Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10

Al otro día...

Con un fuerte dolor de cabeza, estaba mareada; me enderecé débil y me vi acostada en otro lugar. La desesperación me dominó.

Corrí a la puerta y esta estaba cerrada. Traté de abrirla, pero fue inútil.

_ ¡Ayuda! ¡Ayúdenme por favor! ¡Sáquenme de aquí por lo que más quieran!

No podía creer que mis propios padres me hayan hecho aquello, y peor, que lo hayan hecho solo para obtener la fortuna de Santiago. Nunca les importó mi felicidad. Lo único que siempre quisieron fue una buena estabilidad económica. Eso fue lo que más me dolió.

Me dolió también que se hayan dejado influenciar por Santiago, por su conveniencia.

No, nunca se los perdonaría, nunca.

Pensé en Joey, en mi amado Joey, y me puse a llorar. De pronto, recordé que le había tomado el celular a mi madre a escondidas. Me lo saqué de debajo de mi vestido y lo llamé rápidamente...

Más que desesperado, no sabía qué hacer y solo pensando en mí, sonó su celular...

_ ¡Halo!

_ ¡Halo, Joey!

_ ¡Lucrecia! ¡¿Cómo estás?! ¡¿Dónde estás?! ¡¿Te hizo algo esa gente?!

_ Me sacaron de la ciudad. Estoy en un extraño pueblo. No sé dónde estoy - me puse a llorar y él odió más a Santiago y detestó a mis padres.

_ Pero ¿Cómo fueron capaces tus padres de hacerte esto, cariño?

_ Tengo tanto miedo. Mis padres lo único que quieren es casarme con Santiago. Yo solo te amo a ti mi Joey- se sintió más exasperar y apretó los puños de impotencia.

_ Lo sé amor mío. Te sacaré de ahí, sea como sea, y te traeré conmigo – las lágrimas escurrieron por mis mejillas.

_Joey...

_ No permitiré que te obliguen a casar con ese mal hombre. Es un infeliz.

_... Joey, Rosita murió...

_ ¡¿Qué?!- sentí pasos y me urgí.

_ Debo colgar, cariño, antes que me descubran.

_ No. Dime que no te han hecho nada, por favor.

_ Alguien viene. Te llamaré cuando pueda - sus ojos se quebrantaron de tristeza.

_ Lucrecia.

_ Te amo.

_ Y yo te amo a ti. Siempre...

Gemí de tristeza y escondí rápidamente el celular. Mi padre y Santiago entraron a verme...

Angustiado, no lo aguantó más y tomó su equipaje. Pretendía irse al aeropuerto, cuando lo llamó su mánager...

Santiago con mi padre entraron. Yo lo miré con desprecio y odio...

_ ¿Qué pretenden eh? ¿Dejarme por el resto de mis días encerrada aquí?

_ Te dejaremos libre, sí tú...

_ ¿Si yo qué?

_ Te casas conmigo.

_ ¡Yo nunca me casaré contigo! - frunció el ceño.

_ ¡Como quieras! Tienes todo el tiempo del mundo, encerrada aquí, para decir un sí...

Lo miré con odio y mi padre me miró. Quiso acercarse, pero yo se lo impedí.

_ No te me acerques. No confió en ti...

_... Hija, yo...

_ Sal de aquí. No quiero verte...

Ambos salieron y volvieron a dejarme encerrada...

Atormentado, la preocupación y agonía se lo estaban comiendo por dentro y fuera, y pensando en mí, y en que ahora se le haría más imposible el rescatarme, se le llenaron los ojos de lágrimas y me llamó al celular...

Atenta, me asomé a la puerta, para que no me descubrieran y tomé la llamada...

_ Mi amor.

_ ¿Puedes hablar?

_ Si, ahora sí, Santiago y mi padre acaban de irse, pero me dejaron aquí encerrada, a cargo de una tipa y un hombre.

_ ¡¿Qué?!

_ Me dijeron que no me sacarían de aquí, hasta que yo desista de ti y me case de una vez por todas con Santiago.

_ ¿Ellos no saben de mí? ¿De quién soy yo?

_ No. Estuve a punto de decírselos, pero no me dejaron.

_ Si ellos lo hubieran sabido, yo les hubiera dado toda mi fortuna, a cambio que te dejaran libre y que estuvieras a mi lado.

_ Pero eso no es justo mi vida. Yo no lo hubiera permitido. Es tu dinero, y ni yo, ni mucho menos ellos, tienen derecho sobre el.

_ Niña mía... Hay algo que debes saber, lo que me tiene realmente mal.

_ ¿Qué cosa, amor?

_ Empezaremos una gira en dos semanas más, de la que no me pude oponer, ya que, si no firmaba el contrato, los demandarían a mí y a la banda.

_ ¡¿Qué?! ¡Eso quiere decir que!...

_... No puedo volver Lucrecia. Quiero, pero esto me lo impide. Esa gira ya estaba destinada y no puedo hacer nada para cancelarla... - se me cayeron las lágrimas.

Él se lamentó y se sintió un completo desgraciado.

_... Está bien...

_... Lucrecia, amor, lo siento tanto...

_... No te preocupes... Es parte de tu trabajo... Debo colgar.

_ ¡No! ¡No me cuelgues por favor! ¡Te necesito! - me puse a llorar y él me escuchó.

_...

_ Quiero sacarte de ahí. Te lo prometí y lo voy a cumplir.

_ ¿Y cómo lo harás?

_ Dame tiempo. Trata de ser fuerte, niña mía.

_ No sé cómo lo haré. Mis padres y Santiago me forzarán a casarme, y lo harán.

_ No, sí tú eres más fuerte que ellos. Yo regresaré por ti, y aunque, escúchame bien, tus padres te casen a la fuerza con ese infeliz, yo te traeré sí o sí conmigo ¿Te queda claro?

_ Pero...

_ ¡¿Te queda claro?!

_... Si - las lágrimas volvieron a correrme por las mejillas.

_ Te llamaré todos los días a una misma hora. En menos de lo que pienses, estaré allí junto a ti.

_ No sé cuánto más pueda estar aquí.

_ Lo necesario para que no te cases con ese idiota.

_ Joey, te amo tanto - se sintió triste y peor.

_ Y yo a ti, con toda mi alma.

_ Viene alguien. Debo colgar.

_ Te llamaré en la noche. Cuídate sí.

_ Esperaré tu llamada, mi vida.

_ Te amo.

_ Y yo... adiós...

3 semanas después...

Aquella cabaña se había convertido en una prisión para mí. Mi padre y Santiago iban a verme todos los días; lo que yo odiaba.

Había tratado de escaparme en reiteradas ocasiones, pero todas habían sido un fracaso, al tal grado, de ellos colocarme doble seguridad por toda la cabaña. Todo para que Joey no lograra hallarme, y eso con el pasar de los días estaba funcionando...

Mas que abrumado y desesperado, su gira había comenzado, de la que por más que se opuso, no pudo rechazar y anheló del fondo de su alma, que todos los shows dieran ya por finalizados de una buena vez...

Débil y cansada, me sentía muy mareada. Aquellos últimos días lo había vomitado todo y recostada, lo único que me mantenía con ánimos era su dulce pensamiento y la ilusión de que llegaría y me llevaría con él.

El celular sonó y mi corazón vibró y se llenó de alegría al ver que era él. Rápidamente le contesté...

_ Halo...

_ Hola, mi niña hermosa.

_ Hola mi Joey.

_ ¿Estás sola? ¿Puedes hablar?

_ Si, tranquilo. Los cuidadores andan allá, afuera en el patio.

_ ¿Esos hombres no te han hecho nada? ¿Verdad, amor?

_ No y tampoco se atreverían, ya que mi padre sería capaz de matarlos con sus propias manos, acompañado del cretino de Santiago – advirtió que mi ánimo no era el de siempre.

_ ¿Qué pasa? Te escucho desanimada ¿Te ocurrió algo?

_ Es que no me he sentido muy bien.

_ ¿Qué tienes?

_ Me siento muy cansada, mareada y con muchas nauseas.

_ ¿Nauseas?

_ Si. Todos estos días he vomitado todo lo que he comido - abrió los ojos y sonrió de inmediato.

_ ¿Puedo preguntarte algo, mi vida?

_ ¿Qué cosa, mi amor?

_ ¿Te ha llegado el periodo este mes?

_...

Abrí los ojos noqueada, saqué cuentas y me di cuenta de que aún a la fecha no había menstruado. Mi aliento se retuvo, el corazón se me aceleró y me llené de miedo y de pánico.

_ ¿Amor?

_... No Joey... aún no me ha llegado. Tengo un retraso de dos semanas - sonrió perdidamente.

_ Estás embarazada, mí Lucrecia. Vas a tener un hijo mío - me entró más el pánico.

_ No, es que no. No en estas condiciones - me puse a llorar.

_ No, calma, tranquila niña mía. No te angusties.

_ Tengo miedo Joey. Ahora sí que estoy muy asustada.

_ No temas. Trataré de sacarte de ahí como dé lugar.

_ ¿Y qué pasa si no puedes?

_ No pienses en eso mi vida - sonreí y él también – Vamos a tener un hijo mi Lucrecia. Un hijo de nuestro amor - me emocioné y me acaricié el vientre.

_ Si Joey. Un bebe tuyo y mío... Te prometo ser fuerte.

_ Sé que lo harás y en menos de que lo esperes, estaré ahí contigo - más me emocioné.

_ Te amo.

_ Y yo a ti. Siempre te amaré, más ahora que estás esperando un hijo mío...

Santiago más que furioso por mi "inesperado embarazo", solo quería golpearme para que yo así perdiera a mi bebe, y mi padre más que disgustado, se opuso a lo que Santiago quería hacerme y no se lo permitió. Temía, muy en el fondo temía, él, junto con mi madre, el perderme, como perdieron a Rosita.

Días después...

Recostada sobre la cama, no me sentía muy bien y solo pensando en Joey y en nuestro hijo, solo ansiaba una llamada suya, cuando de pronto, Santiago entró a mi dormitorio y yo me alarmé...

_ ¿Qué quieres, Santiago?

_ ¿Por qué me hiciste esto, Lucrecia? Te acostaste con ese infeliz y ahora tendrás un hijo de él.

_ Ese infeliz, como le dices, es mucho más hombre que tú, ya que él si me ama, no como tú.

_ ¡Cállate! ¡Cállate! Si no quieres que...

_ ¡Que! ¡¿Volverás a golpearme acaso?! - me miró irritado e intimidante.

_ ¿Cómo no te das cuenta de que todo esto lo hago por tu bien?

_ ¡Por mi bien! ¡Sí quisieras mi bien, no me tendrías secuestrada en esta cabaña, rodeada por todos esos infelices y dejarías irme con Joey!

_ ¡No! ¡No te irás con ese hombre, de mala muerte, para ser su querida! ¡Antes, prefiero matarlo y luego te mato a ti! - abrí los ojos.

_ Me arrepiento tanto de haberte conocido y haber sido tu novia - sus ojos se quebrantaron - ¡Sal de aquí! ¡Sal de mi dormitorio!

_ ¡No me interesa cuanto ahora me odies, porque, aunque te rehúses, serás mi esposa!

_ ¡Nunca lo seré, cobarde! ¡Antes prefiero pasarme toda la vida encerrada aquí!

_ ¡Como quieras!

Me dijo y me cerró la puerta. Yo desesperada, corrí hacia ella y Santiago la cerró con pestillo.

_ ¡No! ¡Santiago! ¡Abre la puerta por favor! ¡Ábrela por favor! ¡Quiero irme con Joey!... Joey...

Triste, me habían ido a dejar comida, pero yo no tenía ánimos de comer y con los ojos hinchados de llorar, el celular sonó. Lo tomé sin ánimos...

_ Halo...

_ Hola, amor mío.

_ Hola, cariño - sonreí melancólica y él lo advirtió.

_ ¿Qué pasa, niña mía?

_ Ya no quiero seguir más en este lugar. Quiero irme y vivir mi embarazo a tu lado...

Sintió mi pena, y angustiado, se sintió un desgraciado e inútil por no poder hacer algo más, para poder ayudarme y sacarme de ese tormento. Apretó los puños con impotencia y furia.

_... Joey, amor ¿Estás ahí?

_ Si mi hermosa. Trata de calmarte por favor - sonrió con melancolía- Piensa en nuestro bebe.

_ Lo sé, perdóname.

_ No, yo soy el que te pide perdón por no poder sacarte de ahí y tenerte a mi lado como te lo mereces.

_...

_ Cancelaré la gira. Ya no puedo más. No puedo seguir aquí teniéndote a ti y a mi hijo en peligro.

_ No amor. No lo hagas, Joey.

_ Pero mi vida.

_ No es justo. Es tu trabajo y no puedes arriesgarlo por mí... Voy a estar bien.

_ No mi vida. Mi amor, estás embarazada y yo no puedo seguir dejándote sola. Sí te pasa algo, no me lo perdonaré nunca – mis ojos se volvieron a llenar otra vez de lágrimas.

_...Te prometo que voy a estar bien.

_ Y yo te prometo regresar lo antes posible, por ti mi hermosa - sonreí con ilusión.

_ Aquí te estaremos esperando los dos, mi amor.

_ Te amo, Lucrecia.

_ Y yo a ti mi Joey...

Otros días después...

Más que desesperada, ya no daba más con todo aquello. Marqué a su número y en eso, Santiago entró y me descubrió...

_ ¡Santiago!

_ ¡Tienes un celular! ¡Te has estado comunicando con ese imbécil!

Se me acercó rápidamente y yo temí lo peor...

_ ¡Dame ese celular!

_ ¡No!

Santiago me lo quitó a la fuerza y lo botó al suelo. Lo aplastó sin piedad con su pie y el celular se hizo pedazos.

_ ¡No! ¡Joey!

_ A ver cómo le harás ahora para comunicarte con ese imbécil.

_ ¡Eres un maldito bastardo! ¡No sé cómo estuve a punto de casarme contigo! - me miró furioso.

_ Ahora si te casarás conmigo, porque o si no, no te dejaré salir nunca de esta cabaña ¡¿Comprendes?!

_ ¡Pues me iré, quieras o no!

Pasé frente a él y Santiago me tomó bruscamente de los brazos. Yo lo miré y ambos comenzamos a forcejear.

_ ¡Suéltame! ¡Suéltame, Santiago!

_ ¡No! ¡Tú no te irás con ese desgraciado infeliz! ¡No! ¡Y ahora verás quien soy yo!

_ ¡Suéltame! ¡Suéltame!

Quise desprenderme de sus brazos y Santiago me tomó con más fuerza y yo forcejeando, él sin querer me botó al suelo. Mi primer pensamiento fue...

_ Mi hijo...

_ ¡Lucrecia!

_ ¡Me duele! ¡Me duele mucho... mi bebe...!

Santiago, alarmado, solo me vio tirada allí y yo sobándome el vientre, me dolía mucho. Temí perder a nuestro bebe.

_... ¡Ayúdame por favor, Santiago!

De pronto, comencé a sangrar y mi único pensamiento fue...

<< ¡Joey! >>

_ ¡Estoy sangrando!

Reventé en lágrimas, y Santiago anonadado, solo me miró, y en eso, llegó mi padre y dio un grito.

_ ¡Pero! ¡¿Qué pasó, Santiago?! ¡Hija, ¿Qué te pasó?!

_ Ayúdeme por favor. No permita que pierda a mi bebe, por favor, papá.

_ Rápido, hay que llevarla a un hospital más cercano.

_ No señor Eugenio. No podemos llevarla.

_ ¡¿Qué?! ¡¿De qué mierda me estás hablando, Santiago?! ¡Mi hija corre peligro!

_ ¡Me duele! ¡Por favor! ¡Ayúdenme!

_ Entienda que es mejor que pierda a ese bastardo. Será lo mejor para todos nosotros – mi padre lo miró descolocado.

_ ¡¿A caso te volviste loco?! ¡Lucrecia puede desangrarse si sigue así, y no la perderé, como ya perdí a Rosita! ¡No! ¡Está vez no contarás conmigo Santiago!

_ ¡Pero, señor Eugenio!

_ Te desconozco... Me llevaré a mi hija, te guste o no. Y te advierto una cosa, si a Lucrecia le llega a pasar algo, te vas a arrepentir ¡Me oíste!...

Santiago se tensó por completo frente a la inesperada actitud de mi padre. Mi padre me sostuvo con cuidado en sus brazos, y yo mal, me sacó rápidamente de allí y me llevó al hospital más cercano.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro