Capítulo 23
El día llegó rápido, y con él, la primera fase del plan que habían preparado cuidadosamente. Mónica observaba a su equipo desde una azotea, sus ojos recorriendo cada rincón de la calle donde se llevaría a cabo el primer golpe contra Ricardo. El nerviosismo en el ambiente era palpable, pero también se sentía la determinación. Aquella misión sería un riesgo, pero cada uno estaba comprometido a seguir adelante.
Su objetivo era un almacén clave para Ricardo, utilizado para almacenar mercancía ilegal y ocultar evidencia de sus operaciones. Ese lugar era la pieza central de su red, y, sin ella, Ricardo perdería una de sus mayores fuentes de poder e ingresos. Mónica sabía que el almacén estaba custodiado por varios de sus hombres de confianza, y que cualquier movimiento en falso podría costarles caro.
Javier y Sofía estaban ocultos en la esquina de una calle cercana, listos para actuar. Javier tenía la responsabilidad de eliminar la seguridad de la entrada, mientras Sofía interfería con las cámaras de seguridad y sistemas de comunicación. Luis, por su parte, estaba estacionado en una furgoneta en la esquina opuesta, esperando la señal para intervenir y asegurarse de que la mercancía se trasladara a un lugar seguro, donde no pudiera ser recuperada por los hombres de Ricardo.
Mónica respiró hondo y miró su reloj. Era el momento. Activó su radio para dar la señal. "Equipo, estamos en tiempo. Todos saben lo que tienen que hacer. En movimiento."
Javier se deslizó en silencio hasta el primer guardia, moviéndose con la habilidad de alguien que había hecho esto miles de veces antes. Un rápido golpe y el guardia cayó inconsciente en la acera, sin hacer ruido. Con precisión, Javier avanzó hacia el siguiente guardia, repitiendo el mismo movimiento hasta que despejó la entrada. Todo estaba saliendo de acuerdo al plan.
Mientras tanto, Sofía estaba trabajando rápido en su computadora portátil, hackeando el sistema de seguridad del almacén. La pantalla frente a ella mostraba múltiples ventanas llenas de códigos y cámaras en tiempo real. Con unos cuantos comandos, las cámaras comenzaron a mostrar bucles de las mismas imágenes, engañando a cualquiera que estuviera monitoreando el área.
"Cámaras y sistemas de comunicación desactivados. El camino está libre," anunció Sofía en el radio.
Mónica sintió un alivio momentáneo, pero sabía que este era solo el primer paso. Ahora venía la parte más difícil: entrar y apoderarse de la mercancía sin que sonaran las alarmas. Hizo una seña a Luis para que avanzara con la furgoneta y se acercara hasta la entrada. Con el camino despejado, Mónica y Javier ingresaron rápidamente al almacén, moviéndose en silencio entre las sombras. El lugar estaba repleto de cajas y barriles, cada uno marcado con símbolos que indicaban su contenido: armas, drogas, documentos clasificados, y todo tipo de objetos que Ricardo había acumulado para mantener su poder.
Mientras Mónica se acercaba a una de las estanterías, escuchó pasos acercándose. Le hizo una seña a Javier, y ambos se ocultaron tras un conjunto de cajas. Dos guardias se acercaban, hablando en voz baja. Javier, siempre meticuloso, evaluó la situación y señaló a Mónica que los distrajera mientras él se encargaba de neutralizarlos.
Mónica asintió, y lanzó una pequeña piedra hacia el otro extremo del almacén. El ruido fue suficiente para captar la atención de los guardias, que se separaron para investigar. Javier se movió rápidamente, golpeando al primero en la nuca y, con un movimiento ágil, sujetó al segundo antes de que pudiera dar la alarma. Ambos guardias quedaron inconscientes en el suelo.
Con el área despejada, Mónica y Javier continuaron su recorrido por el almacén, encontrando finalmente la sección donde se almacenaban los documentos más valiosos para Ricardo. Mónica comenzó a revisar rápidamente, seleccionando los papeles y discos duros que contenían información clave sobre las operaciones de su enemigo.
Mientras tanto, Sofía monitoreaba el exterior y mantenía las cámaras en bucle, asegurándose de que nada fallara. La tensión en su rostro era evidente; cada minuto que pasaba era un riesgo más. En cualquier momento, alguien podría descubrir que las cámaras estaban manipuladas, y todo el plan se iría al traste.
"¿Cuánto tiempo necesitamos?" preguntó Luis a través del radio, preocupado por el tiempo que estaban pasando dentro.
"Estamos terminando," respondió Mónica, asegurándose de que todo el material estaba en las mochilas que habían traído para transportarlo. "Prepárate para la salida."
Con las mochilas llenas de documentos y dispositivos de almacenamiento, Mónica y Javier se movieron hacia la salida donde Luis ya los esperaba. Sin embargo, cuando estaban a unos metros de la puerta, escucharon el sonido inconfundible de una alarma. Alguien, en alguna parte, se había dado cuenta de la intrusión.
"Tenemos compañía," dijo Sofía con urgencia en el radio. "Varios hombres de seguridad se dirigen hacia la entrada principal."
No había tiempo que perder. Javier y Mónica aceleraron el paso mientras Luis encendía el motor de la furgoneta, listo para una rápida retirada. Justo cuando los hombres de seguridad aparecieron en la entrada, Mónica y Javier lograron saltar dentro de la furgoneta. Luis pisó el acelerador, y el vehículo salió disparado, esquivando las balas que los guardias disparaban detrás de ellos.
A toda velocidad, la furgoneta avanzó por las calles, con Sofía manteniéndose un paso adelante, bloqueando las cámaras de tráfico y desviando las señales de GPS para que nadie pudiera rastrear su ruta. En cuestión de minutos, el grupo llegó a un estacionamiento subterráneo que habían preparado como su escondite temporal.
Luis apagó el motor y todos bajaron del vehículo, aún respirando aceleradamente. La tensión del escape aún los mantenía en estado de alerta, pero sabían que habían logrado algo importante.
"Lo logramos," dijo Javier, revisando las mochilas con los documentos. "Esto es todo lo que necesitábamos para exponer a Ricardo."
Mónica asintió, mirando a su equipo con una mezcla de orgullo y gratitud. Cada uno había cumplido su papel a la perfección, y habían logrado llevar a cabo el golpe sin sufrir bajas. "Este es solo el comienzo," dijo, con una sonrisa satisfecha. "Ricardo pensaba que tenía el control, pero no tiene idea de lo que estamos dispuestos a hacer para terminar con él."
Sofía suspiró de alivio, guardando su computadora. "Vamos a necesitar analizar toda esta información y decidir cuál será nuestro próximo paso. Ricardo no tardará en darse cuenta de que hemos puesto nuestras manos en algo grande."
"Lo sé," respondió Mónica. "Pero por ahora, tenemos la ventaja. Y mientras la tengamos, no vamos a parar hasta que todo su imperio se venga abajo."
El grupo se dispersó momentáneamente en el estacionamiento, recuperándose de la adrenalina del escape. Mónica, sin embargo, se quedó mirando las mochilas llenas de secretos de Ricardo. Sabía que el camino que tenían por delante sería peligroso, pero también sabía que, por primera vez, tenían el poder de cambiar su destino.
La misión no había terminado; apenas estaba comenzando. Pero en ese momento, Mónica sintió la confianza de que juntos, ella y su equipo podrían enfrentarse a cualquier desafío que viniera.
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