Capítulo 6
— Mi esposa, señor Steele.
¿Qué?
El vaso de café en mi mano resbala estrellándose en el piso blanco del pasillo.
José está aquí, con papá.
Por la hora de la mañana, podría jurar que vino aquí antes de ir a abrir la galería, y vaya sorpresa que está dándome.
— ¡José! — Lo llamo desde la puerta.
El imbécil se gira para mirarme con una gran sonrisa en los labios, pero es la expresión de dolor de Ray la que de verdad sacude mi corazón. Lo he decepcionado.
— ¿Ana, cariño? Ven aquí para que podamos darle a tu papá la gran noticia.
¿Gran noticia? ¿Es una estúpida broma? ¡Le dije que me diera tiempo!
— Mi amor, creí que esperaríamos a que papá esté mejor para decírselo — Suelto con los dientes apretados.
— Lo sé amor, pero se ve tan bien que creí que la noticia lo alegraría.
Ray se pasa la mano por el rostro con frustración, así que lo único que puedo hacer ahora es apartar a José de él y evaluar los daños.
— José, por favor, ¿Podemos hablar afuera?
Giro sobre mis talones para salir hasta el patio del hospital. Ésta vez no habrá espectáculo en los pasillos para las enfermeras indiscretas.
— ¿Qué? ¿No te alegras? — Me gruñe.
— ¡Por supuesto que no! ¡Te pedí tiempo! ¡Un poco de tiempo! ¿De verdad eres tan tonto como para pensar que tomó bien la noticia?
— Pero es la verdad, aunque no quieras admitirlo.
Exhalo con frustración porque él de verdad no entiende nada, o no quiere hacerlo porque es un maldito egoísta. ¿O la egoísta soy yo por mantenerlo a él en secreto?
— Debiste esperar.
— No quiero. Sabes que te quiero para mí, Ana, y si tu papá sabe de nosotros estará de acuerdo en que vayas a casa conmigo.
— Te lo dije, no voy a dejarlo.
— ¿Pero si puedes dejar a tu esposo? Yo también te necesito.
Se acerca a mí lentamente y sujeta mis brazos para que lo mire. Pareciera un gesto tierno para quien nos observa, pero la presión en mis brazos dejará una marca.
— ¡Tú no estás enfermo! ¡Ni muriendo! — Le grito.
— Tu papá tampoco, salió bien de la cirugía, ¿no?
— Pero necesita tranquilidad, ¡y reposo! No que vengas a estresarlo con cosas que pueden esperar.
— ¿Entonces es así? ¿Tu esposo queda en segundo plano?
— Por el momento, si.
La presión de sus manos en mis brazos comienza a doler, por lo forcejeo con él para liberarme.
— Suéltame, me lastimas.
— Haber si así aprendes a respetar a tu esposo.
— ¡Jose! ¡Me duele!
Chillo más fuerte porque el dolor aumenta, pero él no parece conmoverse de mi dolor.
— ¡Señor! ¡Señor! — Escucho pasos acercándose — ¿Por qué no se calma?
La mano de Christian se apoya en el hombro de José, tratando de apartarlo de mi. Lleva una mochila sobre su hombro y algunas carpetas en sus brazos.
— ¡No me toque! — José lo aparta de un empujón.
— ¿Está bien? — Dice bajito hacia mi.
— Si, gracias doctor Grey.
— ¿Y usted quien es? ¿De dónde conoce a mi esposa?
— José, tranquilízate — Intento calmarlo — El doctor Grey es uno de los médicos de Papá.
Me lanza una mirada de furia, luego se gira para mirar a Christian de arriba a abajo con prepotencia.
— Puede llamarla Señora Rodríguez, y meterse en sus asuntos, doc. Este es un asunto de pareja.
— Entonces le recomiendo que cuide su tono, señor Rodríguez — Christian le devuelve la mirada — Este es un hospital y a aquél guardia le gustaría tener una charla con usted.
Señala con la cabeza hacia la puerta, donde el vigilante del hospital y dos mujeres más nos observan. Aún estamos dentro de la zona hospitalaria y mi querido esposo podría ser detenido.
— Bien, me largo — Gruñe hacia mi — Vendré más tarde y te llevaré conmigo quieras o no.
Mierda. Lo veo alejarse y un suspiro de alivio sale de mis labios, no sé qué habría pasado de no ser por el doctor Grey.
— Gracias.
— ¿Por qué? ¿Por evitar que te maltratara frente a todo mundo? — Arquea la ceja.
— Pues si, en realidad por eso.
— Te dije que parecía una persona violenta y deberías tener cuidado. No quiero ni imaginar lo que te habría hecho si te encuentra sola.
— Es mi esposo — Intento justificar.
— No es excusa para que lo haga. Se supone que te casaste para ser protegida, no violentada.
Apenas lo dice, se aleja de mi a pasos rápidos, ni siquiera me miró antes de girar. Me tomo unos segundos para tranquilizarme y volver a la habitación de papá. Seguro querrá una explicación.
Y no me equivoco. Su ceño visiblemente fruncido lo delatan, pero lo que crispa mis nervios es ver a Christian junto a él. ¿Vino a decirle lo de José?
— Solo reposo, Señor Steele — Palmea su hombro y ahora si me mira — Y nada que lo altere.
Le sonrío un poco intentando disimular mi malestar por sus consejos. Si tiene algo que decir, que lo haga cuando estemos a solas.
— Gracias doctor Grey, ¿Cuándo cree que pueda irme a casa?
— Aún es muy pronto. Yo diría que en dos semanas más pero tendría que valorarlo la doctora Lincoln antes de que siquiera piense en irse.
— Bien, entonces llámela ahora, es linda — Se ríe Ray.
— ¡Papá! Es la novia del doctor Grey.
La acusación sale de mi boca antes de que pueda detenerla, provocando que Christian frunza el ceño con molestia.
— ¿Es su novia? — Papá pregunta sorprendido — No creí que fuera su tipo.
— Papá... — Le digo de nuevo con fastidio — Deja de molestar al doctor Grey.
— Él no está molesto, Annie — Mira a Christian y le sonríe — Su única hija no se ha casado en secreto, ¿O si doctor?
Dios mío.
Me cubro el rostro con las manos para no ver las expresiones de ambos, ¿Cómo puede ser que ahora estén burlándose de mí?
— Si no hubiera cometido la insensatez de casarse, le pediría que invite a salir a mi Annie.
Escucho decir a Ray y me escabullo a toda prisa de la habitación. Papá está molesto y no puedo decirle que lo hice por él.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro