⟨Mi Salvavidas⟩
Eran los primeros días de verano y en uno de esos fieles intentos de Sango en convencerme para ir a la playa y jugar acepté con un desanimador sí.Como siempre, Sango invitaba a nuestras otras amigas y siempre se encargaba de la estancia en un hotel de lujo para que todas estuviéramos cómodas, pues, a Sango no le importa derrochar el dinero ya que su esposo, Miroku, es dueño de una empresa dedicada al diseño y fabricación de bikinis y otros bañadores.En fin, todo estaba garantizado.
Preparaba mi maleta cuando el timbre de la puerta principal se escuchó, eran Sango y las demás listas para el viaje.Cerré la maleta y nos fuimos todas juntas al hotel "Shikon No Tama".
El viaje duró tres infernales horas aburridas y con solo tener que escuchar la charla pervertida de Tsubaki ya me era suficiente para ponerme los auriculares y escuchar una canción tranquila en inglés; al final terminé quedando rendida al sueño.
—Kagome despierta. — una voz suebe me llama. —Hemos llegado al hotel. — dice Sango.
—¡Despierta dormilona! — está vez llama Ayame, la pelirroja divertida y gritona.
—Ya voy, ya voy. — digo quitándome los auriculares y estirando los brazos. —hay olor a pescado. — digo olfateando el gustoso olor a pescado acompañado con un aroma a mar.
—Están asando pescado en la playa, apresurate y cámbiate ese horrendo vestido. — dice la mayor de todas, Tsubaki.
—Me lo regalaste tú. — digo.
—Ya dejen de hablar y ve a cambiarte. — una vez más interviene Sango sacando a jalones a Kagome y empujándola en dirección a su habitación personal. —Esta es tu habitación, cámbiate y ve al lobby.Te esperamos. — dice la castaña y sale de la habitación.
La habitación era muy amplia para mí.Había un televisor de 90 pulgadas reproduciendo un comercial del hotel; una cama matrimonial vestida de sábanas de seda color blanco y las funda de las almohadas de color rojo.Unos pequeños cogines en forma de círculo de color marrón claro adornaban también la cama.En ambos lados unas pequeñas mesitas con lámparas y en la izquierda estaba el control del aire acondicionado.Frente a la cama estaba una mesa con una silla y una laptop encendida, también reproduciendo un comercial solo que este trataba de moda y al lado del aparato una estante con seis libros y al otro costado un florero con lilas frescas y perfumadas.Al lado de la cama había un sofá blanco y al lado de este un armario grande con varios percheros y cuatro cajones, el cual se podía abrir por puertas, una de ellas tenía un espejo de cuerpo completo.Al fondo de la recamara se encontraba el balcón con vista al mar.Las cortinas blancas y, también de seda, se movían al compás de la brisa marítima.
Dejé de inspeccionar la habitación que sería mía durante tres semanas y me puse en función de elegir un traje de baño.Escogí uno blanco de dos piezas, la parte de superior dejaba ver el inicio de mis pechos y la inferior era una braga de cintura alta, exponiendo un poco mis nalgas.Tomé un vestido de playa trasparente de color fucsia y unas sandalias romanas junto con unas gafas de buceo, inútiles ya que yo no sé nadar.Modelé un poco en el espejo y salí de la habitación, dirigiéndome al lobby.
⟨ Lobby ⟩
—Ahí está ¡Kagome aquí!. — chilla saludando con la mano la castaña.
—Hola, perdón por la demora.
—Sin problema. — mira las gafas de buceo. —Kagome, se supone que no sabes nadar ¿No?. —pregunta la mayor, Tsubaki.
—Sigo sin aprender ¿Por qué preguntas?.
—¿Para que traes la máscara de buceo entonces? ¿Te piensas ahogar o qué?. — bromea.
—No lo sé, tal vez quiera intentarlo. — encoje de hombros.
—Bueno, vamos a la playa muero por dorar mi piel. — dice la castaña levantándose de la silla y dirigiéndose a la entrada de la playa.
—Vamos Kagome. — llama Ayame y la sujeta de la mano, corriendo hasta dónde estaba Sango.
Gracias a que éramos huéspedes del hotel conseguimos tumbonas fácil y además, gratis.Mudamos nuestras tumbonas a un lugar con mucha sombra por las grandes palmeras y cocoteros que estaban esparcidos por toda la zona playera y cerca de donde estábamos estaba la silla del salvavidas con el sentado en ella.
Gracias al pesado sol del mediodía no pude verle muy bien la cara pero si podía observar sus rasgos más obvios.Tenía una cabellera larga y blanca que se movía con el viento.Era de piel blanca y posiblemente medía 1.80 y tal vez tendría mi edad, 26.Traía puesto un short de nailon color rojo y un tapa sol blanco.
—Oye Kagome, te veo mirando mucho al salvavidas ¿Piensas comértelo con la mirada?. — dice la pelirroja.Dando pequeños golpes con su codo en sus costillas derechas.
—¡Basta!.
—¿Qué pasa?. — pregunta la castaña.
—Kagome está mirando embobada al salvavidas, creo que le gusta. —explica.
—No es cierto solo estaba mirándolo.¿Saben qué? Me voy a nadar, tal vez me relaje. — dice y quitándose la prenda trasparente que cubría su bikini, tomando bruscamente la máscara de buceo e ir corriendo a la orilla del mar y meterse en el agua.
—Espero que se acuerde que no sabe nadar. — dice Tsubaki dándole un sorbo a su soda.
—¡Kagome no sabe nadar!. — chilla la castaña.
—¡Dios Santo!. — corren todas las chicas hasta la orilla y comienzan a gritar: ¡Kagome no sabes nadar, Kagome!.
Al escuchar esto.La azabache lo recordó y sus piernas y brazos detuvieron sus movimientos y ella comenzó a ponerse nerviosa.Tanto que apenas podía tener la cabeza fuera del agua.El salvavidas se dió cuenta y de un ágil saltó de la silla, metiéndose en el agua y comenzando a nadar de forma rápida ya que el cuerpo de Kagome comenzaba a undirse.
Se sumergió y la halló en el fondo desmallada.Ágilmente agarró su mano y la sacó a la superficie, y de la misma manera la sacó del agua, colocándola en una tumbona cercana y comenzado a reanimarla.
—¡Maldición no te mueras!. — grita Tsubaki.
—Demonios. — articula el peliplata y apretándole la nariz la besa, llenándole de aire los pulmones y que ella vuelva despertar alarmada.
—¡Chicas!. — dice levantándose de la tumbona, escupiedo un poco de agua después.
—Kagome estas bien. — la abraza la castaña seguida por las demás.
—Muchas gracias, señor. — agradece la peliroja entre lágrimas.
—Es mi trabajo.¡Oye tonta!. — llama a la azabache. —No vuelvas a meterte en el agua sin saber nadar, no arriesgues tu vida así. — dice y muestra una media sonrisa, encaminándose al hotel.
—Vamos al hotel, Kagome.Debes bañarte y descansar un poco. — sugiere la castaña.
—Tiene razón. Ve y date una ducha y duerme un poco, después podemos ir por un smoothie de mango. — dice Tsubaki.
—Bien.Ustedes quédense aquí y disfruten de la playa y yo me iré a descansar.Adiós.
( En la Habitación )
—¡Ach!. — suspira. —Kagome debes aprender a nadar sino volverás a molestar al salvavidas. — dice y en instantes la sangre le subió a las mejillas. —¡Pero que cosas digo! Es su trabajo y a él no le debe molestar salvar a alguien que es como una lagartija nadando. Aunque es verdad que siempre he querido nadar pero me pesa mucho empezar las clases y todo eso y me es más fácil no hacerlo pero tampoco me voy a pasar la vida molestando a los salvavidas de la playa solo porque no sé nadar. — dice alterada. —Uy no le di las gracias por salvarme.
«¡Oye tonta. No vuelvas a meterte en el agua sin saber nadar, no arriesgues tu vida así».
Recuerda las palabras que le dijo antes de sonreírle de esa manera tan tierna e irse sin más.Tenía que agradecerle por salvarla, era la primera vez que por poco se ahoga y un salvavidas tan guapo y sexi la salva.Su prioridad era ahora encontrarlo y darle la mejor de las gracias a ese hombre.Pero.¿Cómo?.Apenas recordaba aquel momento sus mejillas se enrojecían y solo quería chillar y darse bofetadas a sí misma.¿Cómo podría decirle las gracias sin ponerse colorada?.
Dejó de romperse la cabeza con las mismas interrogantes y se metió a bañar en la bañera.Un baño con aromatizantes y unas cuantas velas a su alrededor no le vendría mal después del susto que pasó.
