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Capítulo 21

El sol comenzaba a ocultarse detrás de los altos edificios, tiñendo el cielo de tonos naranjas y morados, cuando Mónica, Javier, Luis y Sofía se encontraron en un viejo almacén abandonado al otro lado de la ciudad. Habían elegido el lugar por su aislamiento y discreción. Nadie podría encontrarlos ahí, y además, era el lugar perfecto para discutir el próximo movimiento que llevarían a cabo.

La tensión era palpable. A pesar de que todos habían trabajado juntos por años, la amenaza de Ricardo había sembrado la duda en cada uno de ellos. La traición parecía una posibilidad latente, y ahora estaban obligados a confiar solo en quienes realmente querían mantenerse leales. Para Mónica, era crucial que se mantuvieran unidos. Ricardo no solo era poderoso, sino que también sabía manipular las emociones y miedos de quienes tenía a su alrededor.

Javier fue el primero en hablar, rompiendo el silencio incómodo que llenaba el espacio. "Mónica, ¿estás segura de esto? Ricardo no es cualquier criminal; tiene recursos y conexiones. Si realmente vamos a enfrentarlo, necesitamos más que valentía."

Mónica asintió, manteniendo la mirada firme. "No es valentía lo que necesitamos, Javier. Es estrategia. Ricardo ha estado debilitando nuestra operación poco a poco, y si no tomamos medidas, no quedará nada de nosotros. Pero no podemos hacer esto solos; necesitamos trabajar como un verdadero equipo, y eso significa que debe haber confianza absoluta entre nosotros."

Sofía, siempre pragmática, se cruzó de brazos. "Entonces, ¿cómo planeas que logremos esa confianza? A estas alturas, todos hemos visto cómo Ricardo puede manipularnos, y me preocupa que tengamos un traidor en nuestras filas, aunque no queramos admitirlo."

Luis, que había estado en silencio hasta ese momento, habló con voz grave. "La confianza se gana con hechos, no con palabras. Creo que, si estamos aquí hoy, es porque todos queremos lo mismo: ver a Ricardo fuera de nuestras vidas, de una vez por todas."

Mónica respiró profundamente, agradecida por las palabras de Luis. "Exacto, Luis. Y para asegurarnos de que estamos en la misma página, he pensado en una estrategia que nos permitirá atacar sin exponer demasiado nuestras posiciones."

Mónica desplegó un plano en la mesa de metal en el centro del almacén. El mapa marcaba con precisión los puntos débiles en las operaciones de Ricardo: almacenes, contactos clave, y las rutas que usaba para mover su mercancía. "Aquí tenemos los puntos vulnerables de Ricardo," señaló, "y nuestro objetivo será atacarlos simultáneamente para confundirlo. Esto no solo reducirá su capacidad de reacción, sino que también nos dará tiempo para reunir pruebas y exponerlo ante otros grupos en la red."

Javier observó el plano con atención. "¿Y cómo piensas que vamos a hacer esto sin llamar la atención de sus hombres? Él tiene espías en casi todos los rincones de esta ciudad."

"Ahí es donde entras tú, Javier," dijo Mónica, mirándolo con decisión. "Tú tienes la habilidad de moverte entre las sombras y obtener información sin ser detectado. Necesito que te encargues de sus informantes más cercanos. Si logramos silenciar a sus ojos y oídos, será mucho más fácil para nosotros movernos."

Sofía, quien tenía experiencia en hackeo y tecnología, intervino. "Yo puedo ayudar desactivando sus sistemas de comunicación. Necesito acceso a su red, pero puedo interferir en sus mensajes y retrasar cualquier alerta que intente enviar."

Luis asintió, considerando su papel. "Yo me encargaré de la logística. Aseguraré que tengamos los recursos necesarios para llevar a cabo los ataques. También puedo ocuparme de conseguir vehículos y rutas seguras para los desplazamientos."

Con el plan tomando forma, el grupo comenzó a discutir los detalles específicos de cada movimiento. Mónica se aseguró de escuchar cada sugerencia y preocupación. Sabía que la única forma de que el plan funcionara era si cada uno sentía que formaba parte de él. Y así, con el pasar de las horas, los cuatro afinaron cada detalle, pensando en cada posible obstáculo y en cómo sortearlo.

Cuando la noche ya había cubierto completamente el cielo, Mónica se dirigió al grupo con una última reflexión. "Sé que lo que estamos haciendo es arriesgado. Si fallamos, no solo perderemos lo que hemos construido, sino también nuestras vidas. Pero si lo logramos, Ricardo no tendrá escapatoria. Esto no solo se trata de venganza, sino de demostrarle a todos que somos más fuertes de lo que él cree."

Javier asintió lentamente. "Mónica, si no estuviera seguro de esto, no estaría aquí. Lo que dices es cierto. Hemos dejado que Ricardo juegue con nosotros durante demasiado tiempo. Es hora de que tome una lección."

Sofía sonrió con complicidad. "Además, ¿cuántas veces tenemos la oportunidad de hacer algo así? No hay vuelta atrás. Yo estoy contigo."

Luis, siempre el pragmático, añadió: "Entonces, estamos todos de acuerdo. No importa lo que pase, debemos seguir adelante y no dudar."

Con una sensación de unidad que no había sentido en mucho tiempo, Mónica miró a cada uno de sus compañeros. En sus ojos vio determinación, valor y una chispa de esperanza. Sabía que no sería fácil, pero la certeza de que no estaba sola la fortalecía.

"Entonces, amigos, hagámoslo," dijo finalmente, sellando el acuerdo. "A partir de ahora, cada uno de nosotros tiene una misión, y cada paso que demos debe ser preciso. No habrá segundas oportunidades."

El grupo asintió, y uno por uno, se retiraron, cada uno con su propio plan de acción en mente. Mónica observó mientras se marchaban, sintiendo que había logrado lo imposible: reunir a un grupo que, a pesar de sus diferencias y dudas, estaba dispuesto a luchar hasta el final.

Cuando todos se habían ido, Mónica permaneció un momento sola en el almacén, observando el plano en la mesa. Sabía que este era solo el comienzo de una batalla intensa, y que el verdadero reto aún estaba por venir. Cerró los ojos, recordando por un momento a la niña que alguna vez fue, vulnerable y sin defensa, y la comparó con la mujer en la que se había convertido: fuerte, determinada, y dispuesta a proteger a los suyos sin importar el precio.

En ese instante, supo que pase lo que pase, Ricardo nunca podría entender lo que significaba tener un verdadero equipo, una verdadera familia. Y con esa convicción, Mónica salió del almacén, lista para dar el primer paso hacia la libertad y la justicia que tanto anhelaba.

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