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XXVI

Y cuando ella necesita refugio de la realidad,

se da un chapuzón en mis fantasías.

Y sus labios son como el borde de la galaxia.

Y sus besos el color de una constelación...

Encajando.

(Arabella – Arctic Monkeys)

15 días después.

— ¿Qué son todos estos papeles?— preguntó Thayer con curiosidad, tras haber entrado a la habitación de Madison, observando algunos papeles desparramados sobre el escritorio. Se acercó un poco más mientras dejaba su celular sobre el escritorio y consiguió leer algunos nombres de Universidades.

—Lo siento. No quería que tuvieras que verlos así— hizo una mueca, Thayer la había tomado por sorpresa esa tarde de sábado. —Quería decírtelo, pero apenas llegaron el jueves y... Ni si quiera sé que voy a hacer— comentó, antes de explicar realmente de que se trataba. —El próximo mes empieza el semestre y me llegaron solicitudes de algunas universidades a las que había aplicado hace... Bastante tiempo— reveló, volteando a ver de vez en cuando los sobres abiertos que yacían en la mesa de madera. —Pero como decía, no sé qué voy a hacer— agregó. Por varios motivos seguía cuestionándose en si debía ir o no. Su familia seguía siendo el principal factor por el que se negaba.

Thayer tomó uno de los papeles, leyendo y analizando lo que decía. Todas parecían buenas propuestas, incluso le ofrecían media beca, lo que implicaba una mitad de los gastos cubiertos. Madison se sentó en la silla frente al escritorio, todavía algo aturdida por la presión a tener que elegir y tomar una decisión tan importante.

— ¿Qué crees que debería hacer?— preguntó, pidiendo un consejo, a pesar de que el chico continuaba analizando las cartas.

—Mad, eres brillante— mencionó, al mismo tiempo que se agachaba hasta ponerse a la altura de la chica. —Es como si todas las universidades se estuvieran peleando por ti— dijo con cierto tono divertido, pero enseguida retomó la seriedad del asunto. — ¿Enviaste todas estas solicitudes para que las aceptaran y luego negarte a todas?— Madison negó. —Entonces decide por la mejor opción y ve a ella.

—No es tan simple como suena.

—Sí, lo es.

—Tengo que pensar en el dinero que falta, y... ¿Qué hay de mis padres? Es el peor momento para dejarlos— justificó su indecisión. A pesar de que sus padres no estaba completamente solos. Había otros familiares que estaban por la casa casi a diario.

—Puedo ayudarte con el dinero que falte— le aseguró. —Y tus padres, ellos quieren lo mejor para ti. Si les explicas, lo van a entender. Además, no es que no volverás a verlos. Puedes venir a visitarlos, o pueden ir a verte a ti. Hay maneras.

— ¿Y qué hay de nosotros?— indagó, algo que intentaba no exagerar, pero que sin dudas era uno de sus mayores miedos. Tampoco quería estar lejos de Thayer.

—Puedes venir. O puedo ir por ti todas las veces que quieras. Nos arreglaremos— la verdad era qué Thayer lo hacía sonar todo fácil, sencillo. Le daba confianza. Incluso quedó mucho más convencida y se había despertado en su interior bastante entusiasmo. Cuando iba a responder, el celular de Thayer sonó y por inercia, tanto los ojos del muchacho como los de Madison, se dirigieron a la pantalla.

Lexie: Anoche no pude responder. Solo quería decirte que hoy estaré en el pueblo y espero que podamos vernos muy pronto porque necesito hablar contigo.

Obviamente, ambos leyeron la pantalla. Un silencio inerte se mantuvo unos cuantos minutos, hasta que Madison lo deshizo.

— ¿No vas a contestar?— cuestionó, un tanto exasperada. El leer de quién provenía ese mensaje le hizo sentir, por primera vez, que las cosas con Thayer podían estar en peligro. No olvidaba que lo de ellos seguía siendo una relación todavía "oculta". Lexie seguía del otro lado.

—Estábamos hablando de ti— trató de retomar el tema, algo bastante imposible a esa altura.

—Al parecer estabas mandándote mensajes con ella— trató de lucir relajada, pero en ese intento por ocultar su molestia, la hacía verse más molesta aún.

—Mad— pronunció, apoyando sus manos en las rodillas de la chica. —Solo quiero ver a Lexie para decirle que las cosas entre nosotros se acabaron— dijo, refiriéndose a su anterior relación. No era justo cortar con ella por mensaje. Lexie había sido una buena persona con él desde que empezaron a salir, lo había ayudado a direccionar su vida, a ver que no todo estaba perdido. Pero las cosas simplemente dejaron de funcionar y ambos de un modo u otro, comenzaron a perder el interés. Ya no sentían lo mismo el uno por el otro. —Hice las cosas mal, probablemente debí cortar con ella primero. Pero no estaba y tú sí, y cada vez que te tenía cerca solo podía pensar en estar contigo— sus ojos se mostraban honestos y Madison no encontraba porqué desconfiar. Él le había demostrado en cada oportunidad que la quería. Acercó su rostro hasta sentir que él la besaba y sin más, se dejó llevar.

El celular de Thayer volvió a sonar, justo cuando la situación empezaba a encenderse. Mad se detuvo y prefirió que prestara atención al teléfono, una vez más se sintió exasperada. — ¿Es ella, otra vez?— preguntó. Él tomo el aparato, leyendo el mensaje, que provenía de otra persona. —No. Es Nathan, hace una fiesta por su cumpleaños y nos invita. No tenemos que ir, si no quieres— lo que menos quería era que Madison se sintiera presionada por ir a una fiesta. De todas formas, ella pareció estar de acuerdo.

—No, podemos ir. Vamos— aceptó, al mismo tiempo que colocaba seguro a la puerta y se volteaba con una sonrisa de complicidad. —No tenemos que ir ya ¿cierto?, porque en realidad tenía otros planes ahora— acotó, quitándose la remera para mostrar su torso solo cubierto por el sostén y se desató la cola de caballo que traía, dejando que su cabello se deslizara naturalmente por su piel semi-desnuda. El muchacho la contempló, deseoso por tocarla, por besarla, la ansiedad se plantó en medio de su estómago. Rápido, apartó el celular, apagándolo antes. Tenía las pupilas dilatadas.

— ¿Estoy incluido en esos planes?— jugó, porque claramente sabía a qué se refería.

— ¿Tú que crees?— cuestionó, acercándose hasta colar sus manos por debajo de la camiseta, acariciando extensamente la espalda masculina, contagiándose de su piel tibia.

—Creo que es un gran plan— murmuró cerca de su oído y le besó el cuello. —Uno hermoso— continuó y le acarició el contorno de la cintura femenina naturalmente definida. Madison empujó levemente a Thayer, otorgándose el placer de quitarle la remera. El cabello de Thayer se tornó removido y un tanto más despeinado, mientras su torso se mostraba al descubierto. Se mordió el labio al verlo tan malditamente sexy (y todo para ella), lo que la incitó a besarlo, hasta bajar por sus hombros con fulgor, siguiendo el camino por su torso, hasta que llegó cautelosamente hasta el borde del pantalón. Elevó la mirada, seductora y se alejó, regresando a su boca. Las manos masculinas, abandonaron su cintura para situarse en el comienzo de sus shorts y se los quitó, recorriendo sus curvas mientras avanzaban hacia la cama, detrás de ellos. Madison volvió a darle un leve empujón, haciendo que cayera sobre la cama apoyándose sobre sus codos y se sentó sobre él, buscando sus labios una vez más. El contacto entre ellos se intensificó, piel sobre piel, la sensación desesperante y adictiva los invadía a ambos.

De aquella manera no había dudas ni nada que les hiciera dar marcha atrás. Ahí quedaban materializados los sentimientos, fuertes y reales. Todo lo que tenían era permitirse disfrutar el uno del otro, sin pensar en el resto.

♡♡♡♡♡

—A Nathan se le da bien esto de hacer fiestas, eh— comentó, observando a su alrededor la multitud de jóvenes, algunos un tanto exaltados, bailando y bebiendo.

—Siempre se lo dio bien— afirmó Thayer, que conocía muy bien a su mejor amigo. —Cuando estábamos en preparatoria todos esperaban por las fiestas de Nathan.

—Lo imagino— alzó las cejas, asumiendo que tenía sentido. — ¿Me esperas aquí? Voy hasta el tocador— murmuró, desapareciendo rápidamente de la vista de Thayer, hasta dirigirse al baño.

El muchacho, no pasó más de unos breves minutos a solas, cuando apareció Lexie, causándole sorpresa. No esperaba verla ahí, suponía que se encontraría con ella algún día planeado, pero ahí estaba. La chica le sonreía, parecía contenta de verlo.

—Lexie— pronunció, todavía desconcertado. —No tenía idea de que venías.

—En cambio yo supuse que estarías. Sé que Nathan es tu mejor amigo— él asintió, la chica estaba en lo cierto.

— ¿Crees que podemos tomarnos un segundo ahora?— pidió luciendo ansiosa por hablar con él. Sí, tenía que decirle algo importante y se notaba.

Thayer observó a su alrededor, un tanto nervioso. Sería incomodo que Madison tuviera que atravesar esa situación. Pero al no verla cerca, continuó hablando.

— ¿Ahora?

—Sí, ahora. Oh, ya sé— captó la contraria. —Estás esperando a alguien— agregó comprendiendo lo que ocurría.

—Lexie, yo...

—Ya sé que sales con Madison. Todos lo saben— asumió, encogiéndose de hombros. No se veía afectada, en absoluto. —Incluso sé que te pasaba algo con ella desde antes de que me fuera, se te notaba.

—Algunas cosas no pueden disimularse— admitió.

—Lo sé. Y lamento haberte forzado para que extendiéramos las cosas cuando no estaban funcionando. No quería verlo, me daba pánico terminar contigo después de años— le confesó, sentimiento que Thayer compartía en algún punto. También había sentido cierto temor al pensar en cortar con ella. —Pero en el viaje conocí a alguien más, y no fue hasta que lo conocí que me di cuenta de que lo nuestro ya no tenía sentido— continuó, descargando de a poco todo lo que llevaba guardando desde su viaje. —Ya sabes, eso no cambia que significaste mucho para mí. En mi vida. Por eso decidí que quería que hablemos esto personalmente, porque quiero que esto acabe en buenos términos. Y que si alguna vez necesitas algo, sabes donde vivo— con cierto aire divertido, miró a quién solía ser su novio con una sonrisa, amistosa. Él asintió, tranquilo, porque las cosas como pocas veces le ocurría, estaban a su favor.

—Entiendo. Y también, ya sabes dónde me encuentras— no tenía mucho más para decir. Ella acababa de decirlo todo.

—Suerte en todo, Thayer— expresó sincera, atreviéndose a darle un último abrazo como manera de despedida. Las relaciones forzadas no servían, lo de ellos caducó y simplemente, se deseaban lo mejor el uno al otro. Thayer se permitió abrazarla, nunca olvidaría que Lexie había sido muy importante para él en un pasado.

♡♡♡♡♡♡

Cuando salió del tocador y se encaminó a buscar a Thayer entre la multitud, sus ojos se toparon con una escena poca grata. Lexie aferrada a Thayer. Verlos tan cerca, fue como un golpe directo a sus sentimientos. La invadió un ataque de celos que le revolvió el estómago, sintiéndose mal por lo que sus ojos veían. Aunque retrocediendo, supo que debió haberse imaginado que algo así podía ocurrir. Cuando se involucró con Thayer, él se encontraba en los escalones finales de una relación que aclamaba como terminaba, pero que realmente no lo estaba del todo. Molesta con el mundo, con ella misma, con Thayer, buscó la puerta de salida y dejó el lugar, sin decir nada. Quizá irse no era una opción equivocada, al menos evitaría decir cosas que terminarían lastimando a ambos. Prefería tomarse su tiempo para pensar y hablar cuando lo creyera conveniente y acertado.

El frío la envolvió apenas puso un pie fuera, pero no le importó. Llegaría a casa de todas formas.

—Hey— murmuró alguien que salió tras ella. Madison se tardó unos cuantos segundos en asimilar que le estaban hablando, pero finalmente volteó. Patrick.

—Tú— rodó los ojos, la persona más molesta del pueblo, la que menos pensaba cruzarse en ese instante. —No estoy para tus ironías o tus bromas de mal gusto— replicó, retomando el caminar.

— ¿Qué pasó? ¿Thayer te descartó tan rápido vio a la otra?— largó, pero Madison no se detuvo a contradecirlo, siguió sus pasos. —Tendrías que haberlo imagino.

—Déjame en paz— le exclamó mientras continuaba alejándose. Era mala idea detenerse por Patrick, cualquiera lo sabía.

—Él siempre quiso subir de nivel. Tener lo que yo tengo. Lexie es rica, con ella podría escalar a donde quiere— masculló el muchacho y Madison carcajeó tras oír tantos delirios juntos.

— ¿Por qué piensas que todo se trata de dinero? Sal de tu burbuja, idiota. Hay mucho más que un poco de plata o status social— lo observó dislocada, Patrick acababa de hacer el ridículo diciendo disparates. Y en cuanto oyó a la chica ridiculizarlo de esa forma, una vieja imagen se despertó en su cabeza. El día en el bar, cuando Madison lo enfrentó humillándolo frente a sus amigos. Se enfureció al escuchar que lo llamaba idiota, otra vez.

Madison retomó el camino, pero durante un tiempo escaso. Patrick se aproximó, la tomó del brazo y la detuvo, todo por sorpresa. —Alto ahí, no tan rápido.

—Vamos Patrick, no hagas esto otra vez— se removió inquieta, sintiendo asco de como la mano masculina presionaba su brazo.

— ¿Otra vez?— negó con la cabeza. —No será igual a la anterior, no. Esta vez vas a tener que escucharme— la agarró con más fuerzas, al mismo tiempo que con su mano libre sacó una navaja del bolsillo. Los ojos de Madison se abrieron de par en par, exaltada. No vio venir que el idiota llegaría a tal extremo, siempre creyó que era un tonto inofensivo que simplemente era incapaz de pensar o sentir. Bueno, se equivocó.

— ¿Cuál es tu punto con todo esto?— cuestionó, tratando de mantenerse firme. Entre tanto miedo, ser valiente era lo mejor que podía hacer.

—Sígueme al auto, y no hagas nada estúpido— le advirtió. Tuvo que seguirlo, sin predisposición y obligada se sentó en el asiento de co-piloto, mientras el también ingresaba. Lo primero que él hizo, fue ponerle seguro automático a las puertas. Ella no podía abrir, a menos que tocara el botón que estaba justo al lado de Patrick. No iba mentir, la situación la encontraba paralizada porque la tomó por sorpresa, aún no creía que él acababa de amenazarla, mucho menos que estaba dispuesto a hacerle daño si intentaba algo como escaparse o librarse de él. Sin embargo, luchaba para mantener la calma y así quizás, conseguiría pensar en un mejor plan para liberarse.

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