Salió de la bañera después de 20 minutos relajantes.Se secó el cuerpo y el cabello y del cansancio se acostó.Tes horas después volvió a despertar, dándose cuenta que eran ya las 4:30 PM y que a las cinco debía ir a comer con las chicas.
Abrió el armario y sacó un vestido lila y un cinturón de perlas que fue colocado al rededor de su cintura.Usó un poco de brillo labial y sombra de ojos lila clara, después de estar decidiendo que peinado hacerse optó por una simple coleta alta.
Ya lista.Tomó las llaves y el celular y salió de la habitación, dirigiéndose al Lobby.
( Lobby )
Las tres chicas conversaban tranquilas hasta que llegó Kagome, uniéndose a la conversación.
—Hola. — saluda la azabache. —¿De que hablan?.
—De lo que ocurrió. — responde Tsubaki.
—Ya no se preocupen por mi. Cuando vuelva a mi casa le pediré a mi primo que me enseñe a nadar, después de todo el es buso.
—Deberías aprender ahora, Kag. — sugiere la pelirroja.
—¿Y con quien aprendería?.
—Con el salvavidas que te salvó.Tal vez de clases o algo. — dice la castaña.
—¡Oh mira! Hablando del rey del mar, es él. — señala Ayame.
Y ahí estaba él hombre que me salvó.Con su cabellera platinada amarrada en una coleta alta y esos recién descubiertos para mi sus ojos color dorado, eran como dos faros alumbrando la noche oscura.
—Ve a saludarlo. — dice la mayor.
—Me da vergüenza. — responde.
—¡Niña ya tienes 26 años! Ve a saludar a tu salvador e invítalo a cenar.Oí que en la playa se celebra una boda. — dice Sango y empuja a la asabache en dirección a la mesa del platinado.
—Bueno...
A pasos temblorosos logra llegar a la mesa de cuatro hombres que entre ellos estaba su salvador. Sesshomaru Taisho, así se llamaba. Un salvavidas ya con la experiencia necesaria para combertirese en el mejor del equipo de salvavidas.Además de ser un hombre jodidamente guapo.Pues, su musculatura se le notaba con la playera blanca que traía puesta.Era notable ese abdomen y pecho bien trabajado y ni hablar de sus piernas.Los jeans celestes que tenía le hacían notar sus piernas musculosas y largas.El hombre perfecto para una mujer perfecta como Kagome.
—Buenas noches. — saluda educadamente, aún estando tímida y avergonzada.
—Hola preciosa. ¿Podemos ayudarte en algo?. — dice coqueto un hombre de cabello castaño, piel morena y ojos celestes.
—Koga no seas grocero. — interviene el ambarino.Levantándose de la silla y llevándola al jardín del Lobby. — ¿Te pasa algo? Estas pálida.
—N-no estoy b-bien. — dice con voz entrecortada.
—¿Qué quieres? Dime.
—Quería invitarte a cenar, como agradecimiento por salvarme la vida.
—No es necesario, es mi trabajo.
—Aún así me gustaría invitarte.
—Hay una boda en la playa. ¿Te apetece ir conmigo?.
—Iba a invitarte yo, no es necesario que me invites tú.
—Te seré sincero, Kagome. Eres de mi tipo y la verdad me gustaría algo serio contigo.
— ¿Qué?. ¿C-cómo sabes mi nombre?. — pregunta sonrojada.
—Era broma lo que dije. — sonríe. —Cuándo te salvé tu amiga dijo tu nombre, por eso lo sé.
—No juegues así conmigo... ¿Cómo te llamas?.
—Sesshomaru.
—Lindo nombre.
—¿Vienes o no conmigo a la fiesta?.
—Si voy pero le prometí a mis amigas ir con ellas a tomar un smoothie y... — voltea y se da cuenta que la han dejado sola con Sessho-bombón. —Me han abandonado.Estoy libre. — sonríe tierna.
—Tienes una hermosa sonrisa.
—¿Que dijiste?.
—Nada, vamos.
Ambos jóvenes se dirigen a la playa y sí, se estaba celebrando una boda que recién ya había terminado la ceremonia nupcial y comenzaba la fiesta.La música electrónica resonaba en las dos grandes bosinas colocadas en ambos lados de donde se encontraba el DJ y su equipo de música. Muchas personas –incluidos los recién casados– bailaban en la arena descalzos al compás de la música. Al otro lado se encontraba una mesa bufette con distintas clases de comidas y del lado de esta se servían las bebidas qué, gran parte de ellas contenían alcohol.La pareja de la azabache y el peliplateado se acercaron a la mesa de bebidas, decidiendo que tomar.
—¿Piña colada o cerveza fría con hielo?. — pregunta en ambarino, mostrando una media sonrisa.
—Cerveza.
Dicho así, el chico toma dos jarras de cerveza, una de ellas le es entregada a la chica de cabellos negro y así ambos se dirigen a una mesa cerca de la pista de baile y beber su bebida mientras se divertían viendo a las demás personas bailar, divirtiéndose.
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Las horas pasaron y ya la chica y el chico estaban más que borrachos. Hace unos pocos minutos se habían levantado de sus asientos y haber comenzado a bailar sin ninguna coreografía, solo daban pequeños brincos y giraban sobre su eje.
Entre carcajadas locas volvieron al hotel, precisamente a la habitación de Sesshomaru. Donde ocurrió un pequeño accidente que lo llevó a otro más grande.
—Jajaja mira... Una gaviota en el techo. — señala la azabache los dibujos de gaviotas en vuelo pintados en el techo.
— Se van, no Jajaja. — ríe el peliplata.
—¿Quieres li-mo-na-da?. — dice, separando entre sílabas el nombre de dicha bebida tropical.
—No... — se hacerca a ella. — Te quiero a ti en mi ca-ma. — de la misma forma dijo y en un rápido movimiento estampó sus labios con los de ella, metiendo su lengua en la cavidad bucal contraria y haciendo una danza húmeda en ella.
—Quítate la ropa. — ordena la chica y el ambarino obedece.
Continúan besándose mientras las prendas se van quedando atrás en el suelo frío. Sesshomaru la alza y Kagome enreda sus piernas en la cadera masculina, un pequeño tropezón los hizo caer a ambos en la cama mientras, sin prestarle atención a las sábanas y cogines, Sesshomaru sacaba las bragas de Kagome y metiéndole dos dedos en su vagina. Ella hacía solo se limitaba a gemir.
El ambienta se calentaba más. Y ambos cuerpos sobre la cama, desnudos, comenzaban a sudar por el intenso calor y la actividad erótica que ambos hacían.
—Ahhh.... Sessho.... Ahhh. — entre gemidos decía la azabache, arañando la espalda del contrario.
—¿Qué pasa? ¿Vas a venirte?. — dice mordiendo el lóbulo de su oído.
—Ahhh....sí.... Ahhh. — gime sintiendo la cúspide a punto de llegar.
—¿Me quieres dentro? No habrá vuelta atrás después de esto.
—Te quiero dentro ¡Fóllame! ¡Rómpeme! ¡Has que no sienta las piernas!. — grita. Y su orden fue cumplida.
Él retiró su bóxer y deslizó el condón en su pene y luego lo adentró en la cavidad húmeda y estrecha de Kagome, sacándole un gemino en el camino. Comenzó con un vaivén lento para que ella se acostumbrara al tamaño y grosor de su masculinidad oculta. Hasta que ella volvió a embolverlo por las caderas y empujarlo más adentro de ella, sacando más gemidos por ambas partes.
Los movimientos aumentaron. El calor hacía que sus cuerpos se aperlaran por el abundante sudor que corría en pequeños riachuelos por sus cuerpos, uniéndose entre sí. Ya no era una simple borrachera, ya era el comienzo de algo más que, por culpa de la de la inexperiencia de Kagome para nadar, su encuentro fue inesperadamente programado por un señor llamado "Destino".
Después de tantas cúspides alcanzadas ambos cayeron cansados en la cama, abrazados como una madre oso abraza a sus crías en el invierno. Por la ventana entraba la fría brisa nocturna, la cual ya no molestaba a Kagomr ya que los brazos de Sesshomaru, su nuevo hombre, la cubrían del frío.
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Los años pasaron. Y los mismos: Sesshomaru y Kagome. Se casaron. En la misma playa donde ella casi se ahoga, con las mismas personas y disfrutaron de su luna de miel en la misma habitación donde ellos lo hicieron por primera vez, después de esa borrachera que contrajeron en aquella boda en la playa.
Un amor infinito comenzaba en un lugar que los llenaba de recuerdos, desde el primer día que se conocieron.
—Mi salvavidas. — dijo la azabache. Desnuda en el lecho sedoso de la cama junto a su marido.
—Mi niña tonta. — responde y la besa. Volviendo a morderle los labios y comenzar otra vez el acto sexual.
FIN.
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Mary__🌸
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2749 palabras.
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