Capítulo 6
Mónica se sentía atrapada en un laberinto del que no podía salir. La conversación con Enrique había dejado una marca profunda en su corazón. Sabía que había arriesgado su relación, y la posibilidad de perder a la única persona que la había amado de verdad la llenaba de pánico. La sensación de desesperación la acompañaba mientras se preparaba para encontrarse con Javier una vez más. Esa noche, estaba decidida a tomar una decisión definitiva.
Al llegar al bar donde se reunirían, el ambiente era oscuro y cargado de una energía eléctrica. La música resonaba en sus oídos y las luces parpadeantes le daban un aire de clandestinidad. Mónica sintió cómo la tensión aumentaba en su pecho, el peso de sus decisiones colgando sobre ella como una nube oscura.
Se sentó en la barra y pidió un trago. Mientras esperaba, observó a la gente a su alrededor. Algunos reían, otros hablaban en voz baja, pero todos parecían estar disfrutando de la vida sin preocuparse por las sombras que la acechaban. Mónica se sintió fuera de lugar, como si fuera un espectador en un mundo del que no era parte.
Finalmente, Javier llegó. Entró con su presencia magnética, los ojos oscuros destilando confianza. Mónica no pudo evitar sentir una atracción inmediata hacia él, pero esa atracción estaba en conflicto con sus sentimientos por Enrique. Había llegado el momento de confrontar sus emociones y tomar una decisión que cambiaría su vida.
"Hola, Mónica," dijo Javier, sonriendo mientras se acercaba. "Me alegra verte. Estás aún más hermosa de lo que recordaba."
"Gracias, Javier," respondió ella, esforzándose por mantener la compostura. "Necesitamos hablar sobre el negocio y las cosas que discutimos la última vez."
"Claro," dijo él, tomando un trago de su bebida. "Quiero que sepas que estoy aquí para apoyarte. Esta es una gran oportunidad, y no quiero que dudes de ti misma."
Mónica sintió una mezcla de emoción y miedo. "No es solo eso, Javier. Hay algo más en juego. Mi vida con Enrique se está complicando. Necesito saber cómo vas a manejar esto si decido unirme a ti."
Javier la miró con seriedad. "No te preocupes. No dejaremos que nadie te toque. Si decides entrar en esto, estarás bajo mi protección. Tengo un equipo de gente de confianza y todo está planeado para que sea un éxito."
"¿Y si algo sale mal?" preguntó Mónica, recordando las advertencias de Luis. "No quiero arriesgar la vida de Enrique. Él no tiene nada que ver con esto."
Javier frunció el ceño. "Entiendo tus preocupaciones, Mónica. Pero el peligro siempre está presente. Si decides seguir adelante, tendrás que estar lista para lo que venga. No puedo garantizar que sea fácil."
Mónica se sentó en silencio, sopesando sus opciones. La vida que había imaginado con Enrique parecía alejarse a medida que la atracción hacia Javier se intensificaba. La idea de un futuro lleno de emoción y riesgo la seducía, pero al mismo tiempo, el amor que sentía por su esposo la mantenía anclada.
"Dame un tiempo para pensar," finalmente dijo, su voz firme. "No puedo tomar una decisión ahora."
Javier asintió, pero Mónica notó la decepción en sus ojos. "Está bien. Pero no quiero que esta oportunidad se te escape. La próxima vez que nos veamos, espero que tengas una respuesta clara."
Mónica pasó el resto de la noche sumida en sus pensamientos, luchando con el dilema que la consumía. Cuando regresó a casa, se encontró con Enrique esperándola, una preocupación evidente en su rostro.
"¿Todo bien?" preguntó él, su voz llena de ansiedad. "Pareces distante."
"Sí, solo tuve una conversación con Javier. Estoy tratando de aclarar mis pensamientos," respondió ella, sintiéndose culpable por mantenerlo en la oscuridad.
Enrique se acercó, tomando su mano. "Mónica, no tengo que decirte que te preocupas demasiado. Si este tipo es una mala influencia, aléjate de él. No vale la pena arriesgar nuestra felicidad."
Ella miró a Enrique, sintiendo un torbellino de emociones. "Lo sé, pero hay una parte de mí que no puede evitarlo. Javier me ofrece algo que he estado buscando: poder, control sobre mi vida. Pero también sé que esto podría destruir lo que tenemos."
"Entonces, ¿qué vas a hacer?" preguntó Enrique, su mirada intensa. "No puedo obligarte a hacer nada, pero quiero que elijas lo que realmente deseas."
Mónica sintió una oleada de amor y frustración. "No sé lo que quiero. Solo sé que tengo miedo de perderte y que estoy atrapada en un mundo que no elegí."
Enrique suspiró, su expresión desgastada por la preocupación. "La vida nunca es fácil, Mónica. Pero tienes que ser honesta contigo misma. ¿Estás dispuesta a arriesgarlo todo por algo que podría no ser lo que esperas?"
Mónica se quedó en silencio, sintiendo el peso de la verdad en sus palabras. No podía arriesgar su amor, pero al mismo tiempo, no quería ser una prisionera de su propio pasado.
Esa noche, Mónica no pudo dormir. Las imágenes de su vida con Enrique se entrelazaban con los vislumbres de lo que podría ser su futuro con Javier. La lucha dentro de ella se intensificaba, y a la mañana siguiente, decidió que debía buscar respuestas.
Al día siguiente, salió a caminar por la playa, buscando la claridad que tanto necesitaba. Las olas rompían suavemente en la orilla, y el sonido del mar le proporcionaba un momento de paz. Mientras observaba el horizonte, se dio cuenta de que no podía seguir huyendo de su vida.
Se sentó en la arena, sintiendo el sol calentando su piel. "¿Qué harías, Mónica?" se preguntó a sí misma. "¿Te arriesgarías a perderlo todo por un futuro incierto?"
La decisión que debía tomar era abrumadora. Se dio cuenta de que, sin importar lo que eligiera, tendría que vivir con las consecuencias. Se levantó y miró hacia el océano, buscando la respuesta en la inmensidad del agua. El tiempo se desvanecía y la presión de la decisión la aplastaba.
Cuando regresó a casa, Mónica sabía que debía hablar con Enrique. La honestidad era la única salida, y estaba lista para enfrentarse a su verdad. Él la esperaba en la cocina, preparando el desayuno.
"Mónica, ¿cómo te sientes?" preguntó él, mirando su rostro preocupado.
"Enrique, tengo que ser honesta contigo. He estado considerando la oferta de Javier," comenzó ella, sintiendo el nudo en su garganta. "Pero no quiero que eso signifique perderte."
"¿Qué significa eso para nosotros?" preguntó Enrique, su voz llena de ansiedad.
"No lo sé," admitió Mónica, sintiendo que las lágrimas comenzaban a brotar. "Quiero que estemos juntos, pero necesito saber si puedo seguir con esto sin arriesgar tu seguridad."
Enrique se acercó y tomó su mano. "La vida que elegiste no es fácil, Mónica. Pero también quiero que seas feliz. Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti, sin importar lo que decidas."
Mónica sintió el amor que la envolvía, y a pesar del miedo que la había consumido, supo que debía tomar el control de su destino. Con el apoyo de Enrique, había un rayo de esperanza en medio de la tormenta.
"Voy a hablar con Javier de nuevo. Necesito entender mejor lo que implica esto. Quiero saber exactamente en qué me estoy metiendo," dijo Mónica, sintiendo una mezcla de determinación y miedo.
Enrique asintió, y por un momento, Mónica sintió que la decisión se volvía más clara. La lucha interna no había terminado, pero tenía el apoyo de su esposo, y eso era todo lo que necesitaba para enfrentarse a la tormenta que se avecinaba.
La noche siguiente, se reunió con Javier en el mismo bar. Al entrar, se dio cuenta de que el tiempo se había detenido, y el momento había llegado para desentrañar el futuro que podría tener. Con una determinación renovada, se acercó a Javier, lista para plantear todas las preguntas que le inquietaban. Mónica sabía que esta conversación podría cambiar el rumbo de su vida.
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