
XVIII
"Amo tu forma de ser,
es como eres, no tienes que esforzarte.
Siempre decimos, decimos las cosas como son
y la verdad es que realmente te extraño...
Tú siempre estás ahí, siempre estás en todas partes,
Pero ahora mismo desearía que estuvieras aquí".
(Wish you were here – Avril Lavigne).
Tenía tiempo sin salir a una fiesta, irónicamente, la última a la que asistió fue en la que se emborrachó y Thayer tuvo que llevarla a casa. Esta vez no sería así. No tocaría un vaso que contuviera alcohol (Levi no tomaba) y además, Thayer al parecer no estaba alrededor. Lo buscó unas cuantas veces con la mirada, pero había demasiada gente y no podía distinguir demasiado. Seguramente se había marchado a su casa. Quería ser más capaz de disimularlo, pero era bastante evidente que su mente quedó atrapada en el momento que vio a Thayer, pensando en lo mucho que lo extrañaba (y necesitaba). Levi le echó una mirada un par de veces, notando que la castaña no estaba tan divertida como el resto de su grupo.
— ¿No bailas?— le preguntó, tomando su mano para hacerla girar. Madison dio la vuelta y rio, algo forzada.
— ¿La verdad? No sé si tengo ánimos para estar en esta fiesta— dijo sin rodeos. Conocí a Levi desde años, sabía que podía ser sincera con él con respecto a lo que pasaba.
— ¿Quieres ir a casa?— se aproximó para hablarle al oído, era el único modo de escucharse bien ahí dentro.
—Sí, pero no te preocupes. Tomaré un taxi— aseguró. —Te estás divirtiendo con tus amigos, quédate.
— ¿Qué? No, yo te llevo. Solo dame quince minutos y vamos ¿quieres?— propuso, no estaba en sus planes dejarla sola. Madison asintió.
—Te espero afuera— quería salir de ahí ya. Levi comprendió y entonces, ella volteó tomando el camino de salida. Reconoció algunos rostros mientras caminaba, tenían la mirada sobre ella. Eran viejos amigos del equipo que integraba su hermano años atrás, así que le restó importancia. Seguro la miraban por un solo motivo: lástima.
Se encontraba cerca de la puerta de salida, cuando percibió que la tomaban del brazo.
—Mad— oyó antes de que pudiera asustarse. La voz de Thayer. El único que la llamaba de ese modo. Thayer sí la había visto en la fiesta, siendo testigo de cómo Levi intentó que bailara tomándola de la mano, y luego la forma en que se acercaba para hablarle al oído, las manos de Levi rozando la cintura de Madison. Cualquiera diría que se trataba de masoquismo en su mejor representación, ver como alguien más intentaba conquistar a la chica que él quería, pero fue inevitable.
—Hey. Pensé que no vendrías— continuó caminando, pero sabiendo que él estaba justo detrás de ella.
—Solo estoy aquí por una cosa— y ese motivo era Madison. La razón por la que Thayer se había metido ahí dentro.
— ¿Qué pasó con lo de estar alejados?— recriminó, era justo lo que le molestaba desde la última vez que se habían visto.
—Tenemos que hablar sobre eso— quizá existía otra salida. El viaje de Lexie se había extendido y la postura de Thayer empezaba a debilitarse.
—Ahora no puedo. Levi está por salir para irnos— le explicó, mientras giraba y detenía el paso. Habían atravesado la puerta de salida y afuera, apenas se encontraban un par de personas alejadas. Al menos la luz era clara y pudo ver la expresión capturada en su rostro. —Además, no estoy en mi mejor momento para hablar sobre nosotros— suspiró, dejando a la vista que no se sentía tan bien. Con él podía ser sincera, porque gracias a su silencio y a la forma en que el la miraba, era capaz de darse cuenta que le importaba de verdad. Que sus palabras tenían sentido, que comprendía sus sentimientos. No le sucedía aquello con nadie más, ni siquiera con sus amigas más cercanas.
— ¿Estás bien, Mad?— se preocupó. Estuvieran juntos o no, seguía siendo una de las personas más importantes de su vida. Si algo estaba mal, quería saberlo. Quería hacer algo por ella, lo que sea, si así conseguía que se sintiera mejor.
—Antes de venir a la feria discutí con mi mamá por lo de Austin. Sí, otra vez— contó, algo que venía ocurriendo reiteradas veces el último mes. —Ya sabes cómo son con ese tema— se encogió de hombros, asumiendo que no podía hacer más con respecto a eso. Tenía que aceptar las circunstancias, que escapaban de sus manos imposibilitando la chance de cambiarlas. —Y en realidad estoy bien, es algo que aprendí a manejar. Solo estoy cansada y no puedo esperar llegar a casa para dormir— comentó, cayendo en la cuenta de lo mucho que extrañaba hablar con él.
