Capítulo 3
— Solo escucharemos, ¿Está bien?
Palmeo el hombro de Ray para tranquilizarlo, pero no logro siquiera controlar el temblor en mis piernas. Estoy aterrada de muerte por lo que el doctor pueda, o no pueda decir.
Salgo al pasillo y me detengo un momento a mirar el reloj. José se fue hace rato porque lo llamaron de la galería sobre una colección, así que aquí estoy, impaciente.
He notado que la zona del hospital en la que estamos es demasiado silenciosa, no sé si porque es para pacientes delicados o porque no hay nadie más que Ray.
Me froto las manos sobre los ojos intentando espantar el sueño, así que tardo en reaccionar cuando una figura silenciosa pasa junto a mí y entra en el cuarto de papá.
— ¡Oye! ¿Se te perdió algo?
Le grito al chico que viste de negro de pies a cabeza. Ni siquiera lo escuché acercarse, ¿Lo estaré imaginando?
Me acerco para enfrentarlo. No parece un enfermero, ni un ladrón, ¿Entonces por qué está aquí?
Apoyo las manos en mi cadera para parecer molesta, pero me quedo inmóvil bajo su atenta mirada. Es joven y sus ojos son de un color asombroso.
— ¿Señor Steele?
Él me ignora para hablar con Ray. Papá despierta al instante, un poco confundido por hacer salido tan bruscamente de su ensoñación.
— ¿Quién es usted? — pregunto de nuevo con un tono más elevado.
De nuevo no me habla, ni me mira. Toma las notas que están al pie de la cama para revisarlas.
— Señor Steele, soy el doctor Grey. Revisé los resultados de la doctora Lincoln y estoy aquí para darle mi opinión al respecto.
— Por supuesto, dígame cuáles son mis opciones.
Me cruzo de brazos y me coloco junto a la cama de Ray. Que el doctor me ignore no quiere decir que yo tenga que apartarme completamente.
— Ya le hablaron de la cirugía, es un método invasivo y en el mejor de los casos se removerá completamente de su cerebro. La otra opción es la quimioterapia, se administra en varias sesiones y prolongaría su estancia aquí, ya que no podemos darle hasta asegurarnos que está completamente sano.
— ¿Y cuál me recomienda?
Papá pregunta y por un momento me quedo sorprendida. Esta es su decisión, ¿Por qué le pregunta a él? ¿Por qué no me lo pregunta a mi?
— La cirugía. Como ya he dicho, el tumor podría ser removido en su totalidad, y si queda algún resto podría ir a quimioterapia. En cambio, si comienza la quimio y no da resultados, tardará en entrar a cirugía por lo débil que se pondría.
— Entonces la cirugía primero.
— ¡Woa woa! ¡Alto! Papá, ¿Estás seguro? La cirugía es riesgosa, ¡podría matarte!
— También el tumor podría hacerlo, Annie. Y creo que el doctor Grey tiene razón, confío en él.
— ¿Por qué? — Susurro lo más bajo que puedo — ¿Podríamos discutirlo en privado?
— No veo qué tendríamos qué discutir, quiero volver pronto a casa y ocuparme de mi taller. Si para eso tienen que abrirme el cráneo y sacar la maldita cosa, que así sea.
— Entendido, Señor Steele.
El doctor asiente y gira sobre sus talones para salir de la habitación. ¡De nuevo me ignora! ¿Pero qué clase de médico es? ¿Del tipo idiota?
— ¡Oiga! — le grito cuando voy detrás de él — Mi papá está en shock, no está pensando con claridad ¿y usted espera que tome una desición tan importante como si nada?
— Señorita Steele — Gruñe cuando se gira para mirarme.
Lo hace tan rápido que casi chico contra su pecho, que luce fuerte bajo esa camisa negra. Su mirada es incluso mas intensa ahora, que parece enfadado.
— La desición es de su padre, he cumplido con mi parte de recomendaciones y le dí mi opinión así como él la solicitó. Tal vez la que necesita un momento para procesarlo sea usted.
— ¡Pero... Pero!
— ¿Si, señorita Steele? ¿O es que aún no le parezco confiable? ¿Quiere ver mis credenciales? ¿Mi licencia médica?
Se inclina un poco más para mirarme, y es entonces que puedo ver las tormentas que son sus ojos. De un azul oscuro, como un día gris de los que predominan en Seattle.
— ¿O piensa volver a quejarse con la directora?
— ¡Oh! ¿Así que por eso es tan grosero? ¿Se está desquitando conmigo de lo que dicen sus compañeras en los pasillos?
— No — Se mete las manos a los bolsillos — Pero las personas que me juzgan sin conocerme no tienen mi simpatía. Así que déjeme hacer mi trabajo y usted limítese a hacer lo suyo.
Se da la vuelta para alejarse de mi, pero sigo molesta por su actitud. Lo señalo antes de volver a hablar.
— ¡Pues lo hago responsable de lo que le pase a mi padre!
Detiene sus pasos, pero no se gira para mirarme. Mira por encima de su hombro y pareciera que sonríe con arrogancia.
— Su padre ya tomó la desición, debería hablar con él en lugar de perder su tiempo conmigo.
De nuevo se aleja por el pasillo, dejándome ahí confundida y frustrada. ¡Qué inmaduro! ¿Esta enojado conmigo porque lo acusé con su mami? ¡Hombres!
— Ahh — Un suspiro bajito me saca de mis pensamientos.
— Simplemente guapísimo — Suspira otra enfermera.
— ¡Pero qué valor, señorita! Mire que discutir con el doctor Grey — Se muerde el labio con fuerza mientras sonríe — Es tan imponente que a veces es mejor quitarse de su camino.
— Pues no le tengo miedo, ¿Por qué tendría que quedarme callada? No es el único especialista en la ciudad.
— Pero es el más atractivo — Susurra de nuevo la chica del suspiro — Por lo menos ella logró que la mirara de frente.
Me señala, así que camino de regreso a la habitación de Ray para no escucharlas. Lo último que necesito es involucrarme en más chismes de pasillo, pero si de algo estoy segura es que tendré mis ojos puestos en ese doctor de ahora en adelante.
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