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Capítulo 11

Los días siguientes pasaron en un torbellino de emociones y actividades. Mónica había probado su valor en la reunión con el distribuidor, y el equipo de Javier la acogió con entusiasmo. Se sentía más segura de su lugar en este nuevo mundo, y la adrenalina que provenía de los desafíos que enfrentaba se convirtió en un motor que la impulsaba.

Sin embargo, con cada paso que daba, la sombra de su pasado seguía acechando. Las memorias de su infancia, de su familia y de las decisiones que la llevaron hasta allí, comenzaron a atormentarla de nuevo. Aunque había encontrado un sentido de propósito, las voces de su pasado resonaban en su mente.

Una noche, mientras estaba sentada en la casa de seguridad, Mónica recibió un mensaje de texto de Enrique. "¿Podemos hablar? Te he estado llamando y no has contestado. Estoy preocupado." Las palabras la hicieron sentir un nudo en el estómago. Sabía que había estado distante, atrapada en el torbellino de su nueva vida, pero no quería que Enrique se sintiera abandonado.

Decidió que era hora de enfrentar la realidad. "Sí, claro. Nos vemos en casa," respondió, sintiendo que cada letra era un paso hacia una conversación difícil.

Cuando llegó a casa, encontró a Enrique esperándola, su expresión era de preocupación. "Mónica, hemos estado hablando mucho de tu nueva 'vida' y de lo que eso significa para nosotros. Estoy asustado por ti," dijo, su voz temblando.

"Lo sé. Pero Enrique, esto es algo que necesito hacer. He encontrado un propósito," respondió ella, tratando de sonar segura.

"Pero a qué costo, Mónica. ¿Es este el camino que quieres seguir? ¿De verdad crees que puedes manejarlo?" preguntó, su mirada implorando respuestas.

"Necesito hacer esto por mí misma. No estoy diciendo que esto sea fácil, pero he estado en la sombra toda mi vida. Quiero salir a la luz," explicó Mónica, sintiendo que su determinación comenzaba a tambalear.

"Pero esto no es solo un juego. No sabes lo que estás arriesgando. No solo tu vida, sino la nuestra," dijo Enrique, su voz llena de angustia.

Mónica sintió que la culpa comenzaba a devorarla. "No quiero que pienses que estoy eligiendo esto sobre ti. No es así. Estoy luchando por lo que quiero, por lo que necesito ser," insistió, sintiendo que las lágrimas comenzaban a asomarse.

Enrique dio un paso hacia ella, su expresión cambiando. "No quiero perderte. Lo único que quiero es verte feliz. Pero si sigues en este camino, no sé si podremos sobrevivir a esto juntos," dijo, su voz llena de desesperación.

Las palabras de Enrique resonaron en su mente. Sabía que estaba en un precipicio, balanceándose entre dos mundos, y la decisión que tomara podría definir no solo su vida, sino también la de él. "Prometo que haré lo que pueda para mantenerte a salvo. Quiero que esto funcione," dijo Mónica, sintiendo que su corazón se desgarraba.

"Confío en ti, pero te pido que pienses en lo que realmente significa esto. No puedo soportar perderte, Mónica," le respondió Enrique, su mirada llena de amor y preocupación.

Esa noche, Mónica se acostó con la mente llena de pensamientos. Había luchado por encontrar su lugar en un mundo lleno de sombras, pero a medida que se adentraba más en él, se dio cuenta de que las sombras de su pasado eran más profundas de lo que había imaginado. Las decisiones que había tomado la llevaban hacia un futuro incierto, y aunque había encontrado un sentido de pertenencia, la línea entre el amor y el peligro se hacía más delgada con cada día que pasaba.

Al día siguiente, Mónica se preparó para una nueva reunión con Javier y el equipo. Sin embargo, en su interior, una inquietud persistía. Sabía que había llegado el momento de tomar decisiones difíciles. La vida que había elegido la había acercado a un mundo peligroso, y aunque su determinación era fuerte, la vulnerabilidad de sus emociones la hacía sentir como si caminara sobre un hilo.

En la reunión, Javier abordó un nuevo proyecto: una operación que requería que cada miembro del equipo trabajara en perfecta sincronía. "Necesitamos que todos estén en la misma página. No podemos permitirnos errores," explicó, mirando a todos a su alrededor.

Mónica se dio cuenta de que esto era más grande de lo que había anticipado. "¿Qué se espera de mí en esta operación?" preguntó, sintiendo que la presión aumentaba.

"Quiero que manejes la comunicación. Debes ser nuestro contacto con el distribuidor y asegurarte de que la entrega se realice sin contratiempos," dijo Javier, su mirada fija en ella.

"Entendido. Lo haré," respondió Mónica, sintiendo la presión de ser la responsable.

A medida que avanzaban los días, Mónica se dio cuenta de que la intensidad de la operación la había absorbido. Cada vez que sentía que tenía el control, una nueva complicación aparecía. La línea entre el amor y el peligro se volvió aún más confusa.

Finalmente, llegó el día de la operación. Mónica se sintió nerviosa pero lista. Sabía que todo dependía de ella. Cuando llegó el momento de hacer la llamada, su corazón latía con fuerza. Tenía que demostrar que era capaz, que podía manejar la situación.

Mientras hablaba con el distribuidor, las palabras salieron de su boca como si fueran parte de un guion. "Necesitamos que la entrega se realice hoy. No hay espacio para errores," dijo, sintiendo que cada sílaba pesaba en sus labios.

Sin embargo, la conversación tomó un giro inesperado. El distribuidor comenzó a hacer preguntas que no quería escuchar. "¿Y si no puedo cumplir con esto? Hay circunstancias que escapan a mi control," dijo, su voz llena de nerviosismo.

Mónica sintió que el miedo comenzaba a consumirla. "No hay opción. Tienes que hacerlo. Las consecuencias serán graves si no lo haces," dijo, sintiendo que su voz se quebraba.

La llamada terminó de manera abrupta. Mónica se sintió débil, como si las sombras del pasado comenzaran a rodearla. Sabía que no podía permitir que el miedo la dominara. Tenía que mantenerse firme, no solo por ella, sino por todos los que dependían de su éxito.

Al salir de la reunión, sintió que la presión comenzaba a pesarle en los hombros. Se encontró con Javier, quien notó la tensión en su rostro. "¿Todo bien, Mónica?" preguntó, su expresión preocupada.

"Creo que el distribuidor no va a cumplir," respondió Mónica, sintiendo que su corazón se hundía.

"No te preocupes. Esto es parte del juego. Tienes que prepararte para lo inesperado," dijo Javier, tratando de consolarla. Pero Mónica sabía que había más en juego que un simple juego.

A medida que las horas pasaron, la ansiedad la consumía. Las sombras de su pasado comenzaron a desdibujar la claridad de su presente. Se dio cuenta de que estaba en una encrucijada y que cada decisión que tomara podría tener consecuencias devastadoras. La lucha entre el amor y el peligro se intensificaba, y Mónica sabía que tenía que enfrentar no solo a su futuro, sino también a los fantasmas que había dejado atrás.

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