—Deja que te lleve a casa— se ofreció, quería irse con ella de ese sitio. Madison estaba a punto de responder, cuando asomó la mirada captando que Levi se aproximaba. Otra chica justo lo detuvo para hablarle, dándole a ellos un poco más de tiempo.
—Levi está viniendo— tampoco quería cancelarle. Era su amigo de toda la vida, llevaban largo tiempo sin verse y se suponía, esa noche iban a divertirse. Al menos quería cumplir con él.
—Cierto. Lo olvidé, ahora estás con él— dijo, inevitablemente molesto porque le costaba aceptar que Madison pudiera estar saliendo con alguien más.
—Y tú estás con Lexie— le recordó, evitando negar que no pasaba nada más que una amistad con Levi.
— ¿Vamos a terminar la noche peleando?— murmuró con cierta ironía, porque dos segundos atrás se habían conectado como acostumbraban. Pero estaban invadidos, el exterior, la realidad, era justamente lo que contaminaba su relación.
—Parece que es lo que quieres— le contestó, no olvidaba que Thayer fue quién lanzó el comentario sobre ella y Levi saliendo. No quería pelear, en palabras sencillas, necesitaba abrazarlo. Eso era todo.
—No. No es así— aseguró, mientras buscaba en el bolsillo de su chaqueta el collar que llevaba la noche entera queriendo dárselo. Buscó elevar la mano de Madison y sobre su palma, depositó el pequeño y delicado objeto. —Sé que lo querías— llevó sus ojos hasta los contrarios, leyendo la sorpresa que expresaban.
Aquel detalle, insignificante para algunos, significaba un mundo para Madison. Significaba cuanto la quería Thayer, que había sido tan atento y considerado, consiguiendo lo que de inmediato le sacó una sonrisa. No sonreía por lo material. Sonreía por su forma de ser, tan lindo con ella.
—Sí, lo quería. Pero... ¿Cómo?— pronunció, todavía asombrada.
—Te vi en el juego, escuché que te gustaba— explicó. —Me importas, Mad. Mucho más de lo que imaginas— retiró sus manos, volviendo a guardarlas dentro de su chaqueta.
—¿Vamos, Maddie?— apareció Levi, que saludó a Thayer con un movimiento de cabeza, mientras lo veían alejarse de ellos.
Madison ni siquiera alcanzó a darle las gracias, porque la dejó sin aliento. Sin palabras. Los ojos le brillaban, al mismo tiempo que veía irse. Solo asintió como respuesta a Levi y tuvo que caminar en dirección contraria, a la par de su amigo, sin la persona con la que realmente deseaba estar yéndose.
Al mismo tiempo que Levi conducía contándole trivialidades de la fiesta, Madison sacó su celular con la intensión de enviarle un mensaje a Thayer. Al menos le diría por allí lo que no pudo decirle en persona.
Mad: Gracias por lo de recién. También eres muy importante para mí y la verdad es que nadie podría remplazarte. Llámame si aún quieres hablar.
Lo envió. Y esperó las próximas horas, pero no recibió nada.
Thayer había leído el mensaje. Una y otra vez. Indeciso. Su orgullo, quizá, no le permitía dejar que accediera tan rápido. No soportó la idea de verla irse con alguien más, aún no fueran nada, le dolía sentir que lo había dejado al margen después de pasarse toda la noche buscándola para darle el regalo. Probablemente era una actitud un tanto infantil, pero era una parte de su personalidad que aceptaba y al mismo tiempo, luchaba por cambiarla. Sentía enojo, estaba molesto. Quería que todo eso se fuera antes de volver a hablar con Madison, así evitaría lanzar comentarios o decir cosas que pudieran hacerla sufrir. Una vez más, la estaba protegiendo de sí mismo. De sus demonios.
♡♡♡♡♡♡♡
Miró el celular cuando abrió los ojos la mañana siguiente para ir a trabajar, buscando si existía algún rastro de Thayer. Nada. Ni siquiera un mensaje. Pensó que sería mejor dejar todo atrás, al menos ese día. Quería simplemente trabajar. Olvidar todo. Eso haría. Se preparó, como siempre, ansiosa por verse inmersa en la rutina. Que, sorpresivamente, nada fue como siempre...
Una ola de furia se desató en Madison cuando, tras ingresar a un grupo de muchachos al bar, percibió que susurraban cosas sobre ella y se reían en voz alta. Incluso reconocía a un par, habían sido amigos de su hermano años atrás y jugado en el mismo equipo del colegio. Los mismos que le habían echado miradas en la fiesta. Sin embargo, entre ellos también estaba quién había sido una molestia para Austin, en palabras más dramáticas, su "enemigo". Patrick siempre lo envidió porque Austin tenía una mejor posición dentro del equipo, porque simplemente tenía más capacidad que él. Pero el problema más grande entre ellos dos ocurrió por una chica, la cual en un primer momento parecía muy fascinada con Patrick y lo terminó dejando para irse con Austin, en apariencia, por completo enamorada de él. Madison pensaba que esas historias ya no tenían importancia, todos se habían convertido en jóvenes adultos, debían dejar atrás esos dramas adolescentes. No era así, al menos no con ellos.
Una de las empleadas se acercó a atenderlos, pero Patrick alzó la voz de inmediato.
—No, quisiera que me atienda ella— la señaló a Mad. —Así que Madison Cook, ¿verdad?— sonrió de un modo asquerosamente sobrador. — ¿Qué tal tu hermano? ¿Todavía no se murió?— expresó con crueldad y como si fuera gracioso, se escucharon las risas del resto.
La impotencia que la invadió fue pronta. Seguida de bronca y un decisivo coraje, porque no planeaba quedarse callada, no ante algo así.
— ¿Qué pasó contigo, Patrick? Aparentemente creciste, pero tu cerebro sigue teniendo quince años— lo atacó, porque se había metido con su familia. Lo más preciado.
Se oyó un "Uhhh" al unísono por los que acompañaban a Patrick, a quién la expresión le cambió en un parpadeo.
—No te conviene meterte conmigo, nena— le advirtió mientras se ponía de pie, lo que a Madison le causo una intensa repulsión.
—No vuelvas a llamarme de esa forma, idiota.
—Uh, ¿por qué tanta agresión? Solo dije la verdad, Austin se muere— caminó hasta aproximarse a la chica intentando lucir intimidante, pero ella continuaba firme.
—Deja de hablar de él ¿me escuchaste? No quieres ver de lo que soy capaz.
Patrick lanzó una risotada, creía que Madison era solo una niña carente de agallas para enfrentarlo realmente... Se equivocaba.
—Austin se muere y está haciendo un favor al mundo. Una peste menos entre nosotros— siguió tratando de sacar lo peor de ella, tarea que comenzaba a lograr, porque la mirada de Madison se llenó de furia. La sangre en sus venas. Todo en sí misma. El dolor se convertía en algo tan latente que necesitaba desprenderse de él, y lo hizo. Le lanzó una bofetada a Patrick, tan potente que dejó una marca roja en su piel.
Todos se quedaron en silencio.
El corpulento muchacho también reaccionó y le dio un empujón, haciendo que la espalda de Madison golpeara contra la barra de tragos. Sintió rápido como el daño se expandía en aquella zona, dolor físico. Respiró y volvió a lanzarse contra él, pero Patrick era más fuerte y su agarre quedó marcado en los brazos de Madison.
Mientras tanto, la otra empleada y algunos amigos de Patrick se esforzaban por detenerlos y lo consiguieron tras insistir. Un par sostuvo al muchacho impidiendo que siguiera atacando, mientras qué Madison quedó en los brazos de su compañera, agitada.
—Voy a llamar a la policía. No puedes atacarla así— gritó la otra chica horrorizada, pero Mad no tardó en retomar la postura, a pesar de que le dolía todo el cuerpo. El coraje aún se encontraba recogiendo sus entrañas. No le tenía miedo a un imbécil como Patrick. No le permitiría jamás que volviera a mencionar a su hermano.
—No— la interrumpió, respiró profundo al mismo tiempo que se acomodaba el largo cabello. —Ni una palabra a nadie— ordenó. Tenía razones para pedir que lo ocurrido quedara ahí dentro. Su familia estaba invadida por problemas, sumarles uno más no estaba en sus planes. —Y no lo hago por ti, que te quede claro— miró a Patrick, todavía amenazante. El chico no le dijo nada, sus amigos estaban rogándole que se fueran de ahí o estarían en problemas. Por supuesto que tuvieron que marcharse.
Apenas se fueron, intentó incorporarse, volver a ser ella misma. Hallar la tranquilidad que la caracterizaba, pero parecía una tarea imposible. Ni siquiera podía hablar, porque tenía un nudo atascado justo en medio de la garganta. Se sentía angustiada por lo que Patrick había dicho. Inestable porque el cuerpo le dolía. Pero se sentía aún peor por lo que había hecho, porque se había salido de sus cabales sin saber controlarse. Se desconocía a sí misma y la sensación era de las más tormentosas que conocía.
—Emma. Voy a irme, lo siento. Luego hablaré con el jefe— mientras hablaba, se quitó el delantal y lo dejó sobre la barra.
Su compañera no alcanzó a decirle algo más o a frenarla, Madison se fue.
《Por favor, si te gusta la historia, deja tu voto y/o comentario, para ayudarla a crecer. ¡Gracias!》
《Instagram: evelynxwrites》
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro