Capítulo 8
El aire de la mañana era denso, cargado de promesas y peligros, mientras Mónica se preparaba para el encuentro con Javier. Sabía que este día podría marcar un punto de inflexión en su vida, y aunque el miedo le apretaba el estómago, también había una chispa de emoción. Se miró en el espejo, contemplando su reflejo. Las ojeras que se dibujaban bajo sus ojos eran testigos de la lucha interna que había estado viviendo. "Hoy tengo que ser fuerte," se dijo a sí misma.
Con el corazón latiendo con fuerza, salió de casa, dejando atrás la seguridad que le ofrecía Enrique. La decisión de reunirse con Javier era una traición silenciosa, pero también una oportunidad de descubrir su verdadero potencial. Mientras caminaba por las calles de San Juan, sintió la vibrante energía de la ciudad, un contraste con el tumulto emocional que llevaba dentro.
El café donde se reunirían estaba ubicado en una calle poco transitada, un lugar que prometía discreción y seguridad. Mónica entró, el olor del café recién hecho la envolvió mientras buscaba a Javier. Lo vio en una mesa al fondo, su figura imponente y confiada contrastando con el ambiente relajado del lugar.
"Hola, Mónica," dijo Javier, levantando la vista y sonriendo al verla. "Me alegra que hayas venido. Estoy seguro de que esto cambiará tu perspectiva."
Ella se sentó, sintiendo una mezcla de ansiedad y determinación. "Necesito saber exactamente a lo que me estoy metiendo," comenzó. "No puedo arriesgar mi vida ni la de Enrique."
Javier tomó un sorbo de su café antes de responder. "Lo entiendo. Pero aquí no estamos hablando solo de riesgo, sino de oportunidad. Quiero que veas lo que hemos construido y cómo puedes ser parte de ello. Te prometo que no te arrepentirás."
Mientras hablaba, Mónica sintió que su curiosidad se intensificaba. Había algo en la forma en que Javier se expresaba que la atrapaba, como si él mismo creyera en lo que ofrecía. "Entonces, ¿qué tengo que hacer?" preguntó, sintiendo que la decisión se acercaba.
"Lo primero es que necesitas conocer a los demás. Son personas de confianza que han estado en este negocio durante años. Ellos te mostrarán cómo operamos y cuál podría ser tu papel en todo esto," explicó Javier, su mirada intensa. "No tienes que comprometerte hoy. Solo quiero que veas lo que hay en juego."
Mónica sintió que el miedo se desvanecía ligeramente, reemplazado por la intriga. "¿Y si decido no seguir adelante después de conocerlos?" preguntó, queriendo establecer límites claros.
"Entonces, no pasará nada. Pero te recomiendo que pienses bien tu decisión, porque una vez que estés dentro, será difícil salir," advirtió Javier.
El tono de su voz resonó en su mente. Sabía que estaba a punto de tomar un camino que no tenía retorno, pero la idea de ser parte de algo más grande era tentadora. "Está bien, quiero conocer a las personas," dijo finalmente, tomando una decisión que cambiaría su vida.
Javier sonrió. "Genial. Te presentaré a mi equipo. Cada uno tiene habilidades únicas, y verás cómo encajas en esta nueva familia."
Mónica sintió que su pulso se aceleraba mientras Javier la conducía fuera del café. Se adentraron en un vehículo negro, un SUV que parecía más un tanque que un coche. Mientras se dirigían a su destino, Mónica miraba por la ventana, los edificios de San Juan deslizándose rápidamente. A medida que se alejaban del bullicio de la ciudad, el aire se volvió más tenso.
"Estamos a punto de llegar," dijo Javier, rompiendo el silencio. "Quiero que estés abierta a lo que veas. Las cosas pueden parecer diferentes a lo que imaginas."
Mónica asintió, sintiendo que la ansiedad la consumía nuevamente. "¿Y si me arrepiento?" preguntó, sintiendo que la duda comenzaba a arrastrarse de nuevo.
"No te arrepentirás," dijo Javier, su tono tranquilo y confiado. "Pero si decides que esto no es para ti, lo entenderé. Solo quiero que te des la oportunidad de conocerlo todo."
Finalmente, llegaron a un complejo de edificios que parecía desolado, con un aire de misterio que la rodeaba. Mónica salió del coche y sintió la adrenalina corriendo por sus venas. "Esto es más serio de lo que pensé," murmuró para sí misma.
Javier la condujo a un edificio de ladrillos expuestos, donde un grupo de personas estaba reunido en una sala amplia. Las miradas se dirigieron hacia Mónica al entrar, y sintió que la evaluaban. Había un par de hombres con tatuajes visibles y una mujer que emanaba fuerza. Su presencia era abrumadora, pero también intrigante.
"Chicos, les presento a Mónica," dijo Javier, con un tono que mezclaba orgullo y autoridad. "Ella está considerando unirse a nosotros y quería conocerlos."
"Hola, Mónica," dijo un hombre de cabello rapado y una expresión dura. "Soy Luis, el que maneja las operaciones. ¿Estás lista para lo que esto implica?"
"¿Listo para lo que implica?" repitió ella, buscando la manera de mantenerse firme. "¿Qué significa eso realmente?"
"Significa que aquí no solo te divertirás. Te enfrentarás a situaciones difíciles. Tendrás que hacer cosas de las que probablemente no te sientas orgullosa. Pero si estás lista para eso, puedes ser parte de algo grande," explicó Luis, mirándola con intensidad.
Mónica sintió el peso de sus palabras. "¿Y qué hay de Enrique? No puedo poner su vida en riesgo," argumentó, tratando de mantener su posición.
La mujer de la sala, que había estado observando en silencio, intervino. "Tienes que entender que este mundo no tiene compasión. Una vez que entres, ya no habrá vuelta atrás. No podemos garantizar que todos estén a salvo, especialmente si decides seguir adelante."
Mónica tragó saliva, sintiendo cómo la realidad comenzaba a hacer mella en su ilusión. "Quiero proteger a las personas que amo. Si esto significa ponerlos en peligro, no puedo seguir."
Javier se acercó, su expresión seria. "Lo sé, Mónica. Pero aquí tienes la oportunidad de tomar el control de tu vida. Si decides que quieres ser fuerte y capaz, esta es tu oportunidad. Solo tienes que ser honesta contigo misma."
Ella miró a su alrededor, notando las miradas expectantes. Los rostros de sus nuevos potenciales compañeros estaban llenos de determinación. Había algo en su actitud que la hacía sentir que estaba ante un cambio monumental.
"¿Cómo puedo saber si esto es realmente lo que quiero?" preguntó Mónica, sintiendo que la duda la invadía de nuevo.
"Solo puedes saberlo si pruebas. Hoy no tienes que decidir. Puedes observar, aprender y ver cómo funciona todo. Después, puedes tomar tu decisión," dijo Luis, su tono tranquilo.
La sensación de estar al borde de un abismo se intensificó. Era un salto de fe, pero también una oportunidad de desafiar todo lo que había sido. Mónica respiró hondo, sintiendo que la adrenalina la impulsaba.
"Está bien. Quiero aprender más," dijo finalmente, su voz resonando con una nueva firmeza.
"Bienvenida a la familia," dijo Javier, sonriendo de una manera que hizo que Mónica se sintiera un poco más segura. Aunque no sabía lo que el futuro le deparaba, había dado un paso hacia lo desconocido. Estaba lista para aprender, y quizás, solo quizás, descubrir quién era realmente.
A lo largo de la siguiente hora, Mónica fue introducida a los detalles de sus operaciones. Luis le explicó cómo funcionaban las transacciones, mientras que la mujer, cuyo nombre era Sara, le mostró las estrategias de seguridad. Mónica escuchó atentamente, asimilando cada palabra. Aunque el mundo que la rodeaba era oscuro, sentía una energía palpable en el aire, un sentido de propósito que nunca había experimentado.
La dinámica del grupo la fascinó. La manera en que se comunicaban, cómo se protegían mutuamente y la lealtad que parecía existir entre ellos la hizo reflexionar sobre su propia vida. Había sido una superviviente, pero aquí había una posibilidad de ser algo más: una guerrera, una líder.
Mientras la reunión llegaba a su fin, Mónica se dio cuenta de que había un nuevo fuego ardiendo dentro de ella. Aunque el camino que había elegido era incierto y peligroso, por primera vez sentía que tenía el control. La lucha interna entre su amor por Enrique y su deseo de ser más se estaba transformando en algo que podría dar forma a su destino.
"Ahora que estás aquí, hay algo que debes entender," dijo Javier, interrumpiendo sus pensamientos. "Este camino no será fácil. Habrá desafíos y pruebas, pero estoy seguro de que tienes lo que se necesita."
Mónica se sintió desafiada, pero también emocionada. Era el momento de demostrar de qué estaba hecha. "Estoy lista para lo que venga," respondió con determinación.
Con esas palabras, Mónica dio un paso adelante en su nueva vida, dejando atrás la incertidumbre y abrazando la posibilidad de ser quien realmente deseaba ser. Sin embargo, la sombra de su pasado seguía acechando, y pronto se daría cuenta de que la línea entre el amor y el peligro era más delgada de lo que había imaginado.
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