Capitulo 4
Días después...
Sonriendo al recordar nuestro último beso, tomó el pendrive que yo le había pasado al otro día cuando nos despedimos:
_ Ten, aquí están las historias que te prometí para que las leyeras – me ruboricé – Espero que te gusten – él me sonrió –
_ Claro que me gustaran, tenlo por seguro
_ Voy a extrañarte
_ Y yo a ti, pero no te desanimes. Volveré cuando menos te lo esperes
Le sonreí y él acarició mi mejilla y me sonrió con ternura.
_ Adiós pequeña.
_ Adiós Joey...
Al cabo de despertar de aquel recuerdo, conectó el pendrive a su notebook y vio una carpeta que decía "Mis historias". La abrió y vio unas cuantas historias, con tiernos nombres y escogió una y comenzó a leerla.
Le pareció interesante como comenzaba aquella historia y sonriendo, se impresionó al leer su nombre y que aparecía él en ella. No lo pudo creer y leyó con más intriga y cariño el primer capítulo. Luego leyó el segundo y así y sonrió perdidamente enamorado al saber y descubrir que era él el protagonista de mi historia de amor en donde salía él y yo a su lado.
_ Esta niña ha escrito de mí. Que dulzura de mujer...
Dijo y sonrió aún más enamorado y continuo leyendo mi historia de amor junto a él.
Al cabo de leerla por completo, dio un suspiro y mirando el reloj, ya era más de media noche y no importándole, buscó otra novela y comenzó a leerla y sonrió fascinado y halagado al leer que él también aparecía en ella y anheló volver y tenerme cuanto antes en sus brazos.
Muchas semanas después...
Melancólica, era mi turno de ir a la lavandería, tomé el canasto y mirando por la ventana, se me oprimió el corazón al pensar en Joey. Ya habían pasado semanas de la última vez que lo vi y que él se marchó a Alemania. Quizás ya nunca volvería a verlo y eso me tenía muy triste. Siempre fue un sueño, algo que nunca estuvo en mis planes y que pasó y fui inmensamente feliz esos pocos días que pude estar a su lado y que él compartiese conmigo. Lo extrañaría siempre...
Llegando a la lavandería, le pagué a la dueña y desanimada y con mi canasto lleno de ropa comencé a buscar una lavadora por los pasillos.
Acomodé el listón fucsia en mi vestido blanco y sin ánimos seguí buscando una lavadora. De pronto, vi una desocupada y corrí hasta ella.
Harta de lavar la ropa y ver como esta giraba una y otra vez dentro de la lavadora, di un suspiro y pensé en Joey, en que no lo volvería a ver de nuevo.
Él sonriendo, yo saqué un vestido de la lavadora y se acercó...
Desanimada, oí su suave voz, la que hizo vibrar mi alma al instante.
_ Sabía que te encontraría aquí bella señorita...
Me di vuelta, e impresionada, quedé sin aliento. Él me sonrió dulce y sexi y yo lo miré perdidamente, volviéndome la alegría al cuerpo, más no lo podía creer.
_ Hola mi María José
_ Joey, eres tú. Estás de regreso
_ Jejeje, así es pequeña
Tomó mis manos, lo que hizo morirme de nervios y le sonreí toda contenta.
Sin soltar mis manos, miró mi dulce vestido, con el listón fucsia bajo mi busto, y me miró todo enamorado y los dos sonreímos.
_ Leí todas tus historias
_... ¿Y qué te parecieron?...
_ Te amo
_ ¿Qué?
Le pregunté sonriéndole y él me besó de improviso. Yo aún impresionada, incrédula, las piernas me temblaban. Lo abrasé y siguió besándome.
Nos sonreímos y Joey acarició mi rostro. Yo aferrada a su gran mano, lo miré con mi amor a flor de piel.
_ Te amo María José
_ Y yo a ti mi Joey
Me sonrió tierno, yo lo volví a abrazar y él cargándome en sus brazos, nos sonreímos felices y con amor aludiendo a todos que estábamos juntos. La gente nos miró y sonrió.
Sin él bajarme de sus brazos, nos besamos y luego nos reímos plenos y realizados, disfrutando que por fin volvíamos a estar juntos en aquella lavandería, donde por una dulce casualidad, nuestras vidas se cruzaron y se unieron para siempre.
Fin.
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