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La moto se estacionó justo al frente de aquella casa color gris, como su amigo lo había dicho, la lluvia no se hizo esperar demasiado y cayó vigorosamente, los dos chicos bajaron de ella empapados y caminaron a la entrada, donde otra joven de cabello negro esperaba con un paraguas en mano.

Go Gerald se maldecía internamente miles de veces por actuar por impulso y no pensar las cosas claramente, pues aquello sólo la había puesto en una situación más incómoda. Es decir, ni siquiera conocía al tal Lee Se Jun, y bueno, digamos que su aspecto y forma de vestir no era tan decente como la de su mejor amigo.
De hecho era todo lo contrario. ¿Cómo explicarlo de otra manera?
Pongámoslo así, Lee Se Jun era rock, metal, pop indie. Kim Taehyung era música clásica, jazz, tal vez baladas.
Completamente opuestos.

—Perdón por hacerte venir tan de pronto—hablo la peli negro—Pero enserio necesito salir.

—No te preocupes, ve tranquila, yo me encargo de cuidarla—le respondió el chico dulcemente.

Y ahí pudo notar otra faceta del chico, lo cual no negaría, le pareció tierno.
La chica de la entrada le pasó la sombrilla a Jun, les dedicó una última sonrisa a ambos y luego se dispuso a correr para adentrarse a un auto estacionado al frente.

—Ven, si te quedas más tiempo en la lluvia, no será nada bueno—le dijo jalándola delicadamente de la muñeca hacia el—Entremos.

La casa era de un tamaño medio, las paredes eran blancas con cuadros familiares en ellas, todo combinaba a la perfección con los muebles color chocolate, era una bella casa, una muy, muy bonita.

—Subamos, necesitas cambiarte de ropa—habló y la chica no hizo más que ponerse nerviosa.

Aún así siguió al peli azul por las escaleras, pasaron un largo pasillo que los conducía directamente a su habitación, ahí dentro todo era completamente distinto, más oscuro, la cama estaba bien tendida con un edredón negro, y el lugar era adornado con póster de distintas bandas, había repisas con libros, y fotos, muchas, muchas fotografías.

—Toma, puedes ponerte esto—dijo sacando una sudadera del clóset—Saldré para que puedas cambiarte.

Mencionó amablemente por último cerrando la puerta detrás suyo.

—¡Maldición! ¿Qué estoy haciendo?—exclamó la chica en voz baja mientras se quitaba la playera con lentitud—¡Debo estar loca! ¡Estoy loca!

Terminó de colocarse la sudadera y un fuerte suspiró abandonó su cuerpo, estaba haciendo mal, sabía que estaba haciendo mal, no estaba pensando claramente.
Caminó lentamente y se posicionó frente a la ventana que daba vista al jardín en la parte trasera, dónde pequeñas gotas resbalaban danzantes, recargó su frente algo agotada mentalmente y así dejó que el tiempo se le
viniera encima.
De pronto, el flash de una cámara la hizo sobresaltar y girar repentinamente, topándose con aquel chico.

—Lo lamentó—soltó dejando de apuntar con el lente—Necesitaba capturar ese momento.

—¿Eh?—se limitó a decir la joven aún sorprendida.

¿Cuándo había entrado?

—La profesora dijo que debíamos captar la esencia de lo real—continuó sonriendo avergonzado—Y no pude encontrar nada más real que eso, eres demasiado real para mi.

La chica no sabía exactamente cómo interpretar aquello, pero no podría negar el hecho de que una ligera sonrisa se pronunció en sus labios.

Aquel rubio entró a la cafetería apresurando; una vez visualizó a su amigo al fondo del lugar, una ligera sonrisa apareció y se dispuso a caminar hasta él.

—¿Esperaste mucho?—preguntó tomando asiento frente a él—La profesora tardó más de lo esperado.

—Descuida, acabó de llegar—respondió con la mirada puesta en el teléfono.

—¿Con quien hablas?—le cuestionó el chico entrecerrado sus ojos.

—Pensaba en escribirle a Gerald, pero no estoy muy seguro de que decir—respondió el castaño apandando el celular—¡Esa niña me saca de quicio!

Una risa se escapó por parte del rubio y negó repetidas veces.

—No le andes coqueteando—le contestó divertido—Ella ya tiene alguien que la ignore.

—¡No estoy coqueteando con ella!—espetó levantando la voz—¡Solo somos amigos! Es como una hermana para mi.

—Como digas—se limitó a contestar bufando.

—Y...—se aclaró la garganta y llevó sus codos recargándolos en la mesa—¿Cómo qué hay alguien?

Jimin sabía perfectamente que no podía decirle que claramente se trataba de él, trataba de guardar aquel secreto lo más que podía, pero a veces era difícil, ¿Cómo era posible que aquel castaño no se diera cuenta? ¿Realmente era tan despistado?

—Un chico—respondió sin mirarle sacando su laptop de la mochila—Se llama Jun, es nuevo en su facultad, pero desde que llegó, no le quita el ojo de encima.

El castaño guardo silencio y su semblante se tornó serio, aquella reacción era Justo la que Park estaba buscando.

—Era cuestión de tiempo Tae—continuó a propósito—No estará para ti toda la vida, así como tú tienes a Chae, ella también tendrá a alguien.

—Pero Chae no es...

—Oh vamos—le interrumpió—No me pueden engañar, sé que ella no regreso solo por sus estudios, porque, ¿Quién regresa por estudios?

—Park, no todos son como tú—le contestó.

—Oye, me ofendiste.

—Conocí a ese tal Jun ayer—soltó Taehyung acompañado de un suspiro—Gerald se fue con él, ¡A su casa! ¡¿Puedes creerlo!?

—Bueno...—divagó alargando la palabra.

¿A su casa? Gerald no le había mencionado nada.
Pero aún así, no podía actuar como si no supiese nada, necesitaba disimular.

—¡¿Lo sabias!?

—¿Qué tiene de malo?—soltó el rubio encogiéndose de hombros— ¿Estás escuchándote? Justo ahora pareces un novio celoso.

—¡No estoy celoso Jimin! ¡Es que, estamos hablando de Gerald!

—Oye, creo que estas exagerando—le respondió tomando todo a la ligera—No creo que estes en las condiciones de reclamar nada después de lo que hiciste.

—¿Qué? ¿Qué hice mal?—le respondió el chico descaradamente, como si realmente no lo supiera.

—¡Llevaste a Chae Bin a su lugar favorito Tae!—exclamó elevando el tono de su voz—¿Cómo pudiste llevarla al lugar que solo ustedes dos comparten?

—No podía dejar a Chae sola—mencionó tratando de justificarse—¿Crees que fui impulsivo?

—No, te excediste—respondió.

—¿Crees que pueda arreglarlo?

De pronto una vibración interrumpió aquella plática dejando ver el mensaje en la pantalla. Jimin no pensó dos veces antes de tomar el celular y mirar de quien se trataba.

—Debo irme—soltó el chico guardando rápidamente sus cosas.

—¿A dónde?—

—A casa—se limitó a responder poniéndose de pie.

—Creí que te encontrarías con Gerald.

—También yo, pero me acaba de mandar mensaje diciendo que debe terminar un trabajo con Se Jun, así que...

—¡No!—le interrumpió inesperadamente—No puedes dejarla con ese tipo, no a solas.

—¿Por qué no?

—No lo conocemos, tampoco conocemos qué intenciones busca con ella.

—Ella no es una niña—responde el chico sonriente— Adiós Tae.

—¡Oye!—exclama el chico una vez la visualiza saliendo de su aula—¿Quieres morir?

—¿Qué dices?—exclamo la chica con el entrecejo fruncido—¿Por qué te pones así?

—¿Cómo que su casa?—le reclamó el chico siguiendo su paso—¿Sabes lo nervioso que me puse?

—¿Qué quieres que haga?—espetó la chica acomodándose el tirante de la mochila en su hombro—El único tonto que me gusta, piensa que me gusta otro tonto.

De pronto la cabeza de Jimin conecta todo aquel cable suelto y se detiene inesperadamente haciendo que la chica lo haga de igual forma.

—¡Claro! Hagamos eso—exclamó haciéndola confundir.

—¿Qué cosa?

—Piénsalo bien—continúa el rubio sonriendo—Esto nos puede beneficiar y mucho.

—¿A qué te refieres Jimin?—se queja la castaña al no comprender con exactitud lo que el contrario trata de decir.

—El no te nota porque tiene a una hermosa chica a su lado.

—Gracias—responde con fastidio rodando los ojos.

—Pero, podría notarte si tú consigues a un hermoso chico y lo mantienes a tú lado.

—¿Qué?—exclama y sabe perfectamente a lo que su amigo se refiere—No, no, no, no.

—Oh si—responde el chico asintiendo—¡Esto ya no es cualquier pelea Geraldina, es la guerra!

—¿Eh?

—Lo siento, siempre quise decir eso.

—Olvídalo, no haré eso—le respondió Gerald siguiendo su camino—No jugare con los sentimientos de otra persona.

—Pero...

—¡El no me ve como tal, porque no quiere hacerlo!—y a pesar de doler, necesitaba decirlo—Te veré luego Park, Jun espera por mi en la cafetería.

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