba la carcajada.

—Ey, ustedes de allá atrás —el mayor de los Kim habló, viendo por el espejo retrovisor al par más joven—, ¿por qué se vienen así? No hemos gastado dinero en una camioneta para que vayan igual que en el camino para llegar.

—Ah, ¿no?

—Calla, HoSeok...

—Déjalos, Tae. Me dieron oportunidad de poder recostarme más a gusto sobre las piernas de Hobie —dijo JongSuk, picoteando la panza de Jung.

—Bah. Pudiste haberte ido atrás y tenías más espacio.

—¿Te estamos estorbando? —Preguntó JiMin, pues quizá su silueta era alta y no permitía ver hacia atrás. El de cabello grisáceo negó—. ¿Entonces?

—Se me hace sospechoso que anden tan juntos, apartados del resto. Eso es todo —respondió, volviendo a mirar el camino. Ya casi llegaban.

—Uuuh —exclamó HoSeok, alzando sus cejas en un divertido baile—. No hagan cosas sucias ahí atrás.

—HoSeokie...

—Perdón, amor.

JungKook siempre se quedaba callado cuando reñían y hablaban sobre temas así. Nunca sabía qué opinar con exactitud, pero recibía la recompensa más linda de todas: una sonrisa avergonzada con ojitos media luna por parte de Park. Era adorable. Demasiado. Sus mejillas, su nariz, sus ojos, su frente, mentón, quijada, sus clavículas y esos labios esponjosos que le hacían mal viajarse en un mundo de tantas impurezas y ternura a la vez, lo tenían comiendo de su mano. Solo se había puesto un lindo suéter azul marino con una letra "M" en grande por la parte de enfrente y unos jeans oscuros, nada especial, pero era suficiente para tenerlo de su perrito faldero.

Él tampoco iba tan mal, o eso quería pensar, solo iba... Cómodo. Un conjunto de camiseta y jeans negros, con una clase de suéter azul grisáceo que tenía la parte interna hecha a base de algún material calentito.

El viaje duró apenas unos minutos, pues el bello y lujoso local no estaba tan lejos de la residencia Kim; era algo a lo que probablemente ninguno asistiría, pero querían disfrutar del fin de semana como era debido. El SPA tenía una hermosa entrada y el interior olía muy bien, aunque ninguno tenía la delicadeza suficiente en el olfato para poder averiguar qué era.

Tomados de la mano, J-Hope y Jin fueron los primeros en entrar para dirigirse a las chicas dedicadas a la organización y pagos; luego entró JungKook junto a JongSuk, pues estaban en medio de una discusión sobre cuál película de Iron-Man era mejor; al final entraron los hermanastros, quienes cargaban con la mayoría de las pertenencias olvidadas en la camioneta.

—¡Vamos, muchachos! La señorita nos dirá dónde podemos cambiarnos —Jin dijo, siguiendo a la encargada con una hermosa sonrisa y sujetando con fuerza la mano de su novio.

—Bah. Parece que estamos en un viaje familiar y que somos los niños —TaeHyung habló, entregándole sus pertenencias a su compañero de la universidad—. Necesito una buena cerveza.

—Te ves taaan como un tonto celoso, TaeTae —Park dijo, dándole sus cosas a JungKook—. Vamos, conejito. Jin-hyung y Hobie se adelantaron mucho.

Llegando a la habitación donde podrían cambiarse, Jin habló:

—El paquete que hemos comprado tenía la opción de escoger entre sauna o aguas termales, pero escogimos la segunda, ¿está bien?

—Es mejor que sudar como puercos...

—¡JongSuk!

—Uy, perdón. Es la verdad.

La elección de aguas termales se había tomado desde que se cambiaron los planes de último minuto, por lo que la idea de estar entre esas aguas cristalinas se les había formado en la cabeza a partir de ese momento; la sauna no era algo que disfrutaran todos, aparentemente.

—Hyung, es muy lindo el lugar al que nos trajiste —dijo JiMin a Jin, una vez terminó de ponerse su bata blanca con las iníciales del SPA. Los de labios abultados se abrazaron un poco, sonriendo.

—Bueno, andando —animó él—. Quiero relajarme junto a mi príncipe.

—Oh, no. Hemos prometido que nada de cosas sucias frente al resto.

—¿Estás celoso, TaeHyung? —Preguntó HoSeok, sonriendo con grandeza.

