Capítulo 15
— Solo vete Christian.
— Déjame explicar...
— No, no quiero escucharte. Quiero estar sola.
Golpea el marco de la puerta con su puño, pero sale de la habitación dejándome sola con Ray, que se remueve cada pocos minutos.
La señora de cocina trae la bandeja con la cena de papá a tiempo, que despierta completamente con un gruñido de fastidio. Le acerco la bandeja con los platos para que coma.
— Eso sabe asqueroso — Se queja.
— No sabe asqueroso, es comida de hospital, se supone que no debe llevar sal o grasa. Es saludable — Sonrío empujando de nuevo la bandeja hacia él.
— Déjame morir Annie, está no es la vida que quiero tener — La empuja de vuelta.
— ¡Papá! Por Dios, pareces un niño. ¡Solo come! Cuando estés de vuelta en casa podrás comer lo que desees.
Ni siquiera tengo que mirar cuando pesados pasos se aproximan por el pasillo y un escalofrío me recorre la espalda. José está aquí, como cada noche.
— Ana.
Me llama. Ni siquiera es un saludo, es más una orden corta para que lo mire. ¿Qué rayos le pasa? ¿Qué mierdas le pasa a todos los hombres en mi vida?
— ¿Qué, José? ¿Qué quieres?
— Esa no es forma de hablarle a tu esposo — Gruñe frente a Ray — Ven aquí a recibirme cómo es debido.
Puedo ver a papá fruncir el ceño porque aún no he girado para mirar a José. Y es que estoy tan molesta que no me importa hacerlo enojar más.
— Estoy ocupada, ¿No lo ves? Si quieres jugar al esposo cariñoso inténtalo otro día.
— ¡Ana! — Toma mi brazo con fuerza para hacer que lo mire.
— Señor Rodríguez, no se atreva a maltratar a mi hija frente a mi o voy a tener que levantarme de esta cama para enseñarle a tratar a una mujer.
— Por favor — Se ríe — Si pudiera levantarse de esa cama, Ana no estaría aquí con usted, sino en mi casa que es donde pertenece.
— ¡José! ¡Solo vete! — Forcejeo para que me suelte — Hoy no estoy de humor para tus malditos berrinches. Créeme, no lograrás nada más que ser arrestado si insistes en llevarme a la fuerza.
Sus ojos oscuros me lanzan una mirada amenazadora, una promesa de revancha que sé que no va a dejar ir. Luego mira brevemente a Ray y sale de la habitación con pasos rápidos y ruidosos.
— Annie... — Ahora gruñe papá con los dientes apretados.
— Ahora no, papá. De verdad, guárdatelo para otro día que mi vida no sea un completo caos.
Dejo la bandeja sobre la mesita de noche cuando ha terminado de cenar y maldecir cada bocado que toma, por lo que me limito a ignorarlo.
Finalmente decide dormir otro poco y me acomodo en la silla a su lado para hacer lo mismo. ¿Christian se habrá ido con ella? ¿Estarán juntos? ¿Piensa ignorarme como si no hubiera pasado nada entre nosotros?
— Claro, doctor Grey — Escucho la voz de Edna a lo lejos — Lo pondré en el expediente y agregaré las vitaminas en el suero.
Un momento, ¿Doctor Grey? ¿Christian sigue en el hospital? Miro hacia el escritorio de Edna, pero ella no está en su lugar. Sus pasos provienen del pasillo, ¿Estará él en la sala de descanso?
Cierro los ojos un momento pero me quedo profundamente dormida. La actividad reciente, las pocas horas de sueño y el estrés me pesan lo suficiente para hacerme dormir toda la noche.
Cuando despierto, aún es temprano y papá duerme tranquilamente. Aún tienen que decirnos los resultados de la biopsia para saber cuál es el siguiente paso a seguir en el tratamiento. Espero que la doctora Lincoln haya tenido tiempo de hacer su trabajo.
— ¿Cariño? — Edna me llama desde su escritorio — ¿Podrías venir un momento?
Me hace una seña con la mano para que me acerque mientras mira a ambos lados del pasillo. Me levanto de la silla y aliso mi blusa cuando camino hacia ella.
— ¿Si?
Ella señala con la cabeza hacia el ascensor y por un momento me quedo ahí, confundida. Cuando vuelvo a mirar, un mechón de cabello cobrizo y un perfil de ojos grises me observan desde la esquina del pasillo del cuarto de descanso.
— No hagas ruido — Susurra Edna — No querrás despertar a tu padre aún.
Edna termina de tomar su bolsa y abrigo del escritorio, luego camina directo al ascensor sin volver a mirarnos. Me toma solo dos segundos decidirme a caminar en dirección a Christian.
— Buen día — Sonríe.
— Buen día, doctor Grey.
— ¿Ahora soy doctor Grey de nuevo?
— Si — Arqueo la ceja para mirarlo.
— Creí que era mi nombre el que gemías en la cama.
— ¡Christian! — Chillo sorprendida y lo empujo hacia el pasillo.
— ¿Ya podemos hablar? Quiero aclarar que nada pasó con Elena.
— ¿Estás seguro? ¿Por qué debería creerte?
— Porque es la verdad. Le dije que tenía que revisar unos expedientes y que me tomaría un largo rato hacerlo. Antes de irme a casa te vi dormida sobre la silla y no quise despertarte.
— Entonces si eras tú quién hablaba con la enfermera.
— Si.
La presión en mi pecho desaparece por esas simples palabras, pero ¿Cómo logrará él evitar a su novia? Tarde o temprano ella se dará cuenta de que algo no anda bien.
— Escuché que estuvo aquí — Dice sacándome de mis pensamientos.
— ¿José? — Él asiente — Si, estuvo aquí e intentó llevarme con él.
— Sabes lo que pienso sobre su actitud.
— Lo sé, y también dije que no dejaría que él me tocara, de ninguna forma permitiré que me golpee o que me obligue a mantener relaciones sexuales.
— Divórciate, es la única solución.
— Y ya te dije mis motivos para esperar. Así que mejor háblame de los resultados, ¿Son malas noticias?
— Me temo que sí — Se pasa la mano por el cabello con nerviosismo — Pero es pequeño aún y podemos iniciar la quimioterapia. Será desgastante para ambos.
— Es mi padre, jamás permitiría que estuviera en esto solo.
— Y no lo estará, así como tú tampoco estarás sola.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro