Mónica aceleró hacia el lugar de encuentro, su mente en un torbellino de pensamientos. La voz de Luis resonaba en su cabeza, y cada segundo que pasaba sentía que la tensión crecía en su interior. Sabía que cualquier información nueva sobre Javier podría ser decisiva para su estrategia, pero también temía que la situación se complicara aún más.

Cuando llegó, se encontró con Luis y Sofía esperando en un pequeño taller mecánico, un lugar discreto donde podían hablar sin ser interrumpidos. El ambiente era sombrío, con herramientas desordenadas por todas partes, y un ligero olor a aceite que impregnaba el aire.

"Mónica, gracias por venir," dijo Luis, su rostro tenso. "Tienes que ver esto."

Mientras se acercaba, Mónica notó que Sofía tenía un ordenador portátil abierto. Luis hizo un gesto para que se sentara y comenzó a mostrarle la información que habían recopilado.

"Estuvimos siguiendo a Javier durante los últimos días. Sus movimientos son preocupantes. Hemos recopilado datos de sus llamadas y mensajes. Parece que ha estado en contacto constante con Ricardo y otras personas," explicó Luis, su voz grave.

Mónica se inclinó hacia la pantalla. "¿Qué tipo de comunicación?" preguntó, su corazón latiendo con fuerza.

"Llamadas y mensajes de texto. Aquí, en este gráfico, puedes ver que ha estado hablando con Ricardo al menos cinco veces esta semana. Y hay registros de encuentros en diferentes lugares. Esto no es solo una charla casual, hay algo más grande en marcha," continuó Sofía, señalando las evidencias.

Mónica sintió que una mezcla de rabia y determinación la invadía. "¿Dónde y cuándo se han estado reuniendo?" preguntó, su voz firme.

"Una de las reuniones fue en un bar del centro, otro en un hotel. Pero esto no es todo. Javier también ha estado haciendo movimientos financieros sospechosos. Hay transferencias de dinero a cuentas desconocidas," explicó Luis, su expresión seria.

"¿Transferencias? Eso podría significar que está planeando algo grande. Necesitamos actuar rápido antes de que se convierta en una amenaza aún mayor," dijo Mónica, sintiendo que el tiempo apremiaba.

"¿Cuál es tu plan?" preguntó Sofía, sintiendo la urgencia en el aire.

"Necesitamos confrontarlo. No podemos dejar que siga traicionándonos. Si está tratando de hacer un trato con Ricardo, debemos hacerlo evidente. Javier debe saber que estamos al tanto," dijo Mónica, su determinación afianzándose.

Luis asintió. "Podemos organizar una reunión. Hacerle creer que todo está bien, como la última vez. Pero esta vez, seremos más estratégicos. Prepararemos un encuentro en el mismo bar donde se ha estado reuniendo con Ricardo."

"Sí, podemos hacer que parezca una reunión de negocios. Lo mantendremos en la oscuridad hasta que tengamos toda la información que necesitamos," añadió Sofía, sintiendo que el plan comenzaba a tomar forma.

Mónica sintió una oleada de satisfacción. "Perfecto. Cuanto más tiempo le demos, más difícil será detenerlo. Pero necesitamos tener cuidado. No quiero que sospeche que lo estamos vigilando."

Mientras discutían los detalles, la adrenalina recorría el cuerpo de Mónica. Había llegado el momento de actuar, y estaba decidida a no dejar que la traición de Javier arruine todo lo que había construido. Cada movimiento contaba, y no podía permitirse errores.

Al salir del taller, el aire fresco le dio un impulso renovado. Mónica sabía que la confrontación con Javier estaba a la vuelta de la esquina y que sería crucial para el destino de su equipo. Tenía que mantener su mente fría y asegurarse de que todo estuviera en su lugar.

Esa noche, se reunió nuevamente con Javier. Esta vez, la conversación sería diferente. Mónica lo llevó al bar donde habían hecho sus planes en el pasado, un lugar que ahora le traía recuerdos confusos. Mientras esperaban su bebida, notó que Javier parecía más relajado que antes, como si hubiera olvidado las tensiones recientes.

"Me alegra que hayamos podido reunirnos. He estado pensando en algunas oportunidades que podríamos explorar," comenzó Mónica, tratando de sonar natural.

"Sí, he tenido algunas ideas también. Creo que podríamos expandir nuestras operaciones hacia nuevas áreas. Hay muchas oportunidades si sabemos cómo jugar nuestras cartas," respondió Javier, sonriendo con confianza.

"Exactamente. Pero para eso necesitamos ser estratégicos. No podemos dejar que nadie nos traicione," dijo Mónica, su mirada fija en él, analizando cada expresión.

"Claro, eso es fundamental. La lealtad es todo en este negocio. No me gustaría que alguien se interpusiera en nuestros planes," agregó Javier, aunque su tono tenía un matiz de incomodidad.

Mientras continuaban hablando, Mónica sintió que la tensión crecía. Había algo en la actitud de Javier que la hacía dudar de sus palabras. La forma en que evitaba el contacto visual la ponía en alerta. "He estado revisando algunos de nuestros antiguos contratos. Creo que hay espacio para mejoras. Quizás deberíamos volver a reunirnos con algunos de nuestros contactos," sugirió Mónica, buscando un ángulo que lo hiciera bajar la guardia.

Javier asintió, pero había un destello de nerviosismo en su mirada. "Sí, eso suena bien. Siempre es bueno tener un plan de respaldo," dijo, pero su tono no sonaba tan convincente.

Mientras hablaban, Mónica notó que Javier revisaba su teléfono con frecuencia. Eso la alarmó, y su instinto le decía que algo no estaba bien. Era como si estuviera esperando un mensaje o una llamada.

"¿Estás esperando algo importante?" preguntó Mónica, con una leve sonrisa en su rostro.

"No, no. Solo asuntos de trabajo. Ya sabes cómo es este negocio, siempre hay cosas que atender," respondió Javier, con un tono que intentaba sonar despreocupado, pero que claramente no lo era.

Mónica sintió que debía apretar un poco más. "Lo entiendo, pero recuerda que lo más importante es mantener nuestra lealtad. No podemos permitir que nadie se interponga en nuestros planes," insistió, observando cada reacción de él.

Finalmente, Javier se relajó un poco, como si se sintiera más seguro en la conversación. "Tienes razón. Siempre hay tentaciones. Pero sé lo que tengo que hacer. La familia siempre está primero," dijo, y por un momento, Mónica creyó que había un atisbo de sinceridad en sus palabras.

Sin embargo, su intuición le decía que debía tener cuidado. Algo en su interior le advertía que el verdadero desafío estaba por llegar. En ese momento, su teléfono vibró, rompiendo la atmósfera tensa de la conversación. Era un mensaje de Luis.

Mónica lo miró con preocupación mientras leía el mensaje: "Javier se ha estado reuniendo con Ricardo. Necesitamos actuar ahora."

La mente de Mónica comenzó a girar. Se dio cuenta de que el tiempo se estaba agotando. La oportunidad de desenmascarar a Javier estaba cerca, pero no podía permitirse perder el control en ese instante crucial.

"¿Todo bien?" preguntó Javier, notando su cambio de expresión.

"Sí, solo algo de trabajo. Estoy pensando en cómo llevar a cabo nuestros planes. Quiero asegurarme de que todo esté en su lugar," respondió Mónica, tratando de mantener la calma.

"Confío en ti, Mónica. Sabes lo que haces. Siempre has sido la mejor en esto," dijo Javier, y aunque su tono era elogioso, Mónica sentía que había más en juego.

Esa noche, mientras regresaba a casa, Mónica reflexionó sobre lo que había aprendido. La confrontación con Javier era inminente, y la información que Luis y Sofía habían recopilado podría cambiar el rumbo de su batalla. Estaba lista para enfrentar a Javier, pero sabía que tendría que ser astuta y valiente.

Al llegar a su casa, sintió una oleada de determinación. Tenía que actuar rápido, antes de que Javier pudiera hacer su movimiento final. La venganza estaba cada vez más cerca, y con ella, la oportunidad de limpiar su nombre y asegurar el futuro que deseaba. En su mente, trazó el plan perfecto: desenmascarar la traición y tomar de nuevo el control. Sabía que la batalla apenas comenzaba.