Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 20

Apenas puedo esperar a entrar a su departamento. Mis manos ansiosas se mueven sobre su camisa para desabotonarla mientras mantengo mis labios sobre los suyos.

— Ana... Tranquila...

Se ríe cuando tiro de él hacia el pasillo donde está su habitación. Ésta vez no habrá coqueteos, vamos directo a la parte en la que me hace olvidarme del mundo.

— Por favor, te necesito.

La necesidad en mi voz que sueno desesperada, impaciente por perderme en él y en lo bien que me hace sentir. Y no me arrepiento en lo más mínimo.

Lo empujo hacia la cama porque necesito quitarme la ropa, él quiere ir lento pero no lo dejo. Tengo que tirar de su pantalón para sacárselo para que sepa que voy en serio.

— Dios, Ana, ¿Cuál es la prisa?

No voy a hablar de José, me niego a dejar que ese horrible hombre arruine mi momento, así que en lugar de contestar su pregunta, presiono mis labios con fuerza.

Me siento a horcajadas sobre su regazo, quiero besarlo hasta dejarnos sin aliento, quiero deslizar mi lengua en su boca. Quiero que la pasión nos consuma de tal forma que no exista nadie más que nosotros.

Respira agitado cuando sus manos se pasean arriba y abajo por mi espalda desnuda. Me encanta sentir sus manos sobre mi, pero justo ahora lo necesito en otro lugar.

Me dejo caer de espaldas sobre el colchón para que él tome su lugar en medio de mis piernas, no quiero dejar de mirar sus ojos grises y acariciar sus brazos.

Cuando Christian comprende mi mensaje, se coloca sobre mi y con cuidado se dirige a mi entrada.

— Estás un poco ansiosa está noche — Dice con una sonrisa — ¿Me extrañaste?

— Mucho.

Apoyo la mano en la parte posterior de su cabeza para volver a besarlo, la desesperación me quema y lo único que logra tranquilizarme es aferrarme a sus brazos.

— Si, Christian, por favor... Te necesito.

Vuelvo a pedir, así que no lo piensa dos veces. Mi cabeza cae sobre la almohada dándole acceso a mi cuello para morder mientras empieza a embestir con suavidad.

Me concentro tanto en lo que mi cuerpo siente que araño sus brazos, envuelvo su cadera con mis piernas y dejo que tome el control completamente. No quiero que acabe, quiero seguir en mi nube de felicidad.

Pero el clímax llega arrasando con mis emociones, sus jadeos llenan mis oídos y vuelvo a estremecerme entre sus brazos. Aún agitada, me giro hacia un lado de la cama. Me siento abrumada.

— ¿Ana? ¿Qué pasa? ¿Estás llorando?

Soy incapaz de responderle porque estoy conteniendo los sollozos, aunque obviamente no hago un buen trabajo.

— Lo siento, estoy algo sensible.

— ¿Por qué?

No me muevo, así que él rodea la cama para mirarme de frente. Me siento para que Christian tome el lugar a mi lado.

— José.

— Lo sabía — Gruñe levantándose de la cama — Te dije que lo dejaras, ¡Te advertí que seguir con él no era bueno para ti!

— ¡Lo sé! ¡Y lo siento! Pero no tengo el valor de dejarlo si eso implica condenar a mi padre.

— ¿Y cuánto más piensas aguantar? ¿Hasta que ya no quede nada de ti?

Dios.

Yo buscaba consuelo y lo único que conseguí es herir a Christian. Las lágrimas vuelven a caer por mis mejillas.

— ¿Qué te dijo ahora el imbécil ese?

— Habló con tu madre, van a dar de alta a papá la próxima semana.

— Y te llevará a casa.

— Si.

— Y serás la perfecta esposa sumisa, ¿Eso es lo que quieres?

— ¡No!

— ¡Entonces has algo! ¡Toma el control de tu vida!

— Por favor, ya no quiero discutir, no quiero hablar de él — Sollozo más fuerte — Lo siento por involucrarte, lo siento por todo lo que perdiste y por...

— No es eso, basta — Se inclina para mirarme — No entiendo cómo puedes permitirte seguir con un hombre que obviamente te violenta.

— Supongo que soy más insegura de lo que creía.

— Será mejor que dejemos el tema para después, ¿Por qué no vas a tomar una ducha? Haré algo rápido para cenar.

— Bien.

Me apresuro solo porque el agua caliente me reconforta por varios minutos hasta que decido salir. Me envuelvo en la bata de baño que tomé del estante y me siento en la cama a secar mi cabello. Es lo último que sé antes de quedarme dormida.

Mis sueños son incluso más confusos que mis sentimientos: Imágenes mezcladas de mi niñez en Montesano, Ray en su taller de carpintería, luego José y sus amenazantes ojos oscuros. En algún punto, mi sueño se volvió pesadilla cuando José me tomaba a la fuerza.

— ¡No! — Chillo aterrorizada.

— ¡Ana! — Christian se sobresalta a mi lado — Tranquila nena, es solo un sueño.

Me abraza con fuerza mientras intento respirar hondo, necesito calmarme. Me recuesta sobre su pecho cuando volvemos a acostarnos en la cama.

— Lo haré, voy a dejarlo Christian. Lo prometo.

Él besa mi frente y vuelve a arrullarme en sus brazos para que vuelva a dormir. Necesito pensar en algo, y pronto.

El problema es que va en serio con el asunto de la fiesta en la galería, los anuncios sobre el gran evento aparecen desplegados en el periódico de la mañana y el tiempo es tan corto que ni siquiera lo he visto.

Hasta el sábado en la mañana que envía a su chofer por mi, tengo que ir a su casa para alistarme. Christian tiene razón, terminaré siendo la esposa sumisa si no lo enfrento.

De todas formas, dejo que el auto me lleve y luego la mujer en su casa me indica una habitación con un vestido. Su tía, si no me equivoco, ni siquiera me mira cuando cierra la puerta detrás de mí.

— Tienes que hacerlo, no tengas miedo — Trato de darme ánimos, pero el escalofrío me eriza la piel de los brazos — Ve a la maldita fiesta está noche y dile que se acabó.

Tal vez sea mejor así, José no querrá hacer un escándalo teniendo tantas personas a nuestro alrededor. Tiene una imagen qué cuidar y yo solo soy un adorno bonito bajo su brazo.

Le sonrío a la chica de ojos azules elegantemente vestida en el reflejo del espejo.

Me parece que tienes un plan.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro