Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 18

Las primeras dos quimioterapias de papá fueron rápidas y desgastantes. Se esfuerza por ser el mismo hombre bromista de siempre, pero veo en su semblante el cansancio de estar tantos días recluido en este hospital.

Para mí, han sido de los mejores días de mi vida. No solo porque José no se ha parado aquí desde que las quimioterapias comenzaron, sino que además mis escapadas nocturnas con Christian me revitalizan.

Gracias a la intromisión del doctor rubio, tenemos que salir por caminos separados hasta su auto para ir al departamento. Así que ésta tarde después que papá se queda dormido, me encamino hacia el ascensor para salir con mis cosas.

Antes de llegar, en el cruce con el pasillo de la habitación de descanso, una mujer solloza y me detengo para mirar.

— Pero Christian... ¿Por qué? ¿Que hice mal?

— Nada Elena, es solo que he tenido mucho trabajo y no me alcanza el tiempo para corresponderte.

— ¡Pero yo entiendo! Y puedo esperarte, ¿Por qué terminar?

— Creo que no es justo para ti cuando podrías seguir con tu vida.

— ¡Te quiero a ti! Christian, por favor. No hagas esto...

— Ya lo hice, hemos terminado. Sé que no lo entiendes ahora, pero es lo mejor.

— No te creo — Solloza de nuevo — Tienes a otra mujer, ¡admítelo! Por eso ahora no quieres ni tocarme.

Ella levanta la voz y yo me tenso en mi posición. ¿Christian está terminando con la doctora Lincoln? ¿Por mi?

— ¡Habla! Eso es cierto, ¿No? Tienes a otra y no tienes el valor de decirme a la cara que eres un maldito infiel.

Escucho el golpe, y no puedo más que imaginarme que acaba de darle una cachetada. Doy un brinco de sorpresa y me apresuro a entrar al ascensor para desaparecer.

Solo que no lo logro.

Una muy llorosa Elena Lincoln se desliza dentro de la caja metálica antes de que las puertas se cierren y me recargo en el extremo opuesto. Mis acciones acaban de golpearme el rostro en forma de mujer destrozada.

— Doctora Lincoln, ¿Está bien? — Me animo a preguntar.

— No — Se limpia las lágrimas con la mano y yo le extiendo el pequeño empaque de pañuelos desechables que siempre cargo — Y gracias.

Me lanza una mirada avergonzada antes de volver a sollozar y el sentimiento de culpa no me deja respirar. Aquí estoy yo, bajando el ascensor con la mujer cuyo novio me hace el amor.

— Nunca estás lista para que te rompan el corazón — Dice y suena vulnerable — Creí que íbamos a estar juntos por siempre.

¿Que le digo? ¿Supérelo?

— Si, es difícil — Balbuceo en respuesta.

— Trabajar aquí es extenuante, pero me rehusaba a permitir que mi relación fracasara — Se recuesta en la pared del lado opuesto — Lo siento, Señora Rodríguez. No tiene por qué escuchar mis problemas.

— No, descuide. A veces lo que se necesita es desahogarse para sentirse mejor.

— Tiene razón — Las puertas finalmente se abren en el vestíbulo — ¿Va a su casa? ¿Le gustaría tomar un café conmigo?

— Oh, bueno es que yo... No voy a casa. Me quedo aquí con mi padre.

Salgo del ascensor con pasos lentos hasta que caigo en cuenta de lo que estoy diciendo. ¿A dónde voy? A esperar a tu ahora ex novio a su auto para ir a su departamento.

Ella mira avergonzada a su alrededor y esboza una sonrisa triste. Maldito sentimiento de culpa y mi tonta conciencia.

— Un café, claro — Señalo al local ubicado en la acera de enfrente.

Camino junto a ella para cruzar la calle y giro sobre mi hombro justo a tiempo para mirar al chico de los ojos grises que alegra mis días. Su gesto de confusión me causa tanta gracia que tengo que contenerme de reír.

Eleva sus manos en un gesto que parece preguntarme a dónde voy y yo encojo los hombros en respuesta. Se queda ahí de pie mirandonos, hasta que entramos a la tienda.

Cuando la doctora Lincoln elige una mesa, observo que Christian ya no se encuentra en la calle y su auto tampoco. Ahí va mi noche de amor.

— ¿Su esposo no se queda con usted? — Pregunta sacándome de mis pensamientos.

— No, es un hombre muy ocupado.

— Oh — Dice cómo si hubiera comprendido su error — ¿Y sus familiares?

— Solo somos mi papá y yo.

— Ya veo.

La chica de la cafetería aparece con los menús y toma nuestro pedido. Yo elijo un café sencillo, pero la doctora Lincoln elige panecillos y galletas con su café.

— Llámame Elena — Dice cuando me quedo callada — Gracias por no dejarme sola en este momento. Realmente no tengo amigas a quienes recurrir en ocasiones como estás.

— ¿Por qué no?

— Bueno, algunas chicas prefieren no hablarme porque dicen que soy muy creída, y las otras simplemente se alejan como si yo anduviera por la vida seduciendo hombres a diestra y siniestra.

— Qué locura — Me esfuerzo por sonreír — Creo que necesita ampliar su círculo de amistades.

— Creo lo mismo, es solo que... Tenía a Christian y no me hacía falta nada más.

Mierda.

— Claro — Carraspeo. No quiero que me cuente nada de su relación con él, prefiero hablar de mí — Yo tampoco tengo amigos y mi papá siempre fue un gran consejero.

— Lo entiendo, señora Rodríguez, su padre es una persona importante.

— Llámame Ana, y si, lo es. Haría lo que fuera por él.

— ¿Y qué hay con su esposo? ¿Por qué siempre parece estar enojado?

Me río con fuerza porque es una gran verdad. Solo que no imaginé que algún día reiría de él con la mujer que me hace morir de celos.

— ¿Honestamente? No lo sé. No creo que nuestra relación esté funcionando después de todo, y lo de mi papá lo hace más evidente.

— Eso es cierto — Ella me señala — Estás son las pruebas de fuego de cualquier pareja. Si no es capaz de estar contigo en un momento tan difícil, no merece estar en los momentos fáciles.

— Si, lo mismo creo. Y es una lástima, porque debería estar con alguien que de verdad lo haga feliz.

— Ouch — Sonríe y baja la vista a su taza — Esa es una dulce forma de romper un corazón.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro