10.
Yo había estado fregando con furia los platos, mi cabeza rondaba por el hecho de que Meredith ha sido secuestrada, de que Fred se fue como un maldito cobarde egoísta, de que James estaba inconsolable y roto, Molly también porque... porque Frank está muerto.
Respiré hondo espantando las lágrimas. No hay tiempo para andar lamentándome.
No debería estar aquí, lavando malditos platos, debería estar buscando a Mar, debería estar ayudando en algo, pero papá ha dicho que en lo que más podría ayudar en esos momentos es en la casa.
Jodido idiota.
Supongo que puse mucha presión, dado que el plato se partió a la mitad y me cortó la palma.
Observé el agua teñirse de rojo y sentí un ardor. Maldije y cerré el grifo.
Fui hacia el botiquín y casi lo tiro todo. Tomé unas gasas y las puse sobre la herida con la esperanza de que dejaran de sangrar.
Estaba ocupada limpiando y tapando mi herida cuando alguien me llamó.
Lucy.
Era la voz como de un niño, era melodiosa.
Lucy, vamos, rápido.
Se volteó y se sorprendió al ver a un niño rubio de ojos rojos en medio de la habitación. Se quedó sin habla.
Lucy. Sonrió, mostrando sus dientes de leche. Oh, me alegra poder contactarte.
Miré a los lados, aunque era obvio que se dirigía a mí, me inclinó hacia adelante-. Perdón... ¿te conozco? ¿Acaso eres mi conciencia o algo así?
Él sonrió. Escuché la voz amortiguada de una mujer. El chico suspiró entonces y negó con la cabeza. No, no soy tu conciencia, no me daría el tiempo, dado que soy Eros, tengo mucho trabajo.
Eros. ¿Qué diablos...?
Pegué un grito y él subió un dedo a sus labios, indicándome que guardara silencio, así lo hice.
No tengo mucho tiempo. Iris apenas logra esta comunicación con lo débil que está. Así que yendo al grano... señorita Lucy, te pido un pequeño favor.
-Ummm, ¿Qué cosa?
James Sirius, tu primo... él está horriblemente mal con lo de Mar, ya lo se... yo le he hecho una promesa, le dije que haría lo que fuera para que ellos vuelvan a verse lo más pronto posible. Se detiene para sonreírme un poco. El momento está llegando.
Mi corazón se aceleró con eso, simplemente asentí esperando más información.
Llévalo a las costas de la playa, ¿Bien? Por favor, estaremos cerca de allí en tres días.
- ¿A qué hora? -logré decir.
Cuando esté atardeciendo.
-¿Va a estar allí en verdad? -pregunté con mucha ilusión y sintiendo un mar de lágrimas en mi garganta.
Pero eran lágrimas de felicidad, al fin podría hacer algo productivo, ayudaría a que James vuelva a ver a Mar y deje de ir por ahí como un muerto en vida.
Acepté sin dudarlo.
Tal vez yo había perdido a mi primer y único amor. Pero eso no significaba que los demás también debían ser infelices.
Llegó el día, con mucho esfuerzo saqué a James de la cama y lo obligue a ducharse para luego llevarlo a las costas.
En el momento en el que estaba perdiendo las esperanzas de que Meredith llegara, la vi emerger del agua, mi corazón saltó de felicidad al verla. Quise ir y abrazarla, pero me contuve.
Me contuve al ver sus ojos posados en James, estaban tan llenos de amor... ellos necesitaban un momento.
Ellos no me veían, pero yo sí a ellos. Desde la sombras los miré, deseé ser tan afortunada como ellos. Afortunada en el sentido de amar y ser correspondida.
¿Cómo sería si un día de éstos Fred apareciera, tal como Meredith, repitiendo mil veces que me amaba?
Sería un sueño, literalmente, sólo un sueño, porque en la realidad sería imposible.
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