—Claro que no —masculló, siguiendo a ese par junto a Lee—. Son la única pareja, solo digo que no sería justo y no quiero que dañen la mente sana de mi hermano menor. Ustedes están enfermos.

—Podrían hacer un trío...

—¡JONGSUK! —Exclamaron los tres.

JungKook suspiró, negando muy apenas. Tenía la mirada fija en el teléfono, pues se percató que había perdido una videoconferencia con su hermano; cuando llegaron por la tarde anterior, olvidó quitarle el silenciador.

—Vete adelantando, si quieres —dijo a pollito, sentado en una banca de madera. Como si hubiera dicho todo lo contrario, el de cabello rubio se sentó a su lado y también echó un vistazo a la pantalla del celular.

—Me quedaré a esperarte y sostendré por ti el teléfono. Tenemos tiempo... ¡Y quiero conocer a tu hermano! —Se le oía tan animado y alegre que le fue imposible negarle. Park se hizo cargo del móvil, tal como prometió—. JungKookie, has venido a un viaje con mi hermano y no me has presentado a tu familia. ¿Qué clase de amigo eres?

Rio, enternecido, y despeinó su cabellera. No lo había llevado, pero toda su familia sabía de él gracias a que siempre charlaba de lo que hacía durante clases. ¡Por supuesto que no se saltaría la parte en la que conoció a aquel bello angelito!

JungHyun, el hermano universitario de Kook, volvió a llamar en ese momento. Aceptó la videoconferencia y esperó a que la pantalla cargase sus rostros.

—Hermano, ¡al fin respondes! ¿Sabes cuántas veces tuve que llamarte para poder preguntarte qué tal te la estabas pasando con tus amigos?

—Ah... ¿Dos, contando esta?

—¡Sí, exacto! Con una es más que suficiente —el menor entornó los ojos, avergonzado—. ¿A dónde van ahora? Creí que irían a la playa.

—El clima está frío, así que Jin-hyung nos recomendó venir a un SPA con aguas termales y sauna.

—Ah... —Suspiró—. Lo que daría por tener amigos así, en cambio tengo a esta bola de holgazanes. ¡QUITA ESA BESTIA DE MI CAMA, PARK JUNHEE!

—¡ES SOLO UN PERRITO!

—¡ES UNA BESTIA PORQUE ORINA EN TODAS PARTES Y ESTÁ PROHIBIDO TENER MASCOTAS AQUÍ ADENTRO! —JungHyun vivía en la residencia para alumnos de la universidad porque el hogar de los Jeon era muy lejano y quería ahorrar algo de dinero—. Bueno, ¿qué decía...? Ah, sí. Ya quisiera tener amigos así. Leí el mensaje de que el tal JongSuk estaba por ahí, ¿dónde está ese actor de cuarta?

—Todos se fueron a meterse ya —le explicó, buscando la posición perfecta para verse bien—. Solo estamos JiMinnie y yo aquí.

—¡Oh! ¿El famoso Minnie está ahí? —Preguntó, sumamente interesado. Se acercó a la pantalla y echó un vistazo más exhaustivo a la habitación donde estaba su hermano menor para ver si se topaba con aquel misterioso muchacho del que tanto había oído. El vestidor era enorme y con un montón de casilleros hechos de alguna imitación de madera—. ¿Y por qué no lo veo?

—¡Hola! —JiMin mostró su manita desde el otro lado del teléfono—. Mucho gusto.

—¿Qué haces atrás de la cámara? Por favor, Kookie, ¿así tratas a tus intereses románticos?

—¡IGUAL QUE TÚ, JEON!

—¡CÁLLATE, DONGHUN!

JungKook pidió disculpas con la mirada a JiMin por la actitud de su hermano y sus amigos. Park, por su parte, carcajeó y entre ambos buscaron un lugar donde pudieran apoyar el teléfono para que ambos pudieran salir en cuadro.

—Bah. ¡Qué guapos se ven los dos! Los genes Jeon son los mejores. Aprovecha.

—Gracias por el consejo, hyung —agradeció, echando un vistazo al nervioso Kook a su lado—. ¿Qué estudias?

—¡¿PODRÍAS CALLARTE DE UNA BUENA VEZ, CHAN?! —El mayor de los Jeon seguía discutiendo con sus compañeros de piso—. Diseño gráfico. ¿Y tú? ¿Qué quieres hacer?

—Planeo estudiar artes modernas, pero quiero dedicarme al baile.

—Oh, mi hermano me mostró unos vídeos que... Oh, espera, ¿no debía de decir eso? —Preguntó, al ver la cara de negación rotunda por parte del menor—. Es decir... Ya sabes... Eh... Los del show de talentos. ¡Bailaste muy bien!

—¿Me tomas vídeos cuando bailo? —Preguntó Park.

—Yo... Ah... —Balbuceó. Decirlo en voz alta se oía peor de lo que era, por lo menos según él—. ¿Tal vez...? Me sirve para ensayar a mí también, ¡así que lo hago con el fin de aprender también mis partes! Lo juro.

—Oh, JungKook-ssi, ¡eres adorable! —Soltó, acercándose a abrazarlo sin dudarlo y le restregó sus redondas mejillas contra su pecho. Verlo nervioso siempre era un gozo para pollito.

—De nada, hermano —JungHyun dijo, burlón, al ver cómo ambos habían terminado por acurrucarse en el otro gracias a su error—. ¿Planean salir hoy, a parte del SPA? ¿A qué hora volverán mañana?

—Aún no sabemos. ¿Por qué? —Preguntó el muchacho, acariciando el cabello del rubio.

—La siguiente fecha para que se muden es pronto, quizá terminando tu año escolar —explicó muy tranquilo. Era normal para todos, después de todo—. Papá hablará contigo al llegar.

—¿Muden? —Preguntaron a la vez los amigos, aunque por razones completamente diferentes. JiMin miró al otro en busca de respuestas, atemorizado ante la idea de tener que separarse tan pronto. ¡Apenas estaban siendo un poco más que amigos!

—¿No irás con nosotros? —El menor de los Jeon, en cambio, estuvo un poco más preocupado ante la idea de estar separado de su hermano.

Park mantuvo sus ojos clavados en el atractivo perfil del chico que tan acelerado lo dejaba con solo una sonrisa. ¿En verdad debían de mudarse tan pronto? ¡No habían durado ni siquiera un año! Sabía que su marcha era una horrible posibilidad, pero eso era una injusticia del destino, más bien.

JungKook había sido su boleto ganador. Llegó justo en el momento indicado de su vida, ayudándole a dar ese paso que tanto había evitado durante muchos meses: terminar con Min YoonGi y abrirse camino nuevamente en el amor.

Desde el momento en el cual Jeon puso un pie dentro de las instalaciones, supo que tenía un algo especial que lo llevaría a hacer cualquier tontería, si lograba hacer que su corazón latiera con rapidez cada vez que sus miradas se topaban... Claro que lo negó durante los primeros días, excusándose que solo sentía una atracción por ese bello y coqueto rostro, lo llegó a tratar con mucha libertad sin siquiera conocerlo y sentía una enorme satisfacción cuando lo descubría tan atento en cada uno de sus movimientos, en sus palabras, en su baile... Con poco tiempo, supo canalizar sus emociones al punto de saber que en verdad le interesaba y que lo volvía como una colegiala enamorada.

Cada ensayo era una tortura. Sus ágiles pasos, su expresión facial tan moldeable, sus calentamientos; su espalda ancha, sus sonrisas, sus muslos, sus ojos tan oscuros y atentos. Cada vez era más pesado, cada hora extra a solas en el estudio le hacía tener un millar de escenas mentales.

Le encantaba Jeon JungKook. Quería tenerlo para él solo.

Decía que quería tiempo, pero cada momento que pasaba a su lado le dejaba tan en claro lo tanto que comenzaba a desearlo de todas las formas posibles. ¿Qué tanto tiempo era correcto para comenzar una relación...? Bah. Le daba igual, si ya se habían declarado abiertamente. En ese momento, solo le importaba tener a JungKook con él todo el tiempo que le fuera posible.

—Entonces, ¿te quedarás a vivir en la residencia? —La voz del joven a su lado le hizo regresar en sí, aunque mantuvo esa aura triste y preocupada—. ¡Qué envidia! No quiero irme. La ciudad es hermosa.

—¿La ciudad o las personas que viven aquí? —JungHyun bromeó. El menor de los Jeon se giró a ver al más bajito, pensando—. ¡PARK JUNHEE, TU PERRO ORINÓ SOBRE MIS APUNTES! ¡MALDITA SEA! ¡SABÍA QUE NO ERA BUENA IDEA TRAERLO! Pero ¿me hacen caso? ¡CLARO QUE NO! Joder. Espérenme ustedes, par de bobos enamorados.

El mayor se levantó de la silla, yendo a perseguir a sus compañeros de piso junto al pobre perrito; pese al desorden del otro lado de la pantalla, JungKook mantuvo fijo su mirar en JiMin. Se veía tan pequeño en esos momentos, tan angustiado. No quería averiguar en qué tanto estaba pensando.

—JungKook-ssi —nombró cuando captó la misma luz de tristeza en la mirada del otro. Su tono de voz era tan bajo y tembloroso, casi nervioso, que destruía el buen humor del castaño—. JungKook-ssi, no quiero que te vayas.

Oh, no. Los bonitos ojitos media luna estaban amenazando por soltar una gran cantidad de lágrimas y Kookie no tenía ni la menor idea de qué hacer. Estaban tan cerca, viéndose directamente y con intensidad; había tanto por decir, pero tan pocas palabras.

—Oye, tranquilo. Aún faltan varios meses y...

—Poco más de dos.

—En dos meses es tiempo suficiente para que haya un cambio de opinión en el pensar del jefe de mi papá. Podría alargar el plazo o hacer que tenga un trabajo permanente aquí... —Park frotó su nariz, inquieto por esas palabras. ¿Y si había un cambio, pero más próximo? No podría con eso, no en ese momento de su vida—. JiMin-ah, no estés triste. Aquí estoy aún y haré lo posible para quedarme, ¿bien?

—¿Por mí?

—Por ti, por Jin-hyung, HoSeok, tu hermano e incluso por JongSuk-hyung... ¡Pero más por ti! —Se apuró a agregar, al notar ligeramente molesto a pollito. Quizá habría sido mejor solo asentir por sus palabras.

—JungKook, le quitas lo romántico al momento —dijo, riendo suavemente y sujetó con fuerza su mano. Siempre compartían esas miradas cargadas de complicidad y una chispa que solo ellos podían descifrar—. ¿Me prometes que lo intentarás?

—Como no tienes idea, Minnie.

En sus ciudades anteriores no estaba el adorable Park JiMin para rogar quedarse; no estaban las risas de HoSeok, la hermosa sonrisa cuadrada de Kim TaeHyung, la arrogancia de Lee JongSuk y la paciencia y empatía de Kim SeokJin. JungKook había tenido muchos amigos y parejas a lo largo de su vida en el instituto, como cualquiera, pero en ningún lugar se sentía como con ellos: en casa.

—¡He vuelto, muchachos!

—¡PARK JIMIN Y JEON JUNGKOOK MÁS LES VALE VENIR AHORA MISMO O IREMOS POR USTEDES PORQUE NO ME HAN LEVANTADO TAN TEMPRANO EN LA MAÑANA PARA QUE NO TODOS DISFRUTEN DE AQUÍ! —La voz demandante de JongSuk provenía de la habitación de a un lado. Los chicos sonrieron, apenados, hacia el teléfono.

—Nos tenemos que ir, hermano.

—¡Cuídate, hyung! ¡Suerte con el perrito!

—Ah, ¡qué mala suerte! ¡SIEMPRE METEN LA PATA! —Fue el último escarmiento por parte del mayor hacia sus amigos, posiblemente molesto por no haber podido hablar en paz con Kook y el chico del que tanto habla.

—Tu hermano es... Lo contrario a ti —dijo una vez colgaron.

—¿Te refieres a los gritos? —Park asintió, sujetando su mano mientras iban a la habitación donde estaban todos—. Bah. No lo has visto cuando tiene novia. Parece un perrito bien amaestrado.

—Mm... JungKook-ah, él dijo que hablabas de mí o algo así, ¿no?

—No oculto nada a mi familia. Saben que me gusta un compañero llamado Park JiMin, sobre los bailes que tenemos juntos... Papá quería que te escribiera un poema para confesarme, ¿puedes creerlo?

—¡Eres tan lindo, Kookie! —Rio, besando su mejilla sin pensarlo dos veces—. Definitivamente no dejaré que te vayas tan fácilmente.

—Créeme, no tienes ningún "pero" de mi parte.

—JungKookie, creo que debemos trabajar tu lado romántico. Eres tan anticuado...

—O tú un cursi.

Cualquiera de las dos opciones podía ser cierta, ¿no es así? Pero se complementaban como nadie más. Todo encajaba en el otro; sus gustos, personalidades, ¡inclusive sus manos!

Capítulo dedicado a fannyezo05